Solemnidad de Santa María Madre de Dios (Octava de la Natividad del Señor)A-B-C: En Familia, la Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración eucarística
Recursos adicionales para la preparación
Falta un dedo: Celebrarla
Las Lecturas del Domingo
1. Introducción a la Palabra
1. 1 Primera Lectura: Num 6, 22-27
En el Canadá entre los católicos se da una hermosa
costumbre. El primer día del año todos los familiares se reúnen en la casa
del más anciano de la familia y cada uno se le acerca respetuosamente para
recibir la bendición. Ha leído bien, la bendición. No sólo el sacerdote
puede bendecir aunque reciba especialmente una consagración en el momento de
la ordenación cuando el obispo de lo ordena y le unge las manos para que
bendiga y consagre en nombre de la Iglesia. Todo bautizado puede bendecir,
es decir, invocar la bendición de Dios sobre alguien o algo. Sabemos que
Dios siempre nos escucha con tal que no nos hayamos separado de él por el
pecado grave, y hasta también en este caso Dios nos mira con amor. Si
tenemos fe en lo que pedimos, podemos estar seguros que la bendición será
eficaz. Mi madre tenía la costumbre de marcar con la cruz la frente de sus
hijos cuando éstos se aprestaban a hacer un viaje. Otros padres de familia
suelen marcar la frente de su hijo cuando les da “las Buenas Noches”. El
último gesto de Jesús, antes de subir al cielo, fue la bendición. ¿Por qué
no introducir esta costumbre en nuestra familia? La bendición básicamente
entraña dos elementos: el del deseo y el del reconocimiento. Deseo que se
cumpla lo que deseamos con la bendición; reconocimiento porque recordamos
todo lo que hace Dios por nosotros. Su amor es inquebrantable. Aprendamos a
bendecir no sólo así: “Te bendiga Dios todo poderoso, el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo”, sino también así: “Bendito sea Dios, nuestro Padre, que nos
colma de sus bienes, que nos da comida, salud y el amor de la familia, que
El te bendiga ”, reconociendo así el amor permanente de Dios nuestro Padre.
Fácilmente aplicamos lo que no sugiere la bendición de la lectura: “Que Dios
nos mira con ojos de amor”.
1. 2 Segunda lectura Gál 4, 4-7
Ojalá todos tengamos el recuerdo de la niñez, cuando
nos apoyábamos en nuestro padre o nos refugiamos en los brazos de mamá,
sintiéndonos seguros porque nos amaban. La lectura de la carta a los Gálatas
es como un abrazo fuerte, tranquilizador de parte de nuestro Padre del
cielo. Ha derramado su Espíritu en nuestros corazones para que no nos
olvidemos nunca de que somos sus hijos. Esta lectura es como hacer la señal
de la cruz, solo un poco más explícito. Nos enseña cómo la Santísima
Trinidad obra en armonía. ¿Para qué? Para salvarnos y hacernos hijos ¡Qué
mejor lectura para comenzar el nuevo año! Redimidos por el Hijo de nuestras
esclavitudes, animados por el Espíritu Santo que es testigo permanente de
nuestra condición de hijos de Dios en lo más íntimo de nuestro ser, todo
esto es expresión de que Dios es nuestro Padre que nos ama. ¡Bendito sea el
Señor, Dios, nuestro Padre!
A veces Dios parece tan grande, tan imposible de alcanzar aunque tengamos la fe la realidad de su amor que nos dice que somos hijos de Dios. Yo estoy agradecido al Señor que me ha permitido crecer en una familia católica donde se veneraba la Virgen María como Madre. Recuerdo que la invocamos cuando, refugiados ante los ataques aéreos en el sótano de la casa y oyendo cómo se acercaban los impactos y explosiones de las bombas, repetíamos la oración inmemorial de los atribulados que invocan a la Virgen Madre para que nos proteja bajo su manto de amor contra la furia de la tempestad, desencadenada esta vez por el hombre mismo. Tenían que pasar muchos años para que descubriera el valor meditativo del Santo Rosario que me guió a tener aún más confianza en la intercesora poderosa ante el trono de Dios. Encuentro muy apropiado que la Iglesia nos presente la figura de la humilde sierva de Dios al comenzar el nuevo año. Como hermana, como ejemplo y como Madre nos guiará hacia su Hijo durante este año. Ella conservaba todas las cosas en su corazón y las meditaba en la oración. De manera espontánea uno se vuelve lírico al hablar de ella. ¿De otra manera para hablar de una madre?
2. Reflexionemos
2. 1 Los padres
En la mayoría de los casos he encontrado en los cristianos el hecho que eran muy asequibles cuando se les presentaba la necesidad de los que tienen hambre. Con corazón generoso ayudan cuando observan la necesidad de cerca; cuando la ven de cerca. Esta buena disposición se queda como letargada, como dormida cuando no se ve de cerca la necesidad.
¡Y dale otra vez con el disco rayado!, pensarán ustedes, porque recién hablaba de ello en Navidad. Permítanme recordarles que estamos comenzando un nuevo año. Es el momento de las vacaciones de los chicos (aquí en el Perú), es el momento del relajamiento y del calor y bien pronto los buenos propósitos del nuevo año se esfuman. ¿Por qué no nos quedamos con un buen propósito que va a costar, eso sí, que mantendrá viva y sensible en nuestra conciencia la penuria que nos rodea, que ayudará a la familia a resistir las influencias nefastas del mundo comercial que promueve una sociedad de consumo, que nos mantendrá ágiles espiritualmente porque tenemos un remedio contra la modorra del que mira solamente a sí mismo?
¿Por qué no ser audaces y hacer algo que nos cueste de verdad como familia? Los obispos chilenos, por ejemplo, han sugerido que cada familia destine el 1% (en palabras: uno por ciento) de sus ingresos para la Iglesia. Yo le sugeriría algo más ambicioso. ¿Recuerdan la palabra “diezmo”? Cuando tengo 10 manzanas una es para los que no tienen ninguna. Cuando tenga 30 días de vacaciones, tres son dedicados a donde se necesita de mi ayuda. Cuando fumo 10 cigarros, el precio de uno es para los leprosos. (Sería mejor dejar de fumar aún que se pongan gordos como yo que dejé de fumar). Si se deciden, en serio, embarcarse en esta aventura, les prometo que van a sentirse felices luego de haber pasado la primera etapa cuando el corazón parece sangrar cuando la señora no se puede comprar el vestido que soñaba y el señor no se atreve de tocar el diezmo, es cosa sagrada, para pagar la pequeña deuda que le faltaba saldar. Créanme van a ser felices porque poco a poco cambiará su estilo de vida, su manera de mirar las cosas, porque se sentirán libres. Y sus hijos, después de las primeras envidias respecto a lo que tienen sus compañeros, adquirirán esa libertad desde la infancia. Si todo esto no es razón suficiente, lean por favor: Filipenses 2, 6 ss.
¿Y qué hacer con el dinero? Ayuden a su parroquia, a la Cáritas, a los leprosos, bueno, hay tantos que necesitan ayuda. Hay parejas que separan un dinero y le dicen al Señor en la oración: “¿A quién quieres que enviar esto?”. Y muchas veces su ayuda ha sido considerada como un milagro porque fue respuesta a una oración, a una situación desesperada. Dios mismo se va a encargar a indicarles dónde ayudar. Mírense los dos y sean valientes. Su presupuesto del año cambiará, pero ¡también su corazón! Si esto les parece demasiado radical, comiencen, pues, con el 1%.
2. 2 Con los hijos
Los buenos propósitos del año.
Las grandes empresas hacen inventario, balance al fin del año y planifican su acción para el nuevo. La familia es como una empresa. La gerencia general, el directorio son los padres y todos somos accionistas. Los accionistas están muy interesados en la empresa porque cuando marcha bien, todos se benefician. Vamos hacer inventario y balance del año pasado. ¿Qué cosas salieron bien qué cosas no salieron bien? Vamos a tomarnos un buen tiempo para revisar el año pasado porque cuanto mejor se revisa mejor sale la planificación del año que viene.
Después de la revisión haremos lo posible para ver un poco como podemos mejorar para el año que viene.
¿Conocen la historia del tío Antonio? El tío Antonio, arriero ordinario entre Pozo Blanco y Córdoba, se ganaba la vida haciendo efectivos los encargos que le mandaban hacer. Era muy fiel en los encargos, pero un poco desconfiado. La víspera de cada viaje, sentado junto a su mesa, iba apuntando cada encargo en un papelito aparte y colocaba encima de cada uno el dinero que le daban al respecto. Cuando terminaba de ordenarlo todo, soplaba fuertemente y revoloteaban por el cuarto los papelitos que no tenían dinero encima. Los que quedaban sobre la mesa los echaba en su alforja. Ya de vuelta de su viaje, le decía, por ejemplo, una mujer: “Tío Antonio, ¿y la escoba que le encargué para que la trajera fuerte y barata?” “¡Caramba!, respondía él, el viento debe haberse llevado el papelito en que tomé el apunte”. Y la casualidad era que el viento se llevaba todos los papelitos a los que les faltaba el peso de las monedas.
Nuestros propósitos del año nuevo son como los apuntes en los papelitos. Tenemos que ponerles encima también el peso del cariño, del corazón y de la memoria para que no se los lleve el viento del olvido.
3. Conexión eucarística
La Virgen María estaba tan íntimamente unida al misterio de la vida, muerte y resurrección de Jesús que ni podemos celebrar misa sin ella ya que la celebración de la eucaristía es la renovación pascual de nuestra fe. Acuérdense de ella cuando van a misa la próxima vez.
4. Vivencia familiar
Se han preparado una serie de tarjetas. Cada una lleva escrita sea actitudes (paciencia, humor, etc.), sea diversiones (paseos, excursiones, cine, etcétera), sea servicios en la casa (lavar la vajilla, arreglar el jardín, etc.), sea el tiempo que uno quiere regalar o cualquier otra cosa que se les ocurra. Cada miembro de la familia escribe según su gusto y preferencia una tarjeta en cada rúbrica. Las tarjetas de la misma rúbrica se mezclan, se colocan cara abajo sobre la mesa y por turno cada miembro de la familia saca una tarjeta de cada pila. La tarjeta de diversión da el derecho de escoger la película que verá la familia, a dónde ir el próximo paseo y también el “derecho” de ejercitarse en tal o cual virtud o servicio en la casa. Se permiten trueques, es decir, uno puede cambiar un trabajo con otro miembro de la familia pagando por la tarjeta horas extra que va a donar para que el otro puede disponer de de los servicios y ayudas de la persona que regala su tiempo. Las virtudes deben ejercitarse durante un día que determine la familia. Será una hora familiar muy divertida para comenzar el nuevo año. Se destapan las inquietudes y los deseos y las disposiciones de cada miembro de la familia.
5. Nos habla la Iglesia
Ahora cuando nuestra Iglesia latinoamericana quiere dar un nuevo paso de fidelidad a su Señor, miramos la figura viviente de María. Ella nos enseña que la virginidad es un don exclusivo a Jesucristo, en que la fe, la pobreza y la obediencia al Señor se hacen fecundas por la acción del Espíritu. Así también la Iglesia quiere ser madre de todos los hombres, no a costa de su amor a Cristo, distrayéndose de El o postergándolo sino por su comunión íntima y total con El, toda servidora de los hombres. Silencio, contemplación y adoración, que originan la más generosa respuesta al envío, la más fecunda evangelización de los pueblos
María, Madre, despierta el corazón filial que duerme en cada hombre. En esta forma nos lleva a desarrollar la vida del bautismo por el cual fuimos hechos hijos. Simultáneamente, ese carisma maternal hace crecer en nosotros la fraternidad. Así María hace que la Iglesia se sienta familia. (Puebla 294/5).
6. Leamos la Biblia con la Iglesia
2 de enero: 1 Jn 2, 22-28; Jn 1, 19-28
3 de enero: 1 Jn 2, 29-3, 6; Jn 1, 29-34
4 de enero: 1 Jn 3, 7-10; Jn 1, 35-42
5 de enero: 1 Jn 3, 11-21; Jn 1, 43-51
7. Oraciones
7. 1 Oración de la Noche vieja
Señor, en esta noche vieja, cuando suenan las 12 campanadas, queremos confiarte nuestros deseos de gozo y de paz por el año nuevo que comienza. Bendícenos siempre y concédenos caminar todos los días por sendas de paz y de fraternidad. También queremos pedirte, Señor, por todos los que en el año que termina han ido a tu encuentro; por los que se sienten solos y vacíos en medio del ruido y las luces de esta noche vieja; por los que tienen hambre y viven en miseria; por los que cuesta alegrarse o tienen motivo para su dolor. Haz que todos seamos iluminados por tu verdad y fortalecidos con tu vida, para descubrir en lo pasajero del tiempo el peso hondo y misterioso de tu eternidad. Amén
7. 2 Para dar gracias después de la comida de la noche vieja.
Te damos gracias, Señor, por esta comida, la última del año. Te damos gracias por todas las veces que has estado con nosotros aquí en torno a esta mesa familiar en la alegría y en las penas. Bendito seas por siempre, Señor. Amen
7. 3 Oración de Año Nuevo
Dios eterno, principio de toda creatura; concédenos que en este año, cuyo comienzo te ofrecemos, abundemos en bienes de la tierra y seamos luz del mundo por la santidad de nuestras obras. Por Cristo nuestro Señor. Amen
7. 4 Para bendecir la mesa (1 de enero-5 de enero)
Antes de comer
Bajo el amor de Dios, con el poder del Espíritu Santo comenzamos este tiempo nuevo que nos concedes. Bendice, Padre, nuestros alimentos y asístenos durante este año en las buenas y en las malas para que todo se haga para gloria tuya y servicio de los demás. Por Cristo nuestro Señor. Amen
Después de comer
Te damos gracias, Señor, por este nuevo año. Tu amor colmará a cada minuto y cada segundo de bendiciones y gracias divinas. Consérvanos durante este año. Por Cristo nuestro Señor. Amén