Liberándose de las cadenas del aborto
Steve Mosher
Presidente del
Population Research Institute
Conozco algo acerca de algunas de las más impresionantes conversiones a la causa pro-vida. Yo mismo soy producto de una de esas conversiones, hace algunos años en una clínica de aborto de China. En realidad nunca había dimensionado lo que significa un aborto y las consecuencias que acarrea hasta que fui testigo de uno con mis propios ojos. En esos momentos uno no puede pasar por alto el resultado, un bebé muerto y una madre herida profundamente tanto su cuerpo como su espíritu. Y lo rechacé horrorizado.
La epifanía de Abby Johnson sucedió en circunstancias similares, a pesar de que ella no era una simple espectadora de este crimen contra la humanidad, como lo fui yo. Más bien, fue directora de una clínica de Planned Parenthood por mucho tiempo, en donde se habían realizado miles de abortos mientras trabajaba allí. De hecho, Abby había programado el aborto que cambió radicalmente su vida.
Siendo estudiante universitaria, se enroló en Planned Parenthood debido a que la habían hecho creer que la organización se dedicaba a ayudar a mujeres en crisis. Les creyó cuando le dijeron que realizaban abortos en casos excepcionales. Abby repetía las mentiras en las que la entrenaron y le decía a las jovencitas ingenuas que lo que crecía en sus vientres no era un bebé, sino sólo un feto, más pequeño que un grupito de células o que era una bola de tejidos.
Pero a medida que pasó de voluntaria a empleada a tiempo completo, se enteró de que el objetivo principal de la organización era el lucro, y tanto como fuera posible, realizando la mayor cantidad de abortos. Se dio cuenta rápidamente que no se trataba de realizar abortos sólo en casos excepcionales, como le habían hecho creer, sino que desgraciadamente estaba ayudando a que los abortos sean una cosa común.
Llegó el día en que se le pidió a ella misma asistir a un aborto, sosteniendo una sonda de ultrasonido para permitir al abortista tener una visión clara de su pequeño objetivo. La escena que apareció fue un completo perfil de un bebé de 13 semanas. A medida que el doctor insertaba la cánula de aspiración, ella vio que el bebé empezaba a luchar, retorciéndose y apartándose. No tuvo escapatoria. Como ella misma describe, “Por un breve momento parecía que el bebé estaba siendo estrujado y exprimido como un paño de cocina. Entonces el pequeño cuerpo triturado comenzó a desaparecer en la cánula ante mis ojos. Lo último que vi fue la pequeña espina dorsal bien formada, succionada por el tubo y de repente todo se había ido”.
Abby, devastada por lo que había visto, se juró a sí misma que nunca más apoyaría el aborto.
Tal vez su historia podría haber terminado ahí, si no fuera por la amistad que se había formado entre ella y los defensores de la vida que por mucho tiempo habían realizado vigilias de oración en las afuera de su clínica. Estos guerreros de la oración hacía tiempo que no sólo intercedían por las mujeres que visitaban la clínica y sus hijos por nacer. Lo hacían también por el personal de la clínica. Por lo tanto, no es casual que cuando Abby salió de su oficina de Planned Parenthood se fue directamente a la oficina local del director de “40 Días por la Vida”, Shawn Carney. Así que Carney y otros pro-vidas la ayudaron en la transición que la ha llevado desde ser una empleada del aborto a convertirse en una potente luchadora que ayuda a otras mujeres y salva vidas.
La historia de la conversión de Abby, que fueron años de preparación, es poco menos que milagrosa. Me trajo a la memoria el relato de cómo el Padre Paul Marx se hizo amigo del pionero en abortos Bernard Nathanson, una amistad que ayudó mucho al Dr. Nathanson en su viaje espiritual desde el ateísmo de su juventud hasta su confirmación definitiva en la fe católica. (Sabemos que Abby y su esposo han dejado la Iglesia Episcopal por su postura a favor del aborto, y están recibiendo instrucción en la Iglesia Católica).
Si Ud. tiene la tentación de descorazonarse por el continuo apoyo de Estados Unidos al aborto, tenga en cuenta el valor moral de Abby Johnson y de aquellos que están con ella. Recuerde que para Dios nada es imposible. “unPlanned” es el título de una historia que merece ser leída por toda persona comprometida con la construcción de la Cultura de Vida.