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Capítulo 1 EL CORAZÓN DEL SABIO ISRAELITA: Una Espiritualidad Bíblica del Corazón

Páginas relacionadas 
Jan G. Bovenmars msc.
Una Espiritualidad Bíblica del Corazón.
Santo Domingo . Ediciones MSC; 1992,

Lea también el capítulo 7   

Sagrado Cprazón

La literatura sapiencial usa el término 'corazón' con ma­yor frecuencia que las otras secciones de la Biblia: 403 veces. Por eso, estos libros pueden darnos una buena impresión de la significación de esta palabra.La literatura sapiencial usa el término 'corazón' con ma­yor frecuencia que las otras secciones de la Biblia: 403 veces. Por eso, estos libros pueden darnos una buena impresión de la significación de esta palabra.

La literatura sapiencial comprende cinco libros escritos en hebraico: Proverbios, Salmos, Job, Eclesiastés (o Qohélet) y el Cantar. Además, el libro de la Sabiduría, escrito en griego, y Eclesiástico (o Sirácida), del cual he usado el texto griego porque no tenemos un texto hebraico completo.

Entre los 403 textos, cinco hablan del Corazón de Dios, cuatro del corazón de cosas, dos se refieren al corazón de Satanás, y 392 textos hablan del corazón del hombre, En este capítulo estudiaremos este último grupo.

1. La importancia del corazón humano

Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida. (Prv. 4,23)

Este es un buen texto para empezar el estudio del cora­zón humano, porque expresa la importancia del corazón: es la fuente de la vida, y por eso tenemos que guardarlo, Aquí estamos en la fuente de los sentimientos y decisiones, de nuestros pensamientos, de lo que queremos, de lo que deci­mos y hacemos. La conducta exterior se determina por este centro interior, No podemos permitirnos todo; tenemos que guardar los deseos, los planes, y eso es muy importante:

"Por encima de todo...", La calidad de la persona depende de la calidad del corazón,

Es posible controlar lo que se hace en el corazón, El con­texto no refiere a un examen de conciencia, sino al cuidado que debemos tener en elegir nuestra compañía (v, 24); tene­mos que atender a la sabiduría (v, 20-22), La responsabilidad de tener el corazón puro y justo comprende vigilancia sobre nuestros contactos, Hoy día hablaríamos de la selección de lectura, del uso inteligente de las 'media'. En la lectura espi­ritual de los padres se habla a menudo de la 'custodia cordis'. Este consejo es válido para todos los tiempos; es un presu­puesto de la espiritualidad del corazón.

Los cielos por su altura, la tierra por su profundidad, y el corazón de los reyes, son inescrutables. (Prv. 25,3)

No sabemos lo que el rey piensa o por qué hace ciertas cosas; eso está escondido en su corazón, Eso vale por todos los corazones humanos: el corazón es un misterio, Los cielos son altos, la tierra tiene grandes profundidades, mas el cora­zón humano tiene profundidades inexplorables.

Como los rostros no se parecen a los rostros, así difieren los corazones de los hombres, (Prv, 27,19 según el griego)

Otro típico 'mashal', de forma más simple. Exteriormen­te los hombres difieren, pero interiormente difieren también. Difieren en las emociones, en la manera de pensar, en lo que quieren. Por eso, es muy difícil conocer el corazón de otro.

El que confía en su corazón es un necio, el que anda con sabiduría se salvará, (Prv. 28,26)

El sabio no confía en todas sus inclinaciones, en todos sus sentimientos y pensamientos, en sus reacciones espontáneas, Estos tienen que pesarse para vivir con sabiduría. Ese es el fin de las lecciones de los sabios. Una acción impulsiva pue­de ser 'necia'.

Estos cuatro proverbios juntos constituyen una buena in­troducción al estudio de nuestro tema, porque expresan la importancia del corazón como fuente de vida; su profundidad; su carácter individual, y la necesidad de guardarla. En cerca de 1,163 textos, la Biblia tiene mucho que decir sobre el corazón. Dios sondea el corazón; así también el sabio.

2. Buscar la Sabiduría

La actividad vinculada con el corazón más frecuentemen­te en la literatura sapiencial, es el conocer: notar, pensar, ra­zonar, hablar en sí mismo, imaginarse, recordar, la concien­cia moral.., 112 textos relacionan esta función con el corazón,

Les formó lengua, ojos, oídos, y un corazón para pensar, (Si 17,5)

Puso su ojo en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras. (Si 17,8)

Estos dos textos de Jesús ben Sirá nos dan el contexto religioso de su doctrina sobre el corazón como centro del cono­cer. Dios nos ha dado un corazón para pensar, y la luz en el corazón es una chispa del corazón divino que nos hace capa­ces de admirar la belleza y la sabiduría de la creación. Allá podemos hallar su sabiduría, porque el Señor "la derramó sobre todas sus obras, en toda carne conforme a su largueza, y se la dispensó a los que le aman." (Si 1,9-10).

A veces, el sabio nos convida a buscar la sabiduría:

Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos hallen deleite en mis caminos . Prv, 23,26)

Escúchame, hijo, y el saber aprende, aplica tu corazón a mis palabras. (Si 16 24)

Otras veces, la Sabiduría personificada nos convida a escuchar sus instrucciones: Proverbios 1,20-33, 8,4-36, Si­rácida 24.

Pero, buscar la sabiduría es un trabajo arduo y requiere disciplina. El siguiente pasaje es una oración de un estudian­te de la sabiduría:

¿Quién aplicará el látigo a mis pensamientos, y a mi corazón la disciplina de la sabiduría, para que no se perdonen mis errores, ni pasen por alto mis pecados? (Si 23,2)

Quien desatiende la corrección se desprecia a sí mismo, quien escucha la reprensión adquiere sensatez (lit. 'corazón), (Prv, 15,32).

La formación del corazón, 'adquirir corazón', volverse uno mismo, requiere disciplina, escucha, atención. Debemos aprender 'el camino', No hacerlo sería locura, falta de propia estimación. Por eso:

i Enséñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón! (Sal 90,12)

3. ¿Qué estudia el sabio?

A la pregunta: ¿Qué estudia el sabio? podríamos contes­tar con las palabras de Qohélet 1,13:

He aplicado mi corazón a investigar y explorar con la sabiduría cuanto acaece bajo el cielo,

En su libro Wisdom in Israel (SCM Press 1972) G. von Rab distingue varios centros y transmisores de las tradiciones didácticas, cada uno con su propio campo de interés. En la corte real floreció el arte del consejo político, Ester 1,13 menciona "los sabios, entendidos en la ciencia de los tiempos"; intérpretes de los sueños reales se mencionan en Dn 1,17 y 2,28. Imponente es la lista de las ciencias enumeradas en Sb 7,17-21: astronomía, zoología, demonología, sicolo­gía, botánica y farmacia. En la parte más antigua del libro de los Proverbios, cap. 10-29, se halla una ciencia práctica, no entendida por la corte, Trata de muchos sujetos, del cuidado para el rebaño hasta de las relaciones familiares y las relacio­nes con Dios, Gradualmente, varios centros se desarrollaron: escuelas para los escribas, los sacerdotes y los levitas. Si 39, 1-11  nos da un retrato ideal del hombre que busca la sabi­duría.

Conoce a fondo el estado de tu ganado, aplica tu corazón a tu rebaño, (Prv. 27,23)

Quien cultiva su tierra se hartará de pan, quien persigue fantasías es un insensato (lit, 'le falta corazón), (Prv. 12,11)

El corazón manso es vida del cuerpo; la envidia es caries de los huesos. (Prv. 14,30)

Una mirada luminosa alegra el corazón, una buena noticia reanima el vigor. (Prv. 15,30)

El que ama los corazones puros, el que tiene gracia en sus labios, es amigo del rey, (Prv. 22,11)

El que adquiere cordura (lit. 'corazón') se ama a sí mismo. (Prv. 19,8)

En la parte más antigua de la literatura sapiencial, las máximas sencillas sobre temas seculares prevalecen; más tar­de la forma se hace más desarrollada y el argumento se hace más teológico. Por un lado, la sabiduría se presenta como 'arquitecto' (Prv, 8,30); por otro, se identifica con la Ley y con el temor del Señor,

Como 'arquitecto', la sabiduría se entrega en la creación, cuando el Señor "la derramó sobre todas sus obras" (Si 1,9; cfr. Si 24). La llamada de la Sabiduría a hacerse sus discípu­los se dirige a los sabios en primer lugar desde la creación; en el orden de la creación, el sabio halla reglas, reglas para la conducta personal, reglas científicas, reglas para gobernar. Los cielos y la tierra narran la gloria de la sabiduría de Dios, pero los necios no la ven (Prv, 22-32); "su propio descarrío matará a los simples, la despreocupación perderá a los insen­satos." (Prv. 1,32), Aquí se halla una base para la doctrina de San Pablo (Rom 1,20) según la cual también sin la Ley los gentiles pueden conocer a Dios y la voluntad de Dios desde la creación. La literatura sapiencial habla del corazón discer­niente que nota relaciones; del corazón dócil (1 R 3,9) que está atento a las manifestaciones de la voluntad de Dios y, por otro lado, de los necios que 'carecen de corazón'.

El necio no halla gusto en la prudencia, sino en manifestar su corazón. (Prv, 18,2)

El necio no comprende los signos de los tiempos:

No saben ni entienden, sus ojos están pegados y no ven, su corazón no comprende, no reflexionan, no tienen ciencia ni entendimiento..,

A quien se apega a la ceniza, su corazón engañado le extravía, (Is 44, 18-20)

Textos que identifican la sabiduría con la Ley y con el te­mor del Señor se hallan en Proverbios y en Sirácida:

Toda sabiduría es temor del Señor, y en toda sabiduría se practica la Ley. (Si 19,18)

En Si, 1,9-18, Jesús ben Sira dice que el temor del Señor es principio de la sabiduría (v, 14), y también su plenitud (v. 16) y su corona (v, 18), Esta es la sabiduría de [srael en su última fase: el sabio se hace el estudiante de la Ley. El discurso imponente sobre la sabiduría en Si. 24 dice en v. 23:

Todo esto es el libro de la alianza de Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés.

En este capítulo 24, Sira hace la síntesis entre la sabidu­ría que se halla en la creación y la que se halla en la revela­ción histórica, En los versos 32-37, Sira describe la sabiduría como agua viva, como los cuatro ríos del paraíso. Así:

El temor del Señor recrea el corazón, da contento y regocijo y largos días. (Si, 1,12)

Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan. (Si. 2,17)

4. La función de la memoria

Me parece que en la parte más antigua del Antiguo Testa­mento la memoria como función del corazón no viene acen­tuada. Pero, empezando con el Deuteronomio hallamos una serie imponente de textos que explican la palabra escrita en el corazón, enfatizando la palabra y la meditación de la mis­ma, Para desarrollar esta idea empecemos con los Proverbios.

Este libro tiene seis textos sobre el corazón como centro de la memoria, y todos se hallan en los primeros nueve capí­tulos, es decir, en la parte escrita después del destierro:

  escribir en la tablilla del corazón: Prv, 3,3; 7,3

  guardar en el corazón                          Prv. 3,1; 4,21

  tener atado al corazón                         Prv, 6,21;

  retener en el corazón                           Prv, 4,4.

En los Salmos se hallan pocos textos que vinculan la me­moria con el corazón: Sal 77,7, y especialmente:

Dentro del corazón he guardado tu promesa. (Sal 119,11)

Dejado estoy de la memoria (lit. 'del corazón') como un muerto, (Sal, 31,13)

Un buen texto del Cantar:

Ponme cual sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo, (Ct 8,6)

La novia pide al novio de ponerla cual sello sobre su co­razón para recordarse siempre de ella, Esto es lo contrario del Sal 31,13 donde el Salmista está dejado del corazón de sus ve­cinos como un muerto.

Una confirmación muy fuerte de mi tesis se halla en el Pentateuco, y quisiera incluirla aquí, En el tetrateuco no hay textos que vinculan la memoria con el corazón, pero, en el Deuteronomio se hallan siete textos destacados sobre el rete­ner la palabra en el corazón: Dt 4,9 y 4,39, y especialmente:

Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. (Dt 6,6)

Poned estas palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, (Dt 11,18)

Cuando te suceden todas estas cosas, la bendición y la maldición que te he propuesto, si las meditas en tu corazón.., (Dt 30,1)

.., sino que la palabra bien cerca de tí, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica. (Dt 30,14)

Estad bien atentos a (lit. 'poned en vuestro corazón') todas estas palabras que hoy os doy como testimonio. (Dt 32,46)

Estos textos ilustran la función de la memoria en la espi­ritualidad del corazón. Jesucristo ha dicho que tenemos que escuchar su palabra y guardarla. La palabra debe recibirse en un corazón generoso; debe quedarse en el corazón, y tenemos que meditarla en nuestro corazón. La palabra de fe debe hacerse 'visión', porque sólo entonces puede guiarnos. Estos textos del Deuteronomio reflejan la promesa de Dios que se halla en Jr 31,33: "pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré."

Isaías lamentó: "No has meditado esto en tu corazón; no te has acordado de su fin." (Is 47,7) Baruc, en cambio:

Pero se convertirán en sus corazones en el país de su destierro, y reconocerán entonces que yo soy el Señor su Dios, Yo les daré un corazón y unos oídos que oigan. Y ellos me alabarán en el país de su destierro, se recordarán de mi nombre." (Ba 2,30-32)

Podemos considerar la memoria como una función del corazón nuevo, del corazón que guarda la palabra, Pero halla­mos aquí también la función de la memoria en el proceso de la conversión: podemos recordarnos una cosa olvidada, como el hijo perdido se recuerda durante la carestía: "Cuantos jor­naleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre." (Lc 15,17). Su vuelta efectiva a la casa de su padre empezó con la vuelta en su corazón.

5. El corazón puro

Algunos textos sapienciales hablan de la formación de planes y de actos de la voluntad en general:

Al hombre, los planes del corazón, Pero de Yahveh, la respuesta. (Prv, 16,1)

El corazón del hombre medita su camino, pero es Yahveh quien asegura sus pasos. (Prv, 16,9)

Muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo el plan de Yahveh se realiza. (Prv. 19,21)

Pero, por lo general, los textos sobre el corazón como centro de la voluntad hablan de actos específicos: de actos malos, que se estudiarán en otra parte, o de actos buenos, que estudiaremos aquí.

Escucha, hijo, y serás sabio, y endereza tu corazón por el camino, (Prv. 23,19)

La expresión 'el camino' nos hace pensar en el primer Sal­mo, el Salmo de los dos caminos:

Porque Yahveh conoce el camino de los justos, pero el camino de los impíos se pierde. (Sal 1,6)

El sabio se complace en la ley de Yahveh; es como un árbol plantado junto a corrientes de agua. La literatura sa­piencial ilustra la vía recta en muchos textos.

¿Quién puede decir: 'Purifiqué mi corazón, estoy limpio de mi pecado? (Prv. 20,9)

Dios ama los corazones puros; pero la purificación del corazón es un largo proceso. 'El camino' es también un cami­no purificativo, Delante de Dios, nuestro corazón está lejos de la perfección. Precisamos purificación, penitencia, conver­sión, renovación, para llegar a la pureza del corazón.

En efecto, en el alma fraudulenta no entra la sabiduría, (Sb 1,4)

Pensad rectamente del Señor y con sencillez de corazón buscadle. Porque se deja hallar de los que no lo tientan. (Sb 1,1)

'Sencillez de corazón' implica sinceridad, no tener preten­siones, no tener intenciones secretas; es lo contrario del 'co­razón partido' (Si 1,28),

La dimensión ética del corazón se describe de la manera más profunda en los Salmos; cerca de 30 textos vinculan el corazón con un acto bueno o con una calidad buena, Más frecuente es la expresión 'el recto de corazón':

Dios, el escudo que me cubre, el salvador de los de recto corazón. (Sal 7,11)

La luz se alza para el justo, y para los de recto corazón la alegría, (Sal 97,11)

También: Sal 11,2; 32,11; 36,11; 64,11; 125,4,

En tres Salmos se habla de la 'pureza del corazón', En primer lugar en el Salmo 24, donde se presenta como un pre­supuesto para la intimidad con Dios:

¿Quién subirá al monte de Yahveh? ¿Quién podrá estar en su recinto santo? El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura, (Sal 24,3-4)

El Salmo 73 menciona el corazón seis veces; la pureza de corazón dos veces. El Salmo abre con una declaración que pa­rece una tésis, probada en los versos que siguen:

En verdad, bueno es Dios para Israel, el Señor para los de puro corazón, (Sal 73,1)

Este Salmo es un Salmo sapiencial, una meditación sobre la cuestión de si vale la pena de conservar el corazón puro, A primera vista, los que no lo hacen, los impíos, están bien:

Miradlos: esos son los impíos, y, siempre tranquilos, aumentan su riqueza, (Sal 73,12)

Por eso, se pone la cuestión:

i Así que en vano guardé el corazón puro, mis manos lavando en la inocencia, cuando era golpeado todo el día, y cada mañana sufría mi castigo! (Sal 73, 13-14)

Pero, en su reflexión, el Salmista nota que la intimidad con Dios es lo más importante de todo: "Sí, los que se alejan de ti perecerán" (v, 27), "Más para mí, mi bien es estar junto a Dios." (v, 28). El verso 26 es una buena expresión de la es­piritualidad del corazón:

Mi carne y mi corazón se consumen:

i Roca de mi corazón, mi porción, Dios por siempre!

Nuestro corazón puede fiarse en el Señor, la roca de nuestro corazón, porque es la sabiduría y la verdad que buscamos; la bondad que deseamos. Dios es el amigo fiel y misericordioso que precisamos, nuestra promesa y nuestra esperanza. Los de puro corazón lo verán,

El Salmo 101 habla del príncipe virtuoso:

Procederé con corazón perfecto, dentro de mi casa. (Sal 101,2)

Lejos de él 'el corazón perverso' (v, 4) y el 'corazón hin­chado' (v. 5); así espera preparar la venida del Mesías, 'el que viene' (v. 2).

Cerca de la pureza del corazón está la sencillez del corazón:

Enséñame tus caminos, Yahveh, para que yo camine en tu verdad, concentra mi corazón en el temor de tu nombre. (lit, 'dame un corazón sencillo que tema tu nombre.') (Sal 86,11)

Sencillez de corazón implica sinceridad; toda la energía se concentra en una cosa sola; todo el corazón se dirige a Dios, Así, esta idea aproxima la expresión 'de todo corazón':

Hazme entender, para guardar tu ley y observarla de todo corazón. (Sal 119,34)

'De todo corazón': expresión especialmente en el Deuteronomio, Se encuentra también en Sal 9,2, Esta integridad y totalidad tiene que durar no sólo un momento, sino debe ser constante:

No tiene que temer noticias malas, firme es su corazón, en Yahveh confiado, (Sal 112,7)

Seguro está su corazón, no teme: al fin desafiará a sus adversarios. (Sal 112,8)

6. El corazón contrito y roto

Porque hay debilidad y malicia en nuestro corazón, el camino hacia la pureza del corazón no es fácil. El rey David, un gran héroe, tuvo que aprender la humildad por su caída, Israel, llamado como Pueblo de Dios, precisó el destierro, Se precisa sufrir, para llegar a la pureza del corazón,

El Salmo 51, el 'Miserere', es un Salmo importante para la espiritualidad del corazón. Se presenta como un Salmo de David, orando a Dios a purificarle de su pecado. Es una oración conmovedora. David reconoce ser pecador, aún desde el momento de su concepción (v, 7), y pide ser lavado de su culpa (v. 4), En esta oración nos encontramos con algunas expre­siones esenciales de la espiritualidad del corazón: el corazón contrito y humillado; la oración para un corazón puro, 'David' sabe bien que Dios ama la sinceridad del corazón (v. 8), y que no puede obtenerla de sí, Por eso ora:

Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva; no me rechaces lejos de tu rostro, No retires de mí tu santo espíritu, (Sal 51,12-13)

El corazón puro, el espíritu firme, son regalos de Dios, una nueva creación, Después, el Salmista llega a una intui­ción profética importante: el Señor no se complace en sacrificios de corderos y novillos, sino en el sacrificio del corazón contrito: Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas. El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. (Sal 51,18-19)

El Salmista ve que lo que se tiene que ofrecer a Dios es nuestro corazón, un corazón que reconoce su culpa, Eso se refiere a la doctrina del 'sacrificio espiritual' y del 'sacerdo­cio espiritual' que son muy importantes en el Nuevo Testa­mento, Notamos aquí la gran influencia de los grandes pro­fetas: la crítica de Isaías de los sacrificios externos; la pro­mesa de Jeremías y de Izequiel del corazón nuevo y del es­píritu nuevo. Es evidente que no todos en Judea estaban listos para esta renovación profética: el que ha añadido los dos últimos versos a este Salmo, desea ofrecer víctimas cuan­do el Templo será reconstruido.

Otros dos salmos hablan del corazón contrito o roto:

Yahveh está cerca de los que tienen roto el corazón, El salva a los espíritus hundidos, (Sal 34,19)

El sana a los de roto corazón, y venda sus heridas, (Sal 147,3)

Aquí también se siente la influencia del libro de Isaías; en Is 61 ,1 se lee:

A anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos.

El destierro fue la ocasión de la doctrina del sacrificio espiritual y, junto con este tema, de la expresión del 'corazón roto' y del 'espíritu hundido', La espiritualidad del corazón se profundizó inmensamente por la experiencia del su­frimiento, por esta nueva forma de 'holocausto', sufrido en Babilonia, Pero, la humanidad aprende lentamente: ¿Cuántos holocaustos se requieren?

7. Dios y el corazón del hombre

Entre los 392 textos sobre el corazón humano en la lite­ratura sapiencial, 111 textos relacionan el corazón con Dios. Algunos textos hablan de lo que Dios hace en nuestro cora­zón; otros tratan la respuesta del hombre.

a. La actividad divina en el corazón humano

Hemos citado antes los dos textos del Sirácida donde dice que Dios nos ha dado un corazón para pensar (Si 17,5), para mostrarnos la grandeza de sus obras (Si 17,8); eso refiere a Dios como Creador de nuestro corazón, Pero, la formación del corazón humano es un proceso muy largo, y Dios conti­núa su actividad:

El, que forma el corazón de cada uno, y repara en todas sus acciones. (Sal 33,15)

El mismo Dios está formando nuestro corazón. La ex­presión 'crear el corazón' se halla sólo en el contexto de la renovación del corazón: "Crea en mí, oh Dios, un puro corazón' (Sal 51,12), La renovación forma parte del creer y del formar, El proceso de la formación del corazón es com­plejo; es objeto del cuidado de Dios durante la historia de la salvación, Aquí mencionaremos sólo algunas acciones:

—Dios conoce nuestros corazones:

Seol y Perdición están ante Yahveh: ¡Cuánto más los corazones de los hombres! (Prv. 15,11)

¿No se habría dado cuenta Dios, El, que del corazón conoce los secretos? (Sal 44,22)

Que Dios es testigo de sus riñones, observador veraz de su corazón, (Sb 1,6)

El sondea el abismo y el corazón humano, y sus secretos cálculos penetra. (Si 1 ,6)

—Dios prueba nuestro corazón para purificarlo:

Crisol para la plata, horno para el oro: los corazones, Yahveh mismo los prueba, (Prv, 17,3)

Escrútame, Yahveh, ponme a prueba, pasa al crisol mi conciencia y mi corazón. (Sal 26,2)

—Dios juzga nuestro corazón:

Al hombre le parecen rectos todos sus caminos, pero es Yahveh quien pesa los corazones. (Prv. 21,2)

Si dices: 'Mira que no lo sabíamos.' ¿Acaso El, que pesa los corazones no comprende? ¿El que vigila tu alma, no lo sabe? El da a cada hombre según sus obras. (Prv. 24,12)

Tú que escrutas corazones y entrañas, oh Dios justo. (Sal 7,10)

Dios mueve nuestro corazón:

Corriente de agua es el corazón del rey en la mano de Yaveh, que El dirige donde quiere, (Prv 21,1)

Cambió el corazón de éstos para que odiasen a su pueblo y a sus siervOs pusieran asechanzas. (Sal 105,25)


Este último verso presenta el problema de Dios y el mal, un tema frecuente en la Biblia. ¿En qué sentido Dios endureció el corazón del Faraón? (Exodo: nueve veces). Vea también Job:

Quita el ánimo (lit. 'el corazón') a los jefes del país, los hace vagar por desierto sin camino. (Jb 12,24)

Tu has cerrado su mente (lit. 'su corazón') a la razón. (Jb 17,4) Yo les abandoné a la dureza de su corazón. (Sal 81,13)

Nosotros hoy día distinguimos entre lo que Dios quiere positiva­mente, y lo que permite.

—La predilección del Señor para el que tiene el corazón herido,

Yahveh está cerca de los que tienen roto el corazón, y salva a los espíritus hundidos. Sal 34,19)

Un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. (Sal 51,19)

El sana a los de roto corazón, y venda sus heridas. (Sal 147,3)

Alivia los ahogos de mi corazón, hazme salir de mis angustias. (Sal 25,17)

—Otros para quienes el Señor tiene un amor especial:

El deseo de los humildes escuchas Tú, Yahveh, su corazón confortas, alargas tus oídos. Sal 10,17)

En verdad bueno es Dios para Israel, el Señor para los de puro corazón, Sal 73,1)

Guarda tu amor a los que te conocen, y tu justicia a los de recto corazón. Sal 36,11)

Haz bien, Yahveh, a los buenos, a los de recto corazón. (Sal 125,4)

—Otras acciones del Señor:

Yahveh, Tú has dado a mi corazón mas alegría, que cuando abundan ellos de trigo y vino nuevo, (Sal 4,8)

Los preceptos de Yahveh son rectos, gozo del corazón, Sal 19,9)

Te otorgué según tu corazón, cumpla todos sus proyectos, (Sal 20,5)

Concentra mi corazón en el temor de tu nombre. (Sal 86,11)

El mismo afirmará tu corazón, y se te dará la sabiduría que deseas. (Si 6,37)

b. La respuesta del sabio —Busca a Dios

Dice de ti mi corazón: 'Busca su rostro.' Si, Yahveh, tu rostro busco: no me ocultes tu rostro. (Sal 27,8)

Los pobres comerán, quedarán hartos, los que buscan a Yahveh le alabarán:

iV iva por siempre vuestro corazón! (Sal 22,17)

No endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como el día de Massa en el desierto. (Sal 95,8)

Recurrí al Señor y le pedí, y dije con todo mi corazón... (Sb 8,21)

El rey Josías:

Enderezó su corazón hacia el Señor, en los días de los impíos reafirmó la piedad. (Si 49,3)

— Ora al Señor

iSean gratas las palabras de mi boca, y el susurro de mi corazón, sin tregua ante tí, Yahveh, roca mía, mi Redentor! (Sal 19,15)

Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, Daré gloria a tu nombre por siempre, (Sal 86,12)

Y ahora con todo el corazón y la boca cantad himnos y bendecid el nombre del Señor, (Si. 39,35)

David: Con todo su razón (lit, 'corazón') entonó himnos, mostrando su amor a su Hacedor. (Si, 47,8)

—Se confía en el Señor

Conf ía en Yahveh de todo corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia, (Prv. 3,5)

En Dios mi rifugio: confiad en El, oh pueblo, en todo tiempo, Derramad ante El vuestro corazón, iDios es nuestro refugio! (Sal, 62,9)

Mi carne y mi corazón se consumen: ¡Roca de mi corazón, mi porción, Dios por siempre! (Sal. 73,26)

Que yo en tu amor confío; en tu salvación mi corazón exulte, (Sal. 13,6)

En El se alegra nuestro corazón, y en su santo nombre confiamos, (Sal, 22,21)


—Prepara su corazón

Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan. (Si, 2,17)

El que teme al Señor se convierte en su corazón, (Si. 21,6)

No seas indócil al temor del Señor, no te acerques a El con corazón partido, (Si, 128)

Salmo 119

Hasta aquí no he citado el Salmo 119 en esta sección, porque este Salmo merece ser tratado separadamente. Es un Salmo sapiencial, y constituye un monumento imponente del movimiento sapiencial, La sabiduría se presenta como encar­nada en la Palabra de la Ley y de los profetas, El corazón hu­mano se menciona 15 veces: 14 veces en relación con Dios o con la Palabra de Dios, y una vez en v. 70: "Como de grasa su corazón está embotado."

— ¿Qué hace el Señor?

Corro por el camino de tus mandamientos, pues tú mi corazón dilatas, (119,32)

Hazme entender, para guardar tu ley y observarla de todo corazón, (119,34)

Inclina mi corazón hacia tus dictámenes, y no a ganancia injusta, (119,36)

Tus dictámenes son mi herencia por siempre, ellos sOn la alegría de mi corazón. (119,111)


—Diez textos hablan de lo que el corazón del sabio hace

Dichosos los que guardan sus dictámenes, los que le buscan de todo corazón, (119,2)

Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos caminos. (119,7)

De todo corazón ando buscándote, no me desvíes de tus mandamientos. (119,10)

Dentro del corazón he guardado tu promesa, para no pecar contra ti. (119,11)

Con todo el corazón busco tu favor, tenme piedad conforme a tu promesa. (119,58)

Los soberbios me enredan con mentira, yo guardo tus ordenanzas de todo corazón. (119,69)

Sea mi corazón perfecto en tus preceptos, para que no sea confundido. (119,80)

Inclino mi corazón a practicar tus preceptos, recompensa por siempre (119,112)

Invoco con todo el corazón, respóndeme, Yahveh, y guardaré tus preceptos. (119,145)

Príncipes me persiguen sin razón, mas mi corazón teme tus palabras. (119,161)

Aquí se halla un corazón lleno de amor de la Palabra de Dios; un corazón que busca a Dios, medita su Palabra, trata de vivir la Palabra, se alegra de la Palabra, agradece a Dios por la Palabra, proclama la Palabra (v. 46).


8. El corazón puro y las emociones

Noventa textos de la literatura sapiencial vinculan el cora­zón con las emociones, Si se hiciera una lista de todos estos textos, aparecería una descripción fenomenológica de la vida emocional. Más frecuentemente se encuentran la alegría y el dolor, pero se hallan también el temor, la cólera, el valor, la audacia, la simpatía y el amor, la antipatía y el odio; el agra­decimiento.., Aquí estoy interesado en la actitud del sabio hacia sus emociones; por eso presentaré textos que reflejan una intuición sicológica,

a. La alegría y el dolor

La parte de los Proverbios escrita antes del destierro ya muestra un aprecio profundo de la alegría, aunque el sabio se da cuenta de la relatividad de la risa:

También en el reir padece el corazón, y al cabo la alegría es dolor. (Prv, 14,13)

Corazón alegre hace buena cara, corazón en pena deprime el espíritu, (Prv, 15,13)

Todos los días del pobre son malos, para el corazón dichoso, banquetes sin fin. (Prv. 15,15)

Una mirada luminosa alegra el corazón, una buena noticia reanima el vigor. (Prv. 15,30)

El corazón alegre mejora la salud, el espíritu abatido seca los huesos. (Prv, 17,22)

Poner vinagre sobre salitre, es cantar canciones a un corazón triste. (Prv. 25,20)

El aceite y el perfume alegran el corazón, la dulzura del amigo consuela el alma. (Prv. 27,9)

Anda, come con alegría tu pan,

y bebe de buen grado (lit. 'con corazón gozoso') tu vino. (Qo 9,7)

Los Salmos son más bien oraciones, y, por eso, a menudo relacionan la alegría con Dios: Sal 4,8; 16,9; 19,9; 84,3; 105,3 y:

Que yo en tu amor confío; en tu salvación mi corazón exulte. (Sal 13,6)

Nuestra alma en Yahveh espera, El es nuestro socorro y nuestro escudo; en El se alegra nuestro corazón, y en su santo nombre confiamos. (Sal 33,20-21)

Que nos de contento de corazón, y que haya paz en nuestros días, (Si, 50,23)

El dolor, la tristeza y el sufrimiento se expresan en varias imágenes; en la oración pedimos al Señor que nos ayude,

Alivia los ahogos de mi corazón, hazme salir de mis angustias, (Sal. 25,17)

El oprobio me ha roto el corazón y desfallezco, Espero compasión, y no la hay, (Sal, 69,21)

El usurero: Porque él no se acordó de actuar con amor;

persiguió al pobre, al desdichado, y al de abatido corazón para matarle, (Sal. 109,16)

Se me estremece dentro del corazón, me asaltan pavores de muerte, (Sal, 55,5)

Mis días han pasado con mis planes, se han deshecho los deseos de mi corazón, (Jb 17,11)

b.   El temor y el abatimiento; la audacia

Ansiedad en el corazón deprime al hombre, pero una palabra buena le causa alegría. (Prov. 12,25)

Espera prolongada enferma el corazón, árbol de vida es el deseo cumplido. (Prov. 13,12)

i Valor, que vuestro corazón se afirme, vosotros todos que esperáis en Yahveh! (Sal. 31,25)

Desde el extremo de la tierra hacia ti grito, en el desmayo de mi corazón, (Sal, 61,3)

Trillado como el heno, mi corazón se seca, y me olvido de comer mi pan, (Sal, 102,5)

Mi corazón también por eso tiembla, y salta fuera de su sitio, (Jb, 37,1)

c.   El agradecimiento

Con toda tu alma honra tu padre,

y no olvides los dolores de tu madre,

Recuerda que por ellos has nacido,

¿Cómo les pagarás lo que contigo han hecho? (Si, 7,27-28)

Cuando leemos este texto, podemos decir que implica agradecimiento; debemos recordarnos lo que nuestros padres han hecho por nosotros; debemos darles algo en cambio, Pe­ro, la palabra 'agradecimiento' no se usa tratándose de hom­bres en el Antiguo Testamento; se usa exclusivamente tratán­dose de Dios, a menudo con la adición: "de todo corazón".

Doy gracias a Yahveh de todo corazón. (Sal, 111,1)

Te doy gracias, Yahveh, de todo corazón,

pues Tú has escuchado las palabras de mi boca. (Sal. 138,1)

d. Otras emociones

Deseo sexual : No codicies su hermosura en tu corazón. (Prov. 6,25)

Confianza:  En ella confía el corazón de su marido. (Prov, 31,11)
Deseo: Tú le has otorgado el deseo de su corazón, (Sal, 21,3)

Inspiración : Bulle mi corazón de palabras graciosas; voy a recitar mi poema para un rey, (Sal. 45,2)

Excitación : ¡Cómo te arrebata el corazón! (Jb. 15,12)

Prisa:   No te precipites a hablar, ni tu corazón se apresure a pronunciar una palabra ante Dios, (Qo 5,1)

Herir el corazón: Quien hiere el ojo, hace correr las  ágrimas, quien hiere el corazón, descubre el sentimiento. (Si, 22,19)

 

En la literatura sapiencial se hallan muchas intuiciones sicológicas exquisitas: para el corazón dichoso hay siempre fiesta (Prov. 15,15); la influencia de la mirada luminosa (Prov. 15,30); la actitud hacia un corazón triste (Prov. 25,20): la espera prolongada (Prov. 13,12), Podríamos hablar de una 'civilización del corazón', Durante una historia de guerra y de opresión, de crueldad y de esclavitud, Dios formó los cora­zones de los hombres, y preparó 'la civilización del amor' a la cual estamos llamados, Estos libros nos muestran el camino, porque nos enseñan a quedarnos cerca de El que forma nuestro corazón.

 

 


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