Consejos que da la Virgen María a santa Brígida sobre la pureza del alma y la abstinencia del cuerpo.
REVELACIÓN 20

Si a uno le dieran un anillo que le estuviese muy estrecho en el dedo, dice la Virgen, y se le pidiera consejo a su enemigo sobre lo que se había de hacer, contestaría: Córtese el dedo, y así se acomodará el anillo. Pero uno que sea su amigo dirá: De ninguna manera se haga tal cosa, sino a fuerza de martillo, extiéndase el anillo. Si alguno quisiere colar y purificar por un paño limpio la bebida de un señor poderoso, y pidiera consejo a su enemigo, diría éste: Id haciendo pedazos el paño, y por donde lo halláreis limpio, por allí la podéis colar. Pero el amigo le diría: No hagáis eso, sino lavad y limpiad bien el paño, y después podéis colar la bebida. Lo mismo acontece en las cosas espirituales. Por el anillo se entiende el alma, y por el paño el cuerpo. El alma que ha de ponerse en el dedo de Dios, se ha de extender con el martillo de la discreción y de la purificación; y el cuerpo, que es el lienzo por donde se han de colar las palabras de Dios, no debe cortarse ni acabar con él, sino que se ha de limpiar con la abstinencia y mortificación.