3 Datos y Testimonios: El matrimonio en Cristo
Sin mayores preocupaciones de orden, recojo en este capítulo, a modo de
complementos e ilustraciones, unos cuantos datos y testimonios interesantes.
La incitación pública a la lujuria
Ministerio de Cultura, Instituto de la Mujer, España 1985: «Defiende tu
derecho a vivir una sexualidad sana, sin miedo a consecuencias no
deseadas... Se puede conseguir placer con el propio cuerpo o con personas
del mismo sexo... Todo es posible. Todo vale, excepto quedarte con una
sensación desagradable, de angustia, es decir, mal... La sexualidad cambia
con el tiempo, las circunstancias, la compañía, el estado de ánimo... No hay
normas ni comportamientos normales o anormales. Hay personas con distintas
apetencias, sensibilidad, circunstancias... Busca lo que te gusta. Atrévete.
Expresa tus deseos. Habla de tus experiencias» (Guía de Anticonceptivos y
Sexualidad. Propaganda institucional, a cargo del contribuyente).
Degradación de la sexualidad
Dr. Noel Lamare: «La hipererotización masiva actual ejerce sobre la vida
sexual un influjo muy pernicioso... En todas partes no hay más que carteles,
fotografías, dibujos, espectáculos y textos eróticos. Los individuos acaban
el día literalmente superexcitados. Y así, la aproximación amorosa se resume
en un lamentable fogonazo... [Por otra parte] la vida moderna está dominada
por la prisa. Se come de prisa, se anda de prisa, se conduce de prisa. No se
tiene tiempo para nada. Ni siquiera para respirar -un 80% de individuos
están suboxigenados por insuficiencia respiratoria-. Todo de prisa. Y en el
amor como en lo demás» (Conocimiento sexual del hombre: Fontanella,
Barcelona 19738, 165-167).
Píldora y sida
En una jornadas sobre el sida, organizadas en Venezuela (febrero 1989), se
le preguntó al Dr. Luc Montagner, descubridor del virus del sida: «¿Qué es
lo que ha desatado esta epidemia?»... Su respuesta resultó para muchos
desconcertante: «La píldora». En efecto, a juicio de este doctor -que, por
lo demás, no se opone a la anticoncepción- la píldora ha creado una
promiscuidad sexual tan grande que ha transformado el sida en una epidemia
(«30 Días» III-1989).
Preservativos y sida
Estudios realizados por el profesor Johanes Lelkens (Universidad de
Maastricht) muestran la inseguridad de los preservativos frente al virus del
sida, cuyo tamaño es treinta veces menor que la cabeza de un espermatozoide.
Un estudio estadístico realizado sobre parejas en las que uno de los dos
miembros es seropositivo ha mostrado que el uso del preservativo reduce sólo
en un 69 % la posibilidad de contraer el sida (Susan C. Weller, 1993). Por
eso, la Dra. Helen Singer Kaplan (Nueva York) estima que «confiar en los
condones, es flirtear con la muerte». O como dice el Dr. Lelkens: «el
preservativo ofrece tanta [seguridad] como el tambor de un revólver en la
ruleta rusa» («Palabra» X-1995). En realidad, las campañas para difundir los
preservativos vienen a resultar de hecho campañas para la difusión del sida.
Anticoncepción, adulterios, abortos y homosexualidad
Dr. John Billings: «Se ha demostrado en todas las partes del mundo que
cuanto más se favorece la anticoncepción, hay más embarazos extra-conyugales
y peticiones de aborto. Existe también una relación muy estrecha entre la
anticoncepción y la idea de que el trastorno de la homosexualidad es
simplemente un tema de preferencia sexual... Nunca en la historia de la
medicina la solidaridad entre los médicos católicos, leales a la enseñanza
del magisterio de la Iglesia, ha sido tan necesaria para que la gente llegue
a respetar la vida humana, el ejemplo más perfecto de la obra de Dios en el
mundo» (En AA.VV., Vuelve la familia: Encuentro, Madrid 1988, 151).
Anticoncepción y demografía
Comunicación de la Santa Sede a la XXII Conferencia de las Organizaciones
Internacionales de las Ciencias Médicas: «Europa central está experimentando
una crisis de descenso de población, a consecuencia de la política
anticonceptiva de los años sesenta. Muchos países de Europa tienen un
crecimiento por debajo del nivel necesario de renovación (210 nacimientos
por cada 100 mujeres)... Desde 1986 Francia ha comenzado una política en
favor de la familia para fomentar el crecimiento de la población. Singapur y
Bulgaria son dos países con sistemas sociales y económicos diferentes, que
han mudado su política por haber reconocido que "el crecimiento cero" de la
población lleva al desastre económico y social» («Palabra» 1989-2).
El último informe de UNICEF confirma que España es el país con la tasa de
natalidad más baja del mundo, con 1,2 hijos por mujer en edad fértil. El
índice necesario para asegurar el relevo generacional y evitar «el
crecimiento cero» es de 2,1. En España el promedio de hijos en los
matrimonios celebrados antes de 1941 era de 3,7, frente a los 1,2 hijos en
los posteriores a 1985. En los últimos cincuenta años, más o menos, la
natalidad se ha reducido a un tercio de la anterior. Partiendo de estos
datos, el Instituto Nacional de Estadística calcula que en el año 2040, la
población actual española de 39 millones de habitantes (censo de 1991) se
reducirá aproximadamente en unos 10 millones.
Anticoncepción y demografía
«Hacia el año 2000, en la mayoría de los países de Europa 26 trabajadores
habrán de mantener a 74 jubilados, mayores de 65 años... ¿Por qué en los
países más desarrollados se registra un envejecimiento progresivo de la
población? Por la anticoncepción y el aborto» (Prensa, 1989).
Elogio de la castidad
Dr. Paul Chauchard: «La liberación de los usos sociales no debe desembocar
en un desencadenamiento de la bestialidad primitiva, sino que debe ser un
resurgimiento del amor por el dominio de sí mismo, una sexualidad
personalista, consciente y reflexiva, en la cual los valores de continencia
y castidad serán exaltados como la verdadera solución a los problemas
demográficos» (El progreso sexual: Fontanella, Barcelona 19716, 92).
«El progreso sexual no consiste en la posibilidad de utilizar métodos
anticonceptivos que nos permitan guardar una sexualidad contra natura, ya
que es automática y no controlada. Consiste en la educación que nos enseña
las normas de la verdadera sexualidad humana y que, permitiéndonos ser
plenamente hombres, nos permite al mismo tiempo ser suficientemente dueños
de nosotros mismos para no ser esclavos de nuestro sexo y hacernos capaces
para un esfuerzo de continencia que nos dé aptitud para resolver
armoniosamente todos nuestros problemas sexuales, y en particular los de la
regulación de la natalidad. Es hora de comprenderlo. Tenemos que aprender a
amar» (ib. 97-98).
«No es necesario haber tenido relaciones sexuales para saber lo que debe
hacerse: el hombre puede aprender y saber sin practicar. Ciertamente, existe
un aprendizaje de la reflexología sexual, pero es un aprendizaje a dúo, que
sólo es válido para un pareja determinada que se ama y forma una familia»
(ib., 54).
Jacques Leclercq: «Para ser casto, es necesario tener la virtud de la
castidad, es decir, el amor a la castidad, la repugnancia a la satisfacción
de la carne fuera de los fines morales que la justifican en el matrimonio.
Los casos difíciles vienen casi todos de que se quiere practicar la castidad
sin amarla, y por consiguiente, se quiere buscar las satisfacciones de la
carne pretendiendo al mismo tiempo evitar el pecado. Pero el deseo mismo de
lo carnal oscurece el espíritu. El casto resuelve sin dificultad los
problemas casuísticos de la castidad» (Las grandes líneas de la filosofía
moral: Gredos, Madrid 1956, 467).
Aconsejarse en el noviazgo
Charles y Laura Robinson: En la elección de la pareja «haced caso a los
demás. Sobre todo a vuestros padres y a los que más os conocen y os quieren.
No son ellos los que tienen que tomar esta decisión; sois vosotros mismos,
naturalmente, pero sí pueden tener algo que deciros, algo que os sea muy
útil» (Educación sexual y conyugal: Mensajero, Bilbao 19865, 109).
Fidelidad conyugal heroica
Hay situaciones en las que el vínculo conyugal sólamente puede permanecer en
la vida familiar guardando una de las partes una fidelidad heroica, como es
el caso admirable de la Beata Victoria Rasoamanarivo (+1894). Crecida en la
corte de Madagascar, tenía trece años cuando en 1861 entró de alumna en las
Hermanas de San José de Cluny, y dos años después recibió el bautismo.
Hubiera deseado ser religiosa, pero estaba prometida ya a un joven miembro
de la dinastía real, un hombre bebedor y perdido. Permaneció siempre fiel a
su fe católica, a pesar de las persecuciones familiares; más aún, sostuvo la
fe de los fieles cuando en 1883 fueron expulsados los misioneros. También
permaneció siempre fiel a su matrimonio, que fue para ella un auténtico
calvario. Estando su marido para morir, tuvo la alegría de bautizarle. Y
ocho años después murió ella.
Oración en la familia
Madre Teresa de Calculta: «Introducid la oración en la familia y habrá paz,
porque el fruto de la oración es la profundización de la fe, y el fruto de
la fe es el amor. El amor nace en los hogares, en las familias: allí nacen
las vocaciones. Si una familia reza, no será egoísta, no se cerrará a la
vida, tendrá diez o doce hijos, los que Dios quiera, y habrá también
vocaciones. Haced rezar a la gente y sabrán exactamente lo que deben hacer».
Educación en la familia
Christopher Derrick: «Ingentes cantidades de dinero se gastan en los
colegios con más generosidad que nunca y, sin embargo, nunca ha habido en el
pasado tantos niños que salgan de la escuela funcionalmente analfabetos...
En lo que se refiere a la moralidad y a la personalidad, la escuela es
muchos menos importante, para bien o para mal que la familia y el hogar...
Lo que ocurre en la familia es muchísimo más importante que lo que ocurre en
la escuela y en el aula» (En AA.VV., Vuelve la familia: Encuentro, Madrid
1988, 128-132).
Televisión en el hogar
Una sección de la Asociación Española de Pediatría, en un estudio realizado
en 1995, afirma que la televisión, a la que niños y adolescentes dedican
unas tres horas al día, es para ellos la mayor fuente de información y de
influencia, llegando a desempeñar un papel tanto o más importante que otros
medios educacionales clásicos, como la familia, el colegio o los libros.
Ante un fenómeno mundial de tal magnitud y transcendencia, se han ido
produciendo, muy lentamente, algunas respuestas firmes en diversos medios
educativos. Así, por ejemplo, los consejos dados por la Academia Americana
de Pediatría en su guía Television and the Family, 1991:
-Ponga límites. En primer lugar, infórmese de cuántas horas sus hijos ven
televisión. Después, limite la visión a 1 o 2 horas diarias. Sea firme.
Recuerde que antes las familias encontraban otros medios de entretenimiento
y diversión. No se sorprenda si a su hijo no le gusta que le reduzcan el
tiempo de televisión. Puede Vd. facilitar la transición ofreciéndole otras
actividades, como deportes, juegos, lecturas, conversación o hobbies. Por
otra parte, dado que los chicos copian la conducta de sus padres, una
revision de sus propias costumbres de ver la televisión podrá serles de
ayuda.
-Fíjese un plan. El aparato debe ser encendido sólo para ciertos programas,
y debe ser apagado cuando terminan. Piense en ver un programa de televisión
como si fuese ir al cine.
-Resista a los anuncios. No espere que su hijo resista sin su ayuda a los
anuncios de juguetes. Las buenas costumbrescreadas en la infancia son el
fundamente de saludables buenas costumbres en la vida adulta. Cuando su hijo
pida productos anunciados en la televisión, explíquele cómo hace la
televisión para que los espectadores quieran cosas que no precisan y que
algunas de ellas pueden hacer mal.
-Diga lo que piensa. Cuando Vd. se sienta ofendido o agradado por algo que
salió en la televisión, hágalo saber a la dirección del canal.
-Hable con sus hijos. Muéstreles bien que el mundo de la televisión no es
real. Los más pequeños especialmente tardan en distinguir lo que es real y
lo que no lo es-
--Pida ayuda. Hable con su médico pediatra. Una cosa muy útil es preparar
«una semana de concientización de la TV»: combine con sus hijos reducir la
asistencia a la televisión, y después haga un relato de lo que hizo en lugar
de ver televisión.
Obispos de España y «Humanæ vitæ»
En la Conferencia Episcopal Española, la comisión para la Doctrina de la Fe,
en 1992, publicó el documento Una encíclica profética para celebrar el
veinticinco aniversario de la encíclica Humanæ vitæ. He aquí algunos
fragmentos:
«Hay que destacar las dudas y la confusión que, intraeclesialmente, se han
difundido entre sacerdotes y laicos. Desconcertados por la inestabilidad y
divergencias de la opiniones teológicas, los sacerdotes se cohiben ante el
deber de transmitir con integridad las enseñanzas de la Iglesia sobre la
moral conyugal, y se encuentran perplejos e indecisos al tener que formar
rectamente la conciencia de los casados. Todo esto inflye, sin duda, en el
silenciamiento que, acerca de estas cuestiones, se ha extendido ampliamente
en nuestras comunidades cristianas».
«Hemos de reconocer que es muy rara la presentación en público de la
doctrina de HV acerca de la apertura de todo acto coyugal a la transmisión
de la vida, así como todo lo referente a la contracepción, "métodos
naturales" para la regulación de los nacimientos, etc. No son éstos,
ciertamente, temas que, en detalle, hayan de ser llevados normalmente a la
predicación homilética. Sin embargo, a los cristianos les asiste el derecho
de conocer la enseñanza íntegra de la Iglesia sobre un asunto que les toca
muy de cerca. Se precisa, pues, encontrar ocasiones más propicias para que
los creyentes reciban la debida información y formación sobre la ética
matrimonial. Se trata de educar en la sexualidad "contra corriente" con
competencia, insistencia y rigor sistemático».
La encíclica Humanæ vitæ «propone autorizadamente la norma universal y
objetiva que rige la transmisión de la vida humana y, al calificar el acto
contraceptivo como intrínsecamente ilícito, pretende enseñar que esa norma
moral es tal que no admite excepciones: "ninguna circunstancia personal o
social ha podido jamás, puede ni podrá hacer en sí mismo ordenado semejante
acto" (Aloc. 12-11-1988). Nos encontramos aquí con uno de los casos en el
que la norma ética muestra toda la fuerza del orden objetivo moral, que
vincula, de modo incondicionado, la conducta humana».
«Es cada día más urgente estructurar mejor los cursillos de catequesis
pre-matrimonial. En ellos, junto al tratamiento de las facetas biológicas,
médicas y psicológicas de la sexualidad, no debe faltar una instrucción,
suficientemente completa, acerca de la ética sexual cristiana y, en
especial, de la ilicitud de las prácticas anticonceptivas y acerca del
lícito recurso a los "métodos naturales" para vivir honradamente la
paternidad responsable».
Gandhi y la anticoncepción
En 1890, Gandhi conoció en Inglaterra la dura polémica sobre el control de
la natalidad. Y ya entonces consideró las opiniones sobre «los métodos
artificiales de limitar la natalidad como realmente peligrosas».
Posteriormente, al paso de los años, rechazó los métodos artificiales
anticonceptivos, optando decididamente por el control de sí mismo: «A mi
juicio, afirmar que el acto sexual es un acto instintivo, como el sueño o la
satisfacción del hambre, es un colmo de la ignorancia. La existencia del
mundo depende del acto de procreación, y como el mundo es un dominio que
Dios gobierna y que constituye un reflejo de Su gloria, es imprescindible
que el acto de procreación esté sometido a un control que tenga por
finalidad la continuación de la vida sobre la tierra» (Mis experimentos con
la verdad: Ed. Eyras, Madrid 19813, 73,204,206).
Fracaso de la píldora
«En Estados Unidos y en otros países desarrollados -afirma Cristina Vollmer,
presidenta de la Organización Mundial para la Familia- las mujeres han
constatado que los métodos anticonceptivos ocasionan muchos perjuicios
colaterales. La píldora ahora es muy poco popular y los dispositivos
intrauterinos ya no son empleados en Estados Unidos desde hace diez años,
pero esto en general no se sabe en los otros países. El famoso DIU no se ve
ni por asomo en Estados Unidos, pero se lo produce para la exportación, en
particular para la que se canaliza hacia los países del Tercer Mundo...
«Las ayudas para el desarrollo están condicionadas al uso de los métodos
anticonceptivos que atentan no sólo contra la salud de la mujer, sino además
contra sus ideas religiosas, y esto sucede por igual en los países católicos
y musulmanes». La meta de nuestra Organización es «hacer posible que cada
una de las parejas tenga acceso a la planificación familiar sin que la mujer
se convierta en un objeto sexual, tal como se da con el uso de los
anticonceptivos».
La presidenta Vollmer está convencida de que en los próximos años «la
oposición que desde hace tanto se viene manifestando contra el Papa y la
Iglesia irá desapareciendo, pues los métodos anticonceptivos han dado
muestras de no ser convenientes para la mujer», han sido, pues, «un fracaso
completo» («30 Días» III-19898). El futuro, es evidente, pertenece a los
métodos naturales de regular la fertilidad. Los métodos anticonceptivos
serán pronto considerados como unos procedimientos torpes, perjudiciales,
contrarios a la naturaleza humana: inadmisibles.
Valor de los métodos naturales
El Dr. John Billings hace notar que, cuando unos esposos aprenden el Método
de la Ovulación, «podrán aplicar el Método ya sea para lograr o para
posponer el embarazo, y durante el resto de la vida fecunda de la mujer
estarán seguros en la forma de administrar su fertilidad» (En AA.VV., Vuelve
la familia: Encuentro, Madrid 1988, 203-204).
Y dice también: «La abstinencia periódica es parte necesaria, antes o
después, para cualquier matrimonio. Si no hay que practicarla con el fin de
evitar una nueva concepción, vendrá impuesta por una enfermedad, un
nacimiento, una ausencia del hogar por asuntos profesionales, etc. La idea
de dominio en el ejercicio sexual, además, no hay que verla como un remoto
ideal de virtud destinado a que lo alcancen sólo personas de excepcional
carácter o piedad extraordinaria. Por el contrario, es la situación en que
los seres humanos han de vivir con bastante frecuencia, en muchas
circunstancias de su vida ordinaria, si desean, en la actualidad, conservar
por encima de todo el respeto de sí mismos...
«El Método Natural de regulación de nacimientos, cuando sea necesario,
probará que se trata de una fuente de amor y de dichas más profundas para el
esposo y la esposa. El amor prospera cuando se le alimenta con el sacrificio
tanto como por la felicidad, y la alegría de la generosidad hacia el amado
es una dicha que deberían conocer todos» (Regulación natural de la
natalidad; método de la ovulación: Sal Terrae, Santander 198012, 29-30).
Eficacia de los métodos naturales
Los estudios científicos más recientes demuestran la gran eficacia de los
métodos naturales de regular la fertilidad. El método sintotérmico, por
ejemplo, en un estudio realizado en Italia, ofrece una eficacia teórica del
99'6% y práctica (que incluye errores de los usuarios) del 96'4% (M. Barbato
- G. Bertolotti, «International Journal of Fertility» Supplement 1988,
48-51; CODIPLAN, 1988, Barcelona). Y es más o menos igual de seguro el
método Billings.
Métodos naturales en Guatemala
Mercedes Wilson: «En el campo de la regulación de la natalidad la ciencia ha
optado por ignorar las leyes de la naturaleza, y ha invertido cantidades
masivas de dinero en el desarrollo lucrativo de una tecnología destructiva,
que interrumpe las funciones normales del cuerpo humano. Al llegar a mi
país, Guatemala, en 1970, y pretender enseñar un método natural a personas
indígenas que no sabían escribir, utilizando cuanto aprendí del Método [de
Ovulación] en Australia, les diseñamos un sistema con sellos de colores.
Durante los días de menstruación pegaban los rojos, y cuando no tenían
secreción de ninguna clase los pegaban de color café. En el momento de la
fertilidad, la humedad, lo que significaba la lluvia para ellas, pegaban uno
blanco con la figura de un bebé. Así sabían cuándo eran fértiles, los únicos
días en que podían tener familia».
«La mujer es fértil realmente no más de 100 horas durante su ciclo y, sin
embargo, las engañan creyendo que tienen que usar métodos anticonceptivos
diariamente. Eso forma parte de la explotación de la ignorancia de los
pueblos... Nosotros les preparamos para que no se dejen engañar por los
métodos artificiales, que parecía iban a ser la panacea del mundo y han
demostrado que no se puede ir en contra de la naturaleza. En los Estados
Unidos ya se han suprimido del mercado métodos como los dispositivos
intrauterinos, habida cuenta de la cantidad enorme de demandas legales. Sin
embargo, estos métodos, los mismos americanos los siguen extendiendo en los
países del Tercer Mundo» (En AA.VV., Vuelve la familia: Encuentro, Madrid
1988, 145,147).
Métodos naturales
El Cardenal Alfonso López Trujillo, colombiano, presidente del Consejo
Pontificio para la Familia: «Ésta es mi experiencia pastoral en Colombia,
donde coordinando el trabajo educativo de 50 médicos y 70 parroquias se
lograron buenos resultados. Es necesario que sean parejas estables, con una
experiencia de amor. Sólo una pareja estable puede vivir la paternidad
responsable. En países como México o Colombia, se consiguen grandes
resultados con la población más pobre, que tiene sentido de la dignidad y
del amor. Con los métodos naturales el amor crece; además, hoy sólo son
necesarios pocos días de abstinencia, que tienen un sentido de amor. Los
pobres lo viven con facilidad. Mi experiencia personal es que son capaces de
vivir esto» (Conferencia reunida en el Vaticano, con expertos de todo el
mundo, sobre Los métodos naturales de regulación de la fertilidad: la
auténtica alternativa, clausurada el 18-12-1992).
La Madre Teresa de Calcuta, al recibir el Premio Nobel de la Paz, habló de
la Planificación Natural de la Familia: «Estamos enseñando a nuestros
mendigos, a nuestros enfermos de lepra, a nuestros habitantes de los bajos
fondos, a la gente de la calle, la PNF. Nuestra pobre gente entiende. Pienso
que, si nuestra pobre gente lo puede hacer, mucho más lo podréis hacer
vosotros y todos los otros» (M. Brugarola, Juan Pablo II, el Sínodo V y la
vida humana: Aldecoa, Burgos 1982, 235-236).
Recomendaciones de la Iglesia
-El concilio Vaticano II, en 1965 (GS 87c), los alude y recomienda.
-En Medellín (1968), la II Conferencia General del CELAM (Conferencia
Episcopal Latinoamericana) se solidarizó con la encíclica Humanæ vitæ, que
es «clara e inequívoca sobre la exclusión de los medios artificiales para
hacer voluntariamente infecundo el acto conyugal», y expuso su deseo de que
«los Gobiernos ilustren a las familias sobre el método cíclico como medio
para planificar el crecimiento de la población».
-En Puebla de los Angeles (1979), la III Conferencia General del CELAM
dispuso, más en concreto, impulsando la acción pastoral: «Para lograr una
honesta regulación de la fecundidad, se requiere promover la existencia de
Centros en donde se enseñen científicamente los métodos naturales por parte
de personal cualificado. Esta alternativa humanista evita los males éticos y
sociales de la anticoncepción y la esterilización, que históricamente han
sido pasos previos a la legalización del aborto» (611).
-El Cardenal Gagnon, canadiense, siendo presidente del Pontificium Consilium
Pro Familia (24-8-89), dirigió una Nota a los movimientos familiares y
pro-vida, y a las organizaciones interesadas en la regulación natural de la
fertilidad. En ella, tras estimular las investigaciones sobre la regulación
natural, «recomienda a los consultores de los cónyuges que adquiran maestría
en tales progresos de la ciencia, para poder así aconsejar a las parejas a
vivir oportunamente la regulación natural mediante el recurso a los métodos
diagnósticos de la fertilidad». Y exhorta a los esposos cristianos y a las
organizaciones apropiadas para que difundan estos métodos y eduquen en
ellos.
-Recordemos, finalmente, las exhortaciones ya citadas (III parte, cap. 1)
del Congreso sobre Métodos Naturales de Regulación de la Fertilidad (Roma
1992), y de la encíclica Evangelium vitæ (1995, nn. 88 y 97).
El aborto
La cantidad innumerable de abortos, y su aceptación legal, es el pecado
social más grave de nuestro siglo, y sin duda uno de los más horribles que
conocemos en la historia de la humanidad. Es la mayor vergüenza de nuestra
época.
La Iglesia Católica es prácticamente la única gran fuerza social que hace
frente a esta plaga de nuestro siglo. Muchos intelectuales y artistas, que
se alistan pletóricos de humanismo en defensa de los mares, de las selvas, o
de las focas y ballenas, no llegan a movilizarse contra esta persecución
terrible que sufre la especie humana, pues denunciar esta matanza de los
inocentes no acrecentaría probablemente la venta de sus libros, cuadros o
discos. Es la Iglesia, la Iglesia Católica, la que en nuestro siglo clama
con voz más firme: «La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con
el máximo cuidado. El aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (GS
51).
-Josef Seifert, profesor de filosofía: «Si consideramos que 50 millones de
niños son asesinados cada año, eso significa que se producen más muertes por
aborto que las producidas en la II Guerra Mundial. Y esto en un solo año.
Respecto a los últimos trece años, ninguna guerra en la historia destruyó
tantos seres humanos como el aborto» (En AA.VV., Vuelve la familia:
Encuentro, Madrid 1988,36).
-El Cardenal Ratzinger, en 1992, también denunciaba «el inicuo genocidio que
anualmente arranca la vida a más de sesenta millones de seres humanos».
El tema es tan grave que, aunque sea en forma breve, ofreceremos aquí varios
testimonios, tomados algunos del folleto No matarás, publicado por Acción
Familiar:
-Asamblea del Consejo de Europa: «La ciencia y el sentido común prueban que
la vida humana comienza en el momento de su concepción. Los padres no tienen
ningún derecho sobre la nueva vida, sino que tienen la obligación de
protegerla» (Resolución 4376, 4-10-82).
-Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, España: «La índole humana
del ser en gestación, desde que es concebido, se encuentra asegurada por el
correspondiente código o mensaje genéticos. El concebido no es una parte del
organismo materno [ni un tumor tampoco], sino un efectivo ser humano,
perfectamente individualizado, con su propio patrimonio genético» (17-3-83).
-Dr. Jérôme Lejeune, jefe del Departamento de Citogenética, L'Hôpital des
Enfants Malades, París: «Aceptar el hecho de que tras la fertilización, un
nuevo ser humano ha comenzado a existir no es una cuestión de opinión. Es
una evidencia experimental» (Informe al Senado USA, 23-4-81). Hace años, en
un congreso, escuchó esto de una mujer que no se identificó: «Nosotros
queremos destruir la civilización judeocristiana, y para ello tenemos que
destruir la familia; para eliminarla debemos atacar la parte más débil; su
parte más débil es el niño que todavía no ha nacido; por tanto, nosotros
estamos a favor del aborto» (En AA.VV., Vuelve la familia, Encuentro, Madrid
1988, 48).
-Dr. Cruz Hermida, jefe del Departamento de Ginocología de la Cruz Roja,
Colegio M. María de Yerma, España: «En mis treinta años de ejercicio
profesional, nunca se me ha presentado el dilema entre la vida de la madre o
la del hijo» («Ya» 4-3-83).
-Pío XI: «Si los gobernantes no sólo no defienden a esos niños [todavía no
nacidos] sino que con sus leyes dejan obrar, y por lo mismo, los entregan en
manos de médicos para que los maten, recuerden que Dios es juez y vengador
de la sangre inocente que clama de la tierra al cielo» (Casti connubii
1930).
-Juan Pablo II: «Quien negara la defensa a la persona humana inocente y
débil, a la persona ya concebida aunque todavía no nacida, cometería una
gravísima violación del orden moral. ¡Nunca se puede legitimar la muerte de
un inocente!» (2-11-82).
-Comisión Permanente del Espiscopado Español: «No podrá escapar a la
calificación moral de homicidio lo que hoy se llama aborto procurado»
(5-5-83) o con mayor cinismo interrupción del embarazo.
-Julián Marías, filósofo y escritor: «Vivo angustiado hace varios años al
saber que todos los días se mata fría y metódicamente a miles de niños aún
no nacidos. Me angustia todavía más el ver a tantas personas que hace muy
pocos años se hubieran horrorizado de esto, mejor dicho, que se
horrorizaban, aceptarlo sin pestañear. ¿Por qué? Por miedo a no estar al
día, a ser llamados reaccionarios, lo cual ha venido a ser el pecado
nefando. Poco importa que el aceptar el aborto sea lo más reaccionario que
puedo imaginar, la regresión a formas de barbarie prehistóricas, en que la
exposición de niños (a veces niñas sólamente) era un uso aceptado» (ABC
19-XI-82). «La aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave
que ha acontecido en este siglo» (ib. 24-V-83).
Jesús en el seno de María
Termino este capítulo, volviendo los ojos al Evangelio:
La Virgen María, recibido el anuncio del ángel, se apresura a visitar a
Isabel, poniéndose en camino a los pocos días de la encarnación del Verbo -a
los pocos días, sí, como se ve por el «sexto mes» de Isabel y por los «tres
meses» que dura la visita (Lc 1,39-56)-.
Y cuando, después de cuatro o cinco jornadas de camino, llega María llevando
a Jesús en su seno, Isabel siente que Juan se estremece de alegría en su
vientre. Así pues, ya entonces Jesús, recién concebido, para convencer a los
que quizá no tienen «certeza moral de que el embrión en un primer estadio
tenga vida humana (sea persona)», da señales de vida, y se muestra como el
Salvador de los hombres.
Y sin embargo, ese Jesús de pocos días es hoy abortado cada año en millones
y millones de hermanitos suyos, sin especiales dificultades de conciencia,
según la legislación progresista de los Estados actuales.