Domingo 17 del Tiempo Ordinario C - 'Enséñanos a orar' - Catequesis preparatoria para niños: preparemos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la preparación
Falta un dedo: Celebrarla
Pasaje Dominical: Evangelio: Lucas 11, 1-13
Catequesis I
Cuando San Agustín era aún pagano, llevaba una vida muy disoluta. Se portaba muy mal. Su madre era cristiana. Ella sufría mucho. Rezaba todos los días pidiendo a Dios que su hijo se convirtiese, se haga cristiano y deje de llevar una vida tan mala. Un día se confió a San Ambrosio que era entonces obispo de Milán. Éste le dijo: "Ten paciencia, un hijo de tantas lágrimas no puede perderse". A los 30 años San Agustín de repente se convirtió, se hizo monje y más tarde fue obispo de una ciudad de África del Norte donde hizo mucho bien y escribió muchos libros que aún hoy son muy importantes para la Iglesia.
Rezar con confianza
Cuando Jesús enseña a los discípulos como rezar, les enseña también el nombre con el cual deben llamar a Dios. Porque Jesús nos lo enseñó por también eso nosotros podemos llamar a Dios ¿?... (Padre). Un padre, ¿qué hace por sus hijos?... (Los cuida, los alimenta, los educa, etc.). ¿Por qué hace eso?... (Porque ama a sus hijos). ¿Porque Dios permite que lo llamemos Padres?... (Porque nos ama). Por eso precisamente porque nos ama podemos hablar a Dios siempre con una gran confianza. Supongamos que yo esté pidiendo a Dios que haga daño a otra persona, ¿me va a escuchar Dios?... (No). ¿Porqué no nos escuchará ?... (Porque Dios es muy bueno y nunca hará daño a nadie). Supongamos que pidamos a Dios algo que nos parece a nosotros que es muy bueno pero en realidad, aunque no lo sepamos, nos va hacer daño. ¿Dios nos va a escuchar?... (No). ¿Por qué?... (Porque Dios nos ama).
Recuerdo a un niño que le gustaba mucho mirar la televisión. Su papá le aconsejó que mejor haga sus tareas y que estudie. Pero el niño seguía mirando la televisión y no estudiaba, no hacía sus tareas y no se preocupaba de nada. ¿Qué le habrá pasado al final del año escolar?... (Fue desaprobado). Más tarde no pudo aprender una buena profesión porque no sabía nada. ¿Para ayudar de verdad a su hijo como debería haber procedido su padre para ser un buen padre?... (Hubiera tenido que prohibir de ver tanta televisión). Puesto que Dios es el mejor padre de todos, él muchas veces no nos da lo que le pedimos porque él sabe que nos hará daño. Y para que sepamos cómo proceder él nos ha dado los mandamientos. De esta manera sabemos cómo proceder. Si no cada uno procedería según su propio capricho y no serviría mucho más tarde en la vida.
Rezar con perseverancia
Jesús en el Evangelio nos cuenta una historia para enseñarnos cómo pedir. ¿Quien puede repetirnos la historia?... (). Muy bien. ¿Porqué el que estaba adentro al final le dio al otro el pan ?... (Porque insistía). Entonces tenemos que rezar una vez y cuando Dios no nos da lo que le hemos pedido, ¿dejaremos de rezar?... (No, hay que seguir rezando). Eso nos enseña Jesús. ¿Recuerdan cuántos años rezó Santa Mónica hasta que se convirtiera su hijo Agustín?... (30 años).
Tenemos que pedir siempre primero lo más importante
Recuerdo una leyenda que habla de 2 jóvenes. Uno de ellos llegó a hacerse querer mucho por el rey. Éste lo llevó por todo el castillo y hasta le enseñó sus tesoros de oro y plata. El rey le dijo al joven: "Pídeme lo que quieras, y yo te lo voy a dar". El joven le pidió que le dieran el tesoro del rey. Al segundo el rey lo llevó también a recorrer todo el castillo y le dijo lo mismo. Pero este joven pidió poder estar siempre con el rey y ser su amigo. Al primero el rey le dio el tesoro y ¿qué creen que hizo el rey con el segundo? Pues lo adoptó como hijo suyo. Más tarde, después de su muerte sería rey como su sucesor.
¿Quién de los dos pidió mejor?... (El segundo). Cuando hablamos con Dios, nuestro Padre, ¿qué deberíamos pedirle ante todo?... (Quedarnos siempre con Él, ser su hijo). Al final del Evangelio Jesús nos promete el regalo que asegura de que seamos siempre hijos de Dios. ¿Qué promete Jesús a los que rezan con perseverancia?... (Al Espíritu Santo). Y cuando recibimos el Espíritu Santo y le hacemos caso, porque desde dentro nos habla, en verdad somos hijos de Dios y vivimos siempre amistad con Dios. Entonces, ¿qué le vamos a pedir a Dios ante todo?... (Que nos envíe el Espíritu Santo).
CATEQUESIS II
En una mesa se ha preparado una serie de objetos: látigo, pistola, caramelos, pinzas, Biblia, libro de oración, etc. se les entrega a los niños tarjetas que contienen pedidos junto con razones del por qué se quiere decir determinado objeto. Por ejemplo, "Por favor déme un látigo para poder pegar a todos los niños". Otras tarjetas contienen pedidos junto con razones de ayuda mutua. Evidentemente el catequista niega a los pedidos con razones negativas y concede a lo que se le pide con razones positivas. Si hay tiempo también se pueden utilizar razones más sutiles. Por ejemplo, "por favor déme el libro de oración porque quiero rezar". "Lo siento, tengo que denegarte tu petición porque aquí estamos en comunidad y entonces rezaremos juntos".
Dios nos ama
Les he dado algunas cosas y otras no, ¿por qué he
denegado algunas peticiones?... (Porque querían hacer cosas malas). ¿Y por
qué les he dado otras cosas?... (Porque era bueno para nosotros). Ahora
ustedes sabrán contestar muy bien la siguiente pregunta: Dios, cuando
pedimos las cosas, ¿por qué nos va a dar algunas cosas y otras no?...
(Porque nos dará siempre cosas buenas y lo que es malo para nosotros no nos
lo va a dar). Sigue la primera catequesis.
Elementos a reforzar
Sería bueno recalcar que en la oración universal la
Iglesia siempre pide ante todo en cuatro dimensiones: por la Iglesia, por
los gobernantes, por los necesitados, por los presentes. Que los niños de
vez en cuando recen también en estas intenciones.
Algunas indicaciones
Es una oportunidad para revisar como ora la familia y hacer los reajustes adecuados. Recordar el dicho: El corazón dirige la oración, la boca le sigue y mano y ojos acompañan.
Recordar siempre que Jesús es el único mediador, ofrecerá nuestra oración al Padre.
El Espíritu Santo habla en tu corazón con gemidos inefables. De esta manera estamos ante Dios siempre en la comunión con todos los miembros en la Iglesia.
Prepara tu cuerpo para la oración
También tu cuerpo ha sido creado para mayor gloria de Dios. La reverencia, elemento indispensable del amor, debe expresarse en tu postura y en tu actitud. Que cada gesto exprese lo que piensas decir al Señor. Dice San Benito: "Queremos estar ante Dios de manera que nuestra postura corresponda a nuestras palabras."
De esta manera todo tu ser se convierte en una entrega a Dios y el que contestará de mil maneras porque te quiere.
Queremos ayudar
a que los niños, por medio de la catequesis dominical, puedan
compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la Misa Dominical
Parroquial. De
ningún modo queremos dar
pie al terrible malentendido como si pretendiéremos colaborar en sustituir
la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para Niños.
Tenemos una
seria acusación al
respecto.