Egoísmo de cara a la vocación sacerdotal y religiosa
En el fondo, el sentimental y el ambicioso son unos egoístas empedernidos porque sólo piensan en su propio provecho sea a nivel afectivo sea a nivel de prestigio.
Su corazón palpita con una sola motivación
yo yo yo yo yo yo yo yoyo
Sólo se precupan por una sola cosa:
Su amor alcanza sólo para ellos y además...
Están siempre a la defensiva
El que está a
la defensiva
no tiene ni la más remota capacidad de ponerse al servicio de los demás; y
cuando lo hace, lo hará con fines egoístas. Se mueven muchísimo,
trabajan, se afanan, corren, se apuran sin embargo no
llegan a ninguna parte.
Aunque
tengan éxito,
aunque crean haber logrado que se le ame,
aunque alcancen unas cumbres insospechadas,
realmente no llegan a ninguna parte, siempre dan vueltas alrededor de sí
mismos;
y lo que acumulan, a la postre no tendrá valor, sólo sirve para esto:
Existe en él
un terrible empobrecimiento interior.
No interiorizan, es decir, no están dispuesto a aceptar que haya algo más importante que su propia persona; no ven nada que trascienda su propio yo; por eso no se dejan transformar, en fin, no saben vivir en la dimensión de Dios. Se lanzarán a buscar fuentes actuales o potenciales de aprobación y aceptación, de recompensas. No se convertirán nunca, a no ser que suceda un milagro.
Son parecidos a una pelota que está hecha para que jueguen con ella ¿De qué sirve que la pinten con hermosos colores si no está para lo que existe: para jugar? ¡Sencillamente no sirve!
Esta persona no podrá nunca prestarse a lo que
Dios la ha llamado:
Dios quiere configurarla con Cristo Sacerdote.
¿Y....
si un eogísta llega a ser sacerdote?