¿Qué tipo de mujer-esposa-madre-trabajadora eres tú? (II) Trabajadora en casa a tiempo completo
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Remedios Falaguera
infocatolica.com
“Ama
de casa ” y me siento muy orgulloso de ello, y estoy bastante segura de que
ninguna mujer se sentiría humillada por dicho título. Cuando uno combina las
demandas de llevar una casa con el cuidado y la crianza de niños, hay que
estar tan preparado, que yo diría que clasificada entre las profesiones más
demandantes del mundo (…) un hogar bien llevado y unos niños bien criados
son más importantes que un negocio bien llevado (…) Más gente es afectada
por el trabajo de una madre y ama de casa, que cualquier negocio o empresa,
sin importar qué grande sea ésta”1
La mujer-esposa-madre-trabajadora en casa a tiempo completo NUNCA pasará de
moda, y aunque son cada vez menos, es un orgullo y un privilegio del cual,
afortunadamente, he podido gozar durante años.
Se trata de mujeres que pasan totalmente desapercibidas. Su trabajo es
invisible, nunca termina, sin embargo, es de gran valía para el conjunto de
la familia y la sociedad. “…si es cierto que el ser humano debe ser el
centro y el corazón de toda sociedad y también es cierto que la familia
constituye el entorno especial en el que la persona crece y desarrolla sus
capacidades individuales y sociales, entonces es necesario asegurar que la
tarea de la familia a ese respecto sea reconocido e incluso promovido por la
sociedad. Y no puede dejarse la familia sola en esta tarea inmensa: las
políticas públicas y la sociedad civil deben apoyar el trabajo que se lleva
a cabo en el hogar con más decisión”2
Son las llamadas “marujas” o “mujeres-florero”. Y no porque lo sean, sino
porque se tiene la impresión de que el trabajo en el hogar no tiene valor
porque no está remunerado y porque no tiene repercusión social porque se
desarrolla entre las cuatro paredes de la casa. De hecho, la sociedad las
humilla, se mofan de ellas y las infravalora, a pesar de desempeñar su
trabajo con gran profesionalidad. Pero “por mucho que degrademos lo
doméstico, la palabra hogar todavía denota refugio, confort, seguridad,
amor”.3
Son mujeres con estudios, la mayoría universitarios, que han ejercido su
profesión antes de ser madres, y que deciden –libre y voluntariamente-
abandonar su puesto de trabajo -en muchos casos haciendo un gran sacrificio
personal, y por supuesto, profesional-, para dedicarse al cuidado de sus
hijos, la atención a los ancianos, los enfermos y los incapacitados, para
ocuparse de las labores domésticas y/o anteponer la proyección profesional
de sus maridos, ofreciéndole un 100% de disponibilidad en su vida laboral.
“El trabajo de las mujeres que eligen el trabajo de ama de casa es procurar
el bienestar de su familia, creando un ambiente familiar acogedor y estando
en todo momento al servicio de ellos. Es una labor sumamente importante, ya
que este trabajo consiste en darse a los demás para contribuir eficazmente
al bien familiar, contribuyendo de esta forma también al bien social”.4
Yo misma, durante años me he encontrado en este maravilloso grupo de mujeres
y no me siento una “maruja” por ello. Es más, estoy muy orgullosa de haber
tomado esa decisión en aquel momento. No me sentí victima por ello, ni
dominada, ni minusvalorada. Al contrario. Este cuidado prioritario de mis
hijos y de mi hogar me dio muchas satisfacciones.
Es verdad, que el trabajo de la mujer-esposa-madre-trabajadora en casa a
tiempo completo parece sencillo, y no tiene reconocimiento social ni
económico; incluso parece que pueda hacerlo cualquiera. La soledad de la
mujer, la invisibilidad de sus quehaceres, la incomprensión, las jornadas
laborales de 24 horas al día, sin el más mínimo reconocimiento social ni
económico, la indiferencia y el desprecio por su trabajo son heridas que van
mermando las maravillosas contribuciones que la mujer aporta a la familia y
a la sociedad. Pero, ser madre, educar a unos hijos y llevar una casa en
buenas condiciones para que funcione correctamente es una ardua y eficiente
tarea que tiene precio. El trabajo doméstico, hecho día a día,requiere
conocimientos y preparación específicos, y una dedicación de tiempo seria;
es decir, que reúnen las condiciones para ser reconocidos como una
profesión.
De hecho, “una profesión es una ocupación que se caracteriza por tres
rasgos. En primer lugar, una profesión tiene una base común de conocimientos
teóricos y las habilidades prácticas que pueden o no pueden ser certificadas
por un título o algún tipo de reconocimiento oficial. Esencialmente, que
tiene un cuerpo común de conocimientos . En segundo lugar, una profesión
tiene un compromiso ético que va más allá de lo que podríamos llamar un
código de ética. (…) Por lo tanto, si confiamos en un profesional es porque
creemos que él o ella va a poner nuestros intereses ante él o de ella. Ese
es el compromiso ético. En tercer lugar, una profesión tiene algo de tipo de
organización global(…)de acuerdo con las reglas y normas de la profesión.
(…) En este punto debemos preguntarnos si la definición de profesional puede
ser aplicado a las amas de casa”.5
Por eso, es necesario que sean ellas mismas las que valoren su trabajo,
donde desempeñan un papel insustituible como eje familiar que organiza y
dirige el hogar. No se puede permitir que la sociedad discrimine el trabajo
doméstico. Para evitarlo, es imprescindible que las mujeres dejen de
avergonzarse y valoren y transmitan lo importancia de su trabajo”.6
Es verdad que “algunos trabajos considerados en sí mismos pueden resultar
poco atractivos y gratificantes pero, como sucede en todo, el logro de un
objetivo da sentido y sabor a todas las fases intermedias de su realización.
Un artista, un escultor, un pintor, mientras realiza su obra de arte, pasa
por momentos en los que se ensucia con un poco de yeso o de pintura y podrá
experimentar cansancio, pero el pensamiento de su obra no sólo le lleva a no
desistir, sino que hace amable aquello que a los ojos de un extraño parece
molesto. Y cuando la obra de arte no es un objeto, sino la misma felicidad
de las personas, ¿quién se atreverá a decir que no vale la pena? (…) El
trabajo en el hogar, dado que a quien más beneficia es a la familia, debe
adquirir una mayor importancia para la sociedad, y sobre todo, para las
instituciones mediante apoyos que fomenten su reconocimiento. “7
Caroline Sanderson, miembro del equipo de Home Renaissance Foundation,
destaca los estudios de Mary Hunt 8, cuyo trabajo compara las competencias
necesarias en el mercado laboral y en la gestión de un hogar que señala :
“planteamos que las competencias directivas más importantes –planear,
organizar, dirigir y supervisar– son totalmente necesarias en la gestión
efectiva de un hogar. En su práctica se incluyen además práctica de gestión
del tiempo, delegación y multitarea. Las competencias interpersonales de
comunicación, trabajo en equipo, inteligencia emocional y flexibilidad
necesitan aplicarse constantemente en el hogar, si se trata de lograr un
entorno más sostenible en el micro nivel familiar. Dada la vital importancia
del entorno familiar para formar familias sanas y sociedades sanas,
deberíamos examinar con más atención la naturaleza de las destrezas y
conocimientos necesarios para la gestión sostenible del hogar, para luego
promover formas de desarrollar esas competencias en los que trabajan en el
hogar.”9
Pero ser mujer-esposa-madre-trabajadora en casa a tiempo completo no
significa estar siempre en casa ocupadas en cosas del hogar. En nuestra vida
de familia el saber es importante, el saber hacer es indispensable y el
querer hacer es determinante. A estas tres áreas los anglosajones las llaman
«know», «know how» y «want».
Por este motivo, es importante, y muy enriquecedor, buscar tiempo para
dedicarlo a realizar alguna actividad intelectual, cultural, solidaria, o
simplemente, darse un tiempo para sí misma. A fin de cuentas, “dependiendo
de su capacidad de trabajo y de su situación familiar, la mujer puede
considerar incluso como su obligación, realizar alguna forma de trabajo en
la sociedad en que vive —ya sea a través de la labor profesional, de la
ayuda voluntaria a los demás o de otro tipo de trabajo personal— y abrir su
hogar a los demás. Está claro que, el bien de su familia es la primera
prioridad, tanto para la madre, como para el padre. Asimismo, hay que tener
presente que la educación de los hijos exige más creatividad, flexibilidad e
iniciativa que casi cualquier trabajo fuera de la casa.”10
En definitiva, como señalaba Juan Pablo II , férreo defensor de la mujer
trabajadora, la mujer ama de casa, la mujer madre, la mujer esposa,.. : “Se
debe recordar todo lo que (las mujeres) han hecho, a menudo en silencio y
con discreción (…) A la luz de los magníficos testimonios del pasado, la
Iglesia manifiesta su confianza en lo que las mujeres pueden hacen hacer hoy
en favor del crecimiento de la esperanza en todas sus dimensiones. Hay
aspectos de la sociedad europea contemporánea que son un reto a la capacidad
que tienen las mujeres de acoger, compartir y engendrar en el amor, con
tesón y gratuidad. (…) La Iglesia no deja de alzar su voz para denunciar las
injusticias y violencias cometidas contra las mujeres, en cualquier lugar y
circunstancia que ocurran. Pide que se apliquen efectivamente las leyes que
protegen a la mujer y que se establezcan medidas eficaces contra el empleo
humillante de imágenes femeninas en la propaganda comercial, así como contra
la plaga de la prostitución; desea que el servicio prestado por la madre,
del mismo modo que por el padre, en la vida doméstica, se considere como una
contribución al bien común, incluso mediante formas de reconocimiento
económico."11
“Y qué decir también de los obstáculos que, en tantas partes del mundo,
impiden aún a las mujeres su plena inserción en la vida social, política y
económica? Baste pensar en cómo a menudo es penalizado, más que gratificado,
el don de la maternidad, al que la humanidad debe también su misma
supervivencia. Ciertamente, aún queda mucho por hacer para que el ser mujer
y madre no comporte una discriminación. (…) Se trata de un acto de justicia,
pero también de una necesidad. Los graves problemas sobre la mesa, en la
política del futuro, verán a la mujer comprometida cada vez más: tiempo
libre, calidad de la vida, migraciones, servicios sociales, eutanasia,
droga, sanidad y asistencia, ecología, etc. Para todos estos campos será
preciosa una mayor presencia social de la mujer, porque contribuirá a
manifestar las contradicciones de una sociedad organizada sobre puros
criterios de eficiencia y productividad, y obligará a replantear los
sistemas en favor de los procesos de humanización que configuran la «
civilización del amor »".12
Próxima entrega: Mujer-esposa-madre-trabajadora “carrera de obstáculos”
——–
1.Eleanor Roosevelt ,Las amas de casa,NUEVA YORK
, 17 de octubre 1955, My Day, Women Issues
Cita extraída de:
http://www.miheroe.org/hero.asp?hero=eleanorroosevelt. Un extracto de “La
sabiduría y perspicacia de Eleanor Roosevelt”, Mi Día, 17 de octubre de
1955.
2.Sergio Belardinelli,profesor de Sociología de
la Universidad de Bolonia, i, ‘L’ altro Illuminismo. Politica, religione e
funzione pubblica della verità’ (Rubbettino, 2009).
3.Prudence Leith,"Todos necesitamos aprender a
crear hogar",Aceprensa, 7 de junio 2006
4.Trinidad Aparicio Pérez, Psicóloga clínica.
Universidad de Granada, La mujer y el trabajo de casa
5.Mª Julia Prats, ‘Being Professional at Home or
Home-making as a Profession’ (Home Renaissance Foundation, 2011). Disponible
en: http://www.homerenaissancefoundation.org/homeorg/pdf/Julia%20Prats.pdf
6.Trinidad Aparicio Pérez, Psicóloga clínica.
Universidad de Granada, La mujer y el trabajo de casa
7.Luciana Allora, Mi trabajo es la familia, 11 de
enero de 2002. Disponible en :
http://www.es.josemariaescriva.info/articulo/mi-trabajo-es-la-familia
8.Mary Hunt , ‘Building and Sustaining Home
Management Competency’ (Home Renaissance Foundation, 2011). Disponible en:
http://homerenaissancefoundation.org/homeorg/pdf/Mary%20Hunt_Building%20and%20Sustaining.pdf
9.Caroline Sanderson,¿Conciliación, vínculo o
interacción? Trabajo y hogar: dos conceptos, un reto cultural, The Family
Watch, 1 de marzo 2013.Disponible en :
http://iffd.org/wp-content/uploads/2013/03/IFFDPapers18ES.pdf
10.Jutta Burggraf, Juan Pablo II y la vocación de
la mujer
11.Juan Pablo II, ECCLESIA IN EUROPA, 28 de junio
de 2003
12.Juan Pablo II, Carta a las mujeres, n.4