15. ¿Es distinto el amor de novios que el amor de esposos?
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RicardoSada Fernández
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A veces se comparan los cambios del amor entre el noviazgo y el matrimonio a
aquello que realizó Jesús un día que fue invitado a una boda, en la ciudad
de Caná. Lo que hizo Jesús en las bodas de Caná fue convertir el agua en
vino. Otro tanto ocurre cada vez que se celebra un matrimonio en presencia
de Jesús: el amor humano se convierte en amor sobrenatural.
Conviene que los novios sepan dos cosas respecto a su futuro amor
matrimonial, las dos muy importantes. La primera, que el sacramento del
matrimonio no crea el amor, simplemente transforma el que ya existía. Jesús
en Caná no creó vino, sino que se limitó a convertir en vino el agua que
había dentro de las tinajas.
En segundo lugar, tu novio(a) y tú no han de temer nada de esa
transformación. Lejos de desvirtuar su mutuo amor humano o de hacerlo
palidecer, el amor sobrenatural viene a enriquecerlo. Así él(ella) y tú
adquirirán nuevas energías para seguir queriéndose, para superar la rutina o
el fastidio, para poder perdonarse setenta veces siete.
Al fin y al cabo, todo pecado es una forma de egoísmo y el egoísmo es un
impedimento para el amor mutuo. Por el contrario, cuanto más cerca de Cristo
están quienes se aman, más próximos se hallan el uno del otro, de la misma
manera que dos radios se aproximan entre sí a medida que se acercan al
centro de la circunferencia.
Tras la recepción del sacramento, permanecerán inalterables todos los
atractivos, gracias y alicientes que hacen deseable el amor humano.
Exactamente lo mismo que sucede con el pan y el vino en la Misa. Cuando se
consagran en pan y el vino, sigue sabiendo a vino y a pan. Así sucede con
nuevo amor (amor sobrenatural) que comienza en el sacramento: conserva
íntegro todo el sabor del amor carnal, pero ha quedado sublimado. Podrás
decirle a Jesús, luego de experimentar su presencia en tu nuevo hogar, que
‘ha reservado el mejor vino para el final’, es decir, que el amor humano
compartido con Jesús es incomparablemente mejor que el solo amor humano.
Y no tendrás sino motivos de agradecimiento porque Él quiso un día, en Caná,
bendecir con su Amor divino el amor humano de los esposos.