Impresionante lección de dignidad y confianza en Dios de «la mujer más fea de internet»
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C.L. / ReL
Lizzie Velasquez hizo un doloroso hallazgo en la Red. Una joven con un extraño síndrome enseña al mundo de dónde proviene la auténtica belleza
Lizzie Velasquez, con su padre y su hermano pequeño.
Lizzie Velasquez padece un raro síndrome, tan desconocido que no hay un
diagnóstico claro y sólo se conocen otros dos casos en todo el mundo. Esta
enfermedad le impide ganar peso, por lo que su aspecto físico es,
literalmente, el de una persona en piel y huesos. Tiene 24 años y se dedica,
como oradora motivacional, a dar conferencias -muchas de ellas en colegios e
institutos- y a publicar libros, como su superventas Be beautiful, be you
[Sé bella, sé tú misma]. En su página web
se encuentra más información sobre
sus actividades.
Aquí recogemos una conferencia en la que explicó cómo se vio a sí misma
retratada e insultada en un vídeo en internet, su reacción y su confianza en
Dios para afrontar esa situación y las preguntas que le presenta su vida.
Abajo puede verse el vídeo (en inglés con subtítulos en castellano),
pero, aquí y en seguida, la transcripción de la práctica totalidad de
sus palabras:
"Ese clic cambiaría mi vida"
"Estaba en casa, sentada ante el ordenador oyendo música en
Youtube, y me di cuenta de que en la parte de la derecha, en los
relacionados, había una foto que me resultó muy, muy familiar. Así que hice
clic, sin saber que haciendo ese clic mi vida iba a cambiar completamente.
Lo primero que vi fue mi imagen de cuando yo tenía once años, y el título de
este vídeo era La mujer más fea."
"¡Imaginen lo que es estar oyendo música tranquilamente y de repente
encontrarse con tu propia foto y verte catalogada como la mujer más fea del
mundo! Piensen cómo te puede hacer sentir eso. Imaginen luego que, después
de ver ese terrible, terrible vídeo, ves que cuatro millones de personas lo
ha visto. ¡Cuatro millones! Me sentí como si alguien me hubiese puesto ante
la pantalla y me golpease una y otra vez, una y otra vez."
"Seguí bajando por la pantalla y vi que había miles y miles y miles de
comentarios. Me puse a leerlos uno tras otro. Y ¡ninguno! era positivo.
¡Ninguno! Estos comentarios me decían que le hiciese al mundo el favor de
cortarme la cabeza, que saliese de casa con una bolsa en la cabeza porque si
no la gente que viese mi casa se volvería ciega, otros me daban consejos
sobre cómo suicidarme...".
"Yo estaba en el instituto cuando vi esto. El vídeo me representaba cuando
yo tenía once años, y eso se decía en el vídeo. Y yo no podía comprender
cómo alguien, fuese cual fuese su edad, podía hacer esto, decir cosas tan,
tan terribles, sin saber si alguna vez esa persona las iba a ver. Lloré
hasta dejarme los ojos leyendo esos comentarios."
"Que se sientan mal"
"Mis lágrimas se transformaron después en rabia. Me lavé la cara,
me puse ante el teclado, y quería responder a todos y cada uno de los
mensajes. No sabía qué iba a decirles, pero quería hacerles sentir mal,
hacerles sentir mal por poner mi rostro en la pantalla y decir todas esas
cosas horribles de alguien a quien ni siquiera conocían".
"Pero luego me detuve y me di cuenta de que eso no valía para nada. ¿Qué
ganaba con ponerme a su nivel? ¡Nada! Era empezar una batalla inacabable
para no ganar nada. Así que no lo hice, y pasé un tiempo muy duro. Un tiempo
muy duro, no les voy a mentir. Pero una tenue voz en mi cabeza, que yo sé
que era Dios, me dijo: Déjalo pasar. Y es lo que hice. Fue muy duro para mí,
muy difícil. Se lo dije a mis padres, que estaban en el jardín, y me
dijeron: Sigue siendo tú misma. Y es lo que hice."
"Seguí yendo al instituto, donde todo era maravilloso a pesar de este vídeo.
Me gustaba encontrarme con la gente, me gustaba empezar cada día. Mi
relación con Dios era mejor que nunca".
"Me hiciste así por una razón"
"Dios, Tú me hiciste la mujer que soy por una razón. Tú me diste
todas las luchas durante mi crecimiento para hacerme más fuerte. Tú me
hiciste parecer diferente para que yo pueda ver una belleza que no es la que
definen los medios de comunicación. Dios está actuando a través de mí para
ayudarme a decirles algo".
"Pero la única forma que tengo para cumplirlo, para continuar con ello el
resto de mi vida, es mi fe, mi familia y mis amigos. La fe es lo primero en
mi vida. Cuando pienso que Dios me dio el síndrome, antes lo veía como un
cartel que decía Maldición, ahora veo lo que Dios me dio como un cartel
sonriente y brillante que pone Bendición. Y siempre lo veré como una
bendición."
"Todos los porqués que me he preguntado, todos los "por qué yo", "por qué me
hiciste esto a mí", tienen una respuesta. Y he aprendido a dejar de
preguntarme por qué. Porque sé que Dios hace todo absolutamente todo por una
razón, y tienes que rendirte y aceptarlo porque es Su voluntad, lo veas o no
lo veas. ¡A veces te sorprendes tanto y dices: Gracias, Dios!"
"Cada vez que hago algo, lo hago entusiasmada, porque sé que Dios va a estar
ahí para ayudarme, para levantarme cuando me caiga y para elevarme aún más
alto. Y les voy a decir ahora, que si dejan de preguntarse por qué, y
empiezan a decir "¡Gracias, Dios!", obtendrán todas las respuestas."
"Gracias por acogerme, por escuchar mi mensaje, y espero, espero de verdad,
que sepan que Dios les puso aquí por una razón y quiere que compartan esa
razón, sea cual sea".