«¿Ni una hora velasteis?» Un estudio muestra que la gente no soporta 15 minutos en silencio a solas
P.J. Ginés / Agenciasinc.es
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67% de hombres prefieren recibir una descarga eléctrica
En el Monte de los Olivos, en Mateo 26,40, Jesús ha pedido a sus discípulos que oren pero "los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Conque no pudisteis velar una hora conmigo? Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil".
Pero un estudio reciente muestra que, al menos para el hombre moderno de cultura occidental, quizá lo débil es el espíritu, incapaz de estar concentrado, quieto y en silencio, y no necesariamente por cansancio físico o agotamiento del cuerpo.
El estudio demuestra que cavilar a solas durante quince minutos en una habitación sin más estímulos incomoda a la mayor parte de las personas.
Mejor una descarga que más silencio
Más en concreto el 67% de los hombres y el 25% de las mujeres estuvieron dispuestos a recibir una molesta descarga eléctrica a cambio de poder escapar de la soledad y aislamiento de la sala de silencio antes de tiempo.
Jesús, aunque oraba al aire libre en muchas ocasiones, recomendaba
también orar a solas en una habitación: “Cuando ores, entra
en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo
secreto. Y tu Padre
que ve en lo secreto, te premiará. Y al orar no os perdáis en palabras
como hacen los paganos, pues vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes
de pedirlo” (Mateo 6, 6 – 9).
Sin embargo, el experimento, publicado en la revista Science, muestra
que estar a solas en
una habitación incomoda al hombre moderno, incluso cuando se realiza en
la propia casa, en
la propia habitación, y no en un lugar extraño.
"La mayoría de participantes declaró que durante el tiempo de
aislamiento no se sintieron cómodos, fueron incapaces de concentrarse o
sus mentes se distrajeron. Incluso, cuando el experimento se
trasladó a sus casas, los voluntarios siguieron sin sentirse a gusto y un
tercio de ellos confesó haber caído en la tentación de escuchar música o
usar el teléfono móvil", afirma el estudio, recogido en español
por la agencia Sinc.
¿Orar toda la
noche? 6 minutos ya cansan
El estudio muestra que bastan entre 6 y 15 minutos sin "cosas que
hacer", móvil, música o lectura para que la mayoría de la gente se
sienta incómoda. Lo que hace Jesús, pasar toda una noche solo y en
oración (por ejemplo, en Mateo 14,22-24, justo antes de caminar sobre el
lago) se antoja como una heroicidad asombrosa para nuestra cultura.
Pese a las sospechas de Nicholas Carr en su libro de 2010 "The
Shallows" (Superficiales),el estudio no llega a demostrar
que sean los smartphones o
los dispositivos móviles y tecnológicos los que hacen a las personas
inconstantes en el silencio y la meditación.
“Sorprendentemente, no
hemos encontrado correlaciones significativas entre
el disfrute del tiempo para pensar y la edad o el uso de los teléfonos
inteligentes”, indica a Sinc David Reinhard, uno de los autores, de la
Universidad de Virginia.
No le basta desayunar: necesita leer el móvil
y el periódico a la vez
Por su parte, Timothy D. Wilson, autor principal del estudio e
investigador en la misma institución que Reinhard, explica que el uso de
los aparatos electrónicos como los smartphones no ha acentuado esta ‘fronemofobia’ –miedo
a pensar– en soledad
sino que, probablemente, “estos dispositivos son solo la
respuesta de la gente a tener siempre algo que hacer”.
Falta comparar
con otras culturas
Por supuesto, sería interesante comprobar
si esa necesidad de "tener algo que hacer" se da también en una cultura
pre-industrial, o al
menos pre-televisiva, o en culturas distintas, rurales, de Asia o
África.
La cultura en la que Jesús enseñó la parábola de la viuda insistente y
constante (para dejar clara "la
necesidad de orar siempre y no desmayar", de
ser "escogidos de
Dios que le claman día y noche", como
explica en Lucas 18) es bastante distinta a nuestra cultura de fogonazos
esporádicos y deseos transitorios de rápido cambio, poco dada a la
constancia.
La investigación la realizaron científicos de la Universidad de Virginia
y Harvard (EE UU) mediante varios experimentos, primero en un grupo de
413 estudiantes universitarios y, después, a un conjunto de 118
voluntarios entre los 18 y 77 años –seleccionados en un mercado de
agricultores y en una iglesia–.
En una fase del estudio, el azar asignó a los participantes una de dos
categorías. En una de ellas, los individuos debían hacer lo mismo que
habían estado haciendo, es decir, pensar en soledad. El otro grupo, en
cambio, debía pasar el mismo tiempo realizando una actividad como leer o
escuchar música a solas. Este segundo grupo declaró haberse divertido y
concentrado más.
¿La mente humana... o la norteamericana?
“Creemos que la mente humana ha evolucionado para estar implicada en el
mundo”, sostiene Reinhard. “A pesar de que tenemos la capacidad de
desconectar mentalmente y centrarnos solo en nuestros pensamientos
–continúa–, por lo general, no solemos hacerlo con mucha frecuencia o
durante períodos largos de tiempo”.
Está ya medido que los estadounidenses pasan la gran parte de su tiempo
libre viendo la televisión, socializando o leyendo en lugar de relajarse
y pensar.
¿Esto les pasa también a los latinoamericanos?
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El estudio cita uno de los poemas de John Milton: “La mente es tu propio
lugar y en sí misma puede hacer un cielo del infierno y un infierno del
cielo”.
Referencia bibliográfica: Timothy D. Wilson, David A. Reinhard, Erin C.
Westgate, Daniel T. Gilbert, Nicole Ellerbeck, Cheryl Hahn, Casey L.
Brown, Adi Shaked. “Just think: The challenges of the disengaged mind”.
Science. 4 July 2014.