Domingo 3 de Cuaresma C - Catequesis preparatoria para niños: preparemos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
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Catequesis II: Los signos hablan
Falta un dedo: Celebrarla
Meta: En nuestro pueblo está muy arraigada la idea que el castigo de Dios como venganza divina ante el pecado del hombre. Nuestros niños asimilan esta creencia, casi diría, con la leche materna. Esto produce en ellos una imagen de Dios justiciero, es decir, parece como que sólo hubieran leído el Antiguo Testamento. La cosa se pone peor aún cuando las mamás desesperadas amenazan a sus hijos: “Dios te va a castigar”. Queremos destacar en la catequesis que en muchos casos es consecuencia de la maldad humana y que las desgracias son invitaciones y llamadas de atención de un Dios que quiere salvar a los hombres.
"¡Ya basta de castigos!"
Les voy contar una historia. Un muchacho díscolo estaba fastidiando a una anciana hasta que ésta le gritó: "Dios te va a castigar". Esto lo asustó. Al volver a su casa y al subir las escaleras resbaló, se cayó escaleras abajo y se torció el tobillo y además se rompió varias costillas. Lo llevaron a la cama y esta se derrumbó en pedazos. Querían pasarlo al cuarto contiguo, la puerta se atracó. Para calmarlo le dieron una debida y casi se asfixió porque no pasaba bien el líquido. Al final dijo: " Dios mío, basta de castigos, ya me has castigado lo suficiente". En efecto, ya no le pasó nada más. ¿Dios lo habrá castigado?
Se lee el Evangelio.
¿De quién es la culpa?
Contaron a Jesús cosas terribles que pasaron a los galileos pensando que seguramente éstos eran muy malos para que Dios los castigue a sí. Supongamos que yo construya una torre y la construya mal porque se tambalea. Supongamos que ustedes pasan por ahí cerca y la torre se cae y los aplasta. ¿Quién tiene la culpa? ¿La tiene Dios?... (No). ¿Quién tiene la culpa?... (La tiene usted). La culpa es mía. Supongamos que ustedes pasan cerca de esta torre y en el último momento su amigo dice: "Yo voy en otra dirección", y él no es aplastado, ¿significa esto que es mejor cristiano que tú porque no le cae encima la torre?... (No).
Dios es amor.
Aquí les traigo una linterna encendida. No puede hacer otra cosa que brillar. Cuando me coloco cerca, me alumbra. Cuando me alejo sigue alumbrando pero no a mi. Que yo esté en la oscuridad ¿es culpa de la lámpara o es culpa mía?... (Es culpa de usted). Es verdad, es exclusivamente culpa mía. Si conocemos a una persona que es muy buena, cuando la visitamos, ¿cómo nos va a tratar?... (Nos va a tratar muy bien). ¿Quién es la persona más buena de todo el universo?... (Dios). ¿Ustedes recuerdan como es Dios? ¿Dios es?... (Amor). Dios no puede hacer otra cosa que amar al y como es una persona muy buena no puede hacer cosas malas. Es como la linterna, no puede hacer otra cosa que alumbrar. Así es de constante el amor de Dios. Entonces, pase lo que pase, ¿Dios puede tener rencor contra nosotros?... (De ninguna manera).
Dios permite que nos pasen cosas desagradables.
Les cuento una historia: un niño dijo un día a su papá que lo llevase a pasear. Se fueron al parque. Allí había un heladero. ¿Qué habrá dicho el chico?... (Por favor, papá, cómprame un helado). Y el papá le compró un rico helado. Seguían paseándose y al niño le dio mucha sed. ¿Qué le habrá dicho a su papá? ... El papá le compró una gaseosa. Cuando el niño se cansó el papá lo cargaba. El niño pensó: "Mi papá es el mejor de todos, me quiere mucho. Me da todo lo que le pido". Pasaron cerca de un arbusto del que habían brotado unas frutas coloradas de aspecto muy apetitoso. Sin embargo, eran venenosas. "Papá, por favor, dame una de estas frutas". El papá se la negó. El niño corrió hacia arbusto para coger una fruta pero el papá le dio un golpe en la mano. El niño se puso a llorar y pensó: "mi papá ya no me quiere".
¿Tenía razón el niño de pensar así?... (No). Era precisamente por amor que el papá le negó la fruta para que no le haga daño. Sin embargo, a veces nos pasan cosas que nos asustan, que no nos gustan. ¿Por qué Dios no nos retira de allí para que no nos pasen estas cosas y no tendríamos que sufrir? Les voy a ayudar. A todos ustedes la mamá les habrá dicho seguramente unas 1000 veces que no se acerquen a la estufa y a las ollas calientes. Y a todos nos ha pasado que nos acercamos y las tocamos y nos quemamos. ¿Era culpa de la mamá o de quién era la culpa?... (De nosotros mismos). Si nos metemos en problemas, ¿de quién es la culpa, de Dios?... (No, es culpa nuestra). Dios nos ha creado libres. El respeta nuestra libertad. Por eso no le echemos la culpa a Dios.
Cuando pasan desgracias Dios quiere decirnos algo. Eso lo entendió muy bien san San Francisco Borja. Era un hidalgo muy elegante de la corte de España. Se murió la reina, una bellísima dama, a la cual había admirado mucho. Francisco Borja fue elegido para conducir el cortejo fúnebre a través de España para qué se le diese entierro en el lugar del destino. Este viaje tomó su tiempo. Antes de colocar el cadáver en su tumba abrieron nuevamente el ataúd y Francisco vio una cara horriblemente descompuesta. Esto lo sacudió mucho y se puso a pensar que nada va a durar en este mundo, ni las cosas más bellas. El entendió que sólo una cosa, o más bien, sólo una persona es permanente. Y ese es Dios y su amor. Algo similar les dice Jesús a los judíos: "Les van a pasar cosas peores si no se convierten". Creo que no hay duda: Es terrible ser aplastado por una torre o tener una cara desfigurada. Pero hay una cosa que es mucho pero. ¿Qué es lo peor?... (Estar lejos de Dios). Es lo peor que nos puede suceder. Así que cuando sucede una desgracia vamos a recordar las palabras de Cristo: "Cosas peores les van a pasar si no cambian de corazón y de vida". Es una frase dura, pero cierta. Con todo, mejor prevenir que lamentar.
Pensemos también en lo siguiente: A veces nos empecinamos en hacer algo que nuestros padres nos han prohibido. Nos castigan. ¿Lo hacen porque no nos quieren?... (no). Lo hacen porque nos aman y quieren que no estemos haciendo cosas que están mal. Así también Dios nos pone correcciones para ayudarnos porque de otra manera no prestaríamos atención.
Así que vamos a pensar ahora un poco cómo podemos cambiar de vida para que no nos pasen cosas peores recordando las cosas que nos han hecho sufrir.
Catequesis II: Los signos hablan.
Meta: En nuestros tiempos de técnica y de ciencia se ha perdido un poco el sentido del símbolo, del signo, capacidad que es tan importante en la vida tanto en la relación con los demás y más aún en nuestra relación con Dios. Conocer un signo o más bien reconocerlo significa que descubrimos detrás de la realidad visible la realidad de Dios no menos real por ser trascendental e invisible. El Evangelio se presta admirablemente a ello. Los niños tienen mucho sentido de lo simbólico. Ayudemos a conservarlo y fortalecerlo.
Las señales significan algo.
Hace algún tiempo vi un accidente que, ¡gracias a Dios!, no tuvo consecuencias serias para la vida de los pasajeros. Cambió en el semáforo la luz de rojo a verde y el primer auto se puso en marcha. En este momento de la calle transversal salió otro carro con velocidad y chocó contra el primero. Llovieron vidrios, una persona se cayó del auto pero gracias a Dios no le pasó nada grave. Todo esto sucedió porque el chofer del carro que vino por la transversal no se fijó en la luz roja. ¿Qué significa la luz roja?... (Hay que parar). La luz es una señal que significa algo. Está puesta para proteger a los pasajeros. También en la Iglesia hay una luz roja. ¿Significa acaso que tenemos que esperar para poder salir hasta que cambie en verde? Claro que no. Tiene otro significado. Significa que aquí está el santísimo. Y la luz roja nos invita a saludar a Jesús en el Sagrario. De manera que hay que pensar cuando vemos una señal porque cada señal tiene su significado. He visto en casas de ancianos que estos tienen unas campanitas. Tocan la campanitas cuando quieren que les traigan de comer. Cuando tocan las campanas de la iglesia, ¿significa eso que vengan a traer comida?... (No, significa que vayamos a misa). Cada señal tiene su significado.
Dios utiliza señales.
Dios también utiliza señales para decirnos algo. Por ejemplo, cuando veo que en la Iglesia le echan agua en la cabeza de un bebé, ¿significa esto que le están lavando la cabeza?... (No, lo bautizan). Significa que en ese momento este niño se convierte en hijo de Dios y templo del Espíritu Santo. Cuando vemos en el altar pan y vino, después de la consagración, entonces sabemos que aquí está el cuerpo y la sangre de Jesús.
Dios también utiliza signos a veces terribles y difíciles.
Hemos escuchado en el Evangelio de cosas terribles. Fueron matados y fueron aplastados por una torre. Jesús les explica a sus oyentes qué significa todo esto. Jesús les dice que es un signo de Dios para ellos. Quiere decir que si no cambian de vida les pasará algo peor. ¿Y qué es mucho peor que la muerte?... (Ir al infierno). Los que contaban estas cosas horribles al Señor, necesitaban conververtirse, necesitaban mejorar su comportamiento. ¿Hay en el mundo en este momento una persona que no necesite mejorar?... (No). ¿Hay alguien aquí que no puede mejorar?... (No).
Dios llama a través de los signos.
Dios nos habla a través de signos, nos quiere decir algo. Ahora les voy a decir varias cosas y ustedes me van a decir que quiere decir Dios por medio de ellas. Cuando vemos a alguien con hambre, ¿qué nos dice Dios?... (Que le demos de comer). Cuando vemos a alguien triste, ¿qué quiere decirnos Dios?... (Que lo consolemos). Cuando vemos a alguien que se ha caído, que tiene mucha carga que llevar, que no ve, que está enfermo, etc. etc. ¿qué nos quiere decir Dios?... (Que ayudemos). Es como si viéramos las cosas con los ojos de Dios. El que no mira con los ojos de Dios dice: "¡Qué lástima, qué pobrecito!" En cambio, quien mira con los ojos de Dios se da cuenta de que Dios está hablándonos por medio de la situación que vivimos. Con todo Dios nos habla por los signos también para decirnos que nos ama. A ver si ustedes pueden encontralos...
También nosotros utilizamos muchos signos.
También nosotros utilizamos muchos signos para dirigirnos a Dios: Cuando hacemos la señal de la cruz, ¿en quién estamos pensando?... (En la Santísima Trinidad, en la Cruz de Cristo). Cuando doblamos la rodilla, ¿qué es lo que queremos expresar?... (Respeto a Dios, saludo al Santísimo). Parece que ustedes son muy inteligentes porque cuando ven algo lo pueden interpretar como quien puede traducir algo que ha visto. Durante esta semana vamos entonces a mirar con los ojos de Dios. A ver, ¿qué signos les ha puesto Dios durante la semana pasada... y qué signos nos pondrá probablemente la semana que viene?...
Queremos ayudar
a que los niños, por medio de la catequesis dominical, puedan
compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la Misa Dominical
Parroquial. De
ningún modo queremos dar
pie al terrible malentendido como si pretendiéremos colaborar en sustituir
la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para Niños.
Tenemos una
seria acusación al
respecto.