«Siete cosas que me gustaría que
mi párroco supiera sobre mi
homosexualidad»
Jean Lloyd
The Public Discourse
30 julio 2015
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Jean Lloyd vivía una vida lesbiana: está ahora casada y tiene dos hijos
Lo que pide Jean Lloyd es sencillo: que no se le oculte a las personas con
atracción por el mismo sexo que también forman parte del plan de Dios, y que
deberían vivir castamente como los demás.
Jean Lloyd es una mujer que es profesora y se define como "felizmente
casada"
y madre de dos hijos. Pero durante años llevó una vida homosexual, y desde
que la dejó ofrece su consejo a sacerdotes y consejeros que quieren orientar
adecuadamente a los miembros de la comunidad LGBT que acuden a su despacho.
Jane se dirige también a quienes quitan importancia al ejercicio de la
homosexualidad o lo recomiendan, e incluso a quienes, rechazándolo en
teoría, se sienten "obligados" por "misericordia" a no invitar a la castidad
y a la conversión. "¿Puedo hacer dos peticiones?", les dice la profesora
Lloyd: "Ámame, pero recuerda que no puedes ser más misericordioso que Dios.
No es misericordia afirmar que los actos sexuales entre personas del mismo
sexo son buenos. No comprometas la verdad; ayúdame a vivir en armonia con
ella".
Con esa finalidad, escribió un artículo en The Public Discourse bajo el
título Siete cosas que me gustaría que mi párroco supiera sobre mi
homosexualidad.
* * *
Han pasado treinta años desde que la atracción por el mismo sexo surgió
desde la profundidad de mis doce años. Esta atracción llegó espontáneamente,
sin quererlo, y era al mismo tiempo poderosa y absorbente.
Como cristiana, el conflicto entre mi sexualidad y mi fe ha sido el más
profundo e intenso de mi vida. Ahora estoy en los cuarenta y he pasado de
ser abiertamente lesbiana a estar casada heterosexualmente, pasando por un
periodo de celibato. El hecho de que necesite calificar mi unión marital
como heterosexual revela cómo ha cambiado en este tiempo el escenario
cultural. Como también ha cambiado el mío, pero de maneras muy distintas.
Mientras crecía oí unos cuantos sermones exaltados sobre la homosexualidad.
Ahora en cambio oigo declaraciones de amor. Me hacen gritar de alegría.
¡Amén! ¡Debería haber sido siempre así! Al mismo tiempo, sin embargo, muchos
pastores han empezado a acompañar este amor absteniéndose de hacer
referencia a la moral sexual de la Biblia por considerarla opresiva,
irrazonable o cruel. Por lo que amar a las personas homosexuales conllevaría
afirmarlas en su condición y animarlas a relaciones sexuales y
comportamientos homosexuales.
Aunque aprecio el deseo de actuar con amor, éste no es el amor genuino que
necesita la gente como yo. ¡Ámame mejor que esto! El experto en Tomás de
Aquino Josef Pieper lo plantea así: "El amor no es sinónimo de aprobación de
todo lo que la persona amada piensa y hace en la vida real… [Tampoco es] el
deseo para el amado de sentirse bien siempre y en cada situación, evitando
sentir pena o dolor en todas las circunstancias. La simple ‘amabilidad’ que
tolera todo excepto el sufrimiento [del amado] no tiene nada que ver con el
amor real. (…) Ningún amante puede sentirse cómodo cuando ve que la persona
amada prefiere la conveniencia al bien".
Amarme con esta clase de amor no es instantáneo ni fácil. Pero el
conocimiento y la verdad nos pueden ayudar a permanecer en pie ante la
creciente corriente de capitulación de la moral. A la luz de todo esto, he
aquí siete cosas que deseo que sepas sobre la homosexualidad.
No nací gay
1. Deseo que sepas que no por el hecho de que yo no eligiese esta
orientación se deduce que "nací de este modo" o que "Dios me creó gay".
Aunque la genética puede influir en estos rasgos, no hay una
predeterminación absoluta. No son innatos como el color de los ojos o de la
piel. (Los gemelos deberían tener el 100% de concordancia en la orientación
sexual si ésta estuviera genéticamente predeterminada y no implicara
factores posnatales. Pero los índices de concordancia son muy bajos: Bailey,
J.M., Dunne, M.P., & Martin, N.G., "Genetic and environmental influences on
sexual orientation and its correlates in an Australian twin sample." Journal
of Personality and Social Psychology, 78, 2000, pp. 524-536.) Miro hacia
atrás y entiendo cómo surgió en mi vida. Obviamente, otras experiencias son
distintas a la mía. Pero al final la etiología no es lo que importa. Las
relaciones entre personas del mismo sexo están fuera del designio y el deseo
del plan del Señor. Declarar lo contrario significa ignorar la Escritura, la
autoridad cristiana histórica y la ley natural. Necesito ayuda para vivir en
castidad, sin importar de dónde proviene mi atracción por el mismo sexo.
Las relaciones homosexuales dañan mi cuerpo
2. Desearía que conocieras un modo mejor para ayudarme a honrar mi cuerpo
viviendo según el diseño del Creador. Yo nací así: mujer. Dios me creó
mujer. Por favor, no caigas en el dualismo gnóstico que separa mi vida
espiritual de la vida que vivo en mi cuerpo. Cristo se encarnó: mi cuerpo es
ahora parte de Su cuerpo, el templo del Espíritu Santo. Actuar contra su
designio realizando actos con personas de mi mismo sexo daña la dignidad de
mi cuerpo. Para mis hermanos con atracción por el mismo sexo, los actos
sexuales de este tipo dañan sus cuerpos mucho más a causa de su diseño
fisiológico y por los efectos físicos de ir contra ese diseño. Estos cuerpos
serán rescatados de nuevo. Ellos importan.
No sé si cambiaré, pero no me niegues esa posibilidad
3. Deseo que sepas que no me ayudas a seguir a Cristo exigiéndome que mi
atracción cambie o no permitiendo que cambie. Nadie puede prometerme que mi
atracción cambiará. Jesús ciertamente no lo hizo. Pero no me niegues tampoco
la posibilidad, ¡sobre todo si soy un adolescente! Tanto la ciencia secular
como la experiencia humana dan fe de la mutabilidad sexual y de la
potencialidad para el cambio.
Puedo controlar mis impulsos
4. Desearía que conocieras un modo mejor de definir el "cambio". Al cabo de
los años mi experiencia de atracción por el mismo sexo pasó de ser un fuego
continuo a un destello ocasional. Un hombre que sigue experimentando
atracción por el mismo sexo pero que está felizmente casado con una mujer
-aunque antes no creyera posible en absoluto tener una relación
heterosexual- desde luego ha cambiado.
Yo también debo ser casta
5. Desearía que supieras que se me debería atribuir la misma voluntad moral
y responsabilidad que se le atribuye a cualquier otra persona de la
comunidad cristiana. Si los heterosexuales no casados deben ser célibes y se
presume que en Cristo tienen la fuerza de vivir según Sus mandamientos, así
también debo ser yo. Tratarme según un estándar diferente es reducir mi
dignidad ante Dios. Yo también estoy llamada a la santidad.
Dios nos transmite mucho más que un "no"
6. Deseo que sepas que Dios enseña mucho más sobre la conducta homosexual
que el simple "No". Él también enseña esto, pero la verdad sobre el cuerpo,
el sexo y el diseño y la finalidad de la creación revela mucho más.
Dime la verdad sobre el plan de Dios
7. Deseo que sepas que no honra ni a Dios ni a mí disculparse por Su plan o
designio. Aprecio la empatía por el dolor que mis deseos desordenados pueden
causar, pero Dios no está reteniendo arbitrariamente algo bueno de mí. Él me
está mostrando lo que lleva al florecimiento de la vida y de lo humano y me
protege de lo que podría dañarme. "Dejemos que el amor sea sin
disimulación". Ámame y dime la verdad.
¿Puedo hacer dos peticiones? Ámame, pero recuerda que no puedes ser más
misericordioso que Dios. No es misericordia afirmar que los actos sexuales
entre personas del mismo sexo son buenos.. No comprometas la verdad; ayúdame
a vivir en armonia con ella.
Te estoy pidiendo que me ayudes a coger mi cruz y seguir a Cristo.