¿Irse a
vivir juntos es la mejor opción? El sexo pide
otra cosa
Las
estadísticas hablan por sí solas: ser "para alguien" y estar unidos "para
siempre" te ayuda a avanzar mejor en la vida
El número de parejas que deciden irse a vivir juntas, sin casarse, está
creciendo en los últimos años. Por eso no es raro que tu pareja te proponga
esta opción o que tu mismo(a) la estés considerando.
Pero seguramente el hecho de que otros lo hagan no es razón suficiente para
que tú también te decidas por eso. La cohabitación, como lo muestran las
estadísticas, trae graves consecuencias para el futuro de tu relación y de
tu familia, que vale la pena que consideres y discutas con tu pareja.
Datos estadísticos
" Contrario a lo que muchas parejas piensan, cohabitar, en vez de preparar
para el matrimonio crea precedentes en la relación que hacen que el 46% de
las parejas que antes de casarse vivieron juntas terminen divorciándose
(véase Why Marriage Matters: 26 Conclusions from the Social Sciences y
Marriage and the Public Good: Ten Principles, Witherspoon Institute, 2006).
" Mucho menos de la mitad de las parejas que cohabitan, alguna vez se casan.
" La mitad de las parejas que cohabitan terminan sus relaciones antes de los
5 años, aunque tengan hijos en común.
" El aumento en la unión libre ha incrementado igualmente el número de niños
que no crecen con su padre. Entre la comunidad hispana por ejemplo, el 42%
de todos los niños hispanos nacidos en Estados Unidos en el 2006 son hijos
de madres solteras, cuyos compañeros, en vez de responder por el hijo
engendrado, encontraron en la inestabilidad de la unión libre una excusa
para dejar sola a la madre (véase Pew Hispanic Center, Statistical Portrait
of Hispanics in the United States, 2006, Tabla 11).
" Las parejas casadas tienen mejor estabilidad económica y posibilidades de
progreso que las que cohabitan.
" Las madres solas o abandonadas, y sus hijos, están entre la población más
pobre.
" Quienes iniciaron su vida de pareja en cohabitación tienden a seguir
cambiando de pareja en relaciones igualmente inestables.
" En cambio, la gran mayoría de los adultos no casados declararon que
preferirían casarse. Así mismo, las estadísticas revelaron que los adultos
casados son mucho más felices y tienen menos riesgos en todos los aspectos,
que los que no están casados (véase Pew Research Center Publications, As
Marriage and Parenthood Drift Apart, Public Is concerned about Social
Impact. Executive Summary, July 1, 2007, p.1).
Los argumentos de la Iglesia a favor de casarse
La Iglesia, más que juzgar a las parejas que optan por la unión libre y por
iniciar su vida sexual fuera del contexto del matrimonio, se preocupa por
los riesgos que corren y le duele ver que, por falta de buena información o
por anti-testimonios, muchos jóvenes desconocen las enormes ventajas que el
matrimonio aporta a la sexualidad y el amor:
" La sexualidad, nos dice la Iglesia y lo confirma la psicología moderna, es
la expresión más íntima y personal entre dos seres humanos. Por ella y a
través de ella expresamos nuestra innata vocación a ser, no seres solitarios
sino seres de comunión y encuentro. Como lo dice bellamente el Papa Juan
Pablo II, la sexualidad es la huella divina en nuestra carne que nos
recuerda que, no nacimos para algo, sino "para alguien" (Véase, Juan Pablo
II, "Audiencia General #15 de Enero 16, 1980).
" En sí misma la sexualidad tiene, por tanto, la capacidad de unir no sólo
dos cuerpos sino dos personas. Es decir, es el gesto que expresa y realiza
la mutua donación que una mujer y un hombre pueden hacer de su ser
("carácter unitivo de la sexualidad"). La sexualidad es también la fuerza
que nos conecta con el principio de la vida. Dios quiso que naciéramos por
amor, y en el amor delegándonos, a través de la sexualidad, el sagrado
encargo de colaborar en la procreación (carácter procreador de la
sexualidad). Por eso, lo queramos o no, toda relación sexual interpela lo
más profundo y sagrado del ser humano y lo expone, a él y a sus hijos, a la
posibilidad de ser recibidos y respetados o por el contrario, de ser usados
o minusvalorados.
" Como lo advierte el Pontificio Consejo para la Familia, (Véase Sexualidad
Humana. Verdad y Significado, 11), cuando la sexualidad pierde su sentido de
auto-donación, la civilización de "lo impersonal' toma el poder: las mujeres
se convierten en objetos de placer para el hombre y los hijos en estorbos
para los padres.
" El daño psicológico de vivir la sexualidad fuera de un compromiso de amor
se ve claro en la mujer quien, dada su estructura bio-química, al entregarse
a la relación sexual genera una sustancia llamada "oxitocina" que la deja
dependiente emocionalmente del hombre al cual se entregó. Si después de su
entrega el hombre la deja, es por eso lógico que la mujer se sienta usada,
se afecte emocionalmente, y hasta se deprima (véase Anonymous, M.D.,
Unprotected. A Campus Psychiatrist Reveals, Ed. Pinguin Group, 2006, p.
6-7).
" Y ni hablar de las consecuencias para los hijos: Los hijos nacidos en
concubinatos son con más frecuencia víctimas de toda clase de abuso y son
sometidos emocionalmente a la inestabilidad de crecer en una relación sin
garantía (véase Importancia del matrimonio para los hijos).
" (…) La Iglesia Católica no cesa de recordar que, precisamente la ausencia
de compromiso no sólo expone a la pareja y a sus hijos a toda clase de
incertidumbre sino que impide, a veces a nivel muy inconsciente, que se
genere en la vida de pareja la confianza profunda que debe corresponder a su
nivel de intimidad sexual y de vida. Siempre habrá por eso quien sienta que
esta situación en vez de darle libertad para amarse más, le da la ocasión
para salir corriendo cuando se canse o deba enfrentar las dificultades
normales del ajuste de una pareja.
" Cuando en cambio una pareja tiene el coraje y el amor suficiente para
declararse públicamente sus afectos y comprometerse a una entrega de todo su
ser, de cara a Dios y al mundo, no sólo le está dando a su pareja la mayor
prueba de amor y respeto, sino que está creando una unión a la cual Dios
mismo decide unirse para con su fuerza de Amor sellarla y garantizarla para
siempre (véase CIC, #s. 2350; 2353,2390-2391; Familiaris Consortio, 81).
¿Por qué entonces conformarse con menos y arriesgar tanto?
Artículo escrito por Dora Tobar y publicado originariamente en
www.portumatrimonio.com.