Domingo 27 del Tiempo Ordinario A - 'La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular' - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Falta un dedo: Celebrarla
1. Introducción a la palabra
1. 1 Primera lectura: Is 5, 1-7
La distancia más corta entre dos puntos es la línea. Así nos
enseñaron en la escuela. Es cómo ir derecho de un punto al otro. Algo
similar debería suceder en nuestra vida. Salimos de Dios para ir a Dios.
Desde que hemos conocido a Dios nuestra vida debería ser un caminar sin
rodeos por el camino que es Jesús. Él debería ser como nuestra brújula,
nuestro norte. Nuestros pensamientos, nuestros actos, todo debería apuntar
como una flecha hacia el Señor. Dios ha preparado el camino, nos ha dado
todo lo necesario para poder llegar a él: bautismo, Iglesia, sacramentos, el
alimento de la vida eterna, la voz de la conciencia, su palabra, su gracia,
su misma vida. ¿Qué cosas no ha hecho Dios para que no nos desviara amos?
Sin embargo, nuestra vida deja mucho de asemejarse a una línea recta que
apunta hacia la vida eterna. Más bien estamos dando vueltas y rodeos porque
preferimos ser egoístas, mentirosos, lujuriosos, lo que evidentemente no
apunta hacia la vida eterna sino hacia la muerte. Quizás estamos marchando
en la dirección opuesta porque vivimos en pecado grave. El profeta Isaías
nos canta un canto de amor que solían cantar en sus tiempos, comparando la
viña con la enamorada o esposa. Él aplica este canto al pueblo de Israel que
no corresponde al amor de Dios. Leamos con atención este canto y nos daremos
cuenta que es la historia de Dios para con cada uno de nosotros.
1. 2. Segunda lectura: Fil 4, 6-9
Leí una vez la historia de una niña que estaba viajando en el barco
que capitaneaba su papá. Al levantarse una tempestad, los demás pasajeros se
admiraban que la niña seguía jugando tranquilamente sin alarmarse y le
preguntaban la razón de su serenidad. La niña contestó: "No me preocupo
porque mi papá está en el puente dirigiendo el barco".
¡Ojalá tuviéramos esa fe en Dios! Él dirige nuestros destinos. Ni la maldad
ajena, ni la desgracia personal deberían perturbarnos porque Dios está
cuidándonos. San Pablo nos da una buena receta para deshacernos de una vez
por todas de las preocupaciones que no pueden añadir ni 1 cm a nuestra
estatura: la oración constante, acción de gracias y peticiones. El que ora
confiadamente y da gracias por todo, ¿de qué se va a preocupar? En verdad
puede descansar en Dios cuya paz supera todo entendimiento humano. Luego
seremos capaces de abrirnos a todo lo bueno porque el que está preocupado,
no puede pensar en otras cosas. El que descansa en Dios y deja sus
preocupaciones al Señor, este está abierto a todo lo bueno de la vida.
Leamos la exhortación de San Pablo y lo que es más importante, comencemos a
ponerlo en práctica
3. Evangelio Mt 21, 33-43
De cara a la primera lectura nos asustamos porque nos describe un
final sin esperanzas. En el Evangelio en el drama de la relación entre el
pueblo y Dios se reviste de tragedia a causa de la ambición y la avaricia
del hombre. Dios envía a su propio hijo al que respetarán… Todo lo
contrario. Justo a él lo eliminan. Matan al autor de la vida. Esto parece
invitar la destrucción final. Sin embargo, Dios es tan bueno que de esta
tragedia quiere sacar salvación. La Cruz se convierte en remedio, la muerte
en resurrección. Sin embargo, queda la disyuntiva: nos animamos a dar fruto
de vida eterna precisamente apoyados en la muerte del que murió por nuestros
pecados o se nos quitará la posibilidad de caminar hacia la vida eterna por
no acoger el llamado de Dios. Hay esperanza. Dios quiere perdonarte los
rodeos y equivocaciones de tu vida si te conviertes y le sigues a Jesús.
2. Reflexionemos
2. 1 Los padres
Hay personas a quienes les encanta preocuparse. Gozan en pintar de
colores oscuros y con detalles horripilantes las posibles desgracias que
acechan. Parece que psicológicamente están propensos a tener miedo y lo
proyectan todo hacia el futuro. Todos tenemos miedo de algo y en alguna
forma. El remedio para ello es la fe. Descubrir en cada instante de nuestra
vida la presencia misericordiosa de Dios. Esto no se logra pasando a Dios la
factura de nuestras necesidades sino repitiendo 1000 y una vez al día: "Sr.,
te doy gracias". ¿Cómo así? Todo lo que sucede en tu vida, Dios lo permite
porque te quiere más que tú puedas quererte a ti mismo. Seguirás sintiendo
miedo pero lo pones todo confiadamente en las manos de Dios. Llegará el día
cuando brotará de tu corazón el acto de fe hasta en los sucesos más
terribles: "Dios proveerá".
Podemos desarrollar esta actitud de fe porque Dios es digno de confianza. El
siempre cumple. Cuando un hijo tiene miedo, no se le quita el miedo por
razonamiento ni por curas al agua fría sino haciéndole ver y entender que
puede fiarse de sus padres en toda circunstancia. "No te preocupes, hijo,
aquí estamos".
Esta actitud básica ante la vida la podemos desarrollar y transmitir a los
hijos cuando existe la conversión en nuestra vida. Sería una buena idea de
hacer una lista de todo lo que Dios ha hecho en su vida y compararla con la
lista de los pecados cometidos. ¿Se atreven? Háganlo y ustedes serán
misericordiosos con sus hijos. La impaciencia es fruto de un corazón duro, y
un corazón sin fe, de un corazón desagradecido. ¡Imaginémonos sólo un
momento que Dios se pusiera impaciente con nosotros!
2.2 Con los hijos
Llama la atención todo lo que Dios hace por su viña. La viña somos
nosotros. Vamos hacer entre todos una lista de lo que Dios ha hecho por
nosotros para darnos cuenta que cuanto nos quiere… Y ahora vamos a pensar un
poco que el fruto espera Dios de nosotros en la familia y fuera de ella…
Vamos a pedirle perdón por haberle fallado tantas veces y vamos a pedirle su
ayuda para poder dar fruto para que no se nos quite la viña de su gracia.
3. Relación con la misa
La celebración de la eucaristía es un regalo de Dios para
alimentarnos con su palabra, transformarnos por el sacrificio de su hijo y
fortalecernos con la comunión. ¿Seremos nosotros una viña que no dará
frutos?
4. Vivencia familiar
Un miembro de la familia escribe con letra artística la lista de
las maravillas que Dios ha obrado en favor de la familia para colocarla
después en un lugar visible para que esté ahí durante toda la semana. Encima
o debajo se coloca como lema: "Den unos gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia". Se anima a todos a que den gracias a Dios
cada vez que vean esta lista.
5. Nos habla la Iglesia
Pero el hombre no puede entregarse al bien si no dispone de su libertad: de
una libertad que nuestros contemporáneos tanto estiman y ensalzan con
entusiasmo, y no sin razón. Sin embargo, muchas veces la fomentan de malas
maneras, como si fuera una licencia para hacer todo lo que agrada como
incluso, para el mal. La auténtica libertad es una espléndida señal de la
divina imagen en el hombre, ya que Dios quiso dejar al hombre en manos de su
propia decisión, de modo que sepa buscar espontáneamente a su Creador y
llegar libremente a la plena y feliz perfección por la atención a él. Por
consiguiente, la dignidad del hombre requiere que obre según una libre y
consciente elección movido inducido personalmente desde dentro, no bajo un
impulso ciego o de una mera coacción externa. Una dignidad tal la tiene el
hombre cuando, librándose de toda cautividad de sus pasiones, busca su fin
en la libre elección del bien, y para ello se procura eficazmente y con
inteligentes iniciativas, las oportunas ayudas. La libertad del hombre,
herida por el pecado, no puede ser plenamente activa según anular esta
selección esta ordenación de Dios sino con la gran ayuda de la gracia
divina. Y cada uno tendrá que dar cuenta ante el tribunal de Dios de su
propia vida, según el mismo haya obrado el bien o el mal (Vaticano II, La
Iglesia en el Mundo 17).
6. Leamos la Biblia con la Iglesia
Lunes |
I. Jon 1, 1-2. 11 |
II. Gál 1, 6-12 |
Lc 10, 25-37 |
Martes |
I. Jon 3, 1-10 |
II. Gál 1, 13-27 |
Lc 10, 28-42 |
Miércoles |
I. Jon 4, 1-11 |
II. Gál 2, 1-2. 7-14 |
Lc 11, 1-4 |
Jueves |
I. Mal 3, 13-4, 2 a |
II Gál 3, 1-5 |
Lc 11, 5-13 |
Viernes |
I. Joel 1, 13-15; 2, 1-2 |
II. Gál 3, 7-14 |
Lc 11, 15-26 |
Sábado |
I. Joel 3, 12-21 |
II. Gál 3, 22-29 |
Lc 11, 27-28 |
7. Oraciones
7. 1 CÁNTICO DEL HERMANO SOL [Cánt] o
ALABANZAS DE LAS CRIATURAS (S. Francisco)
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, corresponden,
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
el cual es día, y por el cual nos alumbras.
Y él es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.
Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.
Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y él es bello y alegre y robusto y fuerte.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.
Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,
porque por ti, Altísimo, coronados serán.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!:
bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.
7. 2 Nocturno del Miércoles Santo (rito bizantino)
Tú liberas, Señor, a la cortesana de la hediondez de su mal
mientras que el discípulo infiel que aspiraba al buen olor de tu gracia
se hunde en el lodazal de la avaricia.
Judas, el traidor, prisionero de su pasión por el dinero, maquina para
entregarte,
a ti que eres tesoro incorruptible.
En su ceguera corre a los judíos y les dice que metan si se lo doy para
crucificarlo.
Más que la cprtesana he pecado yo, Señor, pero aún no he derramado sobre ti
la lluvia de mis lágrimas.
Orante en silencio y se postró en tierra y besó tus pies inmaculados
para que perdones mis culpas.