Paternidad anónima: Las consecuencias de donar esperma
Por el padre John Flynn, LC
El aumento constante de inseminaciones artificiales y la utilización de
esperma de donantes está llevando a que un creciente número de niños no
conozcan la identidad de su padre biológico. Un informe reciente consideraba
las consecuencias de esto para las vidas de quienes ahora llegan a la edad
adulta.
El estudio lo publicaba la Commission on Parenthood’s Future. Titulado: My
Daddy’s Name is Donor: A New Study of Young Adults Conceived Through Sperm
Donation (El nombre de mi papá es Donante: un nuevo estudio sobre adultos
jóvenes concebidos por la donación de esperma), tenía como autores a
Elizabeth Marquardt, Norval D. Glenn y Karen Clark.
Según el estudio, entre 30.000 y 60.000 niños nacen cada año en Estados
Unidos a través de la donación de esperma. Se trata, sin embargo, de una
estimación a la baja, puesto que ningún organismo recoge estadísticas de
estos procedimientos. Además, este el primer estudio serio para evaluar el
bienestar de quienes ahora son adultos. El informe también comentaba que la
donación de esperma es un fenómeno internacional. Gente de todo el mundo
busca donantes de esperma en Estados Unidos debido a la falta de
reglamentaciones, y países como Dinamarca, India y Sudáfrica proporcionan
también donantes de esperma a un floreciente mercado de turismo de
fertilidad.
Los autores hacen una interesante comparación entre la donación de esperma y
la adopción. La adopción se rige por normas estrictas, y los padres
adoptivos son estudiados de manera cuidadosa antes de poder adoptar. Cuando
se trata de la donación de esperma, por el contrario, las mujeres van de
compras de donantes en catálogos online que comparan cualidades físicas,
inteligencia y logros profesionales, y todo lo que necesitan hacer es pagar
la transacción.
A pesar de la comparación con la adopción, los autores observaban que con
mucha frecuencia sus amigos y colegas les comentaban que la donación de
esperma es casi como una adopción. Para empezar, esta no tiene en cuenta las
dificultades a las que muchos niños adoptados hacen frente en términos de
separación de sus orígenes biológicos, replicaba el informe.
Además, los niños adoptados pueden consolarse pensando que quizás sus madres
los entregaron sólo tras una difícil lucha o debido a circunstancias
extremas. Con la concepción por donante el nacido se da cuenta de que sólo
ha sido una transacción comercial sin que el donante pensara nunca en ellos.
Daños
Para estudiar la situación de los adultos concebidos por medio de la
donación de esperma, los autores entrevistaron a más de un millón de hogares
y, luego, presentaron una muestra representativa de 485 adultos entre los 18
y 45 años que decían que sus madres habían utilizado esperma donado. Se les
comparaba con un grupo de 562 adultos que fueron adoptados de niños, y 563
adultos que crecieron con sus padres biológicos.
“Hemos aprendido que, de media, los adultos jóvenes concebidos a través de
la donación de esperma sufren más, están más confusos y se sienten más
aislados de sus familias”, indicaba el informe.
No menos del 65% de los adultos concebidos por estas donaciones estuvieron
de acuerdo durante la entrevista con la siguiente afirmación: “El donante de
esperma es la mitad de lo que yo soy”. Incluso las madres admiten su
curiosidad por saber quién es el padre su hijo.
Sólo un poco menos de la mitad de estos adultos expresaron su malestar con
sus orígenes, y muchos de ellos afirmaron que es una preocupación frecuente
que tienen. Algunos de ellos se han sentido como monstruos – el resultado de
experimentos de laboratorio – mientras que otros tienen problemas de
identidad. El hecho de que en el proceso esté mezclado el dinero ha sido
también causa de preocupación para muchos. Otros expresaron su malestar por
haber sido un producto diseñado para satisfacer los deseos de sus padres. Y
no menos del 70% admitían haberse preguntado cómo era la familia de su
donante de esperma.
Las preocupaciones de la descendencia de los donantes de esperma no se
limitan a temas como la identidad o la familia, sino que se extienden a lo
médico. El informe apuntaba que algunos donantes han engendrado docenas de
niños, y hay casos de cien o más. Así que de adultos estos niños están
preocupados por no conocer a sus medio hermanos, o que sus hijos puedan
encontrarse con el hijo de un medio hermano.
El tema de la donación anónima de esperma ha sido un asunto polémico en
muchos países en los últimos años. Las críticas a esta práctica han llevado
a que Gran Bretaña, Suecia, Noruega, Holanda, Suiza y algunas zonas de
Australia y Nueva Zelanda prohíban esta práctica, observaba el informe. En
Estados Unidos y Canadá, sin embargo, no existen estas restricciones. La
Iglesia católica se ha opuesto con firmeza a todos los procedimientos de
inseminación artificial, pero como el informe deja claro, incluso aunque no
estés de acuerdo con ello, hay muy buenas razones para estar a favor del
derecho de los hijos a saber quién es su padre y poner fin a la paternidad
anónima.
La encuesta analizó también temas sociales y psicológicos. Preguntados si
antes de los 25 años habían tenido problemas con la ley, el 21% de los hijos
de donantes dijeron que sí. Las cifras correspondientes a los hijos
adoptados y a los hijos que crecieron con sus padres biológicos fueron 18% y
11% respectivamente. Se informó de resultados similares para problemas como
el alcohol y el abuso de sustancias. Estos resultados permanecen constantes
incluso cuando se controlan los resultados de variables de estatus
socio-económico y de otro tipo.
En relación a los factores variables, una serie de interesantes datos
surgidos del estudio fue que el 36% de los hijos de donantes dijeron que
habían crecido como católicos, en comparación con el 22% de las familias
adoptivas, y el 28% que creció con sus padres biológicos. Este es un
descubrimiento que llama la atención, comentaba el informe, dada la
oposición de la Iglesia católica a este tipo de prácticas. Además, el 32% de
los adultos hijos de donantes dijeron que el catolicismo todavía es su
religión. En contraste, un gran número de católicos en los otros dos grupos
de control habían abandonado la Iglesia.
Secreto
Otra dificultad que sufren los hijos de esperma donado es el secreto sobre
sus orígenes. En la mayoría de los casos, los padres dejan que el hijo crea
al principio que está biológicamente relacionado con ambos. Luego, cuando el
niño descubre finalmente la verdad, siente que se le ha mentido y que la
relación con el padre está adulterada. Esto deja un poso de desconfianza,
por lo que el 47% de ellos declara que, mientras crecían, su madre pudo
haberles mentido sobre temas importantes. Esto tiene como elemento de
comparación el 27% para los que fueron adoptados y el 18% para los que
crecieron con sus padres biológicos. La preocupación de que el padre haya
podido mentir da resultados similares.
No es de sorprender que una gran mayoría de los adultos concebidos a través
de la donación de esperma expresen su apoyo a que se sepa todo. Esto incluye
la identidad del donante y el derecho a tener algún tipo de relación con él.
También dicen que querrían saber sobre la existencia y el número de sus
medio hermanos. Según establece ahora, la ley en Estados Unidos no les da
ninguno de estos derechos. Protege, de hecho, a los donantes y a las
clínicas de fertilidad a costa de los hijos concebidos.
Pero los problemas no terminan con el secreto. Los resultados del estudio
mostraron que el 44% de los adultos concebidos por donación se sentían
cómodos con la concepción por donación, siempre que los padres digan a sus
hijos la verdad, preferiblemente a una edad temprana. Sin embargo, el 36%
tenía reserva incluso aunque los padres dijeran la verdad, y el 11% dijo que
es duro para los hijos aunque los padres manejaran bien el asunto.
De hecho el informe comentaba que “sólo la franqueza no parece que resuelva
las potenciales pérdidas, la confusión y los riesgos que se derivan de hijos
concebidos deliberadamente para que crezcan faltando al menos uno de sus
padres biológicos”.
El informe concluía con una serie de recomendaciones. Entre ellas estaba la
observación de que ningún tratamiento médico tiene tan vastas implicaciones
para una persona que no lo buscó – el descendiente. Y se preguntaban: “¿Una
buena sociedad puede crear intencionadamente hijos de esta forma?” Una
pregunta digna de reflexión.
ROMA, domingo 20 de junio de 2010