Quéjase la Virgen María de los pocos cristianos que se acuerdan hoy de sus dolores. Simil que explica por qué no dan fruto en todos las palabras de Jesús. |
REVELACIÓN 14 |
A la manera que si viera uno reunida una muchedumbre de personas, dijo la Virgen, y uno se acercase junto a ella llevando en las espaldas una carga pesadísima, y otra en los brazos; y con los ojos llenos de lágrimas, mirase a toda aquella gente, por ver si alguien se compadecía de él y le aliviara la carga; de esta misma suerte me encontraba yo en el mundo, porque estaba llena de tribulaciones desde que nació mi Hijo hasta su muerte. A mis espaldas llevaba una carga gravísima, cuando trabajé sin cesar en el servicio Divino, y sufrí con paciencia todas las adversidades. En los brazos llevé un gran peso, cuando padecí la mayor angustia y dolor de corazón que ha padecido criatura alguna. Y tuve los ojos llenos de lágrimas siempre que consideraba en el cuerpo de mi Hijo los sitios de los clavos y su futura Pasión, y cuando veía cumplirse en él todo lo vaticinado por los Profetas.
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