Mesada/propina para los hijos: ¿Paga sí o no?
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Mª. Ángeles Pérez y Francisco Javier Rodríguez
10.11.2008
En el presente artículo se pretende dar pautas al lector sobre si es
conveniente entregar paga o no a los hijos, la periodicidad de la paga, la
cantidad a entregar, criterios para educar al niño en el uso correcto del
dinero, entre otros.
Hay padres que no tienen claro si tienen que dar a sus hijos “dinero de
bolsillo” para sus caprichos, aunque no dudan en invertir todo lo necesario
para que sus necesidades queden completamente satisfechas.
La actitud del niño respecto al dinero depende de la educación que le demos
en este campo. Estos contactos con el dinero condicionarán su vida adulta de
modo que pueda ser un campo de pruebas para valores como la generosidad, la
responsabilidad, la sabia administración e incluso la avaricia. Poder
manejar su propio dinero de bolsillo da a los chicos autonomía e
independencia de criterio. La tarea de los padres es de orientación y por
supuesto de buen ejemplo.
Alrededor de los 7 años los chicos desarrollan una gran curiosidad por el
dinero. Tienen ya unas nociones de cantidad y unas facultades intelectuales
que les permiten comprender el valor del dinero, desarrollar la conciencia
del mundo además de la noción de número.
Pero también los padres y educadores se plantean una duda ¿realmente
necesitan una paga? Existen opiniones en ambas direcciones; quienes se
oponen al tema de la paga y los que creen conveniente dar una asignación.
Los que se niegan a asignar una paga periódica prefieren (según José Mª
Lahoz García en su artículo “El dinero que damos a los hijos”) crear un
clima de confianza que permita que sus hijos les pidan dinero cuando crean
necesitarlo. Podemos afirmar que la opción de asignar una paga periódica es
mayoritaria siempre que sea adecuada a la madurez del niño.
En el tema del dinero no conviene ser demasiado rígidos. En alguna ocasión
pueden recibir alguna cantidad extra que les permita tener algo con lo que
tengan una especial ilusión.
Estas primas pueden venir motivadas por hechos sobresalientes relacionados
con hábitos que se quieren potenciar (hacer los trabajos por iniciativa
propia, tener un detalle con algún hermano, vecino, amigo sin que se le
indique, etc.) De cualquier forma, deben ser cantidades pequeñas. No
obstante debemos tener en cuenta que el dinero nunca debe usarse para
premiar o castigar, por ejemplo poniendo precio a sus notas.
El dinero según la edad
También hay que plantearse con qué frecuencia recibirán la paga. Una vez por
semana es una buena medida entre los 7 a 10 años. El periodo de un mes
todavía les queda grande. A esta edad los niños ya comprenden el significado
de “caro” y “barato”, aunque el valor de las cosas es algo muy subjetivo
relacionado directamente con la importancia que tienen los objetos de
consumo en su vida.
José Mª Lahoz afirma que el niño a esta edad, es capaz de descubrir la
relación del dinero con el trabajo y con el cuidado de las cosas. Más
concretamente aprende que si cuida las cosas que usa, evita gastos
innecesarios y podrá dedicar el dinero a otras necesidades; por otro lado,
debe aprender que el dinero se obtiene a cambio de trabajo.
A los 9 años ya tienen una idea bastante precisa del valor del dinero pero
les falta experiencia y cometen muchos errores.
Muchos niños reciben su primera paga cuando empiezan a ir al colegio. Es un
buen momento pues es cuando aprenden a sumar y restar y esto les será muy
útil para manejar el dinero.
Debemos dejar que sean ellos mismos quienes administren el dinero, siempre
cerciorándonos de lo que compran. Ello nos da ocasión de dialogar y
conocerlos mejor. No debemos dar más a media semana si se lo gastan todo de
un golpe. Se acostumbrarían a hacer lo mismo y no sabrían administrarse.
Si al principio ocurre que gastan la paga de un golpe o la meten en la
alcancía, hay que considerar que están en su derecho. Pero si estos
comportamientos llegan a ser la norma, es conveniente que les aconsejemos
sobre cómo gastarlo convenientemente.
Tampoco conviene fomentar la avaricia. Hay que educarles para no caer en
extremos. Si el niño tiene impulsos generosos (dentro de lo razonable) no lo
debemos desanimar ya que la generosidad es una cualidad hermosa que aparece
ligada a otras como el afecto y la colaboración.
Pasados los 11, una vez al mes
Anteriormente hemos hablado de la frecuencia semanal para niños de hasta 10
años. Pasados los 11 años conviene que reciban el dinero una vez al mes.
Recordemos a los padres que “la paga es un dinero para gastar sin que
intervengan los adultos”. Esto significa que no deben usarla para comprar
material escolar o ropa. Está pensada para sus gastos extras y los padres
deben aceptar con resignación que lo inviertan en horribles monstruos o
golosinas de rara identificación. No podemos exigir a un niño que distinga
calidad. Su lema es “mucho siempre equivale a mejor” Por supuesto no
olvidemos que es necesario “aconsejar y orientar” en su forma de gastar.
En el caso de los adolescentes, tenemos la obligación de enseñarles a
administrar, a ser previsores y a valorar sus derechos, obligaciones y
privilegios. La paga debe ser incondicional y puntual y siempre evitar tener
que pedir dinero. A esta edad, la alcancía se puede sustituir por una
libreta de ahorros.
¿Qué cantidad?
Y llegamos a un tema relacionado con la paga que resulta de lo más
complicado: la cantidad. Al fijar una cantidad debemos considerar la
situación económica familiar y la opinión de los padres. Aunque nuestra
economía sea boyante, la cantidad no debe ser elevada.
No hay que ser tacaños y adecuarla a la edad del niño. Si le damos una
cantidad ridícula que no alcance para un chocolate, por ejemplo, puede
producir frustración, no le enseñará a administrase y le colocará en
situaciones incómodas frente a sus amigos. Y tan malo es quedarse corto como
excederse.
Los niños deben aprender a establecer un “orden de prioridades” y dividir al
capricho en: “inmediato”, “puede esperar” y “no lo necesito”. De cualquier
forma debe ser algo consensuado. Es importante tener en cuenta que nunca se
debe dar a los hijos más dinero del acordado, por ejemplo en el caso de
cuando se quieren comprar algo y no tienen el dinero suficiente... ¡hay que
aprender a esperar y ahorrar!