La pornografía envilece la mirada. El hombre ya no se reconoce. Es llamado a reflejar en su
persona el don de ser la imagen y semejanza de Dios, de
reproducir la plena estatura de Cristo. Usted descuide le primeros
seis años de su crecimiento y habrá contribuido a que su modelo
sean otros que no quieren saber nada de Dios. El hombre sin Dios
ya no es hombre. No sabe lo que es. No se reconoce.