6. ¿Qué características esenciales tiene el matrimonio?
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Ricardo Sada Fernández
26 agosto 2008
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Las características esenciales del matrimonio son tres (1):
- la unidad (de uno, con una),
- la indisolubilidad (para siempre) y
- la apertura a la fecundidad (el matrimonio es para procrear).
La unidad indica que un hombre sólo puede tener una esposa, y la mujer sólo
un marido.
Desde el principio estableció Dios la unidad de la institución matrimonial,
cuando dijo: …dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y vendrán los dos a ser una sola carne. ( 2) El hecho de formar una
sola carne hace de este vínculo una realidad exclusiva: de uno, con una.
En efecto, Dios prescribió la unidad matrimonial desde que instituyó el
matrimonio, para asegurar mejor la paz de la familia y la educación y
bienestar de los hijos.
Sí permite Dios, en cambio, contraer sucesivamente un nuevo matrimonio, una
vez disuelto el vínculo anterior por la muerte de uno de los cónyuges.
Otra característica esencial del matrimonio es la indisolubilidad.
Significa que la unión es permanente, es decir, que ha de continuar así
mientras vivan los cónyuges. El divorcio civil no disuelve el vínculo
conyugal, aunque así (falsamente) lo establezca la ley civil. Una vez que un
hombre y una mujer se han unido en matrimonio consumado no hay poder en la
tierra que pueda disolver ese vínculo. Lo que Dios ha unido, no lo separe el
hombre, (3) dijo Jesús, con su autoridad de Supremo Legislador.
El vínculo matrimonial es, pues, por institución divina, perpetuo e
indisoluble, de modo que una vez contraído no puede romperse sino con la
muerte de uno de los cónyuges.
El que los esposos tengan clara conciencia de la indisolubilidad de su
unión, les ayudará a poner todo su empeño en evitar las causas o motivos de
desunión, fomentando el amor y la tolerancia mutua.
La apertura a la fecundidad es otra característica esencial del matrimonio.
Quienes se casan han de tener la intención de procrear. Si después eso no se
da (por ejemplo, porque uno de los dos es estéril), el matrimonio es válido.
Pero no lo sería, por ejemplo, si establecieran el vínculo matrimonial con
la intención de no procrear, evitando absolutamente la descendencia.
(1) Ver Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1664
(2) Génesis 2,24
(3) Mateo 19,6