Documentos de la Virgen María para moderar y regir nuestro cuerpo, sujetándolo al espíritu.
REVELACIÓN 23

Tú, hija mía, has de ser como una esposa muy obediente que está tras de una cortina, siempre muy dispuesta para cuando la llamase su Divino Esposa, y servirle en todo según su voluntad. Esta cortina es el cuerpo que cubre al alma, el cual continuamente se ha de limpiar, reconocer y experimentar: es como un jumento, que tiene necesidad de moderada comida y no demasiada, para que no se haga lujurioso; necesita trabajar con discreción, porque no se ensoberbezca, y estar sujeto al látigo, para que no se haga torpe y haragán.

Has de estar cerca de esta cortina, que es el cuerpo, y no en él; porque no has de hacer caso de los deseos de la carne, sino sólo de lo que necesariamente ha menester tu cuerpo; porque el que le quita lo superfluo y le da lo necesario, habita junto a su cuerpo y no en él. Has de estar detrás de la cortina, porque has de menospreciar todos los deleites del cuerpo y de la carne, haciendo en honor de Dios todo cuanto hicieres, y empleándote toda en su servicio. De esta manera estuvieron todos aquellos que arrojaban sus cuerpos por el suelo, para ser pisoteados, y se hallaban siempre prontos para hacer la voluntad de Dios, e ir a él en cualquier tiempo que los llamase; porque no se les podía hacer largo el camino que siempre tuvieron presente, ni se les hacían grave carga los trabajos, porque todo lo menospreciaban, y sólo con el cuerpo vivían en el mundo. Y así, libremente y sin impedimento volaron al cielo, porque nada les impedía, sino una cubierta seca y muy bien disciplinada, desprendida la cual, consiguieron lo que deseaban. Esta persona que te he mostrado, cayó peligrosamente, levantóse con prudencia, defendióse varonilmente, peleó con constancia, y perseveró con firmeza, y por esto se halla coronada para siempre en presencia de Dios.