Domingo 2 de Pascua C - Catequesis preparatoria para niños: preparemos la Acogida de la Palabra de Dios procalamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la preparación
Falta un dedo: Celebrarla
Pasaje dominical: Juan 20, 19-31
En un colegio estudiaba un joven príncipe, hijo del rey de un gran imperio. Siempre había sido un compañero muy agradable. Había compartido con sus compañeros todo lo que tenía. Y todos lo querían mucho. Él les había prometido a sus amigos que después de volver a estar con su padre el rey, les iba a dar muchos regalos y los iba a nombrar jueces para que puedan condenar o declarar culpables a los hombres malos. Un día vinieron unos hombres malos, unos terroristas, y secuestraron al joven príncipe y se lo llevaron. Todos pensaron que había muerto. Especialmente sus amigos estaban muy tristes y pensaron que ya no lo iban a ver. Habían perdido a un buen amigo y ya no iban a recibir los regalos prometidos. Ni les iba a nombrar ¿?... (Jueces). Un día de repente volvió el príncipe y estaba con ellos de nuevo. En ese momento se olvidaban que les había prometido muchas cosas. Les bastaba que estuviera de nuevo con ellos.
Jesús vuelve
Nosotros tenemos un amigo mucho más importante y mucho más amoroso ¿?... (Jesús). ¿Que nos ha prometido Jesús?... (Que nos llevará al cielo, que nos va a proteger, que nos va a salvar, etcétera.). ¿Cómo terminó la vida de Jesús?... (Murió en la Cruz). La gente mala lo condenó a muerte y lo hizo sufrir y morir. ¿Qué pasó después de tres días?... (Resucitó). ¿Qué es resucitar?... (Vivir de nuevo). Jesús resucitó. Apareció a sus discípulos como hemos escuchado en el Evangelio. ¿Y cómo se sintieron los discípulos?... (Estaban muy alegres). Estaban muy contentos que Jesús estuviera nuevamente con ellos. Y Jesús les dio ahí mismo un gran regalo, el Espíritu Santo. ¿Y para qué les dio el Espíritu Santo?... (Para perdón de los pecados), eso es mucho mejor que ser jueces. Un juez no siempre puede declarar inocente al a los que se presentan delante de él. Muchas veces debe condenarlos a que vayan a la cárcel. En cambio los discípulos de ahora en adelante podrían siempre perdonar los pecados y así declarar inocentes a los culpables de pecado. ¿Saben ustedes cómo Jesús ha adquirido para nosotros delante de Dios su Padre la posibilidad de poder siempre ser declarados inocentes aunque fuéramos pecadores?... (Muriendo en la Cruz).
La fe en Jesús resucitado
Pero no estaba presente un apóstol cuando Jesús apareció a los discípulos por primera vez. ¿Cómo se llamaba este apóstol?... (Tomás). Y cuando le contaron de que Jesús había aparecido ¿qué dijo él?... (Si no puedo tocar sus llagas no voy a creer). ¿Y qué pasó después?... (Cuando Jesús apareció le enseñó sus llagas). ¿Qué dijo Jesús a Tomás?... (No seas incrédulo sino fiel). ¿Nosotros creemos que Jesús ha resucitado?... (Si). Nosotros no somos incrédulos como Santo Tomás. La Iglesia nos enseña que Jesús ha resucitado y nosotros creemos firmemente en él. Y creemos también firmemente que los sucesores de los apóstoles, ¿quiénes son?... (Los obispos), y sus ayudantes, ¿quienes les ayudan a los obispos?... (Los sacerdotes), tienen el poder del Espíritu Santo de perdonar los pecados, de declarar inocentes a los pecadores que se convierten y se arrepienten.
Una invitación
Voy a continuar con el cuento del comienzo. Desde que los terroristas habían secuestrado al joven príncipe los niños estaban siempre alerta. Porque siempre había la posibilidad de que volvieran los terroristas nuevamente y lo iban a secuestrar otra vez. Un día paró delante del colegio un auto y salieron tres hombres enmascarados y se abalanzaron en dirección del joven príncipe. En ese momento todos los niños estaban gozando del recreo. Dieron la voz de alarma y rápidamente rodearon al príncipe unos 300 niños y cuando los enmascarados quisieron abrirse paso los demás niños se colgaron de sus brazos y sus piernas de manera que ya no podían dar un paso más ni moverse siquiera. Así los mantenían hasta que venía la policía y los llevó a la cárcel. ¡Qué felicidad! El príncipe estaba a salvo. Unos días más tarde vino el embajador del rey e invitó a todos los niños con sus padres a un gran banquete en el mejor hotel de la ciudad. De esta manera el rey quería agradecer a los niños por haber protegido a su hijo. Fue una hermosa celebración porque todos recibieron muchos regalos.
¿Y nosotros?
¿Cuánto tiempo ésta Jesús con nosotros, un día, un mes, un año?... (Siempre). ¿Y dónde está Jesús porque vamos de un lado a otro ?... (En nuestro corazón y en nuestra mente). ¿Qué piensan ustedes, existen también terroristas que quieren secuestrar a Jesús y sacarlo de nuestro corazón y de nuestra mente?... (Si). ¿Quiénes son estos terroristas?... (El diablo, los malos compañeros, los malos pensamientos, el odio, la envidia, el orgullo, las peleas). ¿Hay algunos voluntarios que quieren contestar una pregunta?... ¿Que terroristas quieren secuestrar a Jesús y sacarlo de tu corazón durante esta semana?... (Cuando me pongo a pelear, cuando miento, etc.). ¿Y cómo podemos hacer nosotros para rodear a Jesús, para estar siempre junto a él para que no lo puedan secuestrar?... (Rezar, ayudar, obedecer, leer la Biblia, hacer las cosas bien). Y cada semana se nos invita a una gran fiesta, a un gran banquete. ¿Y quién nos invita cada domingo a la fiesta, al banquete, a celebrar el hecho de que Jesús no ha sido secuestrado de nuestro corazón?... (El sacerdote, Jesús mismo, nuestros padres, los catequistas). ¿Y qué maravillosos regalos recibimos de parte de Jesucristo durante esta fiesta?... (La santa comunión, la palabra de Dios, la felicidad). ¿Y cómo podemos hacer cuando Jesús ha sido secuestrado de nuestro corazón?... (Nos confesamos, pedimos perdón).
Queremos ayudar a que los niños, por medio de la catequesis
dominical, puedan compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la
Misa Dominical Parroquial. De
ningún modo queremos dar
pie al terrible malentendido como si pretendiéremos colaborar en sustituir
la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para Niños.
Tenemos una
seria acusación al
respecto.