IIa. El Noviazgo
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Pbro. Pablo Arce Gargollo
y James P. Socías
26 agosto 2008
encuentra.com
Entérate de cómo lograr un matrimonio feliz con buenas bases durante el
noviazgo.
7. ¿Cómo lograr un buen noviazgo?
Prepararse para un matrimonio feliz es:
Buscar la compañía de personas sanas que compartan la fe y la moral
católicas. En esta atmósfera de amistad sana, probablemente se encuentra el
futuro cónyuge. Conviene buscar a una persona que sea católica en hechos y
en verdad; que sea seria en cuanto a formar una buena familia y un hogar
cristiano; responsable y que valore el trabajo; sincera y honesta; casta y
que se preocupe por vivir la pureza.
Empezar a la edad adecuada. Es peligroso formalizar relaciones serias o
compromisos demasiado pronto. Las relaciones que conducen al matrimonio
requieren madurez: un grado de desarrollo mental y emocional. Los jóvenes
que formalizan relaciones muy pronto pueden no comprender la dignidad,
belleza, seriedad y desinterés del matrimonio. Cuando el noviazgo ha
empezado a la edad adecuada, también existe el peligro de prolongarlo
demasiado. Nuestra experiencia cultural nos ha enseñado que iniciar un
noviazgo a temprana edad o "estar comprometidos" por mucho tiempo son
invitaciones a la tentación y pueden prestarse a relaciones sexuales
prematrimoniales, que destruyen el amor.
Buscar el consejo de los padres y del confesor o director espiritual. Ellos
tienen la experiencia, así como la gracia de estado para ver la voluntad de
Dios en tu vida. La decisión es, siempre, personal, pero es absurdo no pedir
consejo en asunto de tanta importancia.
Estudiar y comprender el concepto adecuado del matrimonio. Preocuparse por
adquirir una conciencia bien formada. Al igual que en el caso de otras
vocaciones y profesiones, el matrimonio requiere de conocimientos
especiales. Conviene pedir al sacerdote instrucción sobre el matrimonio.
Pedirle que nos recomiende libros adecuados y documentos de la Iglesia sobre
la naturaleza y los propósitos del matrimonio.
Casarse no sólo por la propia felicidad sino por la felicidad del cónyuge y
de los hijos. La felicidad verdadera les llega a los que son generosos.
Ellos quieren dar sin esperar nada a cambio. Se sacrifican ellos mismos en
cualquier aspecto por las personas que aman y de quienes son responsables.
Amar significa dar y sacrificarse, sin pensar en uno mismo o en su propio
bienestar.
Tener la intención correcta. El objetivo del matrimonio también es crear un
hogar cristiano, es decir, tener hijos, educarlos en la fe cristiana y
conducirlos al cielo.
Tener seria intención de contraer matrimonio válido.Es necesario recordar
que sólo existirá una unión total cuando la persona está casada de acuerdo
con las leyes de la Iglesia. Las relaciones sexuales deben reservarse para
el matrimonio. Las condiciones y gracias adecuadas para empezar una familia
sólo se encuentran en el matrimonio. Ceder a la tentación antes del
matrimonio indica egoísmo, el cual es un detrimento serio para un futuro
matrimonio. Además, ceder a la tentación oscurece el enlace de unidad que
debe provenir del acto marital. Cuando se tienen relaciones sexuales
prematrimoniales se corre el peligro de tener solo un "amorío" y elegir el
compañero equivocado para el matrimonio.
Ser comprensivo, Hay que ponerse en los zapatos de la pareja. Conviene ser
positivos y ponerse de acuerdo en las opiniones.
Vivir una buena vida católica. Se necesita la gracia de Dios como base para
el futuro matrimonio. Conviene participar en la Santa Misa y recibir la
Sagrada Comunión todos los domingos y lo más frecuentemente posible. También
confesarse con regularidad.
Rezar juntos por un matrimonio santo y feliz. Al final de la vida Dios mismo
pondrá en la balanza la forma en que se ha vivido la vida matrimonial. Hay
que considerar el matrimonio a la luz de la eternidad del juicio de Dios y
buscar su ayuda cuando se responde a esta vocación. Encomendarse
particularmente a la Santísima Virgen María y a San José, quienes formaron
la Sagrada Familia con Jesús, nuestro Salvador.
8. ¿Cuáles son las manifestaciones naturales del amor durante el noviazgo?
El noviazgo es el tiempo en el que se aprende si un hombre y una mujer están
preparados para el matrimonio. Las manifestaciones de amor y afecto durante
el noviazgo son puras, sinceras y alegres cuando hay respeto mutuo,
comprensión y renunciación. Esto no quiere decir que no habrá tensiones y
desacuerdos. De hecho, la forma en que éstos se resuelven pueden indicar si
hay capacidad para hacer sacrificios.
El amor se demuestra básicamente en el esfuerzo por negarse a uno mismo para
buscar el bien de la persona amada. Pedir pruebas de afecto específico para
"demostrar" si hay amor, es egoísmo que demuestra que el amor no es sincero
y alegre. En tal caso, nunca se comprenderá la dignidad del matrimonio.
Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia (…).
Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestraciones de ternura
específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en
castidad.[13]
Si se tienen dudas específicas sobre las manifestaciones de afecto entre los
novios (besos, abrazos, etc.) será conveniente consultarlo con el confesor y
lograr así una formación de la conciencia.
9. ¿Qué es lo que hace el amor humano puro, sincero y alegre?
Vivir la santa pureza durante el noviazgo tiene como efecto una profunda
alegría y es la prueba de carácter, necesaria para un matrimonio feliz. El
matrimonio es sagrado; por tanto, la preparación que lo precede debe ser
pura.
Nada que se oponga a la ley de Dios puede ser natural. Quien no practique la
pureza no puede desarrollar adecuadamente el amor y el respeto, pues las
cualidades del amor verdadero se fincan en un corazón puro.
Mientras transcurre esa etapa, un hombre y una mujer deben tener presente el
designio de Dios para demnostrarse el afecto que se profesan entre sí. El
noviazgo no puede ser simplemente una aventura de amor romántico en la cual
se deja a un lado la pureza sexual. La castidad es una preparación para el
matrimonio porque un hombre y una mujer, que tratan de vivir en la pureza,
adquieren un amor puro, sincero y alegre. Se garantiza que realmente se está
buscando el bienestar de la otra persona.
Cuando el amor es degradado, se convierte en una pasión sensual impura. Deja
de ser amor y se convierte en placer egoísta por medio del cual una persona
usa a otra. Este amor impuro obviamente no puede ser sincero y verdadero.
10. ¿Por qué la práctica de la virtud de la castidad es una afirmación
alegre de nuestro verdadero amor por Dios?
La práctica de la virtud de la castidad es una afirmación alegre de nuestro
verdadero amor por Dios porque:
- Es la forma más importante de glorificarlo al compartir su poder creativo
divino de acuerdo a Su Voluntad.
- Cuando practicamos la castidad, somos más imagen y semejanza de Dios.[14]
- Nos permite sentir la mano paternal de Dios en nuestra vida.
- Es un signo de que somos hijos de Dios.
- Cuidamos el curpo como Templo que es del Espíritu Santo.
- Nos da la libertad para servir a otros.
Castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y
por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual.
La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo
corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está
integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y
temporalmente ilimitado del hombre y la mujer.
La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y
la integridad del don.[15]
11. Si el amor verdadero es darse uno mismo, ¿Podemos decir que el amor
verdadero está principalmente en la voluntad? ¿No está determinado por los
sentimientos? ¿Es ciego el amor?
Algunas personas afirman que estar enamorado es todo lo que importa y que
justifica cualquier cosa. Sin embargo, construir el amor en afectos que
hacen que uno viole la ley de Dios pone en peligro la esencia de cualquier
relación.
Lo que parece amor, con frecuencia no alcanza al verdadero significado del
amor. El amor no es simplemente una atracción mutua y emocional, ni sólo un
producto de nuestros sentimientos. El amor es más. Es darse uno mismo
personalmente y ser espiritualmente uno con la persona amada. Por esto, se
necesita la voluntad para amar.
El amor verdadero se demuestra en los hechos y no sólo en el afecto,
promesas o palabras dulces. El verdadero amor humano se basa en el amor de
Dios que implica el deseo de cumplir sus Mandamientos.[16]
¿Cómo puede este amor generoso crecer y ser la base para un futuro
matrimonio? Por supuesto que no puede ser sólo producto de las emociones o
sentimientos de la persona —llamado amor ciego—, el cual es un impulso ciego
de pasiones. Tiene que ser un amor espiritual probado y demostrado, en el
cual se unen las mentes.
Las pasiones no controladas pueden conducir fácilmente a la lujuria y a la
impureza. La impureza nunca trae la verdadera felicidad. Crea un amor
sensual que buscará otros compañeros sensuales en el futuro. Mina a la unión
espiritual necesaria en el matrimonio y lo convierte simplemente en
coincidencia accidental de deseos.
Por otro lado, cuando el amor se basa en la razón, se aprende a aceptar y
hasta a amar los defectos del futuro cónyuge, ayudando a la persona amada a
corregirlos. El amor generoso da motivos para la unidad, que siempre pesa
más que cualquier motivo para la división.
12. ¿Necesita el amor de las relaciones sexuales antes del matrimonio?
Hay un tiempo y un lugar para cada cosa. Para el sexo, el tiempo y el lugar
es dentro del matrimonio, el cual da la gracia a los esposos para amarse en
caridad cristiana.
Durante "el compromiso", se da una revelación gradual de la verdadera
persona para con el otro. Sólo dentro del matrimonio alcanza la sexualidad
humana su sentido completo y la perfección que sirve como vehículo para un
amor mutuo, exclusivo, permanente y de entrega entre un hombre y una mujer.
El sexo no puede ser una manifestación de amor si viola el plan de Dios. Las
parejas que se acercan a la Iglesia para solicitar el sacramento del
Matrimonio están rechazando muchas de las nociones limitadas de la sociedad
sobre la sexualidad.
Cuando una sociedad permite que el comportamiento sexual rompa sus ataduras
en el amor humano y en el matrimonio; cuando trata al sexo como un mecanismo
de placer personal, ésta fomenta una mentalidad destructiva y disminuye el
valor del compromiso personal y de la propia vida humana.[17]
13. ¿Cuál es el plan de Dios para el sexo? ¿Cuáles son las diferencias
básicas entre sexo y amor?
El propósito del sexo es la procreación y la unión conyugal entre esposo y
esposa. Entre la importancia unificadora y la procreadora del acto
matrimonial hay una conexión inseparable, establecida por Dios, que el
hombre no puede romper por su propia iniciativa.
El acto marital al mismo tiempo une al esposo y a la esposa en la más
estrecha intimidad y, juntos, los hace capaces de generar nueva vida. Esta
unión fomenta la entrega mutua de los esposos. Por medio de esta entrega
recíproca que es propia y exclusiva de ellos, el esposo y la esposa tienden
hacia esa comunión de sus seres, donde se ayudan uno al otro para llegar a
la perfección y así colaborar con Dios al engendrar y crear nuevos
seres.[18]
La Iglesia enseña que esos dos aspectos de las relaciones maritales —el
fortalecimiento de la unidad interpersonal entre los esposos y la
procreación de la nueva vida— son dos bienes inseparables. Son inseparables,
no en el sentido de que deben lograrse ambos en cada acto de la intimidad
conyugal, sino en el sentido de que uno no puede deliberadamente actuar
contra cualesquiera de estos bienes en un acto marital.[19]
Por estos motivos, el sexo sin matrimonio va contra el plan que Dios puso
desde el principio, Sólo en el matrimonio el esposo y la esposa tienen las
condiciones y la gracia necesarias para empezar una familia.
La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro
con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente
biológico sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto
tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano solamente cuando es parte
integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente
entre sí hasta la muerte.[20]
La entrega física total sería una mentira si no fuera un signo y el fruto de
una entrega personal total en la cual está presente toda la persona,
incluyendo la dimensión temporal: si la persona retuviera algo, o se
reservara la posibilidad de decidir otra cosa en el futuro, por este solo
hecho, él o ella no se darían totalmente.
Las relaciones sexuales fuera del matrimonio demuestran el egoísmo contrario
al plan de Dios. El sexo se ve, no como la entrega de una persona,
exclusivamente y para siempre al otro, sino como la satisfacción de una
urgencia o necesidad momentáneas, no más significativo ni más importante que
la misma urgencia o la necesidad. Esto es, obviamente, incorrecto. Sin
embargo, el acto sexual entre esposo y esposa, cuando se hace de acuerdo con
el plan de Dios, es sagrado. Usado correctamente, el sexo se convierte en
una afirmación jubilosa del verdadero amor entre esposo y esposa.
14. ¿Por qué el placer del sexo antes del matrimonio conduce a una
frustración egoísta que destruye al verdadero amor? ¿Cuándo son las
expresiones del afecto una manifestación de amor?
Cuando es impuro, el amor es sofocante, ciego y dudoso: ¿Realmente me amas?
o ¿Me estás usando? ¿En realidad ves mi verdadero yo o sólo el placer que
obtienes de mi? Estas preguntas revelan un amor que ya ha empezado con el
pie izquierdo. La respuesta es obvia. La falta contra la pureza se centra en
uno mismo y en una búsqueda de placer sin compromiso ni responsabilidad. El
amor que existió al principio puede convertirse en amargura y sentimiento de
culpa. La unión de amor y compromiso, que debió haberse contruído, ahora
está roto.
Durante el noviazgo, un cristiano se comporta con moderación y dignidad,
poniendo un alto precio por sí mismo: el precio que Cristo pagó por cada
persona con su propia sangre redentora.
¿Queremos una prueba de amor verdadero y serio? La mejor prueba es la pureza
heróica durante el noviazgo, mientras se está conociendo y evaluando al
posible compañero. Las muestras de afecto entre las personas no casadas son
correctas y buenas cuando están de acuerdo con las demandas de modestia y
son signos verdaderos de amor puro. No deben ser acciones que despierten
pasiones.
Un hombre y una mujer que se aman y que dicen no a sus pasiones,
reservándose para el matrimonio, se están diciendo uno al otro: Ves cómo te
quiero realmente. Deseo honrarte y respetarse. Quiero demostrarte que te
pertenezco. Un compromiso valiente entre la pareja es un compromiso que Dios
ayuda y bendice con su propio amor. Si lo pueden tomar en serio, pueden
pensar: Nos respetaremos y honraremos uno al otro. Ella será mi esposa, la
madre de mis hijos; él será mi esposo, el padre de mis hijos.
Un director espiritual personal y el sacramento de la Confesión pueden
ayudar a los que tienen dudas sobre su comportamiento concreto en el
noviazgo. Dios conoce las debilidades humanas y las presiones de la cultura
moderna. Además, un signo de madurez y de preocupación por el futuro cónyuge
es admitir las debilidades y buscar el perdón y el consejo para poder
superarlas.
15. ¿Cuáles son los valores y las virtudes cristianos que deben adoptarse
durante el noviazgo? ¿Cómo puede desarrollarse la vida espiritual y qué
medios sobrenaturales deben aplicarse?
Aparte de las virtudes teologales —fe, esperanza y caridad— y de las
virtudes morales infusas (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) hay
virtudes humanas. Estas desarrollan la personalidad de cada individuo. Junto
con la pureza, éstas ayudan a poner los cimientos sobre los cuales se
construyen las virtudes sobrenaturales. El matrimonio perfeccionará la vida
de los esposos, si ellos saben cómo desarrollar las virtudes cristianas
desde el principio de cualquier relación afectiva. Cada una de estas
virtudes está potencialmente dentro de todas las personas llamadas al
matrimonio.
Algunas de las virtudes humanas son:
Generosidad. Olvidarse de uno mismo. Buscar el bienestar, la felicidad y la
vida espiritual del otro. Evitar el egoísmo y hacer cosas sólo en beneficio
de uno mismo.
Modestia y decoro. Cuidar los sentidos. Comportarse correctamente para
evitar las tentaciones o ser ocasión de pecado para otros. No hay que dejar
que el ambiente ejerza una influencia equivocada.
Sinceridad. Ser sincero con uno mismo y con el otro. No tratar de justificar
lo que es incorrecto. Llamar al pan pan y al vino vino.
Lealtad a los compromisos. Tener fe en la otra persona. Ser modelo de una
relación cristiana. Evitar lo que nos avergonzaría ante Dios, los padres o
la familia.
Hacer buen uso del tiempo. El ocio es la primera fuente de tentación y puede
evitarse planeando y usando el tiempo que se pasa juntos sabiamente.
El principal desarrollo de la vida espiritual de los futuros esposos se basa
en estar concientes que Dios está presidiendo sus corazones. El crecimiento
y el progreso espiritual, para que sea eficaz, puede alcanzarse por medio de
los siguientes medios sobrenaturales:
. Recibir los sacramentos: Confesión y Comunión.
. Orar: pedir las gracias necesarias para comportarse como un hijo de Dios.
. Renunciación especialmente a los sentidos y a la imaginación.
. Devoción a la Santísima Virgen María: Permíteme un consejo, para que lo
pongas en práctica a diario. Cuando el corazón te haga notar sus bajas
tendencias, reza despacio a la Virgen Inmaculada: "mírame con compasión, no
me dejes Madre mía": y aconséjalo a otros.[21]
[13] Cf. C.C.C. 2350
[14] Cf. Juan Paulo II. M. D. (Boston, MA. St. Paul Book and Media, 1988),
14
[15] Cf. C.C.C. 2337
[16] Cf. Juan 15, 14-20
[17] Committee for Pro-life Activities, N.C.C.B., Julio 15, 1993
[18] Cf. C.C.C. 2360-2363 y Paulo VI. H. V. 15
[19] Cf. C.A.F. 12 y Committee for Pro-life Activities, N.C.C.B., julio 15,
1993
[20] Cf. C.C.C. 2361 y F.C. 11
[21] Josemaría Escrivá. Surco, (Editora de Revistas, México, 1987), n 849.