Kristi Hofferber: Descubrió que procedía de un embarazo por violación e incesto: y agradece que no la abortaran
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C.L. / ReL
Un caso como el de la niña chilena, Belén que quieren tomar como pretexto para legalizar el aborto.
Todas las terminales propagandísticas del abortismo se han puesto en marcha
ante un nuevo caso extremo con el que promover la legalización del crimen en
un país donde está prohibido: Belén, la niña chilena de once años embarazada
de su padrastro.
Su propuesta es, como siempre, matar a quien está por nacer. No habrá
entonces ocasión de preguntarle su opinión, pero afortunadamente si es
posible recabar la de Kristi Hofferber, cuya vida tiene el mismo origen que
Belén. Y lo que dice Kristi es: "Por favor, no matéis, abortándolos, a niños
como yo".
Quiso saber más
Ella siempre supo que era adoptada. Lo fue desde que era una recién
nacida, a los tres días de venir al mundo. Sus padres adoptivos no podían
tener hijos y sólo la adoptaron a ella. No consideraban vergonzosa la
adopción y nunca se la ocultaron. Y aunque ella sentía deseos de conocer sus
orígenes, lo negaba por temor a herir a quienes la habían acogido y le
habían ofrecido todo su amor.
"Tuve una infancia maravillosa, mis padres me dieron todo lo que
necesitaba", cuenta a LifeNews. Pero, como muchos otros adoptados, llegado
un momento quiso conocer a su familia biológica. "Intenté hacerlo sin
decírselo a mis padres adoptivos, pero no conseguí mucha información y al
mismo tiempo sabía que no era correcto, que tenía que ser honesta con mis
padres. Así que les pregunté directamente. La respuesta no fue fácil de
escuchar".
Seis embarazos, una sola niña
Cuando Kristi tenía 13 años, sus padres adoptivos leyeron en el
periódico que se estaba celebrando un juicio en los tribunales en el que una
mujer denunciaba a su propio padre por años continuados de violación. Los
padres adoptivos de Kristi reconocieron en los apellidos y las
circunstancias de esa mujer a la madre biológica de Kristi, de la cual
tenían algún dato previo.
La violación incestuosa de la madre biológica de Kristi había tenido como
resultado seis embarazos. Cinco acabaron en aborto, uno "espontáneo" (debido
al maltrato físico) y cuatro provocados para encubrir el incesto. El sexto
llegó a concluir, y la niña que nació, Kristi según todas las evidencias,
fue dada en adopción.
"No me esperaba algo así. Ni se me había pasado por la cabeza. Me llevó
varias semanas pensar si debía seguir investigando. Si aquello era así, ¿qué
iba a suponer para mi madre que yo apareciese?", recuerda Kristi, que tiene
ahora 30 años.
Gracias por la vida
Pero ella sentía que el plan de Dios era que hallase a su madre. Y
no tardó mucho. A los dos días, tras enviar un e-mail a la persona que creía
era su madre biológica, tuvo rápida respuesta. La encontró y se vieron, y
conoció además a una hermanastra y al niño que acababa ésta de tener.
Kristi estuvo varios días en casa de su madre biológica, donde conoció el
horror de sus veinte años de violación a manos del padre-abuelo de Kristi,
que fue concebida con 16.
"Estoy muy agradecida de haber elegido seguir y encontrarla", confiesa
Kristi: "Me sentía a la vez triste y favorecida por que me hubiese traído a
este mundo. Lo único que sé de por qué no me mataron es que mi madre
biológica decidió ocultar el embarazo durante un tiempo. Luego, tampoco
estuvo segura de si yo vivía, porque no me vió después de dar a luz y más
tarde recibió un informe de una infección que yo había contraído al
nacimiento. Me llevaron a otro hospital para tratarme y le dijeron que
probablemente no había sobrevivido".
La relación entre ambas no ha sido fácil, pero hablan cada pocas semanas.
Kristi cree que en verdad Dios las ha reunido, y agradece poder verla. Y
agradece estar viva.
"¡Son tantas vidas las afectadas por la pérdida de un solo niño abortado!",
reflexiona: "Es difícil sólo imaginar lo diferentes que habrían sido las
cosas. Le agradezco mucho a mi madre biológica haberme protegido y dado en
adopción. Llegué a una familia maravillosa que me acogió con los brazos
abiertos y me dio el amor y el cuidado que necesitaba. También por eso estoy
eternamente agradecida", exclama Kristi, que está casada con un adoptado y
tiene también un hijo adoptado.
Sólo 18 meses de prisión
En cuanto conoció su verdadera historia, sus objetivos en la vida
cambiaron, y decidió dedicarse a casos como el suyo. Hoy es trabajadora
social y su objetivo es ayudar a mujeres que se enfrentan a una situación
difícil a consecuencia del embarazo.
En cuanto a su padre-abuelo, sólo pasó en prisión 18 meses, porque no se
consiguieron reunir pruebas suficientes para incriminarle más. En el momento
del juicio la madre biológica de Kristi desconocía su existencia -que sin
duda habría agravado la pena-. El hombre murió hace un año, pero Kristi
nunca tuvo deseos de conocerle.
No castigar a la víctima
"Sean cuales sean las circunstancias de la concepción de un niño,
no se le debería castigar a él por el crimen de su padre. Y eso es lo que
pasa cuando alguien dice que el aborto debería ser ilegal... salvo en casos
de violación e incesto: que se castiga al niño por los crímenes del padre,
negándole la vida que merece. A todos los niños debería dárseles la
oportunidad de vivir la vida que han recibido", concluye Kristi.