Domingo 6 Tiempo Ordinario B - Iglesia doméstica: En Familia preparemos la fiesta dominical en la Iglesia del Hogar
Recursos adicionales para la preparación
¿Cómo acoger la Palabra de Dios?
Falta un dedo: Celebrarla
Introducción a Las Lecturas del Domingo
Primera lectura: Lev 13, 1-2. 45-46 (vea la lectura)
Una de las realidades más horrorosas en la vida del del pueblo de Israel era la enfermedad de la lepra. No solamente amenazaba la salud física sino traía también como consecuencia la separación total de la vida social: de la familia, del trabajo, de los amigos, de las fiestas, etcétera. Además el enfermo tendría que avisar de lejos a viva voz a cualquiera que se acercara, que era un leproso. Es que se temía el contagio. Esta lectura se presta a revisar lo que nos da miedo y lo que nos aleja y separa de los demás. Es relativamente fácil de ver también en esta enfermedad un símbolo del pecado.
Segunda lectura: 1 Cor 10, 31-11, 1 (vea la lectura)
Esta lectura nos anima a considerar dos dimensiones de nuestra vida: en primer lugar nos anima a preguntarnos acerca de los motivos y de las razones profundas del por qué hacemos las cosas; en segundo lugar sugiere que en cuanto a nuestro comportamiento nos preocupemos en ayudar a los demás. Y esto nuevamente nos hace preguntarnos por los motivos de nuestras acciones. Recordemos también que es el ejemplo que vale mucho más que 1000 palabras.
Evangelio: Mc 1, 40-45 (vea la lectura)
La curación de leproso ha sido para los santos
padres una imagen del perdón de los pecados porque es una curación profunda
y total. Con todo, lo especial de este leproso es que tiene fe. Varias veces
en los evangelios Jesús reacciona ante la petición de una curación con las
palabras: “Tu fe te ha salvado. Vete en paz”. No será entonces muy desunida
de este Evangelio la reflexión acerca de nuestra fe cuando estamos en pecado
y buscamos la curación. Esto con mayor razón cuando se trata de un vicio
empedernido, un hábito difícil de abandonar. ¡Cuántas veces habremos dejado
de pedir la curación porque nos hemos desanimado! ¿No habrá sido por falta
de fe que la curación no se ha dado?
Es bueno de vez en cuando reflexionar acerca de las
cosas que nos alejan de los demás, que crean una distancia psicológica o
espiritual entre los demás y nosotros. Nos acompaña siempre el peligro de
rendirnos cuanto hemos hecho esfuerzos para salir de un problema y no hemos
podido lograrlo. Tenemos tantas justificaciones: he nacido con este carácter
de, me he esforzado mucho y no puedo; si los demás fueran diferentes yo no
reaccionaría así. Recordemos que muchas veces las actitudes de los demás son
una reacción a las nuestras: cuando sonrío al otro también me mira con una
sonrisa; cuando pongo una cara seria probablemente el otro también me mira
con una expresión seria. Aunque sea difícil o tome mucho tiempo el proceso
del cambio, tratemos de proponernos cada día algo concreto para cambiar
nuestras actitudes. Y no dejemos de rezar en la mañana al abrir los ojos,
después de haber dado gracias por el nuevo día y haber pedido por los demás
de la familia, de pedir al Señor que nos dé fuerza para este combate.
Una de las cosas más difíciles de esperar y de creer
es el hecho de poder cambiar en cuanto hay de negativo en nuestra persona.
Queremos ser buenos. No queremos causar problemas. No queremos tampoco
fallar en lo que pensamos y decimos. Y, sin embargo, al final del día
descubrimos que hemos fallado. No nos olvidemos nunca que Jesús siempre nos
escucha y siempre está dispuesto a ayudarnos. Si tenemos fe y pedimos con fe
en Jesús de que puede curarnos, lo hace. Esto no significa que la petición
funcione como un botón. Lo aprietas y Jesús ya responde curándote. Es que
Jesús respeta siempre nuestra voluntad. Y todos sabemos que cambiar toma su
tiempo. Es como crecer. Pero sostenidos por la gracia de Jesús poco a poco
podremos experimentar que el siempre nos ayuda. Quizás sería bueno que
durante la oración de la noche hagamos siempre un pequeño examen de
conciencia de cómo hemos vivido el día para con Dios. Le pedimos perdón por
nuestros pecados (si hay que pedir perdón alguno de los miembros de la
familia también hay que hacerlo) y le pedimos la gracia de poder continuar
con su ayuda esta lucha el día de mañana.
Al comenzar la celebración de la Santa Misa el
sacerdote invita a enfrentarnos con los pecados de la semana pasada: “Antes
de celebrar los sagrados misterios pidamos perdón por nuestros pecados”.
Sabemos que cuando hay un pecado mortal para poder comulgar necesitamos
confesarnos. Sabemos también que el pedir perdón en medio de la asamblea
eucarística por los pecados veniales nos atrae el perdón de Dios. Además,
tengamos presente que Jesús renueva en medio de la asamblea su muerte y
resurrección, la salvación y el perdón de los pecados por medio de su
sacrificio.
Es preciso de tener respeto a la conciencia de cada
miembro de la familia. Con todo, cuando hay un ambiente de confianza,
podríamos manifestar en la familia el pecado que durante esta semana
quisiéramos combatir con la gracia de Dios pidiendo la oración de los demás.
Pero siempre es posible que recordar a todos los miembros de la familia que
tengan presente siquiera un aspecto donde fallamos para combatirlo durante
la semana siempre pidiendo con fe la ayuda y la curación de parte de Jesús.
El Padre eterno, por una disposición libérrima y arcana de su sabiduría y bondad, creó todo el universo, decretó elevar a los hombres a participar de la vida divina, y como ellos hubieran pecado en Adán, no los abandonó, antes bien les dispensó siempre los auxilios para la salvación, en atención a Cristo, Redentor, que es la imagen del Dios invisible primogénito de toda criatura (Col 1, 15). A todos los elegidos, el Padre, antes de todos los siglos, los conoció de antemano y los predestinó a ser conformes con la imagen de su hijo, para que éste sea el primogénito entre muchos hermanos (Rom 8, 29).
Y estableció convocar a quienes creen en Cristo en la Santa Iglesia, que ya fue prefigurada desde el origen del mundo, preparada admirablemente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza, constituida en los tiempos definitivos, manifestada por la efusión del espíritu y se consumen dar a gloriosamente al final de los tiempos. Entonces como se lee en los Santos Padres, todos los justos desde Adán, desde el justo Abel hasta el último elegido serán congregados en una Iglesia universal en la casa del Padre (Vaticano II, Lumen Gentium 2).
Leamos la Biblia con la Iglesia
|
Año impar |
Salmo resp. |
Año par |
Salmo resp. |
Evangelio |
Lunes |
Gén 4, 1-15.25 |
49 |
Stgo 1, 1-11 |
118 |
Mc 8, 11-13 |
Martes |
Gén 6, 5-8; 7, 1-5. 10 |
28 |
Stgo 1, 12-18 |
93 |
Mc 8, 14-21 |
Miércoles |
Gén 8, 6-13.20-22 |
115 |
Stgo 1, 19-27 |
14 |
Mc 8, 22-26 |
Jueves |
Gén 9, 1-13 |
101 |
Stgo 2, 1-9 |
33 |
Mc 8, 27-33 |
Viernes |
Gén 11, 1-9 |
32 |
Stgo 2, 14-24.26 |
111 |
Mc 8, 34-39 |
Sábado |
Hebr 11, 1-7 |
144 |
Stgo 3, 1-10 |
11 |
Mc 9, 1-12 |
Acto de contrición
Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de lo bueno que he dejado de hacer; porque pecando te he ofendido a ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con tu gracia, cumplir la penitencia, no volver a pecar y evitar las ocasiones de pecado.
Perdóname, Señor, por los méritos de la Pasión de nuestro Salvador Jesucristo.
Amén.
Oración por la sanación espiritual
Jesús, Te doy gracias ahora por mi alma.
Tu sabes que en ella se reflejan también las consecuencias del pecado. Por eso frecuentemente estoy nervioso y reacciono con agresividad. Fácilmente pierdo la paciencia y estoy atado al rencor. Los malos hábitos aprisionan mi alma y empeoran aún más mis heridas. Todo esto me dificulta amar a los demás. En el fondo de mi alma han quedado grabadas ciertas experiencias, las cuales me inducen a actuar con desconfianza y temor.
Jesús, purifica mi subconsciente! Penetra en él con tu Luz, para que nunca más sea yo víctima de la oscuridad. Con el poder de tu Gracia, toca aquellas fibras de mi alma, en las cuales se ha asentado el apego a los bienes materiales, haciéndome presa del temor. Sana mi alma, Señor, para que mi espíritu pueda libremente abrirse a Ti!
Sáname de la desconfianza hacia Ti y hacia tu Palabra! Jesús, Te suplico que cures en mi todas aquellas heridas y frustraciones causadas por los fracasos y los deseos no satisfechos,
Cfr. dmisericordia.com
Oración de autoliberación para rechazar todo vicio:
En este momento Padre Santo me acerco a Tí,
ante tu trono de gracia, y confieso a Tí pecado de.........(nombre el vicio). Pido perdón por este pecado y renuncio a este vicio de......(nombrar) Rompo toda ligadura de mi alma, cuerpo y espíritu con este vicio. Desato, destruyo y arranco
de mi mente toda compulsión, adicción, manía por ......... Me alejo de malas amistades que me llevan a practicar esta adicción. Rompo con ellos todo lazo
de amistad; destruyo toda amistad con los impíos, con los que me incitan a hacerlo, en el
nombre de Jesus. Se derrumba ahora en mi mente toda fortaleza de adicción, sicosis, manía, hábito y necesidad.
Ahora caen fortalezas de todo habito, de todo vicio, de toda compulsión por....... Son destruídas estas fortalezas ahora! En el nombre de Jesús. Invoco tu sangre preciosa que lave
mi mente ahora y me limpie de toda maldad. Sea lavada mi mente , mi conciencia con tu sangre preciosa.
El vicio de.......... dejó de ser en mi mente (repetir 7 veces)
Gálatas 5:24 Los que somos de Cristo hemos crucificado la carne con sus pasiones y deseos
(repita 7 veces)
Me suelto, me alejo ahora de todo vicio para siempre, en el poderoso nombre de Jesús. Declaro que todo mi ser: espíritu, alma y cuerpo rechaza, aborrece, repugna .......(nombre el vicio), ahora en el poderoso nombre de Jesús.
Renuncio y resisto a Satanás, la serpiente antigua y a todas sus jerarquías. Renuncio y resisto a Diana de los Efesios, renuncio y resisto a Sheva, a Astarot, renuncio y resisto a Asmodeo, a Beelzebu, a Baal, renuncio y resisto a Moloc, a Quemos, a Quiun. Renuncio y resisto a Mammon.
Todos ahora se van de mi vida, de mi mente, de mi cuerpo. Se van ahora con todas sus jerarquías de demonios! Fuera ahora, en el nombre de Jesús!
Los resisto a todos ustedes ahora y confieso que ya no les daré, lugar en mi vida! Los ato y echo fuera de mi vida y se van ahora.
http://oraciones-intercesion.blogspot.com/