Domingo 11 del Tiempo Ordinario B - Catequesis preparatoria para niños: preparemos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
¿Cómo acoger la Palabra de Dios?
Falta un dedo: Celebrarla
Evangelio del domingo: Mc 4, 26-34
Catequesis: Dar fruto
Paciencia
A un niño le habían regalado un granito de mostaza. El niño sabía que esta semillita de 4 milímetros podía crecer y llegar a ser un árbol de 7 m de altura y del mismo diámetro de ancho. Lleno de alegría sembró el granito en su jardín y cada día echaba agua para ayudarle a crecer. Pero el granito tomaba su tiempo para crecer y recién después de varios días brotó del suelo un pequeño renuevo. El niño no solamente le echaba agua cada día, también lo agarraba y jalaba para que crezca más rápidamente. Pero no fue así. La planta tomaba su tiempo para desarrollarse. El niño se puso triste porque no pudo ayudarle a crecer más rápidamente.
Muchas veces quisiéramos que las cosas se den inmediatamente. No tenemos paciencia. Y cuando las cosas demoran nos ponemos impacientes. ¿Se puede hacer crecer las plantas más rápidamente jalándolas o empujándolas?… (No). ¿Quien ha creado las plantas y todo el universo, y quien ha decidido que las plantas tomen su tiempo para crecer?… (Dios). ¿Quién es más inteligente, nosotros o Dios?… (Dios es mucho más inteligente). Dios sabe lo que conviene. Dios sabe lo que es mejor. Entonces ¿qué tenemos que aprender para saber esperar con alegría para que las cosas sucedan? Tenemos que aprender a tener ¿?… (Paciencia). Muy bien. A veces también pedimos algo a las demás personas y nos impacientamos porque demoran. También con ellos tenemos que tener paciencia. Hagamos un momento de silencio y pensemos en los momentos cuando hemos perdido la paciencia… A lo mejor necesitamos pedir perdón…
Pero esto no significa que de nuestra parte que podemos demorarnos en obedecer a nuestros padres, en prestar unos servicios que nos piden, en cumplir con nuestros deberes. Es decir, de nosotros depende si damos el fruto que corresponde o no.
Dar
fruto
Una mujer soñó que estaba en una tienda recién
inaugurada y para su sorpresa, descubrió que unos ángeles se encontraban
tras el mostrador. - ¿Qué venden aquí?, les preguntó. -Todo lo que tu
corazón desee, respondieron los ángeles. Medio dudando, se decidió a pedir
lo mejor que un ser humano podría desear. -Deseo paz, amor, felicidad,
sabiduría... Tras un instante de vacilación, añadió: -No sólo para mí, sino
para todo el mundo... Después de un momento, los ángeles le entregaron una
pequeña bolsita. Ella dijo:-¿Eso sirve para todo el mundo? Los ángeles se
sonrieron y le dijeron: -Creo que no nos has comprendido. Aquí no vendemos
los frutos, aquí únicamente vendemos semillas.
Ahora
escucha: Para sembrar una planta y para que pueda crecer hay necesidad de
romper primero la capa endurecida de tierra y abrir los surcos; luego,
desmenuzar y aflojar los trozos que aún permanecen apelmazados, para que la
semilla pueda penetrar, regando abundantemente para conservar el suelo
húmedo y entonces... -¡Esperar con paciencia hasta que germinen y crezcan!
Sin embargo, si le pongo piedras encima y dejo que todo esté seco seco seco
¿la planta va a crecer?… (No).
El niño de la primera historia colaboraba al echar continuamente agua para que crezca el granito de mostaza. Pero como hemos explicado, las plantas crecen pero necesitan siempre en nuestra ayuda. Por ejemplo: ¿Cómo tenemos que ayudar para que haya amor en nuestra casa? ¿Cómo tenemos que colaborar para que haya paz en nuestra casa? ¿Cómo debemos colaborar para que haya felicidad en nuestra casa? ¿Cómo tenemos que colaborar para que haya sabiduría en nuestra casa Y ¿de quién viene la felicidad, de quien viene el amor, de quien viene la felicidad, de quien viene la sabiduría?… (De Dios).
Esto quiere decir que siempre tenemos que pedir a Dios que nos dé la semilla. La semilla tiene dentro de sí la fuerza de crecer y desarrollarse como una planta maravillosa. Pero depende de nosotros y de nuestra colaboración si la dejamos crecer. Dios nos ha creado libres y espera que nuestra libertad colaboremos con El y hagamos crecer la semilla que el siembra en nuestro corazón.
Vamos entonces ahora a conversar un poquito qué semilla le vamos a pedir a Dios y cómo tenemos que colaborar para que crezca.
Queremos ayudar
a que los niños, por medio de la catequesis dominical, puedan
compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la Misa Dominical
Parroquial. De
ningún modo queremos dar
pie al terrible malentendido como si pretendiéremos colaborar en sustituir
la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para Niños.
Tenemos una
seria acusación al
respecto.