'Lo que las mujeres quieren realmente en un hombre', desde la perspectiva de una mujer
Wendy Wright (Notifam)
20 Apr 2011
Nota: El siguiente es un extracto de una charla reciente
de Wendy Wright, Presidenta de Concerned Women for America, en las
Naciones Unidas.
En la década de 1970, la conocida feminista Gloria Steinem, dijo: "Una mujer
necesita un hombre como un pez necesita una bicicleta".
El mensaje era que las mujeres son autosuficientes y los hombres son
superfluos. Los hombres son innecesarios e incompatibles con las mujeres. Su
punto de vista cínico estaba, sin duda, coloreado por el abandono de su
padre.
En esencia, los seres humanos son relacionales. Vincularse a los demás es
una necesidad humana básica. Nuestro primer vínculo primero es con nuestros
padres. De nuestras madres absorbemos lo que significa ser una mujer. De
nuestros padres, aprendemos cómo las mujeres deben ser tratadas por los
hombres. Este tipo de lecciones no puede venir de clases en el aula, sino a
través de lo más profundo de la vida diaria.
Cuando Gloria Steinem y otras feministas menosprecian a los hombres, el
matrimonio y la familia, ellas están negando una verdad fundamental: las
mujeres necesitan las relaciones con los hombres.
Pero al adoptar las impertinencias de las mujeres como Gloria Steinem que
habitan en el mundo, lo que es ideal para las mujeres ha sido dejado de lado
al ser considerado innecesario o poco realista. En cambio, toda la atención
y los recursos se dedican a lo que es mucho menos que ideal, e inclusive
perjudiciales para las mujeres y la sociedad.
Nos enfrentamos a dos visiones contrapuestas:
1. La primera es: las mujeres son completas por sí mismas. Hombres y mujeres
son diferentes sólo en el ámbito de la reproducción. Los hombres son como
escaleras, útiles sólo para apoyar a una mujer cuando ella se sube a lo
largo de la vida.
Aquí hay un ejemplo: en el proyecto de resolución sobre "Fertilidad, Salud
reproductiva y Desarrollo" para la Comisión de Población y Desarrollo, la
única mención significativa de los hombres es:
PO14. Se insta a los Estados miembros, a las Naciones Unidas y a la sociedad
civil a incluir en sus prioridades de desarrollo programas que apoyen la
labor crítica de los hombres para apoyar el acceso de las mujeres a
condiciones seguras para el embarazo y el parto, contribuir a la
planificación familiar, prevenir infecciones transmitidas sexualmente y el
HIV, y poner fin ala violencia contra las mujeres y las niñas.
Esta lista mínima no dice nada sobre el aspecto crítico que las mujeres
necesitan a los hombres para actuar en la vida familiar, como si en ésta no
hubiera necesidad para los hombres de estar íntimamente interesados en
brindar compañía, seguridad, protección y atención a sus esposas, y un padre
a sus hijos. No hay espacio aquí para una contención perdurable y masculina
del marido a favor de su esposa y sus hijos. Y ciertamente no hay
expectativa de fidelidad.
Francamente, esta es la clase de hombre que las mujeres no quieren:
distantes, no comprometidos, dando sólo lo mínimo, pero sin darse él mismo.
En su punto de visión muy bajo de los hombres, las mujeres como Gloria
Steinem enseñan a los hombres a tratar pobremente a las mujeres - lo cual,
cuando los hombres actúan de ese modo, naturalmente lleva a las mujeres a
creer que ellas están mejor sin los hombres. Es una expectativa
auto-cumplida.
Al denigrar tanto a los hombres como a las mujeres, tratarlos en forma
utilitaria o desestimar el matrimonio como irrelevante nos daña como seres
humanos y desestabiliza a la sociedad.
2. El segundo punto de vista es que las mujeres y los hombres son
complementarios. Somos diferentes en formas maravillosas y diversas, sin
embargo en nuestras diferencias nos encontramos mutuamente para completarnos
unos a otros. La relación más profunda es el matrimonio, porque perfecciona
el propósito de los dos sexos, masculino y femenino.
Si bien las mujeres pueden enumerar los logros profesionales cuando nos
presentamos al mundo, nosotras encontramos nuestra identidad primaria en
nuestra relación con nuestra familia, en particular, como esposas y madres.
Las relaciones más influyentes, las únicas que nos impactan más
profundamente, son las que están en el interior de nuestra familia.
Son estas relaciones las que completan el objetivo de lo que significa ser
una mujer. Y el matrimonio, en el que ambos cónyuges se entrega cada uno de
ellos mismos al otro, proporciona la seguridad para vivir plenamente esta
identidad de la mujer.
Con demasiada frecuencia, las mujeres y el sexo son vistos en forma aislada:
las mujeres están separadas de los hombres y de la familia, y el sexo es
visto como un mero acto físico que no tiene nada que ver con las relaciones.
Cuando las políticas se configuran a partir de este punto de vista, producen
programas y leyes que terminan por aislar a las mujeres de las relaciones
reales, alentando relaciones sexuales fuera del matrimonio, lo cual es la
fuente de muchas enfermedades, patologías y dolores de cabeza.
La maravilla trascendente de la feminidad, el matrimonio y la sexualidad es
difícil de describir en el momento de elaborar documentos de política. Sin
embargo, podemos señalar los beneficios del matrimonio y el lugar que le
corresponde a la sexualidad.
Los seres humanos son relacionales. Necesitamos pertenecer a los otros. Esto
es particularmente cierto para las mujeres. Es dentro de la familia y del
matrimonio que tenemos más probabilidades de encontrar seguridad,
desprendimiento y satisfacción. El matrimonio une a dos familias y crea una
nueva, ampliando nuestras relaciones.
Los encuentros sexuales promovidos en los programas generales de sexualidad
son todo lo contrario: fugaces, inseguros, egocéntricos. Los programas
separan deliberadamente a los niños de sus padres, dejando a los niños
vulnerables ante los adultos que los explotan. El sexo no-marital daña la
capacidad de una persona de unirse a otra en matrimonio.
En las demandas de las Gloria Steinem del mundo, hemos aceptado un nivel muy
bajo. Las mujeres han pagado el precio de la devaluación de matrimonio. Las
parejas sexuales son tan intercambiables, y la naturaleza única de la
feminidad tan negada, que ahora se nos dice que los hombres pueden
reemplazar a las mujeres en el matrimonio.
¡Qué insulto a las mujeres!
Pero hay esperanza. Gloria Steinem - la mujer que no necesitaba a un hombre
- volvió en sí. En el 2000, a los 66 años de edad, para sorpresa de todos,
Gloria Steinem se casó.
En el relato del Génesis sobre el comienzo de la humanidad, el Creador
anuncia: "No es bueno que el hombre esté solo". Incluso muchos años después,
las mujeres todavía necesitan a los hombres y el matrimonio es un bien
innegable para las mujeres.