Manual para Matrimonios Guía: Introducción
INTRODUCCIÓN
"Es evidente que en nuestros días es más necesaria que nunca la
preparación de los jóvenes al matrimonio y a la vida familiar. Es en la
admisión y preparación al matrimonio, donde hay que ir a buscar y
encontrar la renovación de la familia. Esta preparación al matrimonio ha
de ser vista como un proceso gradual y continuo, que comporta tres
momentos principales: UNA
PREPARACIÓN REMOTA, UNA PRÓXIMA, Y OTRA INMEDIATA.
LA PREPARACIÓN REMOTA:
Es aquella preparación distendida y progresiva que se va dando desde la
niñez hasta la juventud adulta, en la que se van transmitiendo y
asumiendo valores humanos y cristianos, matrimoniales y familiares, a
través de experiencias, conocimiento y testimonio, especialmente de la
familia, en los que se solidificará la propia vida matrimonial y
familiar posterior.
Los responsables de esta preparación son los padres (experiencia y
testimonio), las instituciones educativas, (instrucción y orientación
humana y psicológica), y la misma comunidad cristiana (valores humanos y
cristianos del matrimonio).
LA PREPARACIÓN PRÓXIMA:
Siempre exigida de una u otra forma en la Iglesia, es aquella que acoge
y prepara a los novios que desean y piden el matrimonio cristiano, y
supone un cierto proceso catecumenal. La Familiaris Consortio afirma que:
“La preparación próxima comporta desde la edad oportuna y con una
adecuada catequesis como, en un camino catecumenal, una preparación más
específica para los sacramentos, como un nuevo descubrimiento” (FC 66).
LA PREPARACIÓN INMEDIATA:
Es aquella que tiene lugar en los últimos meses y semanas que preceden a
las nupcias, como para dar un nuevo significado, nuevo contenido y forma
al llamado examen prematrimonial. Tal preparación se impone con mayor
urgencia para aquellos prometidos que presentan aún carencias y
dificultades en la doctrina y práctica cristiana.
Este momento supone una clara presentación de los compromisos
matrimoniales y familiares, un discernimiento de las disposiciones de
los sujetos, una decisión de fe por su parte, una intensificación de la
oración, una preparación directa de su celebración y participación en el
sacramento del matrimonio.
Celebración
y participación activa
También la celebración es un momento especial de la pastoral matrimonial
de la misma Iglesia, en donde se expresa la fe y el amor, se asume
públicamente el compromiso matrimonial y familiar y se hace fiesta por
la gracia de ese mismo compromiso en el amor, en el que se actualiza la
misma alianza de amor de Dios con la humanidad y de Cristo con la
Iglesia.
El matrimonio cristiano exige una celebración litúrgica, que exprese de
manera social y comunitaria la naturaleza esencialmente eclesial y
sacramental del pacto conyugal entre los bautizados.
Ahora bien, para que la celebración tenga toda la fuerza pastoral que
requiere, es preciso, como dice la misma Familiaris Consortio, que se
den estas condiciones:
a.
Que la participación sea comprometida. Que cada uno realice todo y sólo
lo que le pertenece; que los esposos asuman su protagonismo, que el
sacerdote prepare con esmero la celebración, superando todo ritualismo e
indiferencia, que todos los presentes vivan el misterio y participen
activamente de la celebración, más allá del protocolo y de la pasiva
curiosidad, que pase a ser acontecimiento de la comunidad entera.
b.
Que los novios asuman su responsabilidad celebrativa. Es preciso
reconocer la verdad y dignidad de la celebración del sacramento del
matrimonio, movidos por el sacerdote que les facilita y les ofrece
elementos para su preparación y participación. No en vano ellos son los
protagonistas y ministros de la celebración.
A ellos les corresponde el preparar con la ayuda del sacerdote o del
diácono, cual quiera sea quien presida la ceremonia, los diversos
elementos de la liturgia matrimonial.
El después de la celebración
La pastoral del matrimonio se despliega consecuentemente en la pastoral
familiar. Es preciso cuidar el después de la celebración o pastoral
postmatrimonial, de manera que lo que se celebró y expresó pueda
vivirse. Para que la familia sea cada vez más una verdadera comunidad de
amor, es necesario que sus miembros sean acompañados y formados en su
responsabilidad frente a los nuevos problemas que se presentan. No se
puede abandonar al nuevo matrimonio, sino que con el respeto a su propia
vida y decisiones, se deben pensar y proponer en cada caso, aquellos
medios que les ayuden a cumplir mejor su cometido.1
Cfr. 1 Material recibido en Diplomado de Pastoral Familiar
ITEPAL. Docente Pde. Jaime Humberto Henao F, Est. C. Rivera.
“Sacramentalidad del Matrimonio”
METODOLOGÍA
Y CONTENIDOS
UN NUEVO MÉTODO
Utilización de un método activo-participativo, orientado al logro de un
mayor protagonismo de los novios que se preparan para el matrimonio.
Esta metodología de grupo, con el apoyo de la técnica del juego, es un
aporte al diálogo y la reflexión en torno a contenidos que a veces
resultan difíciles de tratar por su complejidad.
Este enfoque del trabajo permite además una valoración de la persona en
cuanto a que sus experiencias y opiniones son consideradas y acogidas
por el grupo. El punto de partida es la experiencia que se tiene con
respecto de los temas. Luego se reflexiona la experiencia y se ilumina
con la palabra del Magisterio de la Iglesia.
Esta didáctica es una herramienta, que pretende que los novios
reflexionen acerca del compromiso que quieren asumir, posibilita la
comunicación, la oportunidad de revisar y contrastar sus historias, sus
relaciones, sus proyectos y logros, como asimismo son una adecuada ayuda
para expresar sentimientos, opiniones y convicciones acerca de los temas
tratados.
Para el uso de esta metodología, es necesario tomar en cuenta el manejo
de algunos criterios de dinámica de grupo que permitan una acertada
conducción, que evite el surgimiento de problemas tales como la no
participación o aislamiento de alguno de los novios, excesos en el uso
de la palabra, los enjuiciamientos, las descalificaciones, el análisis
meramente teórico de los temas, etc.
Para que la preparación sea fecunda, es importante que se dé en grupos
pequeños. La experiencia indica que el óptimo para este método es de
cuatro parejas de novios, guiadas por un matrimonio–guía,
que los acompañe durante todo el proceso. Se trata de lograr una
experiencia de pequeña comunidad de Iglesia, donde cada uno se sienta
acogido y respetado, donde pueda compartir libremente, plantear sus
inquietudes, clarificar dudas, llegando a esclarecer y reafirmar su
compromiso.
Es necesaria que la preparación al matrimonio sea entregada por
matrimonios, ya que se trata de transmitir la experiencia vital del
Sacramento.
PROPUESTAS
PARA EL MATRIMONIO–GUÍA
1.
Renovarse permanentemente en el propio Sacramento. Nadie puede dar lo
que no tiene.
2.
El Sacramento traspasa y fundamenta todas las realidades cotidianas de
la vida matrimonial, de familia y en la sociedad.
3.
Mantenerse actualizado en la doctrina sobre
el matrimonio, la familia y la
vida.
4.
Crear un clima de acogida, de reconocimiento, de respeto para que los
participantes se integren, dialoguen y puedan compartir sus dudas,
temores e inquietudes.
5.
Interesarse por conocer y acoger la realidad de los que piden el
Sacramento, estimulando y orientando su participación para iniciar un
proceso de acompañamiento en su proyecto matrimonial y en su crecimiento
de fe.
6.
Iluminar con su testimonio de vida a los participantes en la formación o
fortalecimiento de su hogar, enriqueciendo las reuniones con sus
experiencias personales y no limitándose a entregar principios generales
de doctrina. No se trata de dictar charlas sobre el deber ser del
matrimonio y la familia, o de dar consejos acerca de cómo llevar su
relación conyugal, sino de entregar sus logros, errores,
desconocimientos, alegrías y también frustraciones en su caminar para
que ellos los vean como son en realidad,
caminantes hacia el amor maduro
y pleno, en un camino de santidad.
7.
Tomar en cuenta que la actitud del matrimonio–guía
puede ser decisiva para la visión que los futuros esposos se formen de
la vida y el ambiente familiar de un matrimonio de Iglesia.
8.
Es necesario que los matrimonios–guías
pertenezcan a una comunidad parroquial que los apoye y los envíe.
9.
Es indispensable que se reúnan periódicamente con otros matrimonios–guías
para intercambiar experiencias, evaluar el trabajo, unificar criterios y
renovarse.
10.
Es recomendable que los matrimonios–guías
participen de una pequeña comunidad de vida que los confirme en su
crecimiento conyugal.
SUGERENCIAS
PRÁCTICAS IMPORTANTES
1.
Con suficiente anticipación al inicio de los encuentros, es necesario
familiarizarse con
el material: su contenido y su didáctica.
2.
De ser posible, acoger y realizar los encuentros, en los hogares de los
matrimonios–
guías, de no ser así el lugar podría ser la Parroquia o la Capilla.
3.
Explicar con claridad el objetivo y el procedimiento de trabajo en cada
encuentro. Hay
que crear ambiente de “todos estamos en esto”, y animar la
participación.
4.
Esta didáctica es un método, es una ayuda para el matrimonio–guía,
quien debe ir
adecuándolo a la realidad de cada grupo.
MANUAL
PARA LOS MATRIMONIOS-GUÍAS
Este método considera un estudio y reflexión en torno a 5 módulos, se
debe considerar que estamos revisando una vocación fundamental del ser
humano, el matrimonio, por tanto cada tema debe ser madurado con la
mayor dedicación posible y según sean los intereses y las necesidades de
los participantes.
1° Módulo.- El sacramento del matrimonio un compromiso de amor
n
Nuestro amor un regalo.
n
Nuestro amor un caminar juntos cada día.
n
Nuestro amor una alianza viva.
n
Nuestro amor una alianza conyugal.
n
Nuestro amor un compromiso de tres.
n
Nuestro cuerpo, lenguaje del amor.
n
Nuestro amor una alianza fiel.
2° Módulo.- El sacramento del matrimonio un compromiso creador de vida
n
Nuestra sexualidad marca toda nuestra vida.
n
La vida, un don de Dios.
n
Juntos trasmitimos y cuidamos la vida.
n
Con Dios, somos creadores de vida.
n
El acto conyugal, una comunicación total de vida.
n
Caminos para una vida sexual más plena.
3° Módulo.- El sacramento del matrimonio un compromiso de crecimiento
n
La comunicación permanente un camino de crecimiento.
n
La atmósfera familiar favorece el crecimiento.
n
Necesitamos de los demás para crecer.
n
El dolor nos ayuda a crecer.
n
Nuestros hijos nos ayudan a crecer.
n
Somos responsables del crecimiento de nuestros hijos.
n
El amor está vivo si crece.
n
Cristo nos pide ser santos.
4°
Módulo.- El sacramento del matrimonio, un compromiso con la comunidad
n
Nuestro amor abierto a la comunidad.
n
Nuestra familia, una experiencia de comunidad.
n
Nuestros derechos y deberes en la sociedad.
n
Tarea de la familia cristiana.
n
Nuestra familia, una pequeña iglesia.
n
La Iglesia necesita de nosotros.
n
Cristo en la comunidad.
n
Nuestro SI ante la comunidad.
5° Módulo.- La liturgia, celebración del sacramento
n
El consentimiento.
n
La disposición.
n
El compromiso.
n
La confirmación del compromiso.
n
La Gracia.
n
El ritual.