Las citas de la Biblia sobre la corrupción que harán
temblar a los políticos de cualquier época
Sobornos, fraudes y engaños fiscales son condenados contundentemente por la
ética bíblica
Javier Lozano/LibertadDigital.comCaso Púnica, Gürtel, ERE, Pujol, Nóos,
Malaya, Millet, Madeja, Enredadera, Brugal, Pokemon, Palau, ITV, cursos de
formación, Campeón, Malaya, Guateque, Pallerols, etcétera, etcétera.
Estos son solo una pequeña muestra de los innumerables casos de corrupción
que asolan España, tramas que llenan los periódicos y gracias a las cuales
sus responsables han conseguido de manera ilícita miles de millones de
euros.
La corrupción no entiende ni de regiones ni de siglas políticas. Los
escándalos se han producido en todas las comunidades y en todos los
partidos. Donde ha habido poder ha habido corrupción. Los últimos y graves
escándalos han calado como nunca en la ciudadanía y han colocado a la
corrupción de manera destacada como la segunda preocupación de los españoles
tan sólo por detrás del paro, tal y como refleja el último barómetro del
CIS.
Tan de actualidad pero a su vez tan antigua. Pese a la enorme dimensión de
los casos que copan las portadas la corrupción es casi tan antigua como la
vida misma. Desde hace miles de años ha habido casos de este tipo y también
entonces los autores fueron reprendidos, aunque no siempre con facilidad.
El "justo", contra fraude, soborno y robo
La Biblia recoge ejemplos de ello y sobre todo condena estas prácticas,
extendidas a lo largo de la historia y por todo el orbe.
Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo muestran cómo el "justo" debía
luchar contra el soborno, el fraude y el robo de aquello que recaudaban a
los que trabajando debían pagar sus impuestos. Como si el tiempo no hubiera
pasado.
La corrupción para el cristianismo entraña un pecado grave pues es una
agresión al prójimo y también al bien común. Aunque de carácter más general
dos de los diez mandamientos engloba este tipo de actuaciones. Concretamente
el que dice: "no codiciarás los bienes ajenos" y el que sin medias tintas
afirma que "no robarás".
Además de ellos, la Biblia está repleta de alusiones muy explícitas a una
corrupción que se asemeja mucho a la que está destruyendo España y en las
que se marca el camino que el "justo" debe seguir.
Antiguo Testamento
- El importante profeta Isaías ya aseguraba en el siglo VIII antes de Cristo
que "el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la
mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar
de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal. Ese morará en las alturas,
subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá
el agua segura". (Is. 33, 15-16).
- El libro del Levítico, uno de los que forma el Pentateuco y escrito unos
1.500 años a.C cita también: "no hurtaréis; no mentiréis ni os defraudaréis
unos a otros" (Lv 19, 11). En él igualmente aparece que "no haréis
sentencias injustas, ni cometeréis injusticias en pesos y medidas. Tened
balanza, pesas y medidas exactas" (Lv 19, 35).
- El Deuteronomio, otro de los grandes libros del AT muestra referencias
claras: "no torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás
soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las
palabras de los justos". (Dt, 16, 19). En otro punto escribe que "maldito
quien acepte soborno para quitar la vida a un inocente" (Dt 27, 25).
- También el libro de los Salmos contiene distintas referencias a esta
lacra. "No morará en mi casa quien cometa fraude" (Sal 101, 7). "No juntes
mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios, que
tienen en sus manos la infamia, y su diestra repleta de soborno" (Sal 26,
10).
- En el libro de Samuel, por ejemplo, se citan también los presentes como
agasajo para conseguir favores: "sus hijos no siguieron su camino: fueron
atraídos por el lucro, aceptaron regalos y torcieron el derecho" (I Sam 8,
3). El profeta Daniel tiene un mensaje para un colectivo cuestionado.
"Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu
vida pasada, dictador de sentencias injustas, que condenabas a los inocentes
y absolvías a los culpables" (Dn 13, 53). Hay muchísimas referencias más
entre los libros y profetas del Antiguo Testamento que inciden en estas
cuestiones.
Nuevo Testamento
Las referencias a sobornos, extorsiones y fraude en general también tienen
gran cabida en los Evangelios así como entre los apóstoles en sus cartas
posteriores, especialmente en San Pablo.
Quizás el ejemplo más claro es Zaqueo, un recaudador de impuestos que se
había enriquecido defraudando aún más a su pueblo y que ve pasar a Jesús a
su paso por Jericó. Su conversión fue inmediata y en el Evangelio de Lucas
se cuenta que conmovido fue consciente de lo que había hecho hasta entonces
afirma: "daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo
defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple".
También en Lucas aparece un pasaje de Juan Bautista, al que acudieron muchos
a bautizarse entre los que había personas que no actuaban cumpliendo las
normas.
El pasaje dice así: "Preguntáronle también unos soldados: ´Y nosotros ¿qué
debemos hacer?´ El les dijo: ´No hagáis extorsión a nadie, no hagáis
denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada".
Igualmente, en Mateo se cuenta que los sumos sacerdotes "sobornaron" a los
guardias que custodiaban el sepulcro cuando Jesús resucitó para que no
dijeran la verdad.
San Pablo en su carta a los Romanos habla de la importancia de no evadir
impuestos ante una costumbre extendida entonces.
El apóstol de los gentiles insta a esta comunidad: "por eso precisamente
pagáis los impuestos, porque son funcionarios de Dios, ocupados asiduamente
en ese oficio. Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos;
a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor.
Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al
prójimo, ha cumplido la ley".