La pornografía debilita el carácter. Creciendo en un ambiente envenenado de sexismo,
permisivismo y pornografía sólo engorda su instinto.
Llegará el momento cuando ya no tendrá fuerzas
para
dominarlo. Lo que debería ser una elemento
maravilloso de la persona que le capacita a
donarse
al ser querido, se convierte en baja pasión
incontrolada e incontrolable que utiliza al otro.