APARICIONES: LA VIRGEN VISITA EL MUNDO
Escrito por Autores varios
Domingo 20 de Mayo 2012
Observador de la Actualidad 880
Contenido
- Las apariciones: ¿creer o no creer?
- Apariciones con el «sí» de la Iglesia
- Discernimiento, una tarea complicada
- Algunos ejemplos de apariciones falsas
El Cielo se manifiesta
Hay quienes proponen, «para evitar riesgos» , huir de cualquier revelación sobrenatural y caminar en la más pura oscuridad de la fe, pensando que seguramente eso es lo que Dios quiere puesto que Jesús dijo a Tomás hablando de su Resurrección: «Tú crees porque me has visto, ¡dichosos los que creen sin haber visto!» (Jn 20, 29).
Por supuesto que hay un enorme mérito en creer y mantenerse en el Camino a pesar de que no se vean o escuchen ángeles al lado de uno haciendo de guías. Pero también es cierto que nadie puede imponerse a los designios del Cielo, como dijera hace unos años el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: «No podemos ciertamente impedir que Dios hable».
Y esto lo puede hacer, y de hecho lo hace, tanto de manera sutil y ordinaria a través de cuestiones tan sencillas como los acontecimientos cotidianos o la oración —¿acaso rezaríamos si Dios no se comunicara con nosotros?—, y también de forma extraordinaria a través de apariciones, tanto de Él mismo —basta recordar el «encontronazo» de san Pablo con el Señor de camino a Damasco (cfr. Hch 9, 3-5)— como de su Madre o de sus ángeles y santos; o bien a través de locuciones, visiones, carisma de profecía, etc. Para Él no hay límites.
NO TODAS SON VÁLIDAS
El sitio de internet de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María (Corazones.org) presenta esta clasificación de las apariciones:
«1) Dudosas.- Todas las apariciones empiezan en esta categoría por cuanto que no se puede asumir que esté ocurriendo algo sobrenatural de parte de Dios hasta que no se efectúe una evaluación completa.
«2) Falsas.- Después de las evaluaciones, muchas de las apariciones dudosas son determinadas como falsas de acuerdo con los criterios de discernimiento de la Iglesia. No todas las apariciones falsas son fraude. Puede ser que la persona vidente sea sincera pero errada por razones de engaño satánico, problemas mentales u otra razón.
«3) Falsas y fraudulentas.- Desafortunadamente, algunas de las supuestas apariciones han sido fingidas. Esto puede ocurrir por muchas razones: busca de atención, fama, dinero, etc. En algunos casos se trata de intervención diabólica. Pueden entonces darse fenómenos extraordinarios, imitaciones de milagros que son en realidad obra del demonio. Recordemos que el demonio es capaz de rezar el Rosario y decir cosas bonitas si eso engaña a la gente...
«4) Aprobadas por la Iglesia.- Por el obispo o por el Papa. Son una pequeña minoría de las apariciones reportadas. Sólo la Iglesia tiene la autoridad para declarar el estatus de una aparición. La Iglesia actúa con mucha prudencia, después de mucho tiempo de discernimiento.
«Muchas apariciones auténticas no llegan a ser aprobadas. No cada vez que la Virgen visita es con la misma trascendencia de mensaje. La Virgen es Madre de todos y puede aparecerse o comunicarse de manera extraordinaria con sus hijos a nivel personal, sin un mensaje público. En otros casos la aparición puede ser sólo para un grupo o una zona, o un mensaje para una ocasión de particular peligro pero sin la intención de que se establezca allí una particular devoción nueva.
«No es necesario siquiera buscar la aprobación de la Iglesia a no ser que la Virgen imparta un mensaje público o comiencen a asistir muchas personas».
POCAS, PERO...
¿Cuántas apariciones de la Virgen se han dado en la historia? No se sabe el número exacto, pero se trata de al menos varios miles; y ha sido a partir de los umbrales del siglo XX cuando el fenómeno comenzó a incrementarse. Así, en el solo período de 1944 a 1993 se reportaron alrededor de 400.
Sin embargo, la Iglesia hasta ahora sólo ha aprobado en algún grado alrededor de 50, algunas a nivel diocesano (aprobación del obispo local) o bien a nivel de la Santa Sede (el Papa las declara válidas). Pero eso no significa que las miles restantes sean necesariamente falsas: hasta el momento la Iglesia ha condenado menos de cuatrocientas.
Son, pues, muy escasas las apariciones validadas por la Iglesia; pero pocos las conocen y menos todavía leen acerca de ellas. Habría que tratar con mayor respeto estos regalos celestiales.
Diana R. García B.
Las apariciones: ¿creer o no creer?
Ante la pregunta cada vez más frecuente acerca de la conveniencia de creer en los mensajes provenientes de tal o cual aparición de la Virgen o de Dios mismo que se estaría dando en equis lugar de América, Europa, etc., la respuesta más común y simplificada que suele obtenerse es: «No hagan caso de eso». Y la dan lo mismo ateos que protestantes y católicos, seglares que religiosos y sacerdotes. Es que es el modo más rápido y cómodo de quitarse semejante problemón de encima.
Así, si la aparición resultara ser falsa, el asunto habrá sido extirpado de raíz desde el principio. Y, al contrario, si con el tiempo acabara por demostrarse el origen sobrenatural de una de estas manifestaciones celestiales, al menos queda el consuelo de que su contenido no forma parte de la Revelación, es decir, de la enseñanza que Cristo entregó a sus Apóstoles y que es obligatorio aceptar (dogma de fe).
Fue el Papa Benedicto XIV quien, en el siglo XVIII se encargó de explicar que existen dos tipos de revelación divina: la pública y la privada. Se llama revelación pública, simplemente «la Revelación» (con mayúscula) o «Depósito de la Fe», a la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de Sí mismo y de aquellas verdades necesarias para la salvación eterna. Esta Revelación ya ha concluido, y se encuentra contenida tanto en las Sagradas Escrituras como en la Tradición; con la muerte del último de los doce Apóstoles (san Juan) quedó definitivamente cerrado el Depósito de la Fe; así, ya no hay ni puede haber nuevas verdades que agregar a la enseñanza dada por Dios.
Pero lo anterior no significa que Dios Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo, la Virgen María, un santo o un ángel se manifiesten a algún creyente o grupo de creyentes. En tal caso se trata de una revelación privada. Benedicto XIV aclaró que aunque las revelaciones privadas hayan sido aprobadas por la Iglesia, no es obligatorio para los fieles creer en ellas.
Cuando el Papa o un obispo aprueban, por ejemplo, una determinada aparición de la Virgen María, básicamente lo que aprueban es el culto, la devoción y la oración bajo esa determinada forma; pero en ningún momento imponen a nadie la creencia ni en la aparición ni en los mensajes dados por ella. Lo que sí hacen es avalar que tales mensajes de ninguna manera contradicen la fe católica ni añaden novedades a la Revelación y que, por tanto, los fieles son totalmente libres de creer sin temor en el contenido de éstos.
¿PARA QUÉ SIRVEN?
Si, entonces, las revelaciones privadas no añaden nada nuevo a la Revelación, ¿qué sentido tienen?, ¿para qué «pierde» Dios el tiempo con ellas?, ¿acaso tienen algún valor?
Cuando ocurre una manifestación divina la intención del Cielo es siempre la de santificar. Y precisamente una de sus pruebas de autenticidad es que no enseña algo distinto a lo que dicen las Escrituras, porque Dios no puede contradecirse. Lo que sí hace Él frecuentemente a través de apariciones, visiones y locuciones es arrojar nueva luz y detalles para que se entienda mejor una verdad ya revelada en la Biblia y que se encontraba un tanto nebulosa (tal como intentan hacer los teólogos).
Además, las revelaciones privadas sirven para consuelo de los fieles, para ayudarlos a retomar el camino extraviado, a reavivar la fe, y a robustecerse en la caridad y en la esperanza. Lo que muchas veces no logra un presbítero a fuerza de planes pastorales y horas de homilías, suele lograrlo Dios a través de una sencilla aparición de su Madre: los frutos de conversión suelen ser abundantísimos.
ENTONCES, ¿CREER O NO?
Cada quien es libre de hacerlo o no hacerlo. Pero, ante la duda, los fieles merecen de sus pastores una respuesta más profunda que un categórico «no» sin haberse siquiera estudiado ni por encima el caso específico del que se interroga; catalogar, por ejemplo, de manera generalizada todas las revelaciones marianas actuales como «promotoras del terror» y «contrarias al Evangelio» no parece un ejercicio justo. Dios no se manifiesta a los hombres porque esté aburrido y tenga ganas de espabilarse un rato; todo lo que el Señor hace es movido por su Amor y Misericordia, que busca que todos los hombres se salven. Una aparición auténtica no merece ser desdeñada entre el montón sólo porque no hubo disposición para hacer el trabajo de discernimiento requerido aun en medio de cientos de apariciones no auténticas.
Por otra parte, si un fiel cualquiera advierte que ciertas apariciones enseñan cosas contrarias a la fe de la Iglesia, enseguida debe, en conciencia, rechazarlas sin necesidad de esperarse a que la autoridad de la Iglesia las examine y las condene. Pero si no advierte nada maligno; si, por el contrario, siente renacer su amor hacia Dios y la Iglesia, no hay razón para cerrarle las puertas, siempre y cuando la Santa Sede no las haya condenado. La regla práctica que propone san Pablo para todos es ésta: «Examínenlo todo y quédense con lo bueno» (I Tes 5, 21).
D. R. G. B.
Apariciones con el «sí» de la Iglesia
Aparición de la Virgen del Pilar.- En Aragón, España, en el año 40, Santiago Apóstol y sus discípulos escucharon voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena, y vieron aparecer a la Virgen sobre un pilar de mármol. Ella, que aún vivía en carne mortal, solicitó que se construyera allí un templo. En el siglo XVIII el Papa Clemente XII decretó para toda España la fiesta litúrgica relativa a esta aparición.
Apariciones en Le Puy, Velay, Francia.- La Virgen se apareció en el siglo I y en el siglo V, pidiendo la construcción de un templo. El Papa san León IX en 1051 escribió una bula a favor de las apariciones.
Apariciones de la Virgen de Guadalupe.- En el cerro del Tepeyac, en la Nueva España (hoy México), en diciembre de 1531, la Virgen se apareció varias veces al indígena san Juan Diego Cuautlatoatzin.
Apariciones en Siluva, Lituania.- En 1612 a varios niños y adolescentes de fe protestante calvinista se les apareció la Virgen, sentada junto a las ruinas de un templo católico destruido por los calvinistas; lloraba, llevando en brazos al Niño Dios. Uno de los niños avisó a su líder calvinista, quien dijo que era cosa del diablo; pero al acudir a corregir a los videntes, la Virgen se apareció de nuevo y le habló. Todos los presentes la vieron. Mucha gente del lugar retornó a la fe católica. Las apariciones fueron reconocidas oficialmente por Pío VI en 1775.
Apariciones en Laus, Francia.- En 1664 la Virgen se apareció a Benôite Rencurel, de 17 años de edad, y esto siguió hasta 1718. La aprobación definitiva de estas apariciones tuvo lugar apenas en 2008.
Apariciones en La Vang, Vietnam.- Desde 1798 y hasta 1898 la Virgen se estuvo apareciendo a muchas personas, especialmente en los momentos más terribles de persecución contra los cristianos. Con frecuencia, cuando se reunían en la selva en pequeños grupos, a escondidas, para rezar el Rosario, la Virgen se aparecía inesperadamente vestida con un largo manto y sosteniendo al Niño Dios. Al cesar las persecuciones, inmediatamente el obispo del lugar ordeno edificar un templo pra glorificar a Dios por estas consoladoras apariciones.
Apariciones en la Rue de Bac, Francia.- En 1830 la Virgen se apareció a santa Catalina Labouré, presentándose como Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Estas manifestaciones celestiales fueron aprobadas por la Iglesia en 1930.
Aparición en la Salette, Francia.- Ocurrió en 1846. La Virgen se apareció llorando a los pastores Mélanie Calvat, de 15 años, y a Maximin Giraud, de 11 años. Fue una sola aparición, pero duró un par de horas. María dio un secreto a Maximin, nunca revelado por el Vaticano, y otro a Mélanie, que se publicó completo en 1923. Esta aparición fue aprobada en 1851 por Pío IX. El mensaje dado a Mélanie profetiza una época de degradación moral, pérdida de la fe y dominio de Satanás, grandes persecuciones, el intento de los gobiernos por erradicar la religión, y el aviso de un gran castigo por parte de Dios sobre todo el planeta que finalmente será motivo de una nueva primavera para la Iglesia.
Apariciones en Lourdes, Francia.- La Virgen se apareció a santa Bernardita Soubirous, de 14 años, en 1858. Aprobadas en 1862.
Apariciones en Pellevoisin, Francia.- En el año 1876 la Virgen, en su advocación de Nuestra Señora del Carmelo, se apareció a Estela Faguete, encargándole la difusión del escapulario del Sagrado Corazón de Jesús. La aprobación definitiva la dictó la Iglesia en 1983.
Apariciones en Knock, Irlanda.- En 1879 la Virgen se apareció junto con san José, san Juan y varios ángeles a 15 personas. La diócesis confirmó la autenticidad de las apariciones en 1879 y en 1880. En 1979 las aprobó el beato Papa Juan Pablo II.
Apariciones en Fátima, Portugal.- En 1917 la Virgen se presentó como Nuestra Señora del Rosario a los beatos Jacinta y Francisco Marto, y a su prima Lucía dos Santos. Se aprobaron en 1930.
Apariciones en Beauraing, Bélgica.- Varias veces en 1932 la Madre de Dios se presentó como la Virgen Inmaculada a cinco menores: Gilberte Degeimbre, de 9 años; Andree Degeimbre de 14; Fernande Voison, de 15 años; Gilberte Voison , de 13, y Alberto Voison, de 11 años. El obispo las declaró verdaderas en 1949. El mensaje es un llamado urgente a la oración por la conversión de los pecadores.
Apariciones en Banneux, Bélgica.- María se apareció con el nombre de la Virgen de los Pobres a Mariette Beco, de 12 años, en 1933. Llevaba al Niño Jesús dormido en sus brazos. Como en Lourdes, la Virgen entregó a la humanidad una fuente de agua reservada para la curación de los enfermos. La Iglesia reconoció estas apariciones en 1942.
Apariciones en Amsterdam, Holanda.- Entre 1945 y 1959 se apareció la Virgen como Nuestra Señora de Todos los Pueblos a Ida Peerdeman, y anunció diversas profecías, muchas ya cumplidas; también se refirió al «último y más grande dogma mariano» (María, Corredentora). En 2002 la diócesis las declaró de origen sobrenatural.
Apariciones en Tre Fontane, Roma, Italia.- Se apareció en 1947 la Virgen en su advocación de Nuestra Señora de la Revelación al comunista y adventista Bruno Cornacchiola. En su secta le habían enseñado que el Papa es el Anticristo, por lo que se había propuesto asesinarlo con un puñal en el que hizo grabar las palabras «Muerte al Papa». Preparaba un discurso contra de la Virgen María cuando Ella se le apareció en una gruta. Tienen aprobación de la diócesis de Roma.
Apariciones en L’Ile Bouchard, Francia.- En 1947 Nuestra Señora de la Oración se apareció a Jacqueline, de 12 años; Jeannette, de 7 años, y Nicole, de 10 años, pidiéndoles: «Digan a los niños pequeños que recen por Francia, ya que su necesidad es grande». Pidió sacrificios y oraciones por los pecadores. En 2001 fueron avaladas por la diócesis.
Manifestación en Siracusa, Italia.- En 1953 una imagen de la Virgen experimentó un milagro de lacrimación, que el Papa Pío XII reconoció como auténtico. Hoy se llama Nuestra Señora de las Lágrimas.
Apariciones en Akita, Japón.- En 1973 y hasta 1975 se apareció la Virgen a la religiosa Agnes Sasagawa. La Virgen pidió almas víctimas, oración, penitencia y sacrificios, y profetizó hechos muy dolorosos para la Iglesia en el futuro cercano. Y una imagen mariana presentó lacrimaciones numerosas. El obispo aprobó el milagro y las apariciones en 1984, y en 1988 lo hizo la Santa Sede.
Apariciones en Betania, Venezuela.- A partir de 1976 la Virgen y Madre Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones se apareció al ama de casa María Esperanza Medrano de Bianchini. El obispo de la diócesis aprobó oficialmente en 1987 las apariciones.
Apariciones en Cuapa, Nicaragua.- Ocurrieron en 1980, cuando gobernaba el comunismo. La Virgen se apareció al campesino y sacristán Bernardo Martínez, dándole mensajes especiales para Nicaragua, y otros de alcance mundial, como la posibilidad de evitar la tercera guerra mundial con la oración. Las apariciones fueron aprobadas por la Conferencia Episcopal Nicaragüense.
Apariciones en Kibeho, Ruanda.- De 1981 a 1989 la Virgen María se pareció como la Madre del Verbo, advirtiendo del genocidio (ocurrido en 1994). Se apareció a siete jóvenes en distintos momentos y lugares, pero la Iglesia reconoce el testimonio de tres chicas: Alphonsine Mumureke, de 16 años; Nathalie Mukamazimpaka, 17 años, y Marie Claire Mukamgango, de 21 años. La Virgen pidió la difusión del Rosario de los Siete Dolores de María, y anunció que la Segunda Venida de Cristo está cercana. La Santa Sede aprobó las apariciones en 2001.
En realidad, hay algunas decenas de otras apariciones que tienen algún grado de aprobación eclesiástica al menos implícito, tales como las de Valenciennes, Francia, en 1008; la de Arras, Francia, en 1095; la de Pocháyevskaya, Ucrania, en 1198; las de Coromoto, Venezuela, en 1652; las de Gietrzwald, Polonia, en 1877; las de Castelpetroso, Italia, en 1888, o las de San Nicolás, Argentina, en 1983, por mencionar unas cuantas.
Voces autorizadas
«En cuanto a las revelaciones privadas es mejor creer que no creer en ellas; porque si crees y resultan ser verdaderas, te sentirás feliz de que creíste porque Nuestra Santa Madre lo pidió. Y si resultan ser falsas, tú recibes todas las bendiciones como si fueran verdaderas, porque creíste que eran verdad».
Papa Urbano VIII
«Hay que dar fe humana a las revelaciones privadas aprobadas por la Iglesia, como son las de santos canonizados, o los escritos publicados con imprimatur, con licencia eclesiástica, ya que sería temerario despreciarlas».
Papa Benedicto XIV
«Hay menor peligro en creer y recibir lo que con alguna probabilidad nos refieren personas de bien, cosa que no está reprobada por los doctos, antes que rechazar todo con espíritu temerario y de desprecio».
San Pedro Canisio
«Las apariciones marianas aprobadas por la Iglesia no hacen sino confirmar la necesidad urgente de la penitencia, de conversión, de perdón, de ayuno».
Card. Joseph Ratzinger
Discernimiento, una tarea complicada
Por gracia de Dios, la Iglesia cuenta con la autoridad del Papa para esto, ¡que si no...!
Descubrir cuándo algo viene de Dios puede ser complicado, empezando porque no todos han recibido el carisma de discernimiento de espíritus para hacerlo: «A uno se le da, por el Espíritu, palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu; a otro, carisma de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otros, profecía; a otro, discernimiento de espíritus...» (I Co 12, 8-11).
¿Cómo saber, entonces, cuándo una aparición presuntamente celestial es realmente auténtica? Hay que recordar que sólo el Papa cuenta con el don de la infalibilidad en esta materia. Aunque hay obispos, presbíteros, religiosas y seglares poseedores del carisma sobrenatural de discernimiento, es siempre la autoridad del Papa la que tiene la última palabra, como Jesús enseñó: «A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la Tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates enla Tierra quedará desatado en el Cielo» (Mt 16, 18-1).
La historia nos ha enseñado que la prudencia y lentitud de la Iglesia es realmente sabia para buscar la verdad de estas cosas; en cambio, los apresuramientos (condenas precipitadas o aceptaciones precipitadas) por parte del obispo del lugar y su equipo de investigación, con bastante frecuencia suelen errar; ahí están, por ejemplo, los casos de san Pío de Pietrelcina, de santa Faustina Kowalska o de Lucía Dos Santos, quienes en un momento fueron injustamente acusados de farsantes y hasta de ser mensajeros del mismísimo demonio.
A menos que se vislumbre de inmediato un mensaje herético proveniente de tal o cual aparición, o el fraude sea evidente, la Iglesia hace un enorme bien al irse con tiento. Pero ante la oleada de presuntas apariciones que hoy se dan por todo el planeta hay quienes han propuesto algunos criterios de discernimiento que, a pesar de su buena intención, suelen ser algo cojos. Aquí hay tres de ellos:
1) Que los verdaderos mensajes celestiales no pueden anunciar cosas pesimistas.- Dicen que ni la Virgen ni Jesús pueden profetizar nada que pudiera aterrorizar a la gente, ninguna clase de desgracia o catástrofe, porque María es Mujer de Esperanza, y Jesús repite contantemente en el Evangelio: «No tengan miedo».
De seguirse este criterio, la Iglesia no hubiera aprobado las apariciones de La Salette, las de Fátima, las de Akita ni las de Kibeho; en todas ellas la Virgen comunicó mensajes proféticos trágicos, pero no eran para aterrorizar y robar la esperanza a quienes los escucharan, sino para urgir a todos a la conversión y la oración a fin de precisamente evitar tales desastres, o al menos aminorarlos; además, los mensajes llevan al mismo tiempo palabras de esperanza, por ejemplo: «Al final mi Corazón Inmaculado triunfará».
Cuando Jesús dice a sus discípulos: «No tengan miedo», no significa que nada malo vaya sucederles a ellos y al mundo; al contrario, anuncia persecuciones y martirio, sacrilegios, aparición de falsos profetas y falsos cristos, terremotos, guerras, epidemias y fenómenos cósmicos; en resumen, una «tribulación tan grande como no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni la volverá a haber» (Mt 24, 21). El Señor, al anunciar estas cosas, no busca asustar, sino convertir y preparar a los suyos para que se mantengan firmes cuando tales cosas ocurran: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21, 28).
2) Que el vidente o receptor del mensaje debe ser un buen cristiano y mentalmente equilibrado.- Según esto, es preciso averiguar si quien dice recibir anuncios celestiales es veraz y no dado a falsedades, mentalmente sano y no de imaginación enfermiza. Igualmente, que es extremadamente improbable que Dios dé revelaciones a una persona de conducta escandalosa o viciada; que Él prefiere a los buenos y sencillos.
Por supuesto, este criterio es importante de entrada en toda investigación de apariciones, ya que es relativamente fácil que un gran pecador —un mentiroso, por ejemplo— invente apariciones para obtener algún tipo de ventaja o hasta por el mero gusto de burlarse, o que un loco crea tenerlas.
Pero de nuevo esta norma es algo coja pues, de seguirse a pie juntillas, la Iglesia no creería que Jesucristo se apareció al pecador asesino Pablo de Tarso cuando iba camino a Damasco. En realidad, Cristo y su Madre pueden y a menudo se aparecen a grandes pecadores, precisamente para convertirlos. Hasta pueden aparecerse para encomendarle una misión lo mismo a alguien con síndrome de déficit de atención que a un esquizofrénico, a alguien con síndrome de Down o a cualquier otra persona que padezca algún tipo de desorden mental o emocional: «Dios ha elegido más bien lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; y ha escogido lo que el mundo tiene por débil para confundir a los fuertes. Dios ha elegido lo plebeyo y despreciable del mundo; lo que no es, para reducir a la nada a lo que es» (I Co 1, 27-28). Es claro que en casos así la Iglesia puede no estar segura respecto de la veracidad de unas apariciones, pero el mero hecho de que el vidente no haya tenido de entrada una vida virtuosa o que padezca en algún grado de sus facultades mentales, tampoco las descalifica automáticamente.
3) Que Dios Padre no puede estar preparando un castigo universal.- Aseguran que, como Dios no castiga, las verdaderas apariciones no pueden anunciar la futura llegada de un castigo divino, ni la aniquilación de los malos porque el Señor ama a todos y quiere que todos se salven, y menos aún puede presentarse la Virgen como tratando de salvar a la humanidad en oposición a Dios Padre que al mismo tiempo trata de castigar y destruir el mundo.
Con este criterio las apariciones de La Salette ni las de Akita jamás habrían sido aprobadas.
Hay un olvido creciente de las enseñanzas de la Biblia, que presentan a Dios castigando porque Él es infinitamente misericordioso pero también infinitamente justo (cfr. Salmo 39, 12; Proverbios 3, 12; Ezequiel 7, 9; Mateo 25,46; Romanos 12,19; Apocalipsis 3, 19; etcétera). El verdadero castigo no es sadismo ni crueldad sino justicia y llamada de atención; Él desea la salvación de todos, pero no puede salvar a nadie por la fuerza.
La justicia de Dios anuncia desde el Antiguo Testamento un castigo universal que pondrá un alto a tantas perversidades cometidas por los malvados (cfr. Isaías 13, 11; Amós 9, 8-10; Nahúm 1, 2-10 ; Malaquías 3, 19-19; etcétera); y todo esto, tal como anunció la Virgen en La Salette, será un verdadero acto de la Misericordia de Dios, no un acto de maldad. El castigo será una purificación y traerá el reinado de Dios. ¿Qué más positivo que eso?
D. R. G. B.
Por sus frutos los conoceréis...
Algunos ejemplos de apariciones falsas
Enseña Jesucristo: «Todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos» (Mt 7, 17-18).
La mayoría de las apariciones producen en un principio algunos frutos. Pero suele ocurrir que el tiempo es el mejor aliado para descubrir si esos frutos son en realidad trigo o cizaña. Éstos son algunos ejemplos de apariciones falsas:
* Apariciones en Palmar de Troya, Sevilla (España).- Clemente Domínguez Gómez habría tenido entre los años 60 y 70 apariciones que no pintaban mal, hasta con estigmas y otros prodigios; pero luego «Jesucristo» le ordenó autoproclamarse Papa tras la muerte de Pablo VI.
* Aparciones de Bayside, Nueva York (EU).- Verónica Lueken habría recibido mensajes «celestiales» entre los años 70 y 90 que incluyen afirmaciones que rayan en la herejía, así como profecías que no se cumplieron; por ejemplo: el 18 de junio de 1988 se anunció que «dentro de dos años o menos habrá una gran quiebra de la bolsa; todos los sistemas monetarios del mundo estarán paralizados».
* Apariciones en Nowra, Australia.- Desde 1968 hasta la fecha, «Jesús» y la «Virgen» se aparecen al alemán William Kamm, alias «Little Pebble». Según eso, «Dios» quiere que Kamm sea el último Papa, Pedro II. Es fundador de la «Orden de San Chárbel», no aprobada por la Iglesia, y en 2003 fue ilícitamente ordenado diácono. Kamm fue condenado tanto en 2005 como en 2007 por pederastia contra niñas, aunque él afirma que ellas son algunas de sus 84 esposas místicas.
* Apariciones al italiano Giorgio Bongiovanni.- Este presunto estigmatizado no es católico sino un un creyente y promotor de la New Age. Dice que la Virgen y Jesús se le aparecen desde 1989. Aunque muchos de sus mensajes se parecen a los de Fátima y otros de origen celestial, por otro lado enseña cosas absurdas como que él es la reencarnación del beato Francisco Marto (el niño de Fátima) y a la vez de san Juan Bautista y del profeta Elías; que Dios y el universo son lo mismo; que los ángeles son los extraterrestres; la llegada de los platillos voladores; etcétera.
* Otras apariciones falsas.- Las de Saltillo, Coahuila, a Alberto Solís, «Betito», quien intentó hacerse tatuajes para aparentar estigmas; las de la divorciada Vassula Ryden, quien pone en «escritura de Dios» errores teológicos y la aprobación de sus segundas nupcias; las de Cleveland (EU) a Maureen Sweeney-Kyle , peleada con la Iglesia, y de las que surgió la Confraternidad de los Corazones Unidos de Jesús y María; etc.