Amenaza Jesucristo con terribles castigos a un pecador escandaloso, los que por no convertirse cayeron sobre él.
REVELACIÓN 13

Yo soy Jesucristo, que hablo contigo, dijo el Señor a santa Brígida, y siendo verdadero Dios y verdadero hombre, estuve en las entrañas de la Virgen; igual a mi Padre y siempre con El rigiendo todas las cosas, aunque estaba con mi Madre. Advierte que ese pésimo enemigo mío es semejante a tres cosas, a saber: al aguila, que excede en el vuelo a las demas aves; al cazador, que con su reclamo llama a las aves para que queden presas en las varas de liga que tiene puestas, y a un esgrimidor revoltoso, que es el primero en cualquier pendencia. Ese pecador es semejante al águila, porque con su soberbia despedaza a todos los que prende con las uñas de su malicia, y no quisiera que los demás fuesen más ni tanto como él. Pero yo le cortaré las alas de su poder y de su soberbia, castigaré su malicia, y si no se enmendare, lo meteré en una olla donde arda y sea atormentado para siempre. Es también semejante al cazador, porque con la dulzura de sus palabras y promesas atrae a sí a los demás, y los que se juntan con él van perdidos de tal suerte, que nunca pueden librarse. Y así el castigo que daré a este pecador será, que las aves del infierno le sacarán los ojos, para que nunca vea mi gloria, sino las tinieblas perpetuas del infierno; le cortarán las orejas y le taparán los oídos, para que no oiga mis palabras. De pies a cabeza lo atormentarán, y por la dulzura de sus palabras le darán amargos tormentos, que serán tantos, cuantos fueren los hombres que hubiera engañado. Aseméjase también ese pecador a un pendenciero que todo lo quiere atropellar, y no creer a nadie con su demasiada malicia; y así su castigo consistirá en que sea el primero en el tormento, y que cada día se le aumente y renueve con un perpetuo dolor. Sin embargo, mientras viva, tiene abiertas las puertas de mi misericordia.

Declaración
Fué este pecador un militar muy poderoso que aborrecía mucho a los eclesiásticos, diciéndoles grandes baldones; y de él trata la revelación de este capítulo. Nuestro Señor Jesucristo añadió: Soldado del mundo, pregunta a los sabios que aconteció al soberbio Amán, porque despreció a mi pueblo, y verás que murió afrentosamente. Así también este soldado hace mofa de mí y de mis amigos, y como el pueblo de Israel no lloró la muerte de Amán, de igual manera mis amigos no llorarán la muerte de este, que será muy desdichada, si no se enmendare. Y sucedió así.