Domingo 5 de Cuaresma B - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la acogida de la Palabra de Dios proclamada en la celebración eucarística del Domingo
¿Cómo acoger la Palabra de Dios?
Falta un dedo: Celebrarla
Introducción a las
lecturas del domingo
Primera
lectura: Jer 31, 31-34
Dios promete a su
pueblo una nueva alianza, no una alianza de palabras escritas ni una alianza
de leyes establecidas. Será una alianza directa entre el creyente y Dios.
Como dice San Pablo, el verdadero Israel somos nosotros y en nosotros se
cumplirá plenamente la profecía de Jeremías. Al escuchar esta lectura en
familia y especialmente cuando la escucharemos el domingo en la celebración
dominical de la Iglesia, renovemos profundamente en nuestro corazón la
decisión de que el Señor será el único Dios en nuestra vida pidiéndole que
grave su alianza en nuestro corazón a.
La segunda persona de
la santísima Trinidad, Dios Hijo, se ha hecho hombre semejante a nosotros en
todo menos en el pecado. Lo ha hecho por amor nuestro, para entrar en el
sufrimiento de la pasión y rescatarnos a todos. Aprendamos de él obedecer a
Dios nuestro Padre.
Es necesario morir en
vida: esto significa renunciar al egoísmo, a la ambición, al vicio, a la
lujuria, a las injusticias, a la mentira, al desprecio de los demás. Morir
en vida significa transformarnos en verdaderos hijos de Dios. Así por obra
de Jesucristo el Padre nos glorificará.
En la medida que nos
vamos acercando a la celebración de los grandes misterios de nuestra
redención, muerte y resurrección, la Iglesia, nuestra madre, nos va
preparando para que cuando celebremos el sacrificio de Cristo, esta
celebración cale en nosotros profundamente. Su muerte y su pasión son el
inicio de la Nueva Alianza cuyo fin consiste en redimirnos de nuestro
pecado. Con todo, quien quiere encontrar al Señor debe buscarlo en la cruz.
Durante la Cuaresma hemos intentado aplicar lo que nos ha sugerido Jesús en
el evangelio de la celebración del miércoles de ceniza: ayuno, oración,
limosna. Reflexionando juntos veamos como hemos aplicado estos consejos de
Jesús. Aprendamos de Jesús a orar con insistencia para que nos ayude
culminar este tiempo de conversión con alegría y entusiasmo. Y, si hemos
fallado en utilizar las otras dos armas de la Cuaresma, todavía queda más de
una semana para utilizarlas.
Jesús dice algo
misterioso: “Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo,
pero si muere, da mucho fruto”. Jesucristo nos ha dado el ejemplo porque ha
muerto por nosotros y ha producido muchísimo fruto en el mundo entero y a
través de los siglos. También dice que el que quiera servirle que le siga
para estar donde está Jesús. Todos sabemos dónde está Jesús ahora. Y todos
queremos llegar donde él en el cielo. ¿Qué pasó antes de que Jesús vaya al
cielo? Murió en la cruz. Seguirle significa entonces también morir. Jesús
nos quiere ayudar. A eso se refiere cuando afirma: “Cuando yo sea levantado
en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mi”. Jesús no quiere que
cometamos suicidio. Lo que quiere es que le demos muerte al pecado y a las
malas costumbres. Y así nos atraerá a todos hacia él. Y el príncipe de este
mundo, el diablo, será arrojado fuera de nuestro corazón y de nuestra vida.
Pensemos unos momentos cómo morir al pecado para vivir como quiere Jesús
ayudarnos a que vivamos.
Por medio de la Santa
Misa Jesús renueva cada vez su entrega al Padre en la cruz y su
resurrección. El Señor quiere que nos unamos a él cada vez más y cada vez
más profundamente. Escuchando la palabra de Dios, ofreciendo el sacrificio
de Cristo al Padre, recibiendo la santa comunión nos haremos cada vez uno
con Jesucristo.
En cierta familia se
da la costumbre, muy de vez en cuando, de preparar un papelito para cada
integrante, un papelito con una sugerencia de cómo puedes tú dar más alegría
a Jesús.
[…] En este sagrado
rito [del bautismo] se representa y realiza el consorcio con la muerte y
resurrección de Cristo: “con el fuimos sepultados por el bautismo para
participar de su muerte; mas si hemos sido injertados en él por la semejanza
de su muerte, también lo seremos por la de su resurrección” (Rom 6, 4 – 5).
(Vat II, sobre la Iglesia 7).
[…] Caminaron en la
esperanza todos los apóstoles, que con múltiples tribulaciones y
sufrimientos completaron lo que falta a la pasión de Cristo en provecho de
su cuerpo, que es la Iglesia (Vat II, sobre la actividad misionera 5)
[… María] mantuvo
fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz non, junto a la cual, no sin
designio divino, se mantuvo erguida (cf. Jn 19, 25), sufriendo profundamente
con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su sacrificio,
consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que ella misma
había engendrado (Vat II, sobre la Iglesia 58).
Leamos la Biblia con la Iglesia
Lunes:
Dan 13,1-9.15-17.19-30.33-62
Jn 8,12-20
Martes:
Num 21,4-9
Jn 8,21-30
Miércoles:
Dan3, 14-20.91-92.95
Jn 8,31-42
Jueves:
Gen 17,3-9
Jn 8,51-59
Viernes:
Jer 20,10-13
Jn 10,31-42
Sábado:
Ez
37,21-28
Jn 11,45-56
Te buscan
Señor Jesús, ya ves
que la gente estaba ansiosa de conocerte, mirarte a los ojos y escuchar una
palabra de tus labios… Te felicito, porque eso significa que tus mensajes
calaban hondo y no hay mayor éxito que sentirse acogido, escuchado,
comprendido y valorado.
Igual que ayer,
también hoy hay mucha gente que “quiere verte” y conocer de cerca tu estilo
de hablar y actuar, la hondura de tus sentimientos y saber lo que piensas
sobre tantos temas de la vida… Pero muchos se quedan en el camino… preguntan
por ti, pero no hay respuesta… piden una ayuda y no hay una mano que les
oriente hacia ti… tienen sed de ti y no hay quien les lleve a la fuente…
Esto me hace pensar
mucho, Jesús. ¿Cuántos han visto en mí a alguien que pudiera conducirlos a
ti? Y si no se me han acercado ¿por qué será? ¿Quizás porque me han visto
vacío e inseguro de mi fe? Y si han venido a mí… ¿no les habré defraudado?
Pensaban que yo podría haberles llevado a ti… y se han dado cuenta de que yo
mismo llevo un cristianismo de puro “cumplimiento” pero sin garra y alegría…
Todo el gozo en un pozo…
De verdad que tu
Palabra es una “espada de dos filos” que se clava en el alma… Cada vez que
pienso que, por mi culpa, haya habido alguien que no acertó a llegar a ti…
me pone la carne de gallina… ¡Cuánto me gustaría ser siempre como Felipe y
Andrés, dispuesto en todo momento a llevarte almas a ti y contagiar a todos
los indecisos con la fuerza y vitalidad de mi testimonio! ¡Uffffffff!!!!!!!!
¡Eso sería un auténtico festival de gozo en el Espíritu! Tú no darías abasto
y yo sería la persona más feliz de la tierra. ¿Te imaginas cómo cambiaría mi
vida y el rostro de mi-tu Iglesia?
Yo sé que todo esto
es posible. Por eso no tengo excusa. Afiánzame en mi fe con tu poder,
derrama sobre mí tu Espíritu y será renovada la faz de la tierra.
Cortesia:juanjauregui.es/orar-con-el-evangelio