Domingo 1 del Tiempo de Adviento A: 'El Hijo del Hombre vendrá a la hora menos pensada' - Preparemos en Familia, como Iglesia doméstica, la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la preparación
1. INTRODUCCION A LA PALABRA DEL DOMINGO
2. REFLEXIONEMOS
4. VIVENCIA FAMILIAR
6. Leamos la Biblia con la Iglesia
7. OREMOS
9. LA SABIDURIA DE LOS SIGLOS
1.1 A la primera Lectura:Is 2,1-5
1.2 Segunda Lectura: Romanos 1,11-14
1.3 Evangelio: San Mateo 24,7-44
2.1 Los Padres
2.2 Con los Hijos
4.1 Vivir el Adviento en Familia
4.2 Adornos de Adviento
4.3. Celebración de Adviento
7.1 Oración de Adviento
7.2 ORACIONES PARA BENDECIR LA MESA EN TIEMPO DE
ADVIENTO
8. LOS SANTOS, EJEMPLOS Y AMIGOS
Los Tres Advientos (San Bernardo de Claravalle)
9.2b LA LEYENDA (para su consideración)
Falta un dedo: Celebrarla
Seguramente usted ha probado alguna vez una de estas tortas de doble sabor.
Uno comienza a experimentar el primer sabor y luego se presenta el segundo,
también muy delicioso. Sigues masticando y los dos sabores se mezclan. Se
produce un tercer sabor. Recuerdo que, de niño, comí demasiado por querer
repetir esta experiencia de los dos sabores que producen uno nuevo.
Generalmente la primera lectura tomada del Antiguo Testamento (AT)
corresponde al mensaje del Evangelio como la promesa a su cumplimiento o
como el anuncio al hecho que se hace realidad. La segunda lectura, tomada
generalmente de los escritos del Nuevo Testamento (NT), persiguen una línea
distinta. Así la Iglesia prepara una mesa abundante como lo ha exigido el
Concilio Ecuménico Vaticano II.
Con todo, la lectura de la carta del apóstol a los Romanos encaja muy bien
en el mensaje de este primer Domingo de Adviento. Hay que estar
preparados para la venida del Señor. Por eso la Iglesia nos presenta las
palabras urgentes del apóstol de las gentes. Ella sabe lo que nos conviene.
Los pilotos, antes de emprender vuelo en sus gigantescos aviones, repasan
minuciosamente una lista larga para controlar todos los instrumentos y
aparatos. Ellos saben que les conviene. ¿Quién querrá despegar para luego
darse cuenta que sólo funcionan dos de los cuatro reactores?
Al comenzar el nuevo año litúrgico, conviene revisar con cuidado lo lista
que nos ofrece San Pablo. Para no llevarnos "un chasco" cuando llega el
Señor.
Comilonas
|sí |no
Borracheras
|sí ¡no
Lujuria
|sí |no
Desenfreno
|sí |no
Riñas
|sí |no
Pendencias
|sí |no
Excesivo Cuidado del Cuerpo |sí
|no
Malos Deseos
|sí |no
Así que ¡a chequear cada uno su vida - y no la de los padres, del(a)
esposo(a), de los hijos o de los hermanos y parientes sino la propia - antes
de emprender el vuelo de Adviento que nos lleva hacia el Señor! La lectura
de este pasaje les conviene ¡y mucho! Tengan fe. El Señor sabe sanar.
Conocí a una persona que se quejaba amargamente de su enfermedad. El hígado
estaba comprometido y por ello tenía que observar una dieta estrictísima. No
podía comer de los platos exquisitos que saboreaban los demás. Sólo podía
mirara y sentir envidia. En fin, una tortura. Confieso que disminuyó
notablemente mi compasión cuando me enteré que esa persona se había pasado
su vida ingiriendo licor. Le habían advertido mil veces que no tomara tanto
alcohol. Su médico le había prevenido de las funestas consecuencias. Le
había aconsejado de hacerse abstemio, es decir, de dejar el alcohol del todo
para no ceder continuamente a su debilidad. De nada había servido.
No sé si le ha sucedido olvidarse de una fecha importante, como, por
ejemplo, del cumpleaños de un miembro de la familia. A lo mejor le ha pasado
lo del señor que ordenó en una florería una docena de rosas para su mujer
por el aniversario de bodas. Cuando el empleado le preguntó: "Señor,
¿para cuando es la fecha?", contestó hoscamente: "Ayer".
¿Puede uno quejarse impunemente de las malas consecuencias de sus actos? Hay
muchas personas que acusan el destino o a Dios por lo que han cargado
ellos mismos sobre sus espaldas. La sinceridad debería dejar muy en claro:
Cuando yo me decido por una cosa, también me decido por las consecuencias.
¿De acuerdo?
Así cuando quieres vivir según tus ideas y caprichos, entonces
automáticamente excluyes el plan de Dios sobre tu vida. Pues tú mismo te has
decidido por esta consecuencia. No puedes comer la torta y guardarla.
¿Quieres caminar lejos de Dios? Pues así será también toda la eternidad, si
así lo quieres. Dios nos ama demasiado para no respetar escrupulosamente
nuestra libertad. Por eso se ha hecho hombre y ha muerto.
El Evangelio nos trae las palabras de Cristo que confirman que Dios acepta
nuestro plan de vida, sea con Él, sea contra o lejos de Él. Esto no es una
amenaza como quien avisa que habrá palos en caso de desobediencia. ¿Acaso es
una amenaza o castigo cuando te dicen que si vas a una casa de citas,
contraerás sífilis?. La amenaza está en las entrañas de tu misma decisión.
Gracias a Dios, podemos arrepentirnos. Podemos cambiar de vida y de corazón.
A Dios le encanta perdonar porque quiere que sus hijos estén con Él.
Por eso el Señor te dice que, con su gracia y ayuda, elimines tus caprichos
y vicios y entres así de nuevo en el plan trazado para tu felicidad. Esto es
vivir Adviento. Lee este maravilloso Evangelio y convéncete que sólo con
Dios serás feliz.
Como quien no persigue nada en especial, hable a sus hijos cuando están
reunidos para cenar:
"Había una vez un padre de familia (una madre de familia) que estaba dando
vueltas y vueltas a un asunto. Pensaba: "Qué lindo seria poder sentarme con
mis hijos, leer con ellos la Biblia y conversar con ellos sobre lo que nos
quiere enseñar Dios por medio de su Palabra. Pero tengo miedo que, a lo
mejor, se ponen a jugar, o se ríen, o no prestan atención, o se ponen a
discutir. Así me sentiré como un(a) tonto(a). ¿Qué se le podría aconsejar
para que no se fracase?"
Cuando termina la consagración, el pueblo de Dios contesta a la exclamación
jubilosa del sacerdote: "Este es el sacramento de nuestra fe", con un fe
firme y gozosa: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven,
Señor Jesús! "
La liturgia se reviste de morado. Se enciende la primera vela de Adviento
(corona de Adviento o tronco o algo similar), los cantos reclaman la venida
del Hijo de Dios.
4.1.1 Cada semana
realizamos una pequeña celebración de Adviento. Algunas familias la viven
antes de cenar, reunidos todos alrededor de la mesa familiar. Otros la hacen
en conjunto con la reflexión antes de que los hermanos menores se acuesten.
Otros la hacen antes de ir a Misa el domingo.
Se preparan cuatro velas por cada semana de Adviento una vela más para
que ilumine la fe del hogar.
Se puede leer el Evangelio del domingo. Se da una breve explicación. Se
puede entablar un diálogo y se termina con una oración. Ayudan mucho los
cantos. (Vea 7.3)
4.1.2 Donde hay niños hasta los 12 años, se arma el
nacimiento ya al comenzar el tiempo de Adviento. Cerca se coloca una cajita
con algodones y pajitas. Los niños, cuando juzgan haber hecho algo más de lo
acostumbrado por amor a Dios o al prójimo, tienen el derecho de colocar una
pajita o un algodón en el pesebre. Así preparan el lecho del Niño Dios del
nacimiento y en su corazón.
4.1.3 Se estimula a los miembros de la familia a que asuman un propósito
especial de Adviento que sirve para prepararse a la venida del Hijo de Dios.
Tienen preferencia los propósitos que tienden a hacer crecer a la persona en
el amor:
gestos de aceptación, de compartir, de superar el egoísmo. A veces toma la
forma de una renuncia (cine, dulce, diversión) para poder compartir con los
pobres. Cuando se reza con los niños la oración de la noche, hay que
recordarles el propósito de Adviento. Algunas familias se reúnen al comienzo
del Adviento para decidir un propósito común.
4.1.4 Ofrecen en el mercado almanaques de Adviento que traen para cada
día un pensamiento, una lectura o una figurita para recortar. Se puede
también fabricar algo similar. Por ejemplo, se reúnen tantas cajitas de
fósforo cuántos días hay hasta Navidad. Dentro de cada cajita se coloca un
pensamiento, un caramelo, un saludo u otra sorpresa. Las cajitas de cuelgan
artísticamente.
Un círculo hecho de alambre fuerte es envuelto primero en papel luego con
ramas de pino o de otra planta que mantiene su verdor. Se fijan cuatro velas
en ella y se adorna con cintas rojas. Para fijar las velas, se cortan 4
pedazos de alambre que no se dobla fácilmente. Se calienta un lado y se
introduce en el fondo de la vela. Se deja enfriar y luego se clava con
el otro lado en la corona de Adviento. La corona es colocada sobre un plato
grande.
4.2.2 Soporte para la corona de Adviento
Se corta cartulina gruesa en semicírculo de 30 cms dejando sobresalir además
una parte para pegar los dos extremos. Se divide el semicírculo en
8 partes iguales, doblando por la raya, por turno, hacia adentro y hacia
afuera. Las rayas dobladas 2,4,6,8 hacia adentro, los demás hacia afuera. Se
cubre con papel oro. En la punta se puede colocar una estrella. Sobre esta
pirámide se coloca la corona de adviento (relativamente pequeña) para que
descanse sobre su base.
Sobre una tabla se fija un alambre fuerte en semicírculo para que forme un
arco. Se cubre con ramas verdades. Se clavan cuatro velas. Y se cuelga del
punto más alto del arco una estrellita de papel oro.
4.2.4
Se cortan tres maderos, uno más largo que el otro. Se les une con soguilla o
alambre delgado de manera que estén colgados del techo el más corto y de
este los otros dos, de menor a mayor, uno debajo del otro. Los maderos de
cubren de ramas verdes. De cada madera se pueden colgar estrellas y otros
adornos.
El tiempo de Adviento se presta admirablemente para realizar una celebración
de la luz en familia. Se escoge un momento adecuado: antes que se
acuesten los más pequeños, o antes (después) de la cena familiar). Se apagan
las luces y se asegura que todo esté en completa oscuridad. Cada uno tiene
una velita. No debe gotear para que los niños no se distraigan.
Se puede encender la primera vela en un cuarto contiguo y traerla desde allí
en el momento dado.
El padre cuenta la historia de la salvación de manera muy sucinta. Por
ejemplo:
"Dios había creado el mundo y a los hombres para que sean felices y vivan
con Él en el paraíso. Sin embargo no amaban suficientemente a Dios
como para obedecerle. Así se alejaron de la luz de Dios y entraron en la
oscuridad del pecado.
Sin embargo Dios no se ha olvidado del pecador. Por eso nos ha enviado a los
profetas para que, en su nombre, prometiesen a la humanidad que iba a venir
el Salvador con la luz de su amor.
Los hombres estaban muy tristes en la oscuridad del pecado. Esperaban la luz
del Mesías que iba a iluminar al mundo y el corazón de los hombres. No
podían verse los unos a los otros, no podían ver el camino por donde
caminar. La oscuridad de la vida les daba miedo.
Llegó el día cuando el Hijo de Dios se hizo hombre (se enciende la vela y se
trae del cuarto contiguo). Y así apareció la luz entre los hombres.
Iluminados por la luz podían verso los unos a los otros, podían ver el
camino y ya no tenían miedo. Se sentían felices porque nuevamente estaban
junto a Dios.
Jesús quiere que todos los hombres puedan ser felices. Por eso quería darles
la luz a todos. Los que deseaban ser hijos de Dios se acercaban a Jesús y
Jesús les daba su luz. Yo quiero ser hijo de Dios, por eso me acerco para
encender mi vela con la luz que Él me quiere dar. Si tu quieres ser hijo de
Dios acércate y Jesús te dará su luz. (Los demás miembros de la familia
encienden su vela)
"La Iglesia, a la que todos estamos llamados en Cristo Jesús y en la cual
conseguimos santidad por la gracia de Dios, no alcanzará su consumada
plenitud sino en la gloria celeste, cuando llegue el tiempo de la
restauración de todas las cosas (vea Hechos 3,21) y cuando, junto con el
género humano, también la creación entera, que está íntimamente unida con el
hombre y por él alcanza su fin, será perfectamente renovada en Cristo (vea:
Efesios 1,10; Colosenses 1,20; 2.Pedro 3,10-13)
Porque Cristo, levantado sobre la tierra, atrajo hacia sí a todos (Juan
12,32); habiendo resucitado de entre los muertos (Romanos 6,9), envió sobre
los discípulos a su Espíritu vivificador, y por Él hizo a su Cuerpo que es
la Iglesia, sacramento universal de salvación; estando sentado a la derecha
del Padre, actúa sin cesar en el mundo para conducir a los hombres a la
Iglesia y, por medio de ella, unirlos a Sí más estrechamente y para hacerlos
partícipes de Su vida gloriosa alimentándolos con su cuerpo y sangre.
Así que la restauración prometida que esperamos, ya comenzada en Cristo, es
impulsada con la misión del Espíritu Santo y por Él continúa en la. Iglesia,
en la cual por la fe somos instruidos también acerca del sentido de
nuestra vida temporal, mientras que con la esperanza de los bienes futuros
llevamos a cabo la obra que el Padre nos encomendó en el mundo y labramos
nuestra salvación (vea: Filipenses 2,12)".
(Concilio Vaticano II "Luz de las Gentes n° 48)
6. Leamos la Biblia
con la Iglesia
Lunes
Is 4,2-6 Sl 121
Mt 8,5-11
Martes
Is 11,1-10 Sl 71
Lc 10,21-24
Miércoles
Is 25,6-10a Sl 22
Mt 15,29-37
Jueves
Is 26,1-6 Sl 117
Mt 7,21. 24-27
Viernes
Is 29,17-24 Sl 26
Mt 9,27-31
Sábado
Is 30,18-21.23-26 Sl 146 Mt 9,35- 10,6-8
Dios misericordioso y Salvador nuestro; Tú has venido para buscar y salvar
lo que estaba perdido. Como la luz verdadera ahuyentas las tinieblas del
pecado y de la muerte. Te suplicamos: ilumina nuestros corazones y con tu
gracia conduce a la verdad a los que están lejos de Ti. Porque con el Padre
y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Antes de comer
"Cielos destilen el rocío; nubes derramen la victoria; ábrase la tierra y
brote la salvación (Is 45,8)."
Oremos: 0h Dios, a diario calmas nuestra necesidad por medio de los
alimentos. Calma también nuestra hambre y sed de justicia por Tu presencia,
aquí entre nosotros. Reúne cada vez más hombres alrededor de la mesa de la
paz que queremos preparar nosotros con la paz de Cristo en nuestra familia.
Que el Dios de la paz nos bendiga a nosotros y a los que han preparado estos
alimentos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Después de comer
Te damos gracias Dios de bondad por todos los beneficios. Da de comer
también a los que no tienen y haz que manifestemos nuestra gratitud por
medio de una vida en paz y justicia.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Todos: Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
7.2.2 Lunes de Adviento
Antes de comer
"En aquellos días se presentó Juan Bautista en el desierto de Judea
proclamando: Enmiéndense, que ya llega el Reino de Dios".
Oremos: (*)....Con estos alimentos, Señor, fortalece nuestro cuerpo. Que el
llamado de San Juan Bautista despierte nuestros corazones para que
preparemos el camino del Señor en nuestra vida. Purifica nuestros corazones
y amaremos a nuestro prójimo con más verdad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
Después de comer
Te damos gracias por la Buena Nueva que nos enseña que el Reino de Dios está
cerca. Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios que son signo de tu
venida. Por eso repetimos con el corazón agradecido: Tu reino, Señor, está
cerca.
-Tu reino, Señor, está cerca.
Nos has alimentado con tu mano generosa y nos has dado nueva vida.
-Tu reino, Señor, está cerca.
Tu nos enseñas el camino de la vida y de la verdad
-Tu reino, Señor, está cerca.
Tu te has hecho pobre para que nosotros fuéramos ricos.
-Tu reino, Señor, está cerca.
Gloria al Padre....
7.2.3 Martes de Adviento
Antes de Comer
"Digan a los cobardes: -Sean fuertes y no teman; miren a su Dios que viene
en persona, los rescatará y los salvará. Se despegarán los ojos del ciego,
los oídos del sordo se abrirán, saltará como ciervo el cojo, la lengua del
mudo cantará. Porque ha brotado agua en el desierto, torrente en la estepa,
el páramo será un estanque, él resecó un manantial". (Is 35,4ss)
Oremos: (*)...Dios de Misericordia, Tú bendices los campos para que
produzcan el alimento para nosotros; bendice también el campo de nuestra
vida para que produzca frutos de vida eterna. Haz que crezcamos y maduremos
en el amor de tu Espíritu Santo. Que Dios bendiga estos alimentos y a los
que los han preparado, en el nombre del Padre...
Después de Comer
Repitamos juntos: Demos gracias al Señor; Él vendrá a salvarnos.
-Demos gracias al Señor; Él vendrá a salvarnos. Reconozcamos la misericordia
de nuestro Dios.
-Demos gracias al Señor; Él vendrá a salvarnos. Bendigamos al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo.
-Demos gracias al Señor; Él vendrá y nos salvará. Podemos ir en la paz del
Señor.
-Demos gracias al Señor; Él vendrá al salvarnos. . Gloria al Padre....
7.2.4 Miércoles de Adviento
Antes de Comer
Nuestro Dios es eterno y creó los confines del obre. Él da fuerza al
cansado, acrecienta el vigor del inválido; los que esperan en el Señor,
renuevan sus fuerzas, echan alas como águilas, corren sin cansarse, marchan
sin fatigarse. Oremos(*). . .Dios fuerte, Tú renuevas por el alimento
nuestras fuerzas corporales y por la Palabra nos das la vida eterna; haz que
seamos oidores de tu Palabra, dispuestos a gastar nuestras fuerzas en la
extensión de tu reino. Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén. Que bendiga estos alimentos y a los que los han preparado, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Todos: Amen.
Después de Comer
Nuestro Dios es un Dios misericordioso. Da ánimo a los cansados y fuerza a
los débiles. Los que esperan en el Señor tendrán vida eterna porque Él
vendrá a nosotros, no lo dudemos!.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos. Amén.
7.2.5 Jueves de Adviento
Antes de comer
"Dejemos las actividades propias de las tinieblas
y pertrechémonos para actuar en la luz. Revistámonos del Señor Jesucristo." (Rm
13,12s)
Oremos(*). . .Te
consagramos, Señor, estos dones que Tú nos has dado. Que nos procuren fuerza
para realizar las obras de la luz.
Nos bendiga a nosotros, a los alimentos y a los que los han preparado,
el Dios omnipotente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Todos: Amén
Después de comer
Te damos gracias, oh Dios, por todos tus beneficios. Haz que, fortalecidos
por el alimento que hemos tomado, luchemos con las armas de la luz. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Todos: Amén.
Gloria al Padre. . . .
7.2.6 Viernes de Adviento
Antes de Comer
Te damos gracias, Padre Santo, por el alimento y la vida, y Te pedimos que
nos bendigas por Jesucristo, nuestro Señor. Digamos todos: A Ti la gloria y
el honor .
- A Ti la gloria
y el honor.
Te damos gracias, Señor, por la vida en el Espíritu Santo y por la Buena
Nueva que nos has dado.
- A Ti la gloria
y el honor.
Te damos gracias, porque Tú vendrás por nosotros en el Día de Tu amor.
- A Ti la gloria
y el honor.
El pan que comemos, se constituye de muchos granos para formar un solo pan.
De la misma manera, Señor, Tú reúnes a los hombres en tu reino.
- A Ti la gloria
y el honor.
Nos bendiga Dios todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Todos:
Amén.
Después de comer
Padre Santo, Tú das a los hombres la comida y la bebida para sostener la
vida terrena .
- Te damos
gracias, Señor.
También nos concedes el alimento espiritual para la vida eterna.
- Te damos
gracias, Señor.
Que abunde entre nosotros tu bondad. Libra a tu Iglesia de todo mal. Haz que
sea perfecta en tu amor. Reúne en torno a Ti, Padre misericordioso, a todos
tus hijos dispersos por el mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro
Señor. Todos:
Amen .
Gloria al Padre. . .
7.2.7 Sábado de Adviento
Antes de Comer
Oremos(*). . .Inclínate, Señor, hacia nosotros y escucha nuestras plegarias.
Te pedimos que, así cómo alimentas a nuestro cuerpo por el alimento que nos
da la naturaleza, podamos, en este tiempo de preparación a la venida de Tu
Hijo, recibir la plenitud del Espíritu Santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amen .
Nos bendiga a nosotros y estos dones el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Todos: Amén
Después de comer
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno con nosotros. Te suplicamos que
este alimento vuelto fuerza nos capacite a servirte mejor a Ti y a nuestro
prójimo, preparando así Tu venida. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén. Gloria al Padre. .
.
"En la época del reinado de Maximiniano, había un hombre muy rico llamado
Dióscoro, que adoraba y veneraba a los ídolos. Dióscoro tenía una hija
llamada Bárbara (=la forastera). Para que ningún hombre pudiese ver la gran
belleza de su hija, Dióscoro construyó una torre alta y bien defendida y
encerró en ella la joven. Muchos príncipes fueron a ver a Dióscoro para
solicitar la mano de su hija. Dióscoro fue a ver a Bárbara y le dijo: 'Hija
mía, ciertos príncipes han venido a verme para pedirme tu mano. Por ello, te
ruego que me comuniques tus intenciones y me digas qué quieres hacer'.
Entonces Santa Bárbara se volvió, muy irritada, hacia su padre y le dijo:
'Padre mío, te ruego que no me obligues a casarme, pues ni lo deseo, ni he
pensado siquiera en ello' Poco después, Dióscoro
salió de la torre y se fue a un país lejano, donde permaneció largo tiempo.
Y cuándo la obra estaba ya terminada, su padre regresó de su viaje. Cuándo
vio que había tres ventanas, les preguntó a los obreros: '¿Por qué han hecho
tres ventanas?' Y ellos respondieron: 'Porque tu hija nos lo ordenó'.
Entonces Dióscoro mandó llamar a su hija y le preguntó por qué había
mandado hacer tres ventanas, a lo que ella respondió: 'Mandé que hiciesen
tres ventanas, porque tres ventanas dan luz a todo el mundo y todas las
criaturas, en tanto que dos ensombrecen el universo'. Entonces el
padre se dirigió con ella a las termas, y él preguntó en el camino cómo era
que tres ventanas daban más luz que dos. Y Santa Bárbara respondió: 'Esas
tres ventanas representan claramente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
los cuáles son tres Personas y un solo Dios, en el que debemos creer y al
que debemos adorar' . Entonces Dióscoro, lleno de cólera, sacó ahí mismo su
espada para matarla. Pero la santa virgen se puso en oración y, al punto,
fue milagrosamente trasladada a una lejana roca de la montaña. . . .
'Señor Jesucristo, Creador del cielo y de la tierra, Te ruego que me
concedas tu gracia y escuches mi oración por todos aquellos que recuerden tu
nombre y mi martirio. Te suplico que olvides sus pecados, pues Tú conoces
nuestra fragilidad'. Entonces oyó una voz del cielo que le decía: 'Ven,
Bárbara, esposa mía, ven a descansar en la morada de Dios mi Padre, que está
en los cielos. Yo te concedo lo que acabas de pedirme'. Y después de oír
estas palabras, se acercó a su padre y recibió la corona del martirio junto
con santa Juliana. Y, cuando su padre bajaba de la montaña, un fuego del
cielo descendió sobre él y le consumió, de suerte que sólo quedaron las
cenizas de su cuerpo. Esta bienaventurada virgen, Santa Bárbara recibió la
corona del martirio con Santa Juliana, el segundo día de las nonas de
diciembre. Un noble, llamado Valentino sepultó los cadáveres de las
dos mártires en un pueblecito, donde obraron muchos milagros para gloria y
alabanza de Dios Todopoderoso."
Así también a nuestros hermanos, entre quienes vivimos, por el mismo derecho
de fraternidad y sociedad humana, somos deudores de consejos y de
auxilio, pues esto es lo que queremos también nosotros que ellos nos den:
consejo para que nuestra ignorancia aprenda y auxilio que ayude a
nuestra debilidad.
1. INTRODUCCIÓN A LA PALABRA DEL DOMINGO
1.2 Segunda Lectura: Romanos
1,11-14
4.1 Vivir el Adviento en Familia