La Iglesia y los medios de comunicación: De una relación conflictiva a una alianza continuada
Jorge Enrique Mujica L.C.*, Zenit 2013
El 28 de junio de 2012 pasó a la historia no sólo porque fue la primera vez
que un Papa (Benedicto XVI) usó un iPad y mandó un mensaje corto vía Twitter
(«tuit») sino también porque fue la primera ocasión –en la no muy longeva
historia de internet– en que un Papa ponía personalmente on line un portal
web: news.va.
En los últimos años el sucederse de iniciativas institucionales y oficiales
en ámbito digital por parte de la Iglesia católica ha sido una constante.
Los canales y/o perfiles del Vaticano en YouTube, Facebook, Twitter y Flickr
son vistos hoy como algo «natural». Son también cada vez más los dicasterios
de la curia romana que disponen de portales independientes; la mayoría de
los medios de comunicación vinculados a la Santa Sede tienen webs propias
con una variada presencia en redes sociales.
¿Ha sido siempre así la relación Iglesia-medios de comunicación? Si se echa
una mirada al pasado podemos distinguir cinco momentos que reflejan cinco
modos diversos de relación.
Primer momento: de confrontación
Con el inicio de la masificación de la prensa a inicios del siglo XVIII1, la
Iglesia, especialmente por medio de sus pastores, asumió el desagradable
oficio de señalar los abusos.
Ya por entonces al papel amonestador, comprensible y justificable en el
contexto sociocultural de la época, se añadió un rol autodefensivo ante el
acoso creciente de que era objeto la misma Iglesia como institución. En la
encíclica Christianae reipublicae salus, del 25 de noviembre de 1766, el
Papa Clemente XII denunciaba la «peste» de libros contrarios a la fe
mientras que otro Papa, Pío VI, llegó incluso a referirse a la libertad de
prensa que defendían algunos ilustrados como «derecho monstruoso». Análogas
actitudes quedan reflejadas en al menos dos textos de Pío VII: la alocución
Diu satis, del 15 de mayo de 1800, y la Carta Apostólica Post tam diuturnas,
del 28 de mayo de 1814.
Años más tarde, en una encíclica (Mirari vos, del 15 de agosto de 1832) y en
una carta (Inter gravissimas, del 8 de junio de 1845), el Papa Gregorio XVI
imputa a la libertad de prensa un cada vez mayor indiferentismo de las
personas hacia la fe.
Pío IX, en su famosa encíclica del 8 de diciembre de 1864, Quanta Cura,
mejor conocida como Syllabus, reafirma el estilo de denuncia especialmente
contra el pensamiento modernista cuyas manifestaciones en prensa consideraba
alentadores para la difusión de libros sin control y un periodismo causa de
ruina moral y espiritual de las almas.
Segundo momento: hacia una positiva apreciación
Con León XIII (1878-1903) se inicia una etapa que supone un enfoque
distinto; una apreciación de los aspectos positivos. La denuncia es
sustituida por el aprovechamiento de la misma prensa e incluso se da una
valoración diferente al concepto de «libertad de expresión».
Es en la encíclica Etsi nos, del 15 de diciembre de 1882, donde León XIII
aborda precisamente ese punto: ¿por qué los cristianos no ponen en prácticas
esas libertades de prensa y expresión para la causa noble de la fe? Años más
tarde, en 1888, el mismo Pontífice volvería al tema de la «libertad» en la
encíclica Libertas praestantissimum donde toca las libertades de culto,
conciencia, enseñanza y prensa. Sobre ésta última, se hace una reflexión
sobre la irrenunciable relación entre libertad de expresión y verdad.
Para las primeras dos décadas de 1900 hay un contexto social que orienta las
preocupaciones pastorales de la Iglesia hacia otros temas más acuciantes: el
marxismo, la Primera Guerra Mundial y el creciente influjo del cine. Para
este momento, además, ya hay una notable y activa participación de católicos
en prensa2 y el ejercicio del periodismo es tomado ahora como un servicio de
pacificación3.
Tercer momento: cuando los Papas comenzaron a usar personalmente los
medios de comunicación
Con Pío XI (1922-1939) se inicia una tercera gran etapa cuya mejor estampa
del recuerdo es el mensaje transmitido por Radio Vaticana al mundo, el
primero en la historia del Papado. Fue él quien esbozó la primera
aproximación sistemática al campo de la massmediologia con la «Carta
Encíclica Vigilanti Cura».
Se trata de un documento sobre la importancia, poder, popularidad e impacto
del cine, además de ofrecer líneas morales sobre la misma producción
cinematográfica. A él se debe también la declaración de san Francisco de
Sales como patrón de los periodistas católicos.
Ante el creciente impacto del cine, Pío XII dio continuidad al tema con la
«Exhortación Apostólica a los representantes del mundo cinematográfico, La
película ideal4». La Exhortación ofrece una aproximación a este campo
subrayando la importancia del arte cinematográfico, qué se entiende como una
«película ideal» y cómo ésta puede llegar a ser un instrumento eficaz de
elevación, educación y mejoramiento para las personas; profundiza en el
objeto del cine –su contenido–, en relación al auditorio y en la
presentación del mal.
Algunos años más tarde el mismo Pío XII volvería al tema pero no se quedaría
sólo en él: la carta encíclica Miranda Prorsus, del 8 de septiembre de 1957,
extendería las consideraciones a la radio y la televisión. Las reflexiones
de la encíclica respectan a puntos muy específicos de la libertad de
difusión y los errores que de una mal entendida práctica se derivan. Los
enuncia y después baja a aplicaciones en las tres realidades estudiadas: el
cine, la radio y la televisión. Un año más tarde, el 21 de agosto de 1958,
Pío XII declaraba a santa Clara de Asís patrona celestial de la televisión.
Juan XXIII confirmó los documentos de Pío XII con la Carta Apostólica-Motu
proprio Boni Pastoris, del 22 de febrero de 1959. Finalmente, es del 4 de
diciembre de 1963 el Decreto Conciliar Inter Mirifica, sobre los medios de
comunicación social, firmado por Pablo VI.
Con apenas dos capítulos, Inter Mirifica es el primer documento nacido en el
seno de uno de los actos más solemnes de la Iglesia como lo son los
Concilios, evidenciando así el protagonismo y la actitud que frente a los
medios de comunicación se asume en adelante. Hay tres números de especial
relevancia en el Decreto: en el 18 quedan establecidas las Jornadas
Mundiales para las Comunicaciones Sociales5 (JMCS, en adelante), en el 19 se
formula la petición de extender «los deberes y competencias» de la entonces
Pontificia Comisión para Cinematografía, la Radio y la Televisión6, y en el
23 se manda la publicación de una Instrucción Pastoral7.
Cuarta etapa: el nacimiento y desarrollo de un dicasterio vaticano
para las comunicaciones
Pablo VI inició la redacción anual de los mensajes para las Jornadas
Mundiales para las Comunicaciones Sociales explícitamente pedidas por el
Concilio Vaticano II en la Inter Mirifica. Durante el pontificado de Pablo
VI se publicaron doce.
Juan Pablo II tomó la estafeta y firmó veintisiete. Benedicto XVI, hasta
2012, lleva ya siete (con el de 2013 serán ocho). Ha acompañado esta visión
eminentemente positiva de los medios de comunicación social el desarrollo
ulterior de lo que hoy se conoce como Pontificio Consejo para las
Comunicaciones Sociales.
La historia del actual Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales
hunde sus raíces en la década de los años «40´s», cuando Pío XII instituyó
la «Pontificia Comisión de Consulta y Revisión Eclesiástica de películas
sobre religión y moral». Era el 30 de enero de 1948. Nueve meses más tarde,
el 17 de septiembre, el mismo Papa aprobaba el Estatuto de esa anterior
oficina de la Santa Sede pero ahora bajo el nombre de «Pontificia Comisión
para la Cinematografía Didáctica y Religiosa». El 31 de diciembre de 1954
cambiaría otra vez la denominación y, como el título mismo lo dice, el radio
de acción y estudio: «Pontificia Comisión para la Cinematografía, la Radio y
la Televisión». Sin esperar al final del Concilio Vaticano II, Pablo VI
transformó la precedente Comisión Pontificia en «Pontificia Comisión para
las Comunicaciones Sociales». El quinto cambio lo daría, finalmente, Juan
Pablo II, quien le conferiría el rango y denominación actual como Pontificio
Consejo para las Comunicaciones Sociales, vigente desde el 1 de marzo de
1989.
En cuanto órgano al servicio de la misión del Papa, no son pocos los
argumentos que este dicasterio en particular ha tocado en el ámbito de la
comunicación, de una manera más prolífica durante el pontificado de Juan
Pablo II. En 1989, «Pornografía y violencia en los medios de comunicación:
una respuesta pastoral» (7 de mayo) y «Criterios de colaboración ecuménica e
interreligiosa en el campo de las comunicaciones» (4 de octubre); en 1992,
la «Instrucción Pastoral Aetatis Novae, sobre las comunicaciones sociales,
en el XX aniversario de la Communio et Progressio» (22 de febrero); en 1997,
«Ética en la publicidad» (22 de febrero); en 2000, «Ética en las
comunicaciones sociales» (2 de junio); en 2002 «Ética en internet» y «La
Iglesia en Internet», ambas del 28 de febrero. El último documento, «La
Iglesia en internet», tiene sus precedentes inmediatos en los mensajes de
Juan Pablo II para las JMCS de 1989 («La religión en los medios de
comunicación»), 1990 («La nueva cultura informática»), 2001 («Proclamar
desde los terrados: el Evangelio en la era de la comunicación global»), y
2002 («Internet, un nuevo foro para la proclamación del Evangelio»), por lo
que bien se pueden considerar sus fuentes inspiradoras y ulterior desarrollo
más acabado.
Quinta etapa: de la teoría a la praxis
Aunque es la etapa más breve por cuanto a años se refiere, es en la que el
crecimiento e impacto mediático ha tenido su auge tanto en el mundo como en
la Iglesia. Si Pío XI fue el Papa iniciador del uso activo de los medios con
el radio mensaje emitido el 12 de febrero de 1931 (Qui arcano Dei) por Radio
Vaticana, los Pontífices sucesivos, especialmente Juan Pablo II y Benedicto
XVI, han sido también los primeros en usar otras tecnologías de vanguardia.
Es de 1983 la fundación del Centro Televisivo Vaticano auspiciada también
por Juan Pablo II. Casi dos décadas después, el 22 de noviembre de 2001, un
Papa enviaba un correo electrónico por vez primera en la historia de la
humanidad. El documento enviado fue el texto de la «Exhortación Apostólica
postsinodal Ecclesiae in Oceania» y los destinatarios eran las iglesias
locales de aquel continente. Fue también el Papa Wojtyla quien dio el «nihil
obstat», su «sí», a la propuesta de sor Judith Zoebelein para lanzar, el 25
de diciembre de 1995, la primera web católica oficial del mundo, Vatican.va
(antes, incluso, que la web del Estado italiano, cuando la world wide web
apenas comenzaba a mundializarse). Juan Pablo II fue también el primer Papa
que habló de internet en un documento oficial de la Iglesia: lo hizo en el
Mensaje para la XXXVI JMCS de 2002, «Internet, un nuevo foro para la
proclamación del Evangelio».
Durante el Pontificado de Benedicto XVI la migración a las redes sociales ha
sido una constante: el 5 de junio de 2008 la Santa Sede abrió un canal
institucional en YouTube (http://www.youtube.com/vaticanes; en realidad son
cinco canales en cinco diferentes idiomas: inglés, italiano, francés, alemán
y español) para ofrecer la cobertura informativa más reciente sobre las
actividades del Papa y de la Santa Sede en breves cápsulas de video.
El 12 de abril de 2010 la oficina de comunicación del Vaticano anunció el
lanzamiento del blog oficial del Vatican Infomation Service8
(http://www.vis.va/; una bitácora en varios idiomas alojada en el sistema
Blogger, empresa de Google, Inc., el portal del blogs gratuitos más grande
del mundo). Un año más tarde, el 19 de abril de 2011, nace la versión
digital del periódico del país más pequeño del mundo y uno de los más
antiguos: L´Osservatore Romano (http://www.osservatoreromano.va/;
actualmente en siete idiomas).
Unos meses más tarde, en la víspera del 29 de junio de 2011, era el mismo
Benedicto XVI quien ponía on line la así llamada «CNN del Vaticano»: el
portal news.va que concentra en un solo lugar las informaciones de todos los
medios informativos vinculados a la Santa Sede (desde la Radio Vaticana,
pasando por el VIS, L´Osservatore Romano o la agencia FIDES, hasta el canal
de videos de YouTube, perfiles en Flickr, fans page en Facebook o diversas
cuentas oficiales en Twitter).
El episodio más reciente (12 de diciembre de 2012) en este migrar a las
plataformas digitales lo ha constituido el también histórico lanzamiento del
perfil personal del Papa Benedicto XVI en la red de microblogs Twitter.
Hacía un sexto momento en la relación de la Iglesia con la
comunicación
En el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2013
el Papa interpela a usar internet ya no como «medio» sino como «ambiente» de
evangelización. Este cambio de perspectiva supone una redimensión en la
visión cristiana de la comunicación. Sobre este tema nos ocuparemos la
próxima quincena para así completar este estudio.
*Jorge Enrique Múgica es licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio
Regina Apostolorum, de Roma, y “veterano” colaborador de medios impresos y
digitales sobre argumentos religiosos y de comunicación. En la cuenta de
Twitter: https://twitter.com/web_pastor, habla de Dios e internet y Church
and media: evangelidigitalización.
NOTAS
1 Para una breve aproximación histórica puede verse J.E. Mújica, «Leer,
conocer y juzgar la prensa», Ecclesia 1 (2009), 55-79.
2 En este contexto nacen, por ejemplo, la Sociedad de san Pablo y la Obra de
la Buena Prensa.
3 Cuando Benedicto XV publicó su encíclica Pacem Dei, el 23 de mayo de 1920,
se refirió a los escritores y periodistas, especialmente católicos, como
protagonistas por designio divino para la restauración de la paz.
4 Pío XII comenzó a redactar la Exhortación el 21 de junio y la concluiría
el 25 de octubre de 1955.
5 Ciertamente no se les llama así sino sólo «jornadas»: «Para mayor
fortalecimiento del apostolado multiforme de la Iglesia sobre los medios de
comunicación social, debe celebrarse cada año en todas las diócesis del
orbe, a juicio de los obispos, una jornada en la que se ilustre a los fieles
sobre sus deberes en esta materia, se les invite a orar por esta causa y a
aportar una limosna para este fin, que será empleada íntegramente para
sostener y fomentar, según las necesidades del orbe católico, las
instituciones e iniciativas promovidas por la Iglesia en este campo». El
primer mensaje pontificio para las JMCS será el de 1967, firmado por Pablo
VI.
6 Petición acogida y llevada a la práctica el 2 de abril de 1964: sin
esperar a la conclusión del Concilio Vaticano II Pablo VI emite el Motu
proprio «In fructibus multis» con el que la precedente Comisión Pontificia
pasa a llamarse ahora Pontificia Comisión paras las Comunicaciones Sociales,
confiándosele todos los problemas concernientes al cine, a la radio, a la
televisión y a la prensa.
7 La Instrucción Pastoral Communio et progressio, sobre los medios de
comunicación social, será hecha pública el 23 de mayo de 1971.
8 El Vatican Information Service nació en 1991 y diariamente ofrecía las
notas e informaciones oficiales de la Santa Sede (más de 85 mil, según datos
de mediados de junio de 2012 –cf. VIS 12.06.2012–). 21 años después de su
nacimiento, el 31 de julio de 2012, «cesó su existencia como departamento
con un servicio de información específica diverso del Boletín de la Oficina
de Prensa de la Santa Sede». No obstante, el VIS ha continuado ofreciendo su
servicio de envíos por correo electrónico a sus más de 60 mil suscriptores.
El cese como departamento distinto se debió al deseo de reforzar el portal
News.va y las varias lenguas en que el portal emite informaciones.