A. La importancia de una buena formación para un matrimonio santo
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Pbro. Dr. Pablo Arce Gargollo
28 julio 2008
encuentra.com
Conocer las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la dignidad y santidad
del matrimonio, la naturaleza del sacramento y los preparativos materiales
para la ceremonia.
PRÓLOGO
Amor por Siempre
Nuestra cultura ha convertido al sexo en algo muy romántico y, en el
proceso, lo ha tomado como sinónimo de amor, por lo menos en la mentalidad
popular. El mensaje impuesto en películas, libros y en la cultura general,
es que si una persona joven se encuentra al compañero adecuado, escuchará
música de violines, se encenderán fuegos artificiales y la vida será
perfecta. Si hemos de creer en la cultura popular del último cuarto de
siglo, todo lo que se necesita para encontrar la felicidad es descubrir al
Sr. o la Srita. Correcto(a) e iniciar una relación importante con esa
persona.
Pero la infelicidad y la frustración, evidentes en tantas relaciones
románticas, desde la primera cita de los adolescentes hasta el matrimonio a
prueba de los adultos, indican que esto no es así. En algún lugar del
sendero, nuestro punto de vista de la cultura del romance falló. En lugar de
la felicidad para toda la vida, lo que muchas personas muestran de su última
relación duradera es un certificado de divorcio y una herida en el alma.
Muchos que han pasado por la triste experiencia del divorcio o la
separación, pudieron haberse evitado estas heridas si tan sólo hubieran
pensado en la naturaleza profundamente espiritual de nuestra sexualidad y en
su relación con la vocación al matrimonio.
¿Hay otra forma? ¿Puede el amor matrimonial brindar felicidad en el mundo de
hoy? Si estamos concientes del verdadero significado del matrimonio,
entonces la respuesta es un enfático "si". Si el amor entre un hombre y una
mujer en realidad significa algo, éste debe encontrarse en algo más que en
la electricidad que chispea en sus ojos cuando se encuentran por vez
primera. El amor verdadero debe ser en cierta forma diferente de la relación
típica actual que nos representan los medios de comunicación.
Aún los revolucionarios sexuales más cínicos, en ocasiones, hablan en voz
baja de relaciones de por vida que traen la felicidad. Aunque se mofan,
acaban reconociendo que, para que el matrimonio pueda ser satisfactorio,
debe ser un compromiso permanente. Se dan cuenta de que, sin ese compromiso
para toda la vida, las relaciones se convertirán pronto en ejercicios
vacíos, egoístas, de autogratificación que muy pronto les traerá la
infelicidad.
Si se considera que un buen matrimonio es mucho más vital para la felicidad
de la persona que el éxito en una carrera o en los negocios, se demuestra
que la mayoría de nosotros debe pasar gran parte del tiempo preparándose
para él.
Para aquellos que reconocen que el amor sin compromiso para toda la vida
termina en fracaso, Cristo y su Iglesia pueden mostrarles el camino para
entender el verdadero significado del amor. Entre una cultura que
continuamente mal informa y que engaña al individuo, la Iglesia proclama la
"buena nueva" respecto a la sexualidad y ofrece a las parejas la esperanza
de alcanzar la paz y la alegría por medio de la fidelidad y la virtud. Decir
que uno desea casarse con alguien para toda la vida es realmente una
proposición difícil que no debe tratarse a la ligera.
Si el amor y el sexo no son la misma cosa, debe haber una razón para el sexo
en el contexto del amor. El sexo es para la unión conyugal y para la
procreación, entre marido y mujer que desean perpetuar su amor en una nueva
vida. Ambos aspectos, unión y procreación, fueron diseñados por Dios para
que los esposos crezcan en santidad.
El amor, si ha de durar toda la vida, debe basarse en la comprensión del ser
amado y no en la simple atracción sexual. Debe querer darse al otro en lugar
de usarlo para su propia satisfacción. Además, debe estar abierto para traer
nuevos hijos de Dios al mundo. Pero el solo amor del cónyuge y de los hijos
todavía no es suficiente para llegar al punto final. Es necesario algo más
que ayude en los esfuerzos para mantenerse juntos a los que desean casarse.
Esa ayuda es el propio sacramento del Matrimonio.
Por medio del sacramento del Matrimonio y de la preparación adecuada para el
mismo, los cristianos que desean tenerse fe entre ellos mismos, recibirán
siempre la gracia necesaria para satisfacer su vocación matrimonial.
Aprenderán a amarse uno al otro amando a Dios. Estarán conscientes que su
matrimonio no es un simple contrato entre dos personas, sino un pacto
sagrado que ha recibido su naturaleza especial de el propio Cristo. Por este
estado sacramental y por la naturaleza del propio amor, el matrimonio es
indisoluble. Pero la misma naturaleza del sacramento también proporciona a
los que lo reciben toda la gracia necesaria para seguir las enseñanzas de
Cristo respecto a él. Entre estas está la gracia para pasar la vida
matrimonial unidos con Cristo.
Con frecuencia los cínicos de la actualidad podrán decir: amar a alguien por
toda la vida, después de todo, es difícil. Pero en lugar de ayudar a cumplir
con un compromiso, emplean el recurso del divorcio, como liberador. Sin
embargo, ese camino sólo conduce a la infelicidad, tanto para los padres
como para los hijos. El sendero del matrimonio cristiano puede ser más
difícil, pero ofrece el auxilio vital de la gracia para realizar esta tarea
y proporciona la única promesa verdadera de la felicidad real en el amor.
Este libro es un tratamiento breve, pero completo de las preocupaciones y
preguntas más frecuentes de los pastores y de las parejas respecto al
matrimonio católico. Para aquellos que tienen poca formación algunas de las
recomendaciones prescritas pueden parecer demasiado demandantes. Para los
que conocen con más profundidad la doctrina católica, las mismas
prescripciones y exigencias pueden ser más reales a medida que pasan los
años.
Además, la mejor forma de prepararse para el matrimonio es conocer las
enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la dignidad y santidad del
matrimonio, la naturaleza del sacramento del Matrimonio y los preparativos
materiales para la ceremonia. Esperamos que sea útil para los que se están
preparando para el matrimonio y para los sacerdotes que ayudan a otros a
prepararse. No está de sobra decir que, para los que ya están casados, más
de alguna cuestión les puede ser de utilidad.
Pbro. Pablo Arce Gargollo
Monterrey, N.L. México
Rev. Father James P. Socías
Chicago, IL. USA
29 de junio de 1994
Año Internacional de la Familia