11. Entonces ¿cómo seber cuántos hijos debe tener un matrimonio?
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RicardoSada Fernández
26 agosto 2008
encuentra.com
Los esposos han de valorar la situación en que se encuentran para saber
cuándo y cuántos hijos son capaces de procrear y de educar. Es una decisión
que corresponde específicamente a ellos (no a los parientes, ni a las
instituciones de salud pública o a otras personas).
Esa situación global que los esposos deben valorar incluye su salud física y
psicológica, su situación económica, social, habitacional, etc.; factores
todos que deben ponderar en su decisión. Pero, además de las razones
humanas, los esposos deberán sobre todo buscar la voz de Dios en sus
conciencias, pues la decisión de originar o no una nueva vida (que, por ser
espiritual, permanecerá para siempre), es algo que va más allá de este mundo
y de este tiempo.
Dios tiene mucho interés en hacer saber a los esposos cuándo desea o no una
nueva criatura humana sobre la tierra.
Sin embargo, cuando los esposos establecen que no pueden por ahora (quizá
después, cuando cambie alguna situación) tener más hijos, han de hacerlo
observando las normas morales. En otras palabras, aunque tengan razones
importantes para evitar por ahora la procreación, el método que elijan para
ello ha de ser conforme al plan de Dios.
Dios creó a la mujer de forma que pudiera embarazarse sólo unos cuantos días
al mes, de forma que la unión sexual no implicara necesariamente un nuevo
hijo. Además, hizo que la mujer pudiera saber por ciertos signos externos
cuáles son esos días.
Los métodos que respetan el plan de Dios son los que se basan en la
observación de los períodos fértiles de la mujer. El cuerpo de la mujer
proporciona signos muy claros de su fertilidad, como el aumento de
temperatura corporal y la cantidad y viscosidad del moco cervical.
Un matrimonio que no esté en condiciones de afrontar un nuevo hijo (por
motivos económicos, de salud u otros suficientemente proporcionados: no es
suficiente ‘cualquier’ razón) puede retrasar los embarazos mediante la
abstención del acto sexual en los días fértiles de la mujer sin violentar el
proyecto de Dios.