La ideología de género: Sus peligros y alcances
Comisión ad–hoc de la mujer
Comisión Episcopal de Apostolado Laical
Conferencia Episcopal Peruana
Presentación
Se ha estado oyendo durante estos últimos años la expresión "género" y
muchos se imaginan que es solo otra manera de referirse a la división de la
humanidad en dos sexos, pero detrás del uso de esta palabra se esconde toda
una ideología que busca precisamente hacer salir el pensamiento de los seres
humanos de esta estructura bipolar.
Los proponentes de esta ideología quieren afirmar que las diferencias entre
el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no
corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a
otros mujeres. Piensan más bien que las diferencias de manera de pensar,
obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de
una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de
características que se explican por las conveniencias de las estructuras
sociales de dicha sociedad.
Quieren rebelarse contra esto y dejar a la libertad de cada cual el tipo de
"género" al que quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que
hombres y mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los
bisexuales sean simplemente modos de comportamiento sexual producto de la
elección de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar.
No se necesita mucha reflexión para darse cuenta de lo revolucionaria que es
esta posición, y de las consecuencias que tiene la negación de que haya una
naturaleza dada a cada uno de los seres humanos por su capital genético. Se
diluye la diferencia entre los sexos como algo convencionalmente atribuido
por la sociedad, y cada uno puede "inventarse" a sí mismo.
Toda la moral queda librada a la decisión del individuo y desaparece la
diferencia entre lo permitido y lo prohibido en esta materia. Las
consecuencias religiosas son también obvias. Es conveniente que el público
en general se dé clara cuenta de lo que todo esto significa, pues los
proponentes de esta ideología usan sistemáticamente un lenguaje equívoco
para poder infiltrarse más fácilmente en el ambiente, mientras habitúan a
las personas a pensar como ellos. Este librito puede ayudar mucho en
precisar conceptos y llamar a una toma de posición con respecto a la
mencionada ideología.
Mons. Oscar Alzamora Revoredo, S.M.
Obispo Auxiliar de Lima Miembro de la CEAL
Lima, Abril 1998.
La ideología de género: sus peligros y alcances
"El género es una construcción cultural; por consiguiente no es ni resultado
causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo… Al teorizar que el
género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género
mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuencia hombre y
masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino;
mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino"1.
Estas palabras que podrían parecer tomadas de un cuento de ciencia ficción
que vaticina una seria pérdida de sentido común en el ser humano, no son
otra cosa que un extracto del libro "Gender Trouble: Feminism and the
Subversion of Identity" (El Problema del Género: el Feminismo y la
Subversión de la Identidad") de la feminista radical Judith Butler, que
viene siendo utilizado desde hace varios años como libro de texto en
diversos programas de estudios femeninos de prestigiosas universidades
norteamericanas, en donde la perspectiva de género viene siendo ampliamente
promovida.
Mientras muchos podrían seguir considerando el término ‘género' como
simplemente una forma cortés de decir ‘sexo' para evitar el sentido
secundario que ‘sexo' tiene en inglés, y que por tanto ‘género' se refiere a
seres humanos masculinos y femeninos, existen otros que desde hace ya varios
años han decidido difundir toda una "nueva perspectiva" del término. Esta
perspectiva, para sorpresa de muchos, se refiere al término género como
"roles socialmente construidos".
La IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, realizada
en setiembre de 1995 en Pekín, fue el escenario elegido por los promotores
de la nueva perspectiva para lanzar una fuerte campaña de persuasión y
difusión. Es por ello que desde dicha cumbre la "perspectiva de género" ha
venido filtrándose en diferentes ámbitos no sólo de los países
industrializados, sino además de los países en vías de desarrollo.
Definición del término género
Precisamente en la cumbre de Pekín, muchos de los delegados participantes
que ignoraban esta "nueva perspectiva" del término en cuestión, solicitaron
a sus principales propulsores una definición clara que pudiera iluminar el
debate. Así, la directiva de la conferencia de la ONU emitió la siguiente
definición:
"El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en
roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo".
Esta definición creó confusión entre los delegados a la cumbre,
principalmente entre los provenientes de países católicos y de la Santa
Sede, quienes solicitaron una mayor explicitación del término ya que se
presentía que éste podría encubrir una agenda inaceptable que incluyera la
tolerancia de orientaciones e identidades homosexuales, entre otras cosas.
Fue entonces que Bella Abzug, exdiputada del Congreso de los Estados Unidos
intervino para completar la novedosa interpretación del término "género":
"El sentido del término ‘género' ha evolucionado, diferenciándose de la
palabra ‘sexo' para expresar la realidad de que la situación y los roles de
la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio".
Quedaba claro pues que los partidarios de la perspectiva de género proponían
algo mucho más temerario como por ejemplo que "no existe un hombre natural o
una mujer natural, que no hay conjunción de características o de una
conducta exclusiva de un sólo sexo, ni siquiera en la vida psíquica"2 . Así,
"la inexistencia de una esencia femenina o masculina nos permite rechazar la
supuesta ‘superioridad' de uno u otro sexo, y cuestionar en lo posible si
existe una forma ‘natural' de sexualidad humana"3 .
Ante tal situación, muchos delegados cuestionaron el término así como su
inclusión en el documento. Sin embargo, la exdiputada Abzug abogó
férreamente en su favor:
"El concepto de ‘género' está enclavado en el discurso social, político y
legal contemporáneo. Ha sido integrado a la planificación conceptual, al
lenguaje, los documentos y programas de los sistemas de las Naciones Unidas…
los intentos actuales de varios Estados Miembros de borrar el término
‘género' en la Plataforma de Acción y reemplazarlo por ‘sexo' es una
tentativa insultante y degradante de revocar los logros de las mujeres, de
intimidarnos y de bloquear el progreso futuro".
El apasionamiento de Bella Abzug por incluir el término en Pekín llamó la
atención de muchos delegados. Sin embargo, el asombro y desconcierto fue
mayor luego que uno de los participantes difundiera algunos textos empleados
por las feministas de género, profesoras de reconocidos Colleges y
Universidades de los Estados Unidos. De acuerdo a la lista de lecturas
obtenida por el delegado, las "feministas de género" defienden y difunden
las siguientes definiciones:
Hegemonía o hegemónico: Ideas o conceptos aceptados universalmente como
naturales, pero que en realidad son construcciones sociales.
Desconstrucción: La tarea de denunciar las ideas y el lenguaje hegemónico
(es decir aceptados universalmente como naturales), con el fin de persuadir
a la gente para creer que sus percepciones de la realidad son construcciones
sociales.
Patriarcado, Patriarcal: Institucionalización del control masculino sobre la
mujer, los hijos y la sociedad, que perpetúa la posición subordinada de la
mujer.
Perversidad polimorfa, sexualmente polimorfo: Los hombres y las mujeres no
sienten atracción por personas del sexo opuesto por naturaleza, sino más
bien por un condicionamiento de la sociedad. Así, el deseo sexual puede
dirigirse a cualquiera.
Heterosexualidad obligatoria: Se fuerza a las personas a pensar que el mundo
está dividido en dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro.
Preferencia u orientación sexual: Existen diversas formas de sexualidad
-incluyendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y trasvestis-
como equivalentes a la heterosexualidad.
Homofobia: Temor a relaciones con personas del mismo sexo; personas
prejuiciadas en contra de los homosexuales. (El término se basa en la noción
de que el prejuicio contra los homosexuales tiene sus raíces en el
ensalzamiento de las tendencias homosexuales.)
Estas definiciones fueron tomadas del material obligatorio del curso
"Re-imagen del Género" dictado en un prestigioso College norteamericano.
Asimismo, las siguientes afirmaciones corresponden a la bibliografía
obligatoria del mismo:
"La teoría feminista ya no puede darse el lujo simplemente de vocear una
tolerancia del ‘lesbianismo' como ‘estilo alterno de vida' o hacer alusión
de muestra a las lesbianas. Se ha retrasado demasiado una crítica feminista
de la orientación heterosexual obligatoria de la mujer4.
"Una estrategia apropiada y viable del derecho al aborto es la de informar a
toda mujer que la penetración heterosexual es una violación, sea cualfuere
su experiencia subjetiva contraria."5.
Las afirmaciones citadas podrían parecer suficientemente reveladoras sobre
la peligrosa agenda de los promotores de esta "perspectiva". Sin embargo,
existen aún otros postulados que las "feministas de género" propagan cada
vez con mayor fuerza:
"Cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de
sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo
que la cultura piensa que cada uno es -femenina o masculino-. Aunque muchos
crean que el hombre y la mujer son expresión natural de un plano genético,
el género es producto de la cultura y el pensamiento humano, una
construcción social que crea la ‘verdadera naturaleza' de todo individuo"6.
Es así que para las "feministas de género", éste "implica clase, y la clase
presupone desigualdad. Luchar más bien por desconstruir el género llevará
mucho más rápidamente a la meta"7 .
El feminismo de género
Pero en qué consiste el "feminismo de género" y cuál es la diferencia con el
comúnmente conocido feminismo. Para comprender más a profundidad el debate
en torno al "término género", vale la pena responder a esta pregunta.
El término "feministas de género" fue acuñado en primer lugar por Christina
Hoff Sommers en su libro "Who Stole Feminism?" ("¿Quién se robó el
Feminismo?"), con el fin de distinguir el feminismo de ideología radical
surgido hacia fines de los 60's, del anterior movimiento feminista de
equidad.Aquí las palabras de Hoff Sommers:
"El feminismo de equidad es sencillamente la creencia en la igualdad legal y
moral de los sexos. Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que
quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación. Por el
contrario, el feminismo del ‘género' es una ideología que pretende abarcarlo
todo, según la cual la mujer norteamericana está presa en un sistema
patriarcal opresivo. La feminista de equidad opina que las cosas han
mejorado mucho para la mujer; la feminista del ‘género' a menudo piensa que
han empeorado. Ven señales de patriarcado por dondequiera y piensan que la
situación se pondrá peor.
Pero esto carece de base en la realidad norteamericana. Las cosas nunca han
estado mejores para la mujer que hoy conforma 55% del estudiantado
universitario, mientras que la brecha salarial continúa cerrándose"8 .
Al parecer, este "feminismo de género" tuvo una fuerte presencia en la
Cumbre de Pekín. Así lo afirma Dale O'Leary, autora de numerosos ensayos
sobre la mujer y participante en la Conferencia de Pekín, quien asegura que
durante todas las jornadas de trabajo, aquellas mujeres que se identificaron
como feministas abogaron persistentemente por incluir la "perspectiva del
género" en el texto, por la definición de "género" como ‘roles socialmente
construidos' y por el uso de "género" en sustitución de ‘mujer' o de
masculino y femenino.
De hecho todas las personas familiarizadas con los objetivos del "feminismo
de género", reconocieron inmediatamente la conexión entre la mencionada
ideología y el borrador del "Programa de Acción" del 27 de febrero que
incluía propuestas aparentemente inocentes y términos particularmente
ambiguos.
Neo marxismo
En palabras de Dale O'Leary, la teoría del "feminismo de género" se basa en
una interpretación neo-marxista de la historia. Comienza con la afirmación
de Marx, de que toda la historia es una lucha de clases, de opresor contra
oprimido, en una batalla que se resolverá solo cuando los oprimidos se
percaten de su situación, se alcen en revolución e impongan una dictadura de
los oprimidos. La sociedad será totalmente reconstruida y emergerá la
sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad
utópicas para todos.
O'Leary agrega que Frederick Engels fue quien sentó las bases de la unión
entre el marxismo y el feminismo. Para ello cita el libro "El Origen de la
Familia, la Propiedad y el Estado", escrito por el pensador alemán en 1884
en el que señala:
"El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo
del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y
la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el
masculino"9.
Según O'Leary, los marxistas clásicos creían que el sistema de clases
desaparecería una vez que se eliminara la propiedad privada, se facilitara
el divorcio, se aceptara la ilegitimidad, se forzara la entrada de la mujer
al mercado laboral, se colocara a los niños en institutos de cuidado diario
y se eliminara la religión.
Sin embargo, para las "feministas de género", los marxistas fracasaron por
concentrarse en soluciones económicas sin atacar directamente a la familia,
que era la verdadera causa de las clases.
En ese sentido, la feminista Shulamith Firestone afirma la necesidad de
destruir la diferencia de clases, más aún la diferencia de sexos:
"… asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase
subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la
reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos,
como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto
las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y
cuidado de niños. Y así como la meta final de la revolución socialista era
no sólo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la
distinción misma entre clases económicas, la meta definitiva de la
revolución feminista debe ser igualmente -a diferencia del primer movimiento
feminista- no simplemente acabar con el privilegio masculino sino con la
distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos
ya no importarían culturalmente"10.
Cuando la naturaleza estorba
Es claro pues que para esta nueva "perspectiva de género", la realidad de la
naturaleza incomoda, estorba, y por tanto, debe desaparecer. Al respecto, la
propia Shulamith Firestone decía:
"Lo ‘natural' no es necesariamente un valor ‘humano'. La humanidad ha
comenzado a sobre pasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la
continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base
de sus orígenes en la Naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo
empieza a parecer que debemos deshacernos de ella"11.
Para los apasionados defensores del la "nueva perspectiva",nose deben hacer
distinciones porque cualquier diferencia es sospechosa, mala, ofensiva.
Dicen además que toda diferencia entre el hombre y la mujer es construcción
social y por consiguiente tiene que ser cambiada. Buscan establecer una
igualdad total entre hombre y mujer, sin considerar las naturales
diferencias entre ambos, especialmente las diferencias sexuales; más aún,
relativizan la noción de sexo de tal manera que, según ellos, no existirían
dos sexos, sino más bien muchas "orientaciones sexuales".
Así, los mencionados promotores del "género" no han visto mejor opción que
declararle la guerra a la naturaleza y a las opciones de la mujer. Según
O'Leary, las "feministas de género" a menudo denigran el respeto por la
mujer con la misma vehemencia con que atacan el irrespeto, porque para ellas
el "enemigo" es la diferencia.
Sin embargo, es evidente que no toda diferencia es mala ni mucho menos
irreal. Tanto el hombre como la mujer -creados a imagen y semejanza de Dios-
tienen sus propias particularidades naturales que deben ser puestas al
servicio del otro, para alcanzar un enriquecimiento mutuo. Esto, claro está,
no significa que los recursos personales de la femineidad sean menores que
los recursos de la masculinidad; simplemente significa que son diferentes.
En tal sentido, si aceptamos el hecho de que hombre y mujer son diferentes,
una diferencia estadística entre hombres y mujeres que participen en una
actividad en particular, podría ser más que una muestra de discriminación,
el simple reflejo de esas diferencias naturales entre hombre y mujer.
No obstante, ante la evidencia de que estas diferencias son naturales, los
propulsores de la "nueva perspectiva" no cuestionan sus planteamientos sino
más bien atacan el concepto de naturaleza.
Además, consideran que las diferencias de "género", que según ellos existen
por construcción social, fuerzan a la mujer a ser dependiente del hombre y
por ello, la libertad para la mujer consistirá, no en actuar sin
restricciones indebidas, sino en liberarse de "roles de género socialmente
construidos". En ese sentido, Ann Ferguson y Nancy Folbre afirman:
"las feministas deben hallar modos de apoyo para que la mujer identifique
sus intereses con la mujer, antes que con sus deberes personales hacia el
hombre en el contexto de la familia. Esto requiere establecer una cultura
feminista revolucionaria auto-definida de la mujer, que pueda sostener a la
mujer, ideológica y materialmente ‘fuera del patriarcado'. Las redes de
soporte contrahegemónico material y cultural pueden proveer substitutos
mujer-identificados de la producción sexo-afectiva patriarcal, que
proporcionen a las mujeres mayor control sobre sus cuerpos, su tiempo de
trabajo y su sentido de sí mismas."12 .
Con dicho fin, Ferguson y Folbre diseñan 4 áreas claves de "ataque":
1) Reclamar apoyo económico oficial para el cuidado de niños y los derechos
reproductivos.
2) Reclamar libertad sexual, que incluye el derecho a la preferencia sexual
(derechos homosexuales-lesbianos).
3) El control feminista de la producción ideológica y cultural (es
importante porque la producción cultural afecta los fines, el sentido de sí
mismo, las redes sociales y la producción de redes de crianza y afecto,
amistad y parentesco social).
4) Establecer ayuda mutua: sistemas de apoyo económico a la mujer, desde
redes de identificación única con la mujer, hasta juntas de mujeres en los
sindicatos que luchen por los intereses femeninos en el trabajo
asalariado13.
Una buena excusa: la mujer
Luego de revisar la peculiar "agenda feminista", Dale O'Leary evidencia que
el propósito de cada punto de la misma no es mejorar la situación de la
mujer, sino separar a la mujer del hombre y destruir la identificación de
sus intereses con los de sus familias. Asimismo, agrega la experta, el
interés primordial del feminismo radical nunca ha sido el de mejorar
directamente la situación de la mujer ni aumentar su libertad. Por el
contrario, para las feministas radicales activas, las mejoras menores pueden
obstaculizar la revolución de clase sexo/género.
Esta afirmación es confirmada por la feminista Heidi Hartmann que
radicalmente afirma:
"La cuestión de la mujer nunca ha sido la ‘cuestión feminista'. Esta se
dirige a las causas de la desigualdad sexual entre hombres y mujeres, del
dominio masculino sobre la mujer"14
No en vano, durante la Conferencia de Pekín, la delegada canadiense Valerie
Raymond manifestó su empeño en que la cumbre de la mujer se abordara
paradójicamente "no como una ‘conferencia de la mujer'" sino que "los temas
debían enfocarse a través de una ‘óptica de género'".
Así, dice O'Leary, la "nueva perspectiva" tiene como objeto propulsar la
agenda homosexual-lesbiana-bisexual-transexual, y no los intereses de las
mujeres comunes y corrientes.
Roles socialmente construidos
Para tratar este punto, tomemos la definición de "género" señalada en un
volante que fuera circulado en la Reunión del ComPrep (Comité Preparatorio
de Pekín) por partidarias de la perspectiva en cuestión.
"Género se refiere a los roles y responsabilidades de la mujer y del
hombreque son determinados socialmente. El género se relaciona a la forma en
que se nos percibe y se espera que pensemos y actuemos como mujeres y
hombres, por la forma en que la sociedad está organizada, no por nuestras
diferencias biológicas".
Vale señalar que el término ‘rol' distorsiona la discusión. Siguiendo el
estudio de O'Leary, el ‘rol' se define primariamente como: parte de una
producción teatral en la cual una persona, vestida especialmente y
maquillada, representa un papel de acuerdo a un libreto escrito.
El uso del término ‘rol' o de la frase ‘roles desempeñados' transmite
necesariamente la sensación de algo artificial que se le impone a la
persona.
Cuando se sustituye ‘rol' por otro vocablo -tal como vocación-, se pone de
manifiesto cómo el término ‘rol' afecta nuestra percepción de identidad.
Vocación envuelve algo auténtico, no artificial, un llamado a ser lo que
somos. Respondemos a nuestra vocación a realizar nuestra naturaleza o a
desarrollar nuestros talentos y capacidades innatos. En ese sentido, por
ejemplo, O'Leary destaca la vocación femenina a la maternidad, pues la
maternidad no es un ‘rol'.
Cuando una madre concibe a un hijo, emprende una relación de por vida con
otro ser humano. Esta relación define a la mujer, le plantea ciertas
responsabilidades y afecta casi todos los aspectos de su vida. No está
representando el papel de madre; es una madre. La cultura y la tradición
ciertamente influyen sobre el modo en que la mujer cumple con las
responsabilidades de la maternidad, pero no crean madres, aclara O'Leary.
Sin embargo, los promotores de la "perspectiva de género" insisten en decir
que toda relación o actividad de los seres humanos es resultado de una
"construcción social" que otorga al hombre una posición superior en la
sociedad y a la mujer una inferior. Según esta perspectiva, el progreso de
la mujer requiere que se libere a toda la sociedad de esta "construcción
social", de modo que el hombre y la mujer sean iguales.
Para ello, las "feministas de género" señalan la urgencia de "desconstruir
estos roles socialmente construidos", que según ellas, pueden ser divididos
en tres categorías principalmente:
1. Masculinidad y Feminidad. Consideran que el hombre y la mujer adultos son
construcciones sociales; que en realidad el ser humano nace sexualmente
neutral y que luego es socializado en hombre o mujer. Esta socialización,
dicen, afecta a la mujer negativa e injustamente. Por ello, las feministas
proponen depurar la educación y los medios de comunicación de todo
estereotipo y de toda imagen específica de género, para que los niños puedan
crecer sin que se les exponga a trabajos "sexo-específicos".
2. Relaciones familiares: padre, madre, marido y mujer:. Las feministas no
sólo pretenden que se sustituyan estos términos "género-específicos" por
palabras "género-neutrales", sino que aspiran a que no haya diferencias de
conducta ni responsabilidad entre el hombre y la mujer en la familia. Según
Dale O'Leary, ésta es la categoría de "roles socialmente construidos" a la
que las feministas le atribuyen mayor importancia porque consideran que la
experiencia de relaciones "sexo-específicas" en la familia son la principal
causa del sistema de clases "sexo/géneros".
3. Ocupaciones o profesiones. El tercer tipo de "roles socialmente
construidos" abarca las ocupaciones que una sociedad asigna a uno u otro
sexo.
Si bien las tres categorías de "construcción social" ya podrían ser
suficientes, el repertorio de las "feministas de género" incluye una más: la
reproducción humana que, según dicen, también es determinada socialmente. Al
respecto, Heidi Hartmann afirma:
"La forma en que se propaga la especie es deerminada socialmente. Si
biológicamente la gente es sexualmente polimorfa y la sociedad estuviera
organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión
sexual, la reproducción sería resultado sólo de algunos encuentros sexuales:
los heterosexuales. La división estricta del trabajo por sexos, un invento
social común a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separados y la
necesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas.
Contribuye así a orientar sus exigencias sexuales hacia la realización
heterosexual, y a asegurar la reproducción biológica. En sociedades más
imaginativas, la reproducción biológica podría asegurarse con otras
técnicas"15.
El objetivo: desconstruir la sociedad
Queda claro pues, que la meta de los promotores de la "perspectiva de
género", fuertemente presente en Pekín, es el llegar a una sociedad sin
clases de sexo. Para ello, proponen desconstruir el lenguaje, las relaciones
familiares, la reproducción, la sexualidad, la educación, la religión, la
cultura, entre otras cosas. Al respecto, el material de trabajo del curso
Re-Imagen del Género, dice lo siguiente:
"El género implica clase, y la clase presupone desigualdad. Luchar más bien
por desconstruir el género llevará mucho más rápidamente a la meta. Bien, es
una cultura patriarcal y el género parece ser básico al patriarcado. Después
de todo, los hombres no gozarían del privilegio masculino si no hubiera
hombres. Y las mujeres no serían oprimidas sino existiera tal cosa como ‘la
mujer'. Acabar con el género es acabar con el patriarcado, como también con
las muchas injusticias perpetradas en nombre de la desigualdad entre los
géneros"16.
En tal sentido, Susan Moller Okin escribe un artículo en el que se lanza a
pronosticar lo que para ella sería el "soñado futuro sin géneros":
"No habría presunciones sobre roles masculino o femenino; dar a luz estaría
conceptualmente tan distante de la crianza infantil, que sería motivo de
asombro que hombres y mujeres no fueran igualmente responsables de las áreas
domésticas, o que los hijos pasaran mucho más tiempo con uno de los padres
que con el otro. Sería un futuro en el que hombres y mujeres participen en
número aproximadamente igual en todas las esferas de la vida, desde el
cuidado de los infantes hasta el desempeño político de más alto nivel,
incluyendo los más diversos tipos de trabajo asalariado. Si hemos de guardar
la más mínima lealtad a nuestros ideales democráticos, es esencial
distanciarnos del género…
Parece innegable que la disolución de roles de género contribuiría a
promover la justicia en toda nuestra sociedad, haciendo así de la familia un
sitio mucho más apto para que los hijos desarrollen un sentido de
justicia"17.
Para ello, también proponen la "desconstrucción de la educación" tal como se
lee en el discurso que la Presidenta de Islandia, Vigdis Finnbogadottir,
diera en una conferencia preparatoria a la Conferencia de Pekín organizada
por el Consejo Europeo en febrero de 1995.
Para ella, así como para todos los demás defensores de la "perspectiva de
género", urge desconstruir no sólo la familia sino también la educación. Las
niñas deben ser orientadas hacia áreas no tradicionales y no se las debe
exponer a la imagen de la mujer como esposa o madre, ni se les debe
involucrar en actividades femeninas tradicionales
"La educación es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre
los roles del hombre y la mujer en la sociedad. La perspectiva del ‘género'
debe integrarse en los programas.
Deben eliminarse los estereotipos en los textos escolares y conscientizar en
este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas y niños hagan una
selección profesional informada, y no en base a tradiciones prejuiciadas
sobre el ‘género"18.
Primer blanco, la familia
"El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la
represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las
relaciones sexuales extramaritales ya no se verán en la forma liberal como
opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal… en vez de
esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán
abandonadas: la misma ‘institución de las relaciones sexuales', en que
hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad
podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente perversa
natural"19.
Esta palabras de Alison Jagger, autora de diversos libros de texto
utilizados en programas de estudios femeninos en Universidades
norteamericanas, revelan claramente la hostilidad de las "feministas del
género" frente a la familia.
"La igualdad feminista radical significa, no simplemente igualdad bajo la
ley y ni siquiera igual satisfacción de necesidades básicas, sino más bien
que las mujeres -al igual que los hombres- no tengan que dar a luz… La
destrucción de la familia biológica que Freud jamas visualizó, permitirá la
emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes de cuantos han existido
anteriormente"20.
Al parecer, la principal razón del rechazo feminista a la familia es que
para ellas esta institución básica de la sociedad "crea y apoya el sistema
de clases sexo/género". Así lo explica Christine Riddiough, colaboradora de
la revista publicada por la institución internacional antivida Catholics for
a Free Choice" ("Católicas por el derecho a elegir"):
"La familia nos da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y
también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil.
Nuestras familias son las que nos enseñan primero la religión, a ser buenos
ciudadanos… tan completa es la hegemonía de la clase dominante en la
familia, que se nos enseña que ésta encarna el orden natural de las cosas.
Se basa en particular en una relación entre el hombre y la mujer que reprime
la sexualidad, especialmente la sexualidad de la mujer"21.
Para quienes tienen una visión marxista de las diferencias de clases como
causa de los problemas, apunta O'Leary, ‘diferente' es siempre ‘desigual' y
‘desigual ‘ siempre es ‘opresor'.
En este sentido, las "feministas de género" consideran que cuando la mujer
cuida a sus hijos en el hogar y el esposo trabaja fuera de casa, las
responsabilidades son diferentes y por tanto no igualitarias. Entonces ven
esta ‘desigualdad' en el hogar como causa de ‘desigualdad' en la vida
pública, ya que la mujer, cuyo interés primario es el hogar, no siempre
tiene el tiempo y la energía para dedicarse a la vida pública. Por ello
afirman: "Pensamos que ninguna mujer debería tener esta opción. No debería
autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidar a sus hijos. La
sociedad debe ser totalmente diferente. Las mujeres no deben tener esa
opción, porque si esa opción existe, demasiadas mujeres decidirán por
ella"22.
Además, las "feministas de género" insisten en la desconstrucción de la
familia no sólo porque según ellas esclaviza a la mujer, sino porque
condiciona socialmente a los hijos para que acepten la familia, el
matrimonio y la maternidad como algo natural. Al respecto, Nancy Chodorow
afirma:
"Si nuestra meta es acabar con la división sexuadel trabajo en la cual la
mujer maternaliza, tenemos que entender en primer lugar los mecanismos que
la reproducen. Mi recuento indica exactamente el punto en el que debe
intervenirse. Cualquier estrategia para el cambio cuya meta abarque la
liberación de las restricciones impuestas por una desigual organización
social por géneros, debe tomar en cuenta la necesidad de una reorganización
fundamental del cuidado de los hijos, para que sea compartido igualmente por
hombres y mujeres"23.
Queda claro que para los propulsores del "género" las responsabilidades de
la mujer en la familia son supuestamente enemigas de la realización de la
mujer. El entorno privado se considera como secundario y menos importante;
la familia y el trabajo del hogar como "carga" que afecta negativamente los
"proyectos profesionales" de la mujer.
Este ataque declarado contra la familia, sin embargo, contrasta notablemente
con la Declaración Universal de los Derechos Humanos promulgada, como es
sabido, por la ONU en 1948. En el artículo 16 de la misma, las Naciones
Unidas defienden enfáticamente a la familia y al matrimonio:
1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y
fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al
matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá
contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Sin embargo, los artífices de la nueva "perspectiva de género" presentes en
la cumbre de la mujer pusieron al margen todas estas premisas y por el
contrario apuntaron desde entonces la necesidad de "desconstruir" la
familia, el matrimonio, la maternidad, y la feminidad misma para que el
mundo pueda ser libre.
En cambio, los representantes de las principales naciones comprometidas con
la defensa de la vida y los valores familiares que participaron en Pekín,
alzaron su voz en contra de este tipo de propuestas, sobre todo al descubrir
que el documento de la cumbre eliminaba arbitrariamente del vocabulario del
programa las palabras "esposa", "marido", "madre", "padre". Ante tal hecho,
Barbara Ledeen, Directora del Independent Women Forum, una organización de
defensa de la mujer ampliamente reconocida en Estados Unidos.
El Papa Juan Pablo II, por su parte,tiempoantes de la Conferencia de Pekín,
ya había insistido en señalar la estrecha relación entre la mujer y la
familia. Durante el encuentro que sostuvo con Gertrude Mongella, Secretaria
General de la Conferencia de la Mujer, previo a la cumbre mundial, dijo:
"No hay respuesta a los temas sobre la mujer, que pueda pasar por alto la
función de lamujer en la familia…. Para respetar este orden natural, es
necesariohacerfrentealaconcepción errada de que la función de la maternidad
es opresiva para la mujer".24
Lamentablemente, la propuesta del Consejo Europeo para la Plataforma de
Acción de Pekín fue completamente ajena a lasorientaciones del Santo
Padre.Ante esta postura, O'Leary escribe en su informe que si bien es cierto
que las mujeres no deben mostrarse únicamente como esposas y madres, muchas
sí son esposas y madres, y por ello una imagen positiva de la mujer que se
dedica sólo al trabajo del hogar no tiene nada de malo. Sin embargo, la meta
de la perspectiva del ‘género' no es representar auténticamente la vida de
la mujer, sino una estereotipificación inversa según la cual las mujeres que
"sólo" sean esposas y madres nunca aparezcan bajo un prisma favorable.
Salud y derechos sexuales reproductivos
En la misma línea, las "feministas de género" incluyen como parte esencial
de su agenda la promoción de la "libre elección" en asuntos de reproducción
y de estilo de vida. Según
O'Leary, "libre elección de reproducción" es la expresión clave para
referirse al aborto a solicitud; mientras que "estilo de vida" apunta a
promover la homosexualidad, el lesbianismo y toda otra forma de sexualidad
fuera del matrimonio. Así, por ejemplo, los representantes del Consejo
Europeo en Pekín lanzaron la siguiente propuesta:
"Deben escucharse las voces de mujeres jóvenes ya que la vida sexual no gira
sólo alrededor delmatrimonio Esto lleva al aspecto del derecho a ser
diferente, ya sea en términos de estilodevida -la elección de vivir
enfamilia o sola, con o sin hijos- o de preferencias sexuales. Deben
reconocerse los derechos reproductivos de la mujer lesbiana"25.
Estos "derechos" de las lesbianas, incluirían también el "derecho" de las
parejas lesbianas a concebir hijos a través de la inseminación artificial, y
de adoptar legalmente a los hijos de sus compañeras.
Pero los defensores del "género" no sólo proponen este tipo de aberraciones
sino que además defienden el "derecho a la salud" que, en honor a la verdad,
se aleja por completo de la verdadera salud del ser humano. En efecto,
ignorando el derecho de todo ser humano a la vida, estos proponen el derecho
a la salud, que incluye el derecho a la salud sexual y reproductiva.
Paradójicamente, esta "salud reproductiva" incluye el aborto y por tanto, la
"muerte" de seres humanos no nacidos.
No en vano, las "feministas de género" son fuertes aliadas de los
Ambientalistas y Poblacionistas. Según O'Leary, aunque las tres ideologías
no concuerdan en todos sus aspectos, tienen en común el proyecto del aborto.
Por un lado, los Ambientalistas y Poblacionistas, consideran esencial para
el éxito de sus agendas, el estricto control de la fertilidad y para ello
están dispuestos a usar la "perspectiva de género". La siguiente cita de la
Division for the Advance of Women (División para el Avance de las Mujeres)
propuesta en una reunión organizada en consulta con el Fondo de Población de
la ONU, revela la manera de pensar de aquellos interesados primariamente en
que haya cada vez menos gente que vea el "género":
"Para ser efectivos en el largo plazo, losprogramas de planificación
familiar deben buscar no sólo reducir la fertilidad dentro de los roles de
género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de
reducir la fertilidad"26.
Así, los "nuevos derechos" propuestos por las "feministas de género", no se
reducen simplemente a los derechos de "salud reproductiva" que como hemos
mencionado ya, promueven el aborto de un ser humano no nacido, sino que
además exigen el "derecho" a determinar la propia identidad sexual. En un
volante que circuló durante la Conferencia de Pekín, la ONG International
Gay and Lesbian Human Rights Commission (Comisión Internacional de los
Derechos Humanos de Homosexuales y Lesbianas) exigió este derecho en los
siguientes términos:
"Nosotros, los abajo firmantes, hacemos un llamado a los Estados Miembros a
reconocer el derecho a determinar la propia identidad sexual; el derecho a
controlar el propio cuerpo, particularmente al establecer relaciones de
intimidad; y el derecho a escoger, dado el caso, cuándo y con quién
engendrar y criar hijos, como elementos fundamentales de todos los derechos
humanos de toda mujer, sin distingo de orientación sexual".
Esto es más preocupante aún si se toma en cuenta que para las "feministas de
género" existen cinco sexos. Rebecca J. Cook, docente de Leyes en la
Universidad de Toronto y redactora del aporte oficial de la ONU en Pekín,
señala en la misma línea de sus compañeros de batalla, que los géneros
masculino y femenino, serían una "construcción de la realidad social" que
deberían ser abolidos.
Increíblemente, el documento elaborado por la feminista canadiense afirma
que "los sexos ya no son dos sino cinco", y por tanto no se debería hablar
de hombre y mujer, sino de "mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales,
hombres heterosexuales, hombres homosexuales y bisexuales".
La "libertad" de los propulsores del "género" para afirmar la existencia de
5 sexos, contrasta con todas las pruebas científicas existentes según las
cuales, sólo hay dos opciones desde el punto de vista genético: o se es
hombre o se es mujer, no hay absolutamente nada, científicamente hablando,
que esté en el medio.
Ataque a la religión
Si bien las "feministas de género" promueven la "desconstrucción" de la
familia, la educación y la cultura como panacea para todos los problemas,
ponen especial énfasis en la "desconstrucción" de la religión que, según
dicen, es la causa principal de la opresión de la mujer.
Numerosas ONG acreditadas ante la ONU, se han empeñado en criticar a quienes
ellos denominan "fundamentalistas" (Cristianos Católicos, Evangélicos y
Ortodoxos, Judíos y Musulmanes, o cualquier persona que rehuse ajustar las
doctrinas de su religión a la agenda del "feminismo de género"). Un video
promotor del Foro de las ONG en la Conferencia de Pekín, producido por
Judith Lasch, señala:
"Nada ha hecho más por constreñir a la mujer que los credos y las enseñanzas
religiosas".
De la misma manera, el informe de la Reunión de Estrategias Globales para la
Mujer contiene numerosas referencias al fundamentalismo y a la necesidad de
contrarrestar sus supuestos ataques a los derechos de la mujer:
"Toda forma de fundamentalismo, sea político, religioso o cultural, excluye
a la mujer de normas de derechos humanos de aceptación internacional, y la
convierten en blanco de violencia extrema. La eliminación de estas prácticas
es preocupación de la comunidad internacional".
De otro lado, el informe de la reunión preparatoria a la Conferencia de
Pekín organizada por el Consejo Europeo en febrero de 1995, incluye
numerosos ataques a la religión:
"El surgimiento de toda forma de fundamentalismo religioso se considera como
una especial amenaza al disfrute por parte de la mujer de sus derechos
humanos y a su plena participación en la toma de decisiones a todo nivel en
la sociedad"27.
"…debe capacitarse a las mujeres mismas, y dárseles la oportunidad de
determinar lo que sus culturas, religiones y costumbres significan para
ellas."28
Vale señalar que para el "feminismo de género", la religión es un invento
humano y las religiones principales fueron inventadas por hombres para
oprimir a las mujeres. Por ello, las feministas radicales postulan la
re-imagen de Dios como Sophia: Sabiduría femenina. En ese sentido, las
"teólogas del feminismo de género" proponen descubrir y adorar no a Dios,
sino a la Diosa. Por ejemplo, Carol Christ, autodenominada "teóloga
feminista de género" afirma lo siguiente:
"Una mujer que se haga eco de la afirmación dramática de Ntosake Shange:
‘Encontré a Dios en mí misma y la amé ferozmente' está diciendo: ‘El poder
femenino es fuerte y creativo'. Está diciendo que el principio divino, el
poder salvador y sustentador, está en ella misma y que ya no verá al hombre
o a la figura masculina como salvador"29.
Igual de extrañas son las palabras de Elisabeth Schussler Fiorenza, otra
"teóloga feminista de género" que niega de raíz la posibilidad de la
Revelación, tal como se lee en la siguiente cita:
"Los textos bíblicos no son revelación de inspiración verbal ni principios
doctrinales, sino formulaciones históricas… Análogamente, la teoría
feminista insiste en que todos los textos son producto de una cultura e
historia patriarcal androcéntrica."30.
Además, Joanne Carlson Brown y Carole R. Bohn, también autodenominadas
teólogas de la "escuela feminista de género", atacan directamente al
cristianismo como propulsor del abuso infantil:
"El cristianismo es una teología abusiva que glorifica el sufrimiento. ¿Cabe
asombrarse de que haya mucho abuso en la sociedad moderna, cuando la imagen
teológica dominante de la cultura es el ‘abuso divino del hijo' - Dios Padre
que exige y efectúa el sufrimiento y la muerte de su propio hijo? Si el
cristianismo ha de ser liberador del oprimido, debe primero liberarse de
esta teología"31.
Por todo ello, los dueños de la "nueva perspectiva" promueven el ataque
frontal al cristianismo y a toda figura que lo represente. En 1994, Rhonde
Copelon y Berta Esperanza Hernández elaboraron un folleto para una serie de
sesiones de trabajo de la Conferencia Internacional de Población y
Desarrollo del Cairo. El folleto atacaba directamente al Vaticano por
oponerse a su agenda que entre otras cosas incluye los "derechos a la salud
reproductiva" y por consecuencia al aborto.
"… este reclamo de derechos humanos elementales confronta con la oposición
de todo tipo de fundamentalistas religiosos, con el Vaticano como líder en
la organización de oposición religiosa a la salud y a los derechos
reproductivos, incluyendo hasta los servicios de planificación familiar"32.
Contrastantes con todas estas posturas de ataque y agresión a la religión, a
la Iglesia, concretamente al Vaticano, son las posturas de la mayoría de
mujeres del mundo que según el informe de O'Leary defienden sus tradiciones
religiosas como la mejor de las protecciones de los derechos y la dignidad
de la mujer. Mujeres católicas, evangélicas, ortodoxas y judías agradecen en
particular, las enseñanzas de sus credos sobre el matrimonio, la familia, la
sexualidad, y el respeto por la vida humana.
La Santa Sede por su parte, señaló en los meses previos a Pekín, el peligro
de la tendencia en el texto planteado por la ONU, a dejar de lado el derecho
de las mujeres a la libertad de conciencia y de religión en las
instituciones educativas.
Conclusión
En palabras de Dale O'Leary, el "feminismo de género" es un sistema cerrado
contra el cual no hay forma de argumentar. No puede apelarse a la
naturaleza, ni a la razón, la experiencia, o las opiniones y deseos de
mujeres verdaderas, porque según las "feministas de género" todo esto es
"socialmente construido". No importa cuánta evidencia se acumule contra sus
ideas; prueba adicional de la conspiración patriarcal masiva en contra de la
mujer.
Sin embargo, existen muchas personas que quizás por falta de información,
aún no están al tanto de la nueva propuesta y de los peligrosos alcances de
la misma. Vale la pena pues, conocer esta "perspectiva de género" que, según
informaciones fidedignas, en la actualidad no sólo está tomando fuerza en
los países desarrollados sino que al parecer, también ha empezado a
filtrarse en nuestro medio. Basta revisar algunos materiales educativos
difundidos no sólo en los colegios del país sino también en prestigiosas
universidades.
Ahora bien, en Estados Unidos el "feminismo de género" ha logrado ubicarse
en el centro de la corriente cultural norteamericana. Prestigiosas
universidades y Colleges de los Estados Unidos difunden abiertamente esta
perspectiva. Además, numerosas series televisivas norteamericanas hacen su
parte difundiendo el siguiente mensaje: la identidad sexual puede
"desconstruirse" y la masculinidad y femineidad no son más que "roles de
géneros construidos socialmente".
Si tomamos en cuenta que el avance de las tecnologías ha logrado que dichos
programas con toda la nueva "perspectiva de género" lleguen diariamente a
los países en vías de desarrollo principalmente a través de la televisión
por cable, sin descartar los muchos otros medios que existen en nuestro
tiempo, esto nos pone ante un nuevo reto que debe ser enfrentado lo antes
posible para evitar las graves consecuencias que ya está ocasionando en el
Primer Mundo.
Más aún cuando en palabras de O'Leary, la "desconstrucción" de la familia y
el ataque a la religión, la tradición y los valores culturales que las
"feministas de género" promueven en los países en desarrollo, afecta al
mundo entero.
Este informe se realizó en base al informe "La desconstrucción de la mujer"
de Dale O'Leary.
Tomado de la página de Internet: de la conferencia Episcopal del Perú.
Referencias bibliográficas: 1. Judith Butler
Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity, Routledge, New
York, 1990, p. 6. 2. Véase el trabajo de Cristina Delgado, Reporte sobre la
Conferencia Regional de Mar de Plata, ``Argentina, en el que recoge diversas
citas de "feministas de género". 3. Allí mismo. 4. Adrienne Rich,
"Compulsory Heterosexuality and Lesbian Existence", Blood, Bread and Poetry,
p. 27. 5. Allí mismo, p. 70. 6. Lucy Gilber y Paula Wesbster, "The Dangers
of Feminity", Gender Differences: Sociology of Biology?, p. 41. 7. Gender
Outlaw, p. 115. 8. Entrevista a Christina Hoff Sommers en Faith and Freedom,
1994, p. 2. 9. Frederick Engels, The Origin of the Family, Property and the
State, International Publishers, New York, 1972, pp. 65-66. 10. Shulamith
Firestone, The Dialectic of Sex, Bantam Books, New York, 1970, p. 12. 11.
Allí mismo, p. 10. 12. Ann Ferguson & Nancy Folbre, "The Unhappy Marriage of
Patriarch and Capitalism", Women and Revolution, p. 80. 13. Allí mismo. 14.
Heidi Harmann, "The Unhappy Marriage of Marxism and Feminism", Women and
Revolution, South End Press, Boston, 1981, p. 5. 15. Allí mismo, p. 16. 16.
Gender Outlaw, p. 115. 17. Susan Moller Okin, "Change the Family, Change the
World", Utne Reader, Marzo/Abril, 1990, p. 75. 18. Council of Europe,
"Equality and Democracy: Utopia or Challenge?", Palais del'Europe,
Strausbourg, Febrero 9-11, 1995, p. 38. 19. Alison Jagger, "Political
Philosophies of Women's Liberation", Feminism and Philosophy, Littlefield,
Adams & Co., Totowa, New Jersey, 1977, p. 13. 20. Allí mismo, p. 14. 21.
Christine Riddiough, "Socialism, Feminism and Gay/Lesbian Liberation", Women
and Revolution, p. 80. 22. Christina Hoff Sommers, Who Stole Feminism?,
Simon & Shuster, New York, 1994, p.257. 23. Nancy Chodorow, The Reproduction
of Mothering, U. of CA Press, Berkeley, 1978, p. 215. 24. Council of Europe,
"Equality and Democracy: Utopia of Challenge?", Palais del'Europe,
Strausbourg, Febrero 9-11, 1995. 25. Allí mismo, p. 25. 26. "Gender
Perspective in Family Planning Programs", Division for the Advancement of
Women. 27. Council of Europe, "Equality and Democracy: Utopia of
Challenge?", Palais del'Europe, Strausbourg, Febrero 9-11, 1995, p. 13. 28.
Allí mismo, p. 16. 29. Carol Christ, Womanspirit Rising, p. 277. 30.
Elisabeth Schussler Fiorenza, In Memory of Her, Crossroad, New York, 1987,
p. 15. 31. Joanne Carlson Brown and Carole R. Bohn, Christianity,
Patriarchy, and Abuse: A Feminist Critique, p 26. 32. Rondhe Copelon y Berta
Esperanza Hernández, Sexual and Reproductive Rights and Health as Human
Rights: Concepts and Strategies; An Introduction for Activitists, Human
Rights Series, Cairo, 1994, p. 3.