4 objeciones (respondidas) sobre la presencia del Papa en Twitter
Jorge Enrique Mújica, LC
Artículo tomado de
Evangelidigitalización.
"Queridos amigos, me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter. Gracias por vuestra respuesta generosa. Os bendigo a todos de corazón". Benedicto XVI 12 dic 12
Comentando
en otro blog la llegada del Papa aTwitter anotaba que se ha subrayado, a mi
juicio excesivamente, el tema de la cantidad de followersque tiene el Santo
Padre en los diferentes perfiles idiomáticos, como si eso fuera la noticia.
Y subrayé que esos datos, aunque de interés, me parecen los menos relevantes
sobre el arribo de Benedicto XVI a la famosa red de microblog (El
Papa y Twitter: este fue el primer mensaje de Benedicto XVI -mensaje
original y video-)..
Debo reconocer que, contrariamente a lo que se pudiera pensar, no he sido de
los más entusiastas en torno a esta reciente iniciativa masmediática de la
Santa Sede. Afortunadamente es un tema opinable sobre el que es lícito y
legítimo discrepar.
Sistematizando mis discrepancias he dado con una traducción al castellano de
un artículo del padre Antonio Spadaro, S.J.,
(el original puede verse en Risposta
a 4 dubbi sulla presenza del Papa su Twitter)
quien responde a cuatro objeciones que personas de buena voluntad nos hemos
formulados sobre la conveniencia de que el Vicario de Cristo "esté" en
Twitter. Debo decir que me dejan satisfecho y por eso las comparto.
Mantengo, sin embargo, una lamentación: que algunas de las personas
implicadas en la colaboración laboral, supongo que remunerada, para que la
presencia del Papa sea hoy una realidad estén paseando el hecho como un
logro auto-adjudicado que tiene todos los aires de comprensible -pero no
justificable- promoción de la propia empresa.
***
Desde el momento en el que el Papa abrió su cuenta en Twitter se han
producido reacciones de signo distinto y opuesto: unas de gran entusiasmo,
otras de preocupación. En particular, se han planteado algunas dudas que es
interesante afrontar porque nos permiten comprender mejor la decisión de
Benedicto XVI de estar presente en el ambiente digital.
1. Los mensajes del Papa en Twitter corren el riesgo de ser
banalizados porque se exponen al comentario estúpido y a los chistes
irónicos.
Es verdad. En el momento en que uno se expone, se hace más vulnerable. Y
cuanto más se expone, más lo es. Y sin embargo, el Evangelio se hizo para
ser anunciado y por tanto para exponerse, como la semilla, a todo tipo de
tierra. Conservándolo en un lugar seguro no podrá dar fruto. El Evangelio en
el mundo a menudo es pisado y recibe burlas. La palabra del Papa es a menudo
atacada, también por los medios de comunicación. Muy frecuentemente, además
de reírse de él, se le malinterpreta. No es una novedad. Diría que al
contrario, es siempre de esperar, en particular, justo cuando se pone en
marcha una iniciativa como la presencia del Papa en una red social. En
general, aun usando la prudencia cristiana, no puede ser éste, sin embargo,
motivo para callar. Estamos ante una aventura fascinante y, precisamente por
esto, arriesgada. En todo caso, la presencia del Papa sigue a la de muchos
cristianos, la de muchos obispos, la de al menos 8 cardenale; Twitter es ya
un medio de comunicación pastoral.
2. El mensaje en Twitter es fragmentado, está ligado a contextos de
consumo rápido, falta el silencio. No se da el contexto adecuado para la
reflexión.
La objeción parece sensata, pero no lo es tanto como parece. Y es el Papa
mismo el que aclara este posible malentendido en su mensaje para la 46ª
Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Escribe el Papa, de hecho:
“hay que considerar con interés los diversos sitios, aplicaciones y redes
sociales que pueden ayudar al hombre de hoy (…) a encontrar espacios de
silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de
Dios”. Sin citar ninguna plataforma o aplicación particular, el Papa seguía
diciendo que “en la esencialidad de breves mensajes, a menudo no más
extensos que un versículo bíblico, se pueden formular pensamientos
profundos, si cada uno no descuida el cultivo de su propia interioridad”.
Benedicto XVI lanzando su primer tuit. Nos encontramos ante una aparente
paradoja: lo que podría ser considerado el fruto de una vida frenética que
rompe las comunicaciones en balbuceos de pocas palabras, puede convertirse
en el canal que permita poder disfrutar de una intuición sapiencial,
precisamente en un contexto de ritmos frenéticos y fragmentados. Todos
recordamos la fulgurante poesía Mattina de Giuseppe Ungaretti: M’illumino /
d’immenso. ¡Qué poder expresivo tienen estos dos versos! Y sin embargo se
compone, si consideramos también el título y los espacios, de apenas 30
caracteres.
3. El Papa está en Twitter pero no “sigue” a nadie y por tanto no
respeta las reglas de una comunicación adecuada a las redes sociales
En general la objeción es verdadera y sensata. Sin embargo, es necesario
abrir más los ojos a lo que sucede en Twitter y quiénes están en él. Es
necesario distinguir entre presencias personales y presencias
institucionales (un poco como en Facebook los perfiles y las páginas, en un
cierto sentido). Si el Papa siguiera a alguien, habría que preguntarse: ¿a
quién? ¿por qué a unos sí y a otros no? ¿y por qué? Tampoco otras figuras
ligadas al mundo de la religión (como el Dalai Lama, por ejemplo) siguen a
nadie precisamente para no hacer discriminaciones. E incluso si siguiese a
alguien (como el presidente Obama, por ejemplo, que sigue a 670.000
personas), ¿tendría sentido? ¿sería humanamente posible y plausible?
La decisión ha sido simplemente la de tener un perfil abierto a través del
hashtag #askpontifex, con el que es posible plantear preguntas o decir algo.
De esta forma, todo es más transparente, y sí, también está más“expuesto” al
exterior sin ningún tipo de filtro.
Video histórico donde se ve al Papa mandando el primer tuit de un Pontífice.
4. Pero la Red es un lugar “falso”, lleno de riesgos y de
alienaciones… el Papa no hace bien en estar presente en este ambiente.
La red es un lugar de riesgos. Incluso es lugar de riesgos muy graves. Pero
se aprende a vivir no sólo poniendo de manifiesto los riesgos y alimentando
los miedos, sino afrontando los problemas. Sólo así es posible evitar la
falta de asunción de responsabilidades. Hoy de hecho se corre el riesgo de
condenar el mundo digital en cuanto tal, atribuyéndole a éste los problemas
que más bien son nuestros, humanos, que debemos afrontar. Está claro que los
medios de comunicación potencian algunos aspectos negativos, desde la prensa
en adelante. Es más, diría yo, desde la invención de la escritura en
adelante. Pero potencian también muchos aspectos positivos: la solidaridad,
el compartir, el pensar juntos, el open source, los proyectos compartidos,
la amistad de personas que ya se conocen y que viven distantes por motivos
de trabajo u otros. La red es aún “menor de edad”. Es necesario intentar
ayudar al hombre a vivir bien en el tiempo de la red. La tarea es ardua,
comprometida y alta. Aunque quisiéramos, no podríamos borrar el cambio
social e incluso podríamos decir antropológico que la red está imprimiendo.
Es necesario por tanto razonar con valor. Desde mi punto de vista, el camino
bueno es evitar pensar que vivimos dos vidas: una física y una digital, una
verdadera y una falsa. Así se hace crecer la alienación y la falta de
responsabilidades (es decir, el riesgo de llegar a decir: si una cosa es
falsa es falsa, y por tanto también el mal en la red es falso…).
La vida es única y el mundo digital forma parte de ella. Lo digital no puede
ni debe sustituir a lo real. Pero no lo sustituirá vampirizando las vidas de
nuestros hijos, siempre y cuando les ayudemos a vivir la integración y no la
esquizofrenia. Por último: sí, la presencia del Papa en Twitter es una
novedad que impacta y es noticia. Y sin embargo, bien mirado, se trata de
una presencia que sigue a muchas otras presencias de pastores de la Iglesia.
Son incontables los sacerdotes, los obispos son numerosos, y entre estos hay
8 cardenales que tuitean desde hace meses e incluso años. La presencia
pastoral en Twitter, tanto en el mundo católico como en el protestante, es
algo ya consolidado, ordinario. Existen también las famosas #twittomelie,
recordémoslo. Y se han escrito incluso libros sobre esto. El Papa, al
aceptar estar presente en Twitter, más allá del propio contenido de sus
mensajes, sustancialmente alienta a los creyentes y a los pastores a estar
presentes y a dar testimonio del Evangelio en el mundo digital.