Vestir modestamente
Vestirse de manera modesta no es algo que llama la atención. Sin embargo, llama la atención en lo que se refiere a sus consecuencias potenciales y posibles. Es un hecho irónico que el beneficio de vestir modestamente consiste ser transparente, para decirlo de alguna manera. Es que vestirse modestamente no atrae la atención ni a sí mismo ni a las cualidades superficiales de la persona que se viste así. De hecho, ya que no ofrece una distracción ni es un fin en sí mismo, el vestir modestamente permite que el carácter de la persona se haga más patente.
La moda de vestirse de manera indecente reduce la persona humana a la superficialidad de sus partes corporales expuestas o acentuadas… como si diría: "Mírame, soy un objeto. Mírame como un objeto". Este estilo de vestir desconoce totalmente la dignidad de la persona humana.
De cara a nuestra cultura cínica, obsesionada por un sensacionalismo superficial, la modestia es como la verdad y la autenticidad en los comerciales: poco frecuente pero poderoso. Logra lo que se propone e intenta - y eso es lo que la hace tan especial.