Domingo 2 del Tiempo Ordinario B: Preparemos (II) en Familia - Iglesia del Hogar la Acogida de la Palabra de Dios proclamada en la Eucaristía Dominical
Falta un dedo: Celebrarla
LA VOCACIÓN Introducción Deberíamos hacer ahora una especie
de diálogo, contándonos mutuamente cómo Dios ha intervenido en nuestra
vida para acercarnos a Jesús. Sería muy bonito que 2 o tres tengan la valentía de dar su testimonio de 2 o 3 minutos para contar
a sus hermanos en Cristo cómo Dios los ha llamado. Evangelio = historia de nuestra
vida Si se fijan en el evangelio,
podemos encontrar nuestra propia historia. Es verdad que Dios interviene
directamente en la vida de las personas y les habla directamente como lo
ha hecho al pequeño Samuel que, estando en la cercanía de Dios se había
acostumbrado a reaccionar en seguida cuando alguien lo llamaba. Así está
con esta maravillosa disponibilidad de escuchar y de prestar atención
cuando Dios le habla. Supongo que nuestra historia es
más bien como la historia del evangelio que nos describe las etapas del
camino que Dios nos quiere conducir. 1. Etapa: alguien nos indica a
Jesús Inicia el evangelio con una
palabra de Juan el Bautista. Muchas veces los artistas representan a
Juan Bautista con el gesto expresivo de un hombre que extiende la mano e
indica con el dedo índice a Jesús. Así ha comenzado nuestra fe. Alguien
nos ha dicho: "He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del
mundo". Los primeros han sido nuestros padres, aunque en nuestro
ambiente compartan este privilegio con el ama de los niños. A lo largo
del camino ha habido muchas personas que han repetido este gesto y nos
han mostrado al Señor que quita nuestro pecado. Creo que es un momento
para recordarles y para bendecir a Dios por ellos. Sabemos muy bien que
no ha sido solo su palabra, sino también su ejemplo, su testimonio, su
oración que nos ha estimulado a mirar por Jesús: padres, maestros,
sacerdotes, amigos. Hagamos un momento de silencio y bendigamos a Dios
por ellos. 2. Etapa: nos ponemos en camino Los discípulos de San Juan han
comprendido lo que les quería decir su maestro: "Con El encontrarán la
salvación, la vida, el perdón". Y se ponen a seguirlo, un poco tímidos,
con un poco que vergüenza que les permite solo replicar a la pregunta de
Jesús:"¿Qué quieren"?, con la tímida repregunta: "Maestro, ¿dónde
vives?"El evangelio no nos cuenta de lo que hablaron durante este día.
Habrá sido, pues, el tanteo de personas que recién se conocen pero
presienten que aquí está pasando algo histórico. San Juan escribió este
evangelio 60 años mas tarde, pero se acuerda perfectamente de la hora:
eran las 4 de la tarde. El cristiano debe ponerse en
camino, a seguirle a Jesús, a buscar la intimidad con El. Lo habremos
hecho muchas veces, pero también recordaremos haber tomado otro camino o
sencillamente nos hemos quedado parados por comodidad o miedo al riesgo.
Espontáneamente surge la pregunta:"¿Qué estás haciendo ahora? ¿Estás
siguiendo a Jesús, o estás errado de camino, o estás sentado
cómodamente?" Me pregunto muchas veces: Ante el impacto de un mundo
descreído, ¿será suficiente asistir a misa los domingos y rezar un
padrenuestro en la noche? Creo que se necesita más: un trato intimo con
Jesús, y caminar con El. 3. etapa: llevar a otros a Jesús No termina el evangelio con
relatar que los discípulos se fueron a quedarse aquel día con Jesús.
Conocer a Jesús les ha tocado el corazón. Ya no son los mismos estos
pescadores del Genesareth. Se han dado cuenta que Jesús es algo muy
especial, algo que enriquece la vida, algo que da una nueva dirección.
Quieren que sus k familiares, su amigos queridos participen de la misma
experiencia y los traen donde Jesús. Es una pregunta directa a cada uno
de nosotros: ¿Sentimos nosotros el mismo impulso a querer compartir el
milagro de Jesús con las personas que amamos? Hay alguien en nuestra
familia, entre las personas que amamos, que no conozca aún a Jesús. Creo
que podemos medir nuestra intimidad con Jesús por medio de la fuerza de
nuestro deseo a compartirlo con otros. Cuanto más estoy en tratos con
Jesús tantos más me va a nacer el hablar de El y testimoniarlo con la
vida y oración. Fe = don de Dios Con todo tengamos presente que la
fe es un don de Dios. "Nadie viene al Hijo si no lo atrae el Padre y
nadie viene al Padre si no lo lleva el Hijo", dice Jesús mismo. Si
nuestra fe es tibia, si nuestro testimonio carece de entusiasmo,
necesitamos orar clamar al cielo para que Dios nos conceda el don de la
fe, de la intimidad con Jesús. Proceso de vocación religiosa o
sacerdotal Para los jóvenes que han jugado
alguna vez con la pregunta: ¿Cuál es mi vocación, qué es lo que Dios
quiere de mi?, pueden seguramente comprender que el evangelio es imagen
de la vocación religiosa o sacerdotal: No basta que uno sienta en su foro
interior el llamado, la invitación de Jesús, hay que ir en busca de El,
hay que seguirlo. Entornes llegará el día cuando conduciremos a muchos a
Jesús. Aplicación Demos gracias a Dios por haber
dispuesto las cosas con tanta sabiduría en darnos personas que nos han
conducido a Jesús. Oremos con fervor si la intimidad de Jesús no es
nuestra verdad de vida. Comencemos a dar testimonio sin temor a los
fracasos. Sucedió antes de la primera guerra mundial en la Universidad
de Turín. El profesor al iniciar el curso dijo:" Demostraré durante el
curso con pruebas científicas que Dios no existe. Si al final del curso
alguien sigue creyendo en la existencia de Dios, sepa que es un
cretino". Se hacía un silencio angustioso. En la última banca alguien
levantó la mano para pedir permiso para hablar. "¿Qué quiere usted?"
preguntó el profesor. El joven contestó: "Sólo quiero avisar que este
cretino lo seré yo".