Testimonio de Lucrecia Rego García de Alba: ¿Cuáles son tus graves razones para tener que aplicar el método Billings? Parte I
Reflexiones acerca del Método Billings como estilo de vida
y su incongruencia con la Fe católica (parte I)
Antecedentes.
Es conveniente aclarar desde un principio que:
1. Las reflexiones que he escrito aquí no se refieren a ninguna manera a los
fallos del método Billings, pues estoy totalmente convencida de su alta
efectividad como método de regulación de la fertilidad.
2. Admiro enormemente a los Dres. Billings, a quienes tuve el gusto de
conocer en 1982 y aprecio muchísimo su trabajo de investigación y promoción
de la vida
3. La forma de pensar que aquí manifiesto, no refleja necesariamente la
línea de pensamiento de ninguna de las organizaciones religiosas y civiles a
las que pertenezco, sino que es únicamente la expresión de las conclusiones
que he llegado, después de diez años de vivencia del método de la ovulación
Billings como el estilo de vida de mi matrimonio. Sin embargo, he intentado
apegarme en todo momento a la doctrina católica.
4. Este documento no pretende ser exhaustivo en cuanto a las diversas formas
de expresión de amor en el matrimonio, que son miles y muy diversas. Eso
requeriría muchas páginas. Únicamente pretende hacer una reflexión acerca de
las incongruencias que he encontrado entre la fe católica y el método
Billings como estilo de vida y el daño que puede ocasionar en la única forma
de expresión de amor exclusiva y característica del matrimonio: las
relaciones sexuales.
Introducción
Empezaré hablando de mí, lo cual tal vez no sea muy correcto, pero esto
resulta indispensable para que se puedan entender todas mis posteriores
reflexiones.
Soy una mujer de treinta y cuatro años con un organismo sano. Mis períodos
son de veintiocho días exactos, con clara diferencia entre fases fértiles e
infértiles. Conocí el método Billings mucho antes de casarme y en ese
entonces, me pareció la solución ideal para un matrimonio cristiano que
desea ser fiel a Dios y desea cumplir con una paternidad responsable.
El estilo de vida Billings ha sido mi estilo de vida durante diez años de
matrimonio. Todo parecía ir bien hasta que un día, mi conciencia me empezó a
decir que no estaba haciendo lo correcto, que algo no estaba bien en la
vivencia del método como un estilo de vida para mi matrimonio. Llegó un
momento en que la situación se volvió insoportable pues mi conciencia no me
dejaba en paz, y hace dos meses llegué con mi director espiritual y le
dije:¨ ¡No estoy de acuerdo con el método Billings!. ¡Me choca!¨.
El soltó una carcajada, pues siempre fui una promotora aguerrida del método.
Intenté explicarle, pero no lo logré, pues mis sentimientos adversos eran
fruto de mucha oración, muchas reflexiones, largas conversaciones con mi
marido y muchas horas de insomnio, por lo cual decidí escribirlas y son las
que ahora tienes en tus manos.
Las Primeras Reflexiones
Debido a mi trabajo como redactora de libros religiosos, he tenido que
estudiar en serio las Sagradas Escrituras y muchos documentos de la Iglesia.
Gracias a ello he descubierto la grandeza del matrimonio desde el punto de
vista de Dios y he podido palpar cómo es que Dios ha visualizado desde
siempre las relaciones sexuales dentro del matrimonio, como un medio
inigualable de comunicación, amor y colaboración a su obra creadora a través
de la procreación.
Pero no por esto mis primeras reflexiones fueron muy elevadas. Al contrario,
eran francamente terrenas, se limitaban a dos preguntas:
¿Por qué lo llaman método natural, si funciona exactamente al revés de las
leyes naturales? A simple vista, es tan natural como comer cuando no tienes
hambre y dormir cuando no tienes sueño...
¿Quién inventó que el Billings mejora la comunicación en la pareja? ¿Existen
acaso estadísticas al respecto?
Estas ideas surgieron al ver los sentimientos confusos que el método genera
en los matrimonios que lo llevan, con respecto a las relaciones sexuales.
Para darme a entender, me he permitido transcribir, con su autorización, las
páginas del diario de una amiga a quién solía darle asesoría cuando yo era
instructora del método.
18 de abril
Querido diario...
Hoy estoy de un humor magnífico, me siento muy bien física y
psicológicamente. Mi marido amaneció guapísimo y mi nivel hormonal está
perfecto para sentir una atracción irresistible hacia él. Mi vientre está
plano, mis senos redondeados, mi pelo dócil, el cutis perfecto.
Me encantaría demostrarle mi amor juntando todo el ágape, filias y eros que
siento por él, pero hoy no es posible eso, pues...¡qué horror! ¡estoy
fértil! Y , si me le acerco aunque sea un poquito, lo mas factible es, o que
terminemos con una ofensa grave a la castidad en el matrimonio, o que
empezemos algo que sabemos que no vamos a terminar y nos quedemos tristes e
insatisfechos. Porque, definitivamente...¡ninguno de los dos queremos otro
hijo!
¡Bah! Lo mejor serà ponerme mi pijama de franela e irme a leer a la cama
mientras él ve la tele. Cuando llegue él a la cama, simularé que estoy
dormida para huir de la tentación.
¿Por qué está tan guapo el día de hoy? ¡No es justo!
26 de abril
Querido diario...
Hoy he estado de un humor pésimo, mi nivel hormonal no me ayuda nada: Me
siento cansada, tengo dolor de cabeza y mi vientre está inflamado por dentro
y por fuera por la proximidad de mi regla...
Tengo granos en la cara, mis senos están adoloridos, mi pelo imposible de
peinar...
Al rato que llegue mi marido, se me antoja platicarle todo lo que he sentido
hoy y decirle que lo quiero, mientras jugamos una partida de backgammon con
una taza de te de manzanilla bien caliente.
Se me antoja recibirlo con mi pijama de franela y mi bata calientita.
Pero...¡No! Hoy es un día infértil y hace muchos días que no tenemos la
oportunidad de tener relaciones. Haré un esfuerzo, me pondré guapa ( a ver
si logro algo) y lo recibiré con besos y abrazos. Me va a costar trabajo,
pues no se me antoja nada, pero...¡Hoy nos toca! Y si le digo que no estoy
dispuesta....¡se muere!
La ventaja es que ya descubrí que haciendo el amor se me quita el dolor de
cabeza.
2 de mayo
Querido diario...
¡Auxilio! ¡No me ha venido mi regla! Si estoy embarazada.....¡me muero!
¿Cómo le voy a decir a mi marido? ¡me va a matar! Seguro me va a decir que
soy una tonta, que no sé observarme, qué no sé llevar la gràfica, que he
dicho mentiras...
Capaz que hasta piensa que lo he engañado con otro, pues con él sólo he
tenido relaciones en días infértiles...
¿Qué voy a hacer? Espero que sea algo así como una pesadilla y mañana
descubra que ya me vino mi regla. Por lo pronto.... estoy en la depresión
total.
He mostrado estas páginas a varias usuarias del método y todas sonríen y
concuerdan en que estas ilustran bastante acertadamente la realidad que vive
la mujer llevando un estilo de vida Billings.
Esta situación me llevó a cuestionarme:
¿Qué tiene que ver este diario con lo que Dios visualizó cuando nos creó
hombre y mujer?
¿Qué tiene que ver este diario, con el mandamiento que da muchísimas veces
en la Sagrada Escritura: ´Procread y multiplicaos y henchid la tierra´?
¿Qué tiene que ver con la comunicación e intimidad que prometen los
instructores del método?
¿Qué tiene que ver con la alegrìa que un nuevo hijo debería causar en un
matrimonio cristiano?
Profundizando un Poco Más...
A través de estas reflexiones puramente terrenas, fui profundizando en
pensamientos un poco más teológicos y fue entonces cuando llegué a una
conclusión sumamente extraña y preocupante:
Si es verdad que Dios es infinitamente sabio, que Dios es el único dador de
la vida, que Dios es mi Padre providente, que ha amado a cada hombre de una
manera única e irrepetible y le ha asignado a cada uno una misión específica
e irremplazable en la tierra, entonces tener un hijo es algo maravilloso y
... vivir un estilo de vida Billings para limitar el número de hijos, es una
verdadera tontería!
Si, por el contrario, lo sensato es vivir un estilo de vida Billings, en pro
de la "paternidad responsable"... entonces tendríamos que poner en duda esas
verdades eternas.
¿Serà posible que Dios no sea tan sabio, ni tan bueno, ni tan providente?
¿Serà posible que mi marido, mis hijos y yo misma podamos ser un producto de
la irresponsabilidad de nuestros padres y no creaturas de Dios elegidas
desde toda la eternidad?
Al llegar a este punto en mis reflexiones, fue cuando estallé y acudí a mi
orientador moral en busca de ayuda. "Me choca el método Billings! ¡Es
incongruente lo que creo! ¿Cómo es esto posible, si me lo han enseñado,
aconsejado y promovido los mismos que han sido mis maestros en la fe? ¿Qué
debo creer? ¡Auxilio!".
A pesar de ser mujer, soy bastante racionalista y me he dado cuenta en mi
trabajo, de que la fe y la razón se complementan a la perfección. No hay
nada que no concuerde maravillosamente. Por esto, decidí pensar y pensar en
estas conclusiones, rezar y rezar hasta aclarar los fundamentos de cada una
de ellas. A mi marido le quiero agradecer sus críticas, refutaciones,
reclamos, y racionalismos, (bastante mas racionales que los míos), pues me
ayudó enormemente a aclarar y fundamentar todas mis ideas.
Primera Reflexión
Si Dios es infinitamente sabio...
Yo creo firmemente que Dios es infinitamente Sabio. Creo, por lo tanto, que
todo lo creado por Él está hecho con infinita Sabiduría. Gracias a que Dios
es sabio, las leyes que puso en el Universo son perfectas. Cada una tiene
razón de ser y gracias a ellas los planetas no se estrellan unos con otros,
sino que giran en órbitas perfectamente diseñadas. Gracias a ellas, el agua
siempre se moja, el fuego siempre quema y el equilibrio del universo se
mantiene.
La sabiduría que se palpa en las leyes que rigen el Universo, nos confirma
que a Dios no le fallaron los cálculos.
A lo largo de la historia, hemos podido constatar las consecuencias nefastas
que acarrea para el hombre, intentar violar las leyes y los ciclos planeados
por Dios.
Al crear a la mujer, puso Dios en ella una maquinaria reproductora sujeta a
ciertas leyes:
a) Esta maquinaria fue diseñada para ser fértil solamente unos cuantos días
de cada mes unos cuantos años de su vida.
b) Las leyes que rigen esta maquinaria hacen que el mecanismo hormonal
prepare el cuerpo y la mente de la mejor para tener relaciones en los días
fértiles y no así en los infértiles.
Con estos ciclos sabiamente diseñados, Dios planeó que las mujeres no
pudiéramos tener ochenta hijos, sino cuando mucho...unos quince, y esto
suponiendo mucha juventud, mucha salud y relaciones sexuales muy, pero muy
frecuentes.
Ahora, siendo realistas....las mujeres cada día se casan menos jóvenes y el
ajetreo de la vida moderna hace que las relaciones conyugales se vuelvan más
escasas de forma natural en cualquier matrimonio. Estas dos situaciones, ya
por sí mismas, harán que nazcan menos niños en el mundo, sin necesidad de
ningún método de control de la fertilidad.
Ahora bien... si Dios hubiera querido un número menor de hijos, ¿no hubiera
sido más fácil para él diseñar a la mujer para que fuera fértil cada dos o
tres años y no cada mes?
Pero no lo hizo así. Dios, la Sabiduría plena, diseñó a la mujer fértil cada
veintiocho días...y con el cuerpo y la mente preparados para las relaciones
sexuales justo en los periodos fértiles.
¿Cuáles habrán sido sus pretensiones?
¿Qué se escribieran muchos diarios como el de mi amiga o que las familias
fueran más numerosas? La otra opción que me quedaba, era dejar de creer en
la sabiduría de Dios y pensar que en eso sí le habían fallado los cálculos.
El método Billings, como estilo de vida, nos lleva a dudar de la sabiduría
de Dios en cuanto a la frecuencia que deberían tener los periodos fértiles:
nos observamos, apuntamos, nos cuidamos, huimos de la fertilidad como si
fuera una maldición enviada por Dios o , por lo menos, un error de su parte.
Segunda Reflexión
Si Dios es infinitamente bueno...
Si creo que Dios es bueno, entonces la fertilidad de la mujer, creatura de
Dios, no puede ser algo malo, que haya que controlar como si fuera una
pasión desordenada. La fertilidad es algo bueno y querido por Dios para que
existan más hombres que dominen la tierra y que puedan después gozar de la
felicidad eterna junto a Él.
Sin embrago, en algunos matrimonios que viven el método Billings como un
estilo de vida, la fertilidad se considera casi un defecto, a pesar de que
todos sabemos que Dios les dijo a Adán y Eva: "Creced y multiplicaos y
henchid la tierra y dominadla" y que nunca les dijo: Multiplíquense con
prudencia, hagan cálculos para que no caigan en la irresponsabilidad.
Algo curioso sucede en el rito del matrimonio cuando se les pregunta a los
novios: ¿Estáis dispuesto a aceptar los hijos que Dios les dé?
Todos contestamos: "Sí, estamos dispuestos", pero los que conocemos el
método Billings pensamos... "¡sin olvidar nuestra gráfica para evitarlos!".
En cientos de casos he podido ver que lo primero que planean los que se van
a casar, es en cómo van a controlar la fertilidad, en vez de hacer un plan
de cómo van a controlar su egoísmo, su soberbia, su ira...que son mucho más
peligrosos para una relación matrimonial.
¿No valdría la pena incluir en los cursos prematrimoniales una sesión de
cómo hacer un plan de vida para dominar las pasiones que son algo real, en
ves de enseñarles a controlar una fertilidad que, irónicamente, no saben
todavía si existe? Una pasión desordenada nos puede perder eternamente; en
cambio, seguramente ninguna mamá se irá al infierno por el simple hecho de
haber tenido muchos hijos.
Tercera Reflexión
¿Cuál es la razón de los fallos?
Estoy convencida de que el método Billings es infalible. ¡Si no tienes
relaciones sexuales en los períodos fértiles, es lógico que no concibas un
hijo, porque simplemente no hay óvulo al que fecundar o las condiciones para
los espermatozoides son totalmente adversas! Entonces... ¿Cómo explicar la
existencia de tantos niños concebidos en matrimonios que llevan fielmente el
método Billings?
La única explicación que he encontrado es Dios Todopoderoso. Si Él pudo
crear a todo el Universo sacándolo de la nada, si pudo hacer que su Hijo
naciera de una Virgen, si pudo hacer que nacieran Isaac y Juan el Bautista
en vientres de ancianos e infértiles, entomces podrá perfectamente permitir
que falle el Billings o cualquier otro método.
Sí. Él es capaz de hacer que se rompan las leyes naturales que Él mismo
creó, cuando así lo cree conveniente. Es lo que reconocemos con el nombre de
milagros.
Esto es la explicación que yo le doy al hecho de que nazcan pronto hijos a
mujeres con las trompas ligadas, a mujeres que toman anticonceptivos, a
mujeres con dispositivo intrauterino y a mujeres que llevan fielmente el
método Billings, absteniéndose de tener relaciones sexuales en los períodos
fértiles.
¡Claro! Si Dios considera que un hijo va a ser una bendición para ese
matrimonio, puede servirse de que fallen las pastillas, que se desliguen las
trompas, que se mueva el dispositivo, que la mujer no se dé cuenta de que
está fértil. Tiene el poder para hacerlo y lo hace, porque ama al hombre y
quiere lo mejor para él.
Todos esos niños son milagros permitidos y queridos por Dios.
Cuarta Reflexión
¿Puede ser un hijo el producto de una irresponsabilidad?
¡Eres una irresponsable!
Estas fueron las palabras con las que una tía me felicitó cuando supo que
estaba esperando a mi cuarto hijo.
Una amiga de ella que estaba ahí presente, fue la que intervino a mi favor
diciendo: Realmente es muy afortunada, mis dos hijas no han podido tener
bebés y llevan muchos años buscándolos.
Aunque yo lo sabía en mi interior, una vez más me sorprendió escucharla.
¿Cómo es posible que algunas nos quejemos de nuestra fertilidad y nos
intentemos escapara de ella con nuestra gráfica del método Billings,
mientras hay cientos de parejas que mueren por tener un hijo y no lo
consiguen por más tratamientos hormonales, operaciones quirúgicas y
experimentos que hacen por lograrlo?
¿Por qué Dios permite esas diferencias tan externas? ¿ No sería más justo el
que todos pudieran tener el mismo número de hijos?
Eso es un misterio, pero si creemos realmente que Dios es sabio y bueno,
creeremos también que lo permite por razones sabias y buenas.
¿Qué razones podrá tener Dios para permitir que existan matrimonios
estériles mientras hay otros demasiadlo fecundos?
Las razones de Dios deben de ser muchas y muy variadas, pero una razón buena
para permitir que un matrimonio sea muy fecundo es simplemente para que el
mundo se llene de hombres y mujeres santos y se los otorga a aquellos que
cree capaces de educarlos para la santidad.
Pero existen más razones: en el medio rural de todo el mundo, los hijos
significan el apoyo y la fuerza de trabajo necesarias para la supervivencia
de toda la familia. Ellos agradecen a Dios su fecundidad.
Por supuesto sé que también existen matrimonios fecundísimos que viven en la
miseria total, como es el caso de cientos de familias en la India. Éstas
tienen una misión importantísima y es la de abrir los ojos a todos aquellos
que tienen de sobra y dicen que no pueden mantener un hijo más. Dios quiere
que se despierten en ellos los sentimientos de generosidad y solidaridad que
les ayudarán a su salvación eterna.
¿Y los matrimonios estériles?...
En algunos, puede ser que Dios permita su esterilidad para que ellos como
matrimonio, tengan el tiempo suficiente para dedicarse a la extensión del
Reino de Cristo a través de obras apostólicas o humanitarias.
También podría ser que Dios permitiera la esterilidad en un matrimonio para
despertar en ellos la generosidad que implicaría adoptar aquellos hijos no
deseados por otros.
Otra razón puede ser para demostrar con éstos ejemplos a la humanidad
entera, que un hijo es siempre un don de Dios y no un derecho de todo
matrimonio que quiera tenerlo...
Podemos evitar la vida, pero no tenemos poder para darla. En el dar la vida
a un ser humano, tiene que haber forzosamente una intervención directa, una
acción voluntaria de Dios.
El hombre, por más que se esfuerce por engendrar un hijo, si Dios no le
concede el don de la vida....ese hijo no nacerá.
Si esto es cierto, entonces Dios es el dueño de la vida y es el único que
puede concederla, entonces un hijo no puede ser nunca producto de un
accidente de la naturaleza o de la debilidad de hombre, sino siempre será
una acción voluntaria de Dios, que desea que ese hijo nazca a la vida.
Entonces...¿Qué sentido tiene llevar el método Billings? ¿Para qué tanta
continencia, tantos miedos, tantas recriminaciones que genera en una pareja?
¿No sería más fácil aceptar de antemano, con humildad el Plan de Dios en mi
vida, aceptar mi fecundidad o esterilidad y vivir con una total apertura mi
vid conyugal tal como Dios la ordenó desde el principio?
Después de todo, si concibo un hijo, será porque Dios así lo quiso, pues
solo Él es el dueño de a vida.
Quinta Reflexión
Si Dios ama a cada hombre y lo ha elegido desde la eternidad para una misión
insustituible...
La fe nos dice que Dios tiene un plan para cada hombre. Nos dice que cada
ser humano que llega a la vida ha sido pensado y amado por Dios desde toda
la eternidad.
Esto significa que cada niño, cada niña que llega al mundo tiene una misión
irremplazable en este lugar; que cada niño está llamado a conocer a Dios y a
gozar eternamente de su presencia en el Cielo.
Si hoy quitaran esta parte de la fe y nos dijeran que no es cierto, que
somos solo un accidente de la naturaleza, una irresponsabilidad de nuestros
padres....¿Qué sentido podría tener la vida?
Entonces, si es cierto que todos hemos sido pensados y amados por Dios, si
es verdad que cada niño que nace tiene una misión irremplazable... ¿Con qué
cara puedo yo decirle a Dios que no deseo traer más hijos al mundo? ¿Con qué
cara le puedo decir que no quiero que no quiero que esos niños en los que él
ha pensado desde siempre lo lleguen a conocer?
¿Con qué cara podré ver a Dios el día del juicio cuando me diga que Él había
pensado en doce hijos míos como doce grandes apóstoles, pero yo sólo acepté
darle cinco, porque me dio flojera empezar de nuevo con los pañales?
¿Con qué cara podría decirle a ese hijo mío, al que todavía no conozco, que
no voy a permitir que venga al mundo, porque ya no cabe en el cuarto de sus
hermanos?
¿Cómo le puedo negar el derecho de conocer a Dios, de convertirse en templo
del Espíritu Santo, de llegar al Cielo y gozar de una felicidad eterna?
¿Cómo puedo negarle la vida a alguien por flojera, por egoísmo o por no
confiar lo suficiente en Dios?
¿Cómo puedo negarle al mundo la oportunidad de que un hijo mío haga algo
bueno por la humanidad porque no permití que éste naciera?
Sexta Reflexión
Si la Divina Providencia existe...
La fe nos dice que Dios en su infinita Bondad, poder y Sabiduría, permite
aquello y sólo aquello que puede ser bueno para la salvación del hombre,
pues Él sabe cómo sacar del mismo mal un bien mayor.
Si es verdad esto, si es verdad que Él es mi Padre y es Todopoderoso,
entonces no va a permitir que suceda algo contrario a mi salvación. De
hecho, ni siquiera permite que el demonio me ponga tentaciones que yo no
pueda vencer.
Entonces, si Él me manda un hijo al que yo no deseaba ni buscaba porque me
sentía incapaz de educarlo, debo confiar en que Él mismo verá la manera de
concederme todo lo necesario para darle a ese hijo la educación y el cuidado
necesarios para que pueda ser capaz de llegar al Cielo a gozar eternamente
de su Gloria.
Por ejemplo, supongamos que la razón por la que yo no quiero tener otro
hijo, es porque vivo en un departamento muy chico y sé que los niños
necesitan espacio para correr. Supongamos que Dios me lo manda aunque yo
haya hecho tejes y manejes para evitarlo. Entonces, si creo en la Divina
Providencia, puedo estar segura de que Dios me concederá la gracia de tener
u parque cercano o amigos que nos inviten a jugar a sus jardines.
Dios mejor que nadie, sabe lo que los niños necesitan. ¡Él los inventó!
Si creemos en la Providencia divina, debemos confiar en Dios. Él es nuestro
Padre. Él nos dará todo lo que necesitemos: llámese pobreza o riqueza,
llámese salud o enfermedad, llámese fertilidad o infertilidad, llámese
exceso de tiempo para convertir al hijo único en un super-hombre o llámese
falta de tiempo para que los quince hijos aprendan a compartir, a ayudar, a
sacrificarse por el otro. ¡Todo lo que Él permite es bueno y está encaminado
a nuestra salvación!
La única condición que Dios nos pone para darnos todo lo necesario es "Busca
primero el reino de Dios", es decir esforzarnos por cumplir su Voluntad en
el estado y condición donde nos encontremos.
La cosa cambia cuando voluntariamente no cumplimos la Voluntad de Dios, pues
entonces nuestra confianza no la podremos poner en Dios y la tendremos que
poner en cosas tan inestables como el alza de las acciones en la Bolsa o en
las tasas de interés bancario, o en una empresa que hoy puede estar bien y
mañana mal... ¡Eso sí es para ponerse a temblar!
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