Responde el Padre Eterno a los ruegos de la Santa, dándole testimonio de que en ella habita la santísima Trinidad, como también en el alma de los que de veras creen.
REVELACIÓN 11

Oh mi dulcísimo Dios; os ruego por los pecadores, en cuya compañia estoy, que os dignéis tener misericordia de ellos. Oigo y sé tu buen deseo, respondió Dios Padre, y así se cumplirá lo que pides. Por tanto, como dice san Juan en la Epistola de hoy, y yo por él, tres son los que dan testimonio en la tierra, el espíritu, el agua y la sangre; y tres en el cielo, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Igualmente tres te dan a ti testimonio, pues el Espíritu que te custodió en las entrañas de tu madre, da testimonio a tu alma de que eres de Dios por la fe del Bautismo, la cual prometieron por ti tus padrinos. El agua del Bautismo te da testimonio de que eres hija de la Humanidad de Jesucristo, pues mediante ella fuiste renovada y limpia del primer pecado. La sangre de Jesucristo da testimonio de que eres hija de la Divinidad, que te redimió del poder del demonio por los sacramentos de la Iglesia. Y nosotros, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres en personas, pero uno en sustancia y potencia, damos testimonio de que eres nuestra por la fe, igualmente que todos los que siguen la verdadera fe de la santa Iglesia. Y en testimonio de que quieres nuestra voluntad, ve a recibir de manos del sacerdote el cuerpo y sangre de la Humanidad de Jesucristo, para que mi Hijo te dé testimonio de como eres suya, pues recibes su cuerpo para fortalecer tu alma; y yo estoy en mi Hijo, te daré testimonio de que eres del Padre y del Hijo, y te dará también testimonio el Espíritu Santo, el cual está en el Padre y en el Hijo, y el Espíritu Santo en ambos, porque estás en los tres y en cada uno por la fe y por el amor.