El embrión es persona
El tema que se examina esta tarde se ha vuelto central en las discusiones
actuales que se desarrollan en el doble aerópago: de la bioética y del
bioderecho.
Basta consultar la Banca de datos de la literatura médica y bioética. En el
estatuto del embrión y del feto en los años 70-74 existían poco menos de 500
voces de literatura biomédica y 27 en tema de literatura
filosófico-teológica; en el cuadrienio 90-94 contamos ya con aproximadamente
4200 voces de naturaleza biomédica y 242 en el campo filosófico-teológico.
El por qué es evidente: ya no se trata solamente del problema del aborto,
siempre actual, doloroso e interrogante: basta recordar la audición de la
especial Comisión Juzgante del Senado USA del 23 de abril de 1981, querida
por el Presidente Reagan y en la cual participó como testigo el prof.
Léjeune, pero podemos recordar también las numerosas propuestas de ley
hechas en las diferentes tentativas de aprobar del aborto en países de
América Latina (Perú, México), propuestas en las que el problema del
estatuto del embrión y del feto es involucrado directa o indirectamente
aunque fuera sólo para confrontar la vida del feto con la de la madre.
Pero hoy se plantean dos problemas más que han puesto esta temática en el
centro de la atención:
· el problema de la procreación in vitro, donde se determina el hecho del
surplus de embriones denominados "sobrenumerarios" (nueva categoría de seres
humanos) y se pone en acto una secuela de abusos: congelación,
transferencias mortales, experimentaciones y destrucciones periódicas
ordenadas por los gobiernos, utilización para obtener células;
· el problema que plantean los nuevos productos, instrumentos y vacunas
definidos como anticonceptivos, interceptivos, antigestionales; en realidad
son abortivos pues impiden la instalación o que continúe la instalación de
un óvulo ya fecundado. Entre estos podemos mencionar la espiral, la píldora
del día después, el northplant y las vacunas. De este tema se ocupa la
Evangelium Vitae en el n. 13.
Con respecto a los últimos temas, sobre todo en relación con la procreación
in vitro, se han propuesto teorías sofisticadas e infundadas del
pre-embrión; el embrión precoz antes de los 15 días, o del pro-embrión, el
embrión hasta los 8 días. Imagino que los presuntos fundamentos de orden
biológico o filosófico serán desarrollados y examinados aquí por los
diferentes oradores.
Deseo subrayar el texto de un Padre de la Iglesia, Tertuliano: "Homo est qui
venturus est".
Y también aquel texto más conocido de la Instrucción Donum Vitae, tomado por
la Encíclic a: "Desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura
una nueva vida que no es la del padre ni de la madre, sino la de un nuevo
ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no
lo ha sido desde entonces... Con la fecundación inicia la aventura de una
vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para
desarrollarse y poder actuar" (Donum vitae, I, 1; Evangelium vitae, n. 60).
La demostración de esta afirmación se apoya sobre todo en el hecho
biológico:
· No hay un momento que sea menos necesario de otro (lo afirma también el
Informe Warnock) y cada estadio depende estrictamente del anterior por el
cual está determinado.
· Las objeciones fundadas en la división gemelar, en la aparición de la
estría primitiva y del inicio del sistema nervioso, sobre la importancia de
la instalación como hecho decisivo para la continuidad del desarrollo, no
influyen ni en la individualidad del embrión ni en la continuidad del
desarrollo: en la división gemelar la parte no residua no pierde la
individualidad de ser humano, la parte nueva que se separa tiene su nueva
individualidad; la aparició n de la estría primitiva y del sistema nervioso,
como el conjunto de la organogenia, son el resutlado de este desarrollo
activo e individualizado.
Los dos momentos de verdadera discontinuidad en la vida de un individuo son
la fecundación y la muerte A partir de esta realidad, la misma razón humana
y filosófica, debe ir más alla de toda mentalidad fenomenológica o
funcionalista, que consideran los hechos en relación con las capacidades
operativas y con la manifestación de dichas capacidades. La razón humana, si
hay una razón que busca y da una explicación de los hechos, no puede dej ar
de afirmar que dicha explicación profunda proviene de la existencia de una
singular energía que informa y anima a todo el ser humano, lo vivifica y lo
individualiza y que no es otra cosa sino el Yo capaz de espiritualidad, un
Yo personal, porque tiene en sí toda la capacidad activa que se realiza en
la persona.
Afirma un biólogo molecular (R. Colombo): "Ninguno de los conocimientos
científicos a nuestro alcance permite afirmar con certeza las objeciones
hechas a la naturaleza racional del embrión y del feto humano y a su
individualización" Para profundizar este tema, la Academia para la Vida ha
constituido una task-force pluridisciplinaria cuya finalidad es estudiar
todos los aspectos del problema y publicar una obra al respecto.
www.clerus.org