Novena a Nuestra Señora del Sagrado Corazón (P. D. Wacker MSC)
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1. Acuérdate, Nuestra Señora Del Sagrado Corazón, De Las Maravillas Que Dios Hizo En Ti
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4. - Te Glorificó Con Él, Escuchando Con Agrado Tus Plegarias
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7. Condúcenos A Las Fuentes De Agua Viva Que Brotan De Su Corazon.
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8. De Donde Brotan Para La Vida Del Mundo La Esperanza Y El Perdon, La Fidelidad Y La Salvación
1. ACUÉRDATE, NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN, DE LAS MARAVILLAS QUE DIOS HIZO EN TI
A: María, a ti hemos dado el titulo «Nuestra Señora del Sagrado Corazón». Estamos convencidos que tú tienes una relación muy especial para con tu Hijo Jesús.
B: El es el corazón de Dios en nuestro mundo.
A: En Jesús vemos al Buen Pastor que va en busca de las ovejas perdidas. El conoce a las suyas y da su vida por salvarlas. Nos muestra la profunda preocupación del Padre, por los que son menospreciados y cuyos derechos no son respetados. El alivia nuestras cargas y nos ofrece descanso. Pero también nos plantea exigencias y nos habla con autoridad.
B: En él hemos conocido el amor que Dios nos tiene. Hemos creído en él.
A: María, tú estás íntimamente unida a tu Hijo. Tú conoces las riquezas de su corazón. Todo su ser está llena de tu amor. Tú nos llevas a él. Tú señalas a su corazón, fuente de un amor sin limite que da nacimiento a un mundo nuevo.
B: Desde toda la eternidad, Dios te ha elegido. El te ha llenado de gracia. Tú eres un regalo de Dios para nosotros.
A: El poder de Dios descansó sobre ti. Dios se hizo presente. Tú eres la Madre de Dios.
B : Como nadie has escuchado la palabra de Dios y la has dado realidad concreta.
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate de las maravillas que Dios hizo en ti.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate de las maravillas que tú has hecho en nuestro favor. - Amén.
2. - EL TE ESCOGIO COMO MADRE DE SU HIJO
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate que Dios se ha hecho hombre en ti.
B: El te ha escogido como madre de su Hijo.
A: Tú has vivido más que otras mujeres las ansias y preocupaciones de una madre gestante.
B: En Belén te llegó a ti el tiempo de dar a luz.
A: Tú has aprendido de Jesús como él de ti.
B: Siempre quedó grabado en tu corazón lo que pasó en la infancia de tu hijo. Este privilegio compartes con todas las madres del mundo.
A: A tus manos, Jesús ha hecho los primeros pasos. Le has enseñado a hablar y rezar.
B: En la humildad del hogar de Nazaret, él ha sentido ya algo de la grandeza de Dios Padre, gracias a José y a ti.
A: Con todos los padres compartes esta gran tarea que tienen: ser médico, maestra y sacerdote para sus hijos.
B: Te ha costado aceptar tu rol durante la vida pública de Jesús.
A: Tú has sido su madre en los momentos felices y tristes de su vida.
B: Tú has dicho «Sí» a Dios con el entusiasmo de una joven. Pero este entusiasmo no ha sido pasajero, sino has mantenido esta afirmación hasta debajo de la cruz.
A: Desde entonces, tu maternidad se extiende a los hermanos y las hermanas de tu hijo.
B: Tú has cooperado con el Espíritu Santo como madre de Cristo y madre de la Iglesia.
A: Alabamos a Dios por las maravillas que ha hecho en ti, su humilde esclava.
B: Alabamos a Dios que ha obrado bien en favor de todos los hombres, por medio de ti.
A: Te confiamos a ti, la Madre de Dios, nuestras súplicas y alabanzas, pues tú conoces como nadie a tu Hijo.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate de los lazos maternales que te unen con tu Hijo. Intercede por nosotros. Prepáranos para ver en todo su amor. Concédenos vivir como tú, aceptando su voluntad. - Amén.
3. A QUIEN SEGUISTE HASTA LA CRUZ
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate de los dolores que has sufrido durante tu vida.
B: Tú has participado en el camino de la cruz de tu hijo.
A: Desde el comienzo, las reacciones de los hombres frente a tu hijo, su creciente rechazo y enemistad han atravesado tu alma como una espada.
B: Como madre de Jesús, estabas junto a la cruz.
A: Tú, la Madre Dolorosa, has recibido en el momento de sufrimiento un encargo especial: ser la madre de todos los desamparados y abandonados.
B: No te alejes de nosotros, cuando sufrimos. Quédate a lado de nuestras cruces.
A: Ayúdanos a mantener la confianza en la voluntad de Dios.
B: Sea nuestro consuelo y fuerza para que aprendamos que nuestro sufrimiento tiene un sentido.
A: En nuestras dolencias podemos hacernos participes del sufrimiento redentor de Cristo.
B: La más valiosa forma de cooperación misionera alcanza su máxima eficacia precisamente en la unión de nuestros sufrimientos con el sacrificio de Cristo Redentor.
A: Que seamos nosotros corazón de Cristo en nuestro mundo: sensibles a las angustias de nuestro tiempo y traspasados por una esperanza que no muere.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
A: Ruega por nosotros. Amén.
4. - TE GLORIFICÓ CON ÉL, ESCUCHANDO CON AGRADO TUS PLEGARIAS
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tú sabes que tu Hijo se fue a la muerte por obediencia, a esa vergonzosa muerte en la cruz. Pero tú has experimentado también que Dios le dio el más alto honor.
B: Contigo doblamos la rodilla al nombre de Jesús. Todos juntos reconocemos: Jesucristo es el Señor para honra de Dios Padre.
A: Jesús resucitado quiere transmitir a todos los hombres lo que ya se realizó en ti. La vida en la gloria ya no es promesa vacía para nosotros.
B: En comunión contigo, damos gracias a Dios por las maravillas que él hizo en ti. A ti nos dirigimos para que su bondad se extienda a todos los hombres.
A: Tu gloria es la nuestra. Participamos en tu victoria. Totalmente se ha cumplido en ti lo que es diseño provisional en nosotros todavía.
B: Tú compartes ahora la gloria de tu Hijo. Tú estás junto a él para siempre.
A: De esta manera estás más cerca de todos los hombres. Tú te das a conocer siempre como nuestra Madre que vela por nosotros.
B: Tú nos amas y estás íntimamente unida a Jesús. Aprovechamos de esta feliz coincidencia y te pedimos: ¡interceda por nosotros
A: María, Madre de la Iglesia y Madre de todos los hombres, habla por nosotros y de nosotros al Corazón de tu Hijo resucitado.
B: Con agrado te escucha. - Amén.
5. - TU CONOCES NUESTRAS NECESIDADES.
HABLA AL SEÑOR POR NOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES
A: María, tú eres nuestra hermana. A nuestro lado compartes nuestra vida.
B: Tú conoces nuestras alegría y penas, nuestros fracasos y éxitos.
A: No estaban ajenos a ti la humillación y el rechazo, la inseguridad y la ingratitud, el miedo y la preocupación.
B: Como nosotros necesitabas el reconocimiento y el aliento que animan en situaciones difíciles.
A: En los momentos importantes de tu vida sabías dirigirte a Dios. Tus oraciones son modelos para nosotros. Contigo podemos rezar.
B: Contigo nos ponemos a disposición de Dios. Estamos convencidos que nuestra oración está sostenida por la tuya.
A: Acompañados por ti, cantamos las maravillas que Dios ha realizado en ti y entre nosotros. Dios tiene siempre misericordia de quienes lo reverencian..
B: También hoy, Dios pone en alto a los que ponen su confianza en él. A los hambrientos llena con bienes y ayuda a su pueblo.
A: No se olvida de tratarnos con clemencia. Sus promesas tienen plena validez para nosotros.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, a ti venimos con nuestras súplicas.
A: Tú eres la orante perfecta. Habla al Señor por nosotros y por todos los hombres. - Amén.
6.- AYÚDANOS A VIVIR EN SU AMOR
A: María, hermana nuestra, el corazón de tu Hijo es signo del amor de Dios que vive entre nosotros.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ahora pedimos tu intercesión.
A: Cuando Jesús entregó su vida, cuando fue abierto su costado, nos dio su espíritu que derrama tu amor en nuestros corazones y nos da la voluntad de servir.
B: Mirando a aquel que fue traspasado, descubrimos el Corazón de Jesús como fuente inagotable de vida.
A: Podemos vivir nuestra fe en el amor del Padre, manifestado en el Corazón de Cristo.
B: Queremos ser como Jesús que ama con un corazón humano. Queremos amar por él y con él y proclamar su amor al mundo.
A: El amor de Jesús nos inspira. Siguiendo su ejemplo, nos esforzamos por llevar los demás a Dios, para unirlos a él mediante el amor y librarlos del temor.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, debemos constatar que muchas veces nuestra vida no es movida por este espíritu de amor y de bondad, de humildad y sencillez.
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, enséñanos de nuevo el amor de tu Hijo. Ayúdanos a vivir en su amor.
B: Haznos vivir tu reino de vida y verdad, tu reino de gracia y santidad, tu reino de justicia, de amor y de paz. - Amén.
7. CONDÚCENOS A LAS FUENTES DE AGUA VIVA QUE BROTAN DE SU CORAZÓN.
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, contigo venimos a las fuentes, al corazón de Cristo.
B: El evangelista Juan resume sus reflexiones sobre la muerte de Jesús con las palabras: "Del costado abierto salió sangre y agua".
A: Juan quiere subrayar la muerte, verdadera, cruel y sangrienta de Jesús en la cruz. Jesús acepta esta forma de morir. Su muerte no es una casualidad. Jesús se hace matar. Se sacrifica por nosotros.
B: La sangre derramada en la cruz es para siempre el sacrificio verdadero. En el futuro, ni más se necesita recurrir a los sacrificios acostumbrados.
A: La alianza que una vez fue sellada entre Dios y los hombres, siempre estaba en peligro de fracasar. Los hombres no sabían cumplir las cláusulas del contrato. Pero ahora, una vez para siempre, Jesús ha aceptado nuestra parte.
B: Jesús nos salva. Del costado abierto, con la sangre y el agua, nacen los sacramentos. Jesús quiere salvarnos en nuestra Iglesia.
A: María, madre nuestra, haznos valorizar los sacramentos que nos dan vida en Dios. Ellos manifiestan siempre el amor que Dios nos tiene.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, necesitamos de los sacramentos. En nuestro camino que andamos contigo, son ellos señales que conducen a Dios y a nuestro prójimo. - Amén.
8. DE DONDE BROTAN PARA LA VIDA DEL MUNDO LA ESPERANZA Y EL PERDÓN, LA FIDELIDAD Y LA SALVACIÓN
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate de tu posición especial que tienes en la vida de Jesús y de nuestra Iglesia.
B: María, tú tienes gran influencia sobre Jesús. Por eso te buscamos. Contigo nos acercamos a él.
A: Tú nos haces ver a un Dios que abre nuevos horizontes, que ama y perdona, da esperanza y solución en los conflictos.
B: El corazón abierto de tu Hijo nos enseña a vivir nuestra propia soledad.
A: En la oscuridad de nuestro aislamiento cae como rayo de sol tu presencia consolador. En el desierto de nuestra desesperación crece una planta llena de vida.
B: Tú quitas el miedo de nosotros, cuando aceptamos ser misioneros del amor de tu Hijo.
A: Tú has trazado un nuevo camino para nosotros. Cuando estamos fatigados y sobrecargados, nos invitas al descanso.
B: Nos ayudas a tomar sobre nosotros el yugo que a veces nosotros mismos nos imponemos.
A: Contigo podemos aprender de Jesús, el manso y humilde, cuando no estamos bien con los demás.
B: Necesitamos descanso, justamente para iniciar de nuevo esta caminata de nuestra vida y este reto de nuestra misión.
A: Tú infundes un espíritu nuevo en nosotros. Nuestros corazones de piedras reemplazas por los de carne.
B: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tu relación personal e inmediata con Dios nos ayude, ser fieles a él y a la misión que él nos confió. - Amén.
9. - TU PETICIÓN DE MADRE ES PODEROSA.
QUE DIOS RESPONDE A NUESTRA ESPERANZA.
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tú eres la Madre de Dios.
B: Tus lazos maternales nos conectan a nosotros con Cristo.
A: Tu relación tan singular con tu Hijo nos une también con los hermanos en los cuales Cristo ha dejado su rostro.
B: Tú eres nuestra madre. A ti podemos ir con nuestras preocupaciones y temores, en los momentos tristes y felices de nuestra vida.
A: Tú nos conduces a Jesús que confía en su Padre y reza: "Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo".
B: En un momento muy difícil de su vida, se dirige a su Padre y dice: "No mi voluntad, sino la tuya".
A: Esta oración le da la fuerza de aguantar la captura, las falsas acusaciones, los sufrimientos y la muerte cruel en la cruz.
B: Contigo podemos rezar. Podemos presentar todo lo que nos aflige. Tú nos enseñas a aceptar la oración de tu Hijo como nuestra.
A: Desde ahora te damos gracias. Tú no eres indiferente a nuestras súplicas. Pues tú eres nuestra Madre.
B: Madre, mira a tus hijos. Escucha sus ruegos, sobre todo de los que sufren y de los que lloran.
A: Te pedimos por los que ya no se atreven de acercarse a ti.
B: Pedimos tu intercesión por todos los que están en peligro de dejar la misión que tu Hijo les ha confiado.
A: Que te preocupes por nuestra Iglesia, para que sea signo más claro de Cristo en nuestro mundo.
B: En las pruebas quédate a nuestro lado.
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, abre para nosotros perspectivas de esperanza.
B: Rompe los muros que nos encierran y no nos hacen ver el otro lado, donde estás Tú, esperándonos. - Amén
NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZON
A: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, acuérdate de las maravillas que el Señor hizo en ti.
B: El te ha elegido como Madre de su Hijo.
A: Tú Hijo Jesús ha aprendido de ti, como todos los hijos tienen en sus padres los primeros médicos, profesores y sacerdotes.
B: María, sea nuestra madre, médico, profesora y sacerdote.
A: Tú has acompañado a Jesús hasta la cruz.
B: Por eso, él te hace compartir su gloria y escucha tus súplicas por nosotros.
A: Ofrécele nuestras alabanzas y nuestra gratitud.
B: Haznos vivir como tú, en el amor a tu Hijo.
A: Conduce a todos los hombres a la fuente de agua viva que brota de su Corazón.
B: Por intermedio de él y con tu protección, tenemos motivos para esperar de nuevo, para buscar nuevos senderos de justicia y de paz.
A: Mira nuestra confianza y atiende nuestras súplicas.
B: Muéstrate siempre como madre nuestra.
A: Nuestra Señor del Sagrado Corazón:
B: Ruega por nosotros.
Oración a nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, abogada de las causas desesperadas