Cuando Pido Ayuda: Una Respuesta Pastoral a la Violencia Doméstica Contra la Mujer
Comite de Obispos sobre el Matrimonio y la Vida Familiar
Comite de Obispos sobre la Mujer en la Sociedad y en la Iglesia
Afirmado por los miembros de la NCCB/USCC
Conferencia Nacional de Obispos Católicos
Ella explicó que tuvo que quedarse con su hermana porque su esposo le cerró
la casa cuando estaba furioso. Él, le informó al consejero en la terapia de
grupo que después del primer par de golpizas, ya no tuvo que volver a
golpearla. Era suficiente amenazarla levantando el puño.
Introducción
Como pastores de la Iglesia en los Estados Unidos, nos unimos a los obispos
de otros países, especialmente Canadá y Nueva Zelanda, al declarar tan clara
y fuertemente como podamos que la violencia contra la mujer, en el hogar o
fuera del hogar, nunca es justificada. La violencia en cualquier forma -
física, sexual, psicológica, o verbal - es pecaminosa; muchas veces es
también un crimen.
El abuso es un tópico en el que a nadie le gusta pensar. Pero como éste
existe en nuestras parroquias, diócesis y vecindades, presentamos esta
declaración como un primer paso en lo que nosotros esperamos será un
continuo esfuerzo de la Iglesia en los Estados Unidos para combatir la
violencia familiar en contra de la mujer. Esta declaración es una respuesta
a las repetidas solicitudes de muchas mujeres y hombres a lo largo de los
Estados Unidos para tratar el tema.
Estamos escribiendo acerca de nuestro deseo de ofrecer los recursos de la
Iglesia, tanto a las mujeres que son maltratadas como a los hombres que
abusan de ellas. Ambos grupos necesitan de la fuerza y curación de Jesús.
Estamos escribiendo también sobre la conciencia de que en tiempos de
inestabilidad económica, como el presente, en que los asalariados pierden
sus trabajos o son amenazados con su pérdida, se ven a menudo afectados por
un aumento en la violencia familiar.
A pesar de que estamos enfocando aquí la violencia en contra de la mujer,
ésto no implica de ninguna manera que la violencia en contra de los hombres
o de los jóvenes o los mayores de edad o los no nacidos sea algo de menor
gravedad. En realidad, la violencia en contra de cualquier persona es
contraria al mensaje del Evangelio de Jesús de "Amaos los unos a los otros
como yo los he amado." Cuando la violencia en contra de la mujer es
tolerada, puede ayudar a preparar el escenario para actos violentos en
contra de otros grupos también.
La violencia en contra de la mujer en el hogar tiene particularmente serias
repercusiones. Cuando la mujer es una madre y la violencia es llevada a cabo
delante de sus niños, se crean las condiciones en el ambiente para un ciclo
de violencia que puede ser transmitido de generación en generación.
Los consejeros de la violencia familiar nos enseñan que la violencia es un
comportamiento aprendido. En algunos casos, los hombres que cometen el abuso
y las mujeres que son abusadas han crecido en hogares donde ocurría la
violencia. En una situación semejante, un niño puede crecer creyendo que la
violencia es un comportamiento aceptable; los niños aprenden que ésta es una
forma de ser poderosos. Los consejeros sobre el abuso dicen que el niño que
haya crecido en un hogar presenciando abuso físico está mil veces más
inclinado a utilizar la violencia en su propia familia. Al mismo tiempo,
apenas el 25 por ciento de los hombres que crecieron en hogares con abuso
físico prefirieron no usar la violencia.
Estamos de acuerdo con los obispos de Québec, Canadá, cuando llaman a la
comunidad cristiana para "unir sus fuerzas y complementar el trabajo de
aquellas asociaciones y grupos que están actualmente comprometidos en
prevenir y defender esta forma de violencia."1
También estamos de acuerdo con los líderes de la Iglesia canadiense, quienes
han sostenido que cuando los hombres abusan de la mujer, "reflejan una falta
de entendimiento en nuestra sociedad acerca de la forma en que hombres y
mujeres deben relacionarse unos con otros. Ellos violan los valores básicos
cristianos de justicia, igualdad, respeto, dignidad y paz; van en contra del
llamado a la práctica de la amabilidad, la bondad, la confianza, el soporte
mutuo, y de amarnos unos a otros como a nosotros mismos."2
A Quienes Nos Dirigimos
Reconociendo la seriedad del problema, estamos dirigiendo esta declaración a
varias audiencias:
" primero, a las mujeres que son víctimas de la violencia y que necesitan la
ayuda de la Iglesia para escapar de su dolor y su aislamiento;
" a los párrocos, personal de la parroquia y educadores que a menudo son una
primera línea de defensa para las mujeres que están sufriendo el abuso;
" a los hombres, especialmente a aquellos que como agresores no saben cómo
escaparse del ciclo de violencia, o que no comprenden cómo esto puede
conseguirse;
" a la sociedad, que lentamente está reconociendo el alcance de la violencia
familiar en contra de la mujer.
NOTA: Esto no quiere decir que en esta declaración esté todo incluido sobre
la violencia en contra de la mujer. Porque la violencia tiene muchas
dimensiones y ramificaciones, esta declaración intenta ser una introducción
junto con algunas sugerencias prácticas pastorales a las parroquias de lo
que pueden hacer ahora en ese sentido.
La Violencia Familiar en los Estados Unidos
Un estimado de 3 a 4 millones de mujeres en los Estados Unidos son
maltratadas cada año por sus esposos o parejas.*
Aproximadamente el 37 por ciento de las pacientes obstétricas - de cualquier
raza, clase, y tipo de educación - reportan que son abusadas físicamente
cuando están embarazadas.*
Más del 50 por ciento de las mujeres asesinadas en los Estados Unidos son
asesinadas por sus parejas o ex-parejas. *
En 1987, 375,000 mujeres y niños maltratados fueron atendidos por albergues
y casas de refugio, pero los albergues solamente pueden aceptar un 60 por
ciento de aquellos que necesitan ayuda.**
*Revista de la Asociación Médica Americana.
**Reporte Nacional de la Salud de la Mujer. (Ver la bibliografía para
citas).
Dimensiones del Problema
"La evidencia recogida a través de los últimos veinte años nos indica que la
violencia física y sexual en contra de la mujer es un problema de enormes
dimensiones. El alto predominio de la violencia en contra de las mujeres las
mantiene en contacto permanente con los médicos; por lo menos una de cada
cinco mujeres atendidas en los departamentos de emergencia han presentado
síntomas relacionados con el abuso." 3 La violencia familiar es la forma más
común de violencia en nuestra sociedad y el crimen menos reportado.
¿Qué es el abuso? El abuso es cualquier clase de comportamiento utilizado
por una persona para controlar a otra a través del miedo y la intimidación.
Este incluye el abuso emocional y psicológico, los golpes, y el ataque
sexual. El abuso no está limitado a un simple grupo. Penetrando a través de
orígenes raciales y económicos, puede ocurrir en familias de cualquier
étnia, economía, religión y tipo de educación.4
Por el hecho de ocurrir usualmente en la privacidad de los hogares, la
violencia se encuentra a menudo envuelta en el silencio. Las personas ajenas
a la familia vacilan en interferir, aún cuando suponen que está ocurriendo
el abuso. Tradicionalmente, el abuso de una esposa por su marido ha sido
considerado "no solo un asunto de familia sino virtualmente una prerrogativa
del esposo."5 Aún hoy día, algunas personas - erróneamente - argumentan que
la intervención por parte de fuentes externas pone en peligro el concepto de
la santidad del hogar.
Sin embargo, el abuso, el ataque, o el asesinato no son menos graves por el
hecho de ocurrir dentro de la familia. . . La violencia, ya sea cometida en
contra de miembros de la familia o extraños, es contraria a los mensajes
judeo-cristianos de amor y respeto por la persona."6
Como habíamos dicho, "la dignidad de una mujer es destruida de una manera
particularmente cruel y atroz cuando se le trata violentamente. Nos
conmociona saber que actualmente una de cada cuatro mujeres será atacada
sexualmente en algún momento de su vida."7
Por Qué los Hombres Golpean
Algunas opiniones psiquiátricas sostienen que en un pequeño porcentaje de
casos, un desorden psicofísico puede desencadenar en conducta violenta. Sin
embargo, en la mayoría de los casos, otras razones pueden explicar el
comportamiento abusivo de los hombres. Los hombres que abusan de las mujeres
llegan a convencerse de que tienen el derecho de hacerlo así. Pueden creer
que la violencia es una manera de disipar la tensión y resolver los
problemas - una versión que la sociedad usualmente apoya. Los golpes y otras
formas de abuso ocurren en una sociedad saturada con la violencia, donde
ésta se ve glorificada en los libros, las películas y la televisión. A
menudo, la violencia es representada como la manera apropiada de responder a
situaciones amenazadoras.
Los hombres abusivos tienden a ser extremadamente celosos, posesivos, y se
enojan fácilmente. Por ejemplo, ellos se pueden poner furiosos porque su
esposa llame muy a menudo a su familia o porque no haya dejado un mensaje.
Muchos tratan de aislar a sus esposas limitando su contacto con la familia y
amigos.
Frecuentemente, los hombres abusivos tienen una baja auto- estima y se
sienten vulnerables y débiles. Tienen una mayor probabilidad de haber
presenciado o experimentado la violencia en algún momento de su infancia,
abusan del alcohol, son sexualmente agresivos con sus esposas, y constituyen
un riesgo para la violencia contra los niños."8 Usualmente, niegan estar
cometiendo el abuso, o insisten en que esto sucede raramente. Muchos tratan
de responsabilizar de su comportamiento abusivo a algún factor externo a su
persona - sus esposas, su trabajo, y así sucesivamente. El alcohol puede
constituir una presencia especialmente determinante en muchos de los
incidentes de violencia familiar. El alcohol y las drogas reducen las
inhibiciones y pueden aumentar la cólera, deteriorar la conciencia de la
persona, insensibilizar e incrementar la cantidad de fuerza que utiliza
usualmente la persona.
Muchos hombres abusivos mantienen el criterio de que la mujer es inferior.
Su conversación y lenguaje revelan sus actitudes en cuanto a la posición de
la mujer en la sociedad. Muchos creen que ser hombre significa dominar y
controlar a la mujer.
Por Qué las Mujeres se Quedan
Ninguna respuesta explica completamente por qué las mujeres permanecen con
sus agresores. Los psiquiatras reportan que las relaciones abusivas
usualmente derivan de otras relaciones; al principio, ambas partes se aman y
recompensan mutuamente. Durante el proceso, cuando ocurre el primer acto de
violencia, la mujer es probable que sea incrédula aunque esté deseando
creerle a su esposo cuando éste se disculpe y le prometa que nunca más lo
repetirá.
Al pasar el tiempo y repetirse el abuso, muchas mujeres llegan a creer que
de alguna manera deben culparse por las actuaciones de su esposo, o pareja;
piensan que si ellas hubieran actuado en forma diferente el abuso no hubiese
ocurrido. En los momentos en que su amor propio caiga, se sentirán atrapadas
en la relación abusiva, especialmente si tienen niños y no cuentan con
ningún otro medio de apoyo.
Muchas mujeres abusadas se encuentran aisladas y a solas con sus penas. Aún
cuando desean buscar ayuda, no saben hacia dónde ir. Además, muchas se
sienten sumamente avergonzadas para admitir lo que está pasando. Pueden
llegar a creer que son las responsables del éxito o el fracaso del
matrimonio. En consecuencia, muchas mujeres se sienten demasiado
avergonzadas para admitir que el hombre con el cual se casaron o con el que
tienen niños, a los que aman, es el mismo que las está aterrorizando. "La
violencia en el hogar usualmente no permite que una mujer pueda asumir una
posición que no sea defensiva."9
Finalmente, muchas de las esposas maltratadas son económicamente
vulnerables. Es posible que no se crean capaces de mantenerse por sí mismas,
mucho menos a sus hijos. En consecuencia, no ven cómo se podrían escapar. El
resultado es que se vuelven pasivas, ansiosas y depresivas. La mayoría de
ellas son incapaces de visualizar un futuro diferente para sí mismas.
A través del tiempo el abuso se intensifica, a pesar de que a veces puede
que no incluya la violencia físico. A menudo, la amenaza del abuso físico es
suficiente para aterrorizar a las mujeres. Para algunas víctimas, el
resultado final del abuso es el asesinato.
En Busca de una Respuesta de la Iglesia a la Violencia Doméstica
Las Enseñanzas de las Escrituras
Un tema que encontramos en las Sagradas Escrituras, comenzando desde el
Génesis, es que la mujer y el hombre han sido creados a imagen y semejanza
de Dios. Como lo ha dicho Juan Pablo II, "Tanto el hombre como la mujer, son
seres humanos en el mismo grado."10 En el Nuevo Testamento, Jesús se dirigió
repetidamente a aquellas personas de los estratos más bajos de la sociedad,
aquellas sin poder o autoridad, aquellas que no tenían alguien que hablara
en su defensa. El enseñó que todas las mujeres y hombres son seres dignos de
respeto y dignidad.
Jesús respetó en todo momento la dignidad humana de la mujer. Juan Pablo II
trae a colación que: "El modo de actuar de Cristo, el Evangelio de sus obras
y de sus palabras, es un coherente reproche a cuanto ofende la dignidad de
la mujer."11 Jesús salió de su camino para ayudar a las mujeres más
vulnerables. Piense en la mujer con la hemorragia (ver Marcos 5:25-34), o la
mujer sorprendida en un acto de adulterio (ver Juan 8:1-11). Por sus
acciones hacia las mujeres así como en su modo de comportarse, no se
encuentra nada que refleje la habitual discriminación de la mujer propia del
tiempo; por el contrario, sus palabras y sus obras expresan siempre el
respeto y el honor debido a la mujer. Por sus acciones hacia las mujeres
necesitadas, Jesús dio el ejemplo a seguir por nosotros hoy día. Al igual
que él, estamos llamados a buscar las vías de ayudar a aquellas mujeres
vulnerables que encontramos en nuestro camino. También necesitamos encontrar
las formas de ayudar a aquellos hombres que quieren romper con los patrones
del abuso.
Como Iglesia que somos, uno de los aspectos más preocupantes del abuso que
se practica contra las mujeres está en el uso de los textos bíblicos,
sacados a colación, para justificar el comportamiento abusivo. Los
consejeros reportan que tanto las mujeres abusadas como sus agresores
utilizan los pasajes de las Escrituras para justificar su comportamiento.
Las mujeres abusadas dicen: "Yo no puedo romper con esta relación. La Biblia
dice que sería algo, malo." Los hombres abusivos dicen: "La Biblia dice que
mi mujer debe estar sumisa a mí." Ellos toman los textos bíblicos y los
distorsionan como un medio de justificar su derecho a la agresión.
En nuestra capacidad de obispos, condenamos el uso de la Biblia para
justificar el comportamiento abusivo. Una interpretación correcta de las
Escrituras permite a las personas llevar una relación basada en el amor y la
mutualidad. Una vez más, Juan Pablo II lo describe claramente: "En la
'unidad de los dos' el hombre y la mujer son llamados desde su origen no
sólo a existir 'uno al lado del otro', sino que son llamados también a
existir recíprocamente, 'el uno para el otro'."12
Aún en aquellos pasajes donde la Biblia utiliza el lenguaje tradicional para
sustentar el orden social reinante en la época, la imagen presentada no
busca en ningún momento justificar el uso del abuso para tener control sobre
otra persona. En Efesios 5:21-33, por ejemplo, donde se refiere a las
relaciones interfamiliares, el principio general que prevalece es el de la
sumisión mutua entre el marido y la mujer. El pasaje presenta a los esposos
la imagen de que deben amar a sus esposas como aman a su propio cuerpo, como
Cristo ama su Iglesia. ¿Podría usted imaginar a Jesús agrediendo su Iglesia?
Lo que Podemos Hacer para Ayudar
Aquí se presentan algunas sugerencias prácticas pueden ser implementadas en
su parroquia y diócesis.
A las Mujeres Abusadas
" Comience a creer que usted no está sola. Muchas mujeres han solicitado
ayuda y han encontrado el camino hacia una nueva vida para sí mismas y para
sus hijos.
" Hable en confianza con alguien en quien confíe: un familiar, una amistad,
un sacerdote de la parroquia, un diácono, una hermana. A pesar de que puede
ser inquietante el hablar de problemas familiares íntimos, confíe en ellos
diciéndoles toda la verdad sobre su problema.
" Si usted tiene que permanecer en la situación, al menos por el momento,
trace un plan de seguridad que pueda utilizar en caso de presentarse otro
episodio de abuso.
" Esto incluye: esconder una llave del carro en un lugar fuera de la casa;
mantener una cantidad pequeña de dinero en un lugar seguro; localizar un
lugar a dónde ir en caso de una emergencia. Cuando sienta que se acerca otro
episodio de violencia, salga de la casa inmediatamente y no regrese hasta
que tenga la seguridad de que ha pasado el peligro.
" Localice las instituciones en su sector que ofrezcan ayuda a las mujeres
agredidas y sus hijos. Su médico o el bibliotecario de la zona pueden
referirla a los grupos apropiados. La Oficina de las Caridades Católicas de
su diócesis o la Oficina de Vida Familiar puede ayudarla. Las oficinas de
las Caridades Católicas tienen frecuentemente consejeros capacitados entre
su personal y pueden ofrecer asistencia en casos de emergencia y otros tipos
de ayuda.
" Las páginas amarillas de la guía telefónica tienen en su lista los
refugios para mujeres agredidas de su sector. El 911 es el número universal
para llamar a la Policía.
"
A los Hombres que Abusan
" Tenga el coraje de ver honestamente su comportamiento en la casa y
especialmente hacia su mujer. Comience a creer que usted puede cambiar su
conducta si se propone hacerlo.
" Tenga conciencia de que usted es el causante del abuso; no es su mujer la
culpable. No busque excusas para la agresión.
" Tenga la disposición de buscar ayuda. Hable con alguien que usted crea que
pueda ayudarlo. Póngase en contacto con las organizaciones de las Caridades
Católicas o refugios de su área para ver el nombre del programa para
agresores que adoptará.
" Mantenga todo el tiempo en su mente que la Iglesia está ahí para ayudarle.
Parte de la misión que nos encomendó Jesús es la de ofrecer ayuda cuando se
necesite. Contacte su parroquia.
" Encuentre otras formas alternativas de reaccionar cuando se sienta enojado
o frustrado. Hable con otros hombres que hayan atravesado por conducta
agresiva y la hayan superado. Entérese de lo que hicieron en esos casos y
cómo lo hicieron.
"
A Los Párrocos y Ministros de la Pastoral
" Haga de su parroquia un lugar seguro donde las mujeres agredidas y los
hombres que agraden puedan solicitar ayuda.
" Aprenda lo más que pueda sobre violencia doméstica. Manténgase en estado
de alerta para detectar cualquier signo de abuso entre las mujeres de la
parroquia.
" Únase a la observancia nacional del mes de Octubre como "El Mes de la
Concientización Nacional sobre la Violencia Doméstica." Dedique por lo menos
un fin de semana de ese mes a la educación de los parroquianos en materia de
abuso y su eventual presencia en su parroquia.
" Asegúrese de que los sermones de la parroquia se refieran a la violencia
doméstica. Si las mujeres abusadas no oyen nada sobre el abuso, pueden creer
que a nadie le importa. Describa de lo que se trata el abuso de modo tal que
las mujeres empiecen a reconocerlo y puedan contar lo que les está pasando.
" Si usted sospecha de un abuso, haga preguntas directas. Pregunte a la
mujer si ella ha sido golpeada o maltratada en la casa. Evalúe
cuidadosamente su respuesta. Algunas mujeres no tienen conciencia de que
están siendo abusadas o mienten para proteger a sus maridos.
" Al hablar con una persona abusada, sea cuidadoso en su lenguaje. No diga
nada que pueda sustentar su creencia de que ella tiene la culpa y que debe
cambiar su comportamiento. La víctima no puede ser culpada. El agresor debe
ser el responsable de su conducta.
" En las sesiones de preparación para el matrimonio evalúe los métodos de la
pareja para lidiar sus diferencias y sus modelos familiares para la solución
de los problemas. Sugiera la posposición del matrimonio en caso de
identificar signos de abuso o de abuso eventual.
" En los programas de preparación para el bautizo, manténgase alerta de que
la llegada de un hijo y la inquietud de la espera puedan imitar al
comportamiento violento.
" Mantenga una lista actualizada de las instituciones para mujeres abusadas
de su área.
" Trace un plan de acción para seguir en caso de que una mujer agredida
llame solicitando ayuda o edifique un esquema de colaboración con la Policía
de agencias de asistencia a la violencia doméstica. Localice un lugar seguro
para las mujeres abusadas.
"
A los Educadores y Catequistas
" Asegúrese de que todos los educadores y catequistas reciban entrenamiento
en la forma de reconocer el abuso.
" Insista en que las enseñanzas y exámenes estén exentos de cualquier tipo
de estereotipo sexual. La agresión puede desencadenar en acoso sexual.
" Trate de incluir a los albergues para mujeres y niños abusados en las
listas de servicio de las clases de confirmación y otros grupos de servicio.
" Incluya información sobre la violencia doméstica en las clases de
sexualidad humana y vida familiar.
" Promueva misiones de la parroquia para ayudar en los casos de violencia
doméstica.
"
A los Comités de Liturgia
" En los servicios de reconciliación de la parroquia identifique a la
violencia contra la mujer como un pecado.
" Incluya intercesores para las víctimas de abuso, para los hombres que
abusan de la mujer, y para aquellos que ayudan tanto a las víctimas como a
los agresores.
" Haga lo posible por utilizar un lenguaje detallado en las celebraciones
litúrgicas, del modo en que sea autorizado.
"
A las Comisiones de Mujeres y Otros Grupos de Mujeres
" Incluya en los Boletines de la parroquia y en los directorios una lista de
los nombres y números telefónicos de los contactos de la parroquia de modo
que las mujeres abusadas puedan llamar a solicitar ayuda.
" Busque la forma de que tanto las mujeres como los hombres estén
representados en posiciones de liderazgo de la parroquia (ejemplo: en las
finanzas de la parroquia y los consejos pastorales).
" Ofrezca tiempo libre para reunirse y formar grupos de mujeres abusadas y
hombres que cometen abusos.
" Imparta planes de educación en su parroquia o diócesis en referencia a los
crímenes de violencia contra la mujer.
" Busque ayuda de personas de recursos en su parroquia que puedan ofrecer
asistencia.
"
En última instancia, la mujer abusada deberá tomar sus propias decisiones
sobre quedarse marcharse del hogar. Es muy importante el ser honesto con la
mujer en cuanto a los riegos envueltos en este caso. Recuerde: La mujer se
encuentra en el punto más peligroso de su situación cuando trata de
abandonar su agresor. Las investigaciones han demostrado que "las mujeres
que dejan a sus agresores tienen un riesgo de un 75 por ciento mayor de ser
asesinadas por el agresor que aquellas que se quedan."13
Conclusión y Oración Final
Esta declaración ha sido dirigida hacia el problema de la violencia contra
las mujeres en sus hogares. Tal violencia tiene repercusiones directas sobre
todos los que allí conviven, incluso hasta el extremo de sentar las bases
para una situación de violencia reiterada en generaciones posteriores. Por
consiguiente, urgimos a todos los padres y educadores y catequistas a
enseñar a los niños desde una edad temprana que el abuso no es una conducta
apropiada.
Como todos los pastores de la Iglesia, debemos dedicarnos a estimular todo
aquello que fomente y fortalezca la vida familiar. Una de las fuentes que
tenemos en nuestra vida de cristianos es la oración.
Los salmos en particular captan la dimensión y el alcance de la angustia
humana y nos dan la esperanza y seguridad de la ayuda de Dios. El Salmo 31
debe haber sido una oración especialmente dirigida a las mujeres que están
atravesando por situaciones de abuso.
Con todos ustedes oramos:
"Señor, ten compasión de mí,
pues estoy entre angustias;
mis ojos mi alma y mi cuerpo
languidecen de tristeza.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Mis enemigos hacen burla de mi,
mis vecinos se horrorizan
y mis conocidos se espantan de mí.
Si me ven en la calle se alejan de mí (...)
Soy como el objeto gastado y olvidado . . .
Pero yo, Señor, confío en tí,
recuerdo que "tú eres mi Dios."
(Salmo 31:10-15)
Notas Finales
1. Comité, para Asuntos Sociales, Asamblea de
Obispos de Quebec. A Heritage of Violence: A Pastoral Reflection of Conjugal
Violence (Montreal: 1'Assemblee des eveques du Quebec, 1989).
2. Líderes de la Iglesia de Canadá, "Violence
Against Women." Testimonio presentado por una coalición de mujeres al panel
canadiense contra la violencia hacia las mujeres.
3. Council on Scientific Affairs, American
Medical Association, "Violence Against Women," Journal of the American
Medical Association (JAMA) (June 17, 1991: 3184-3189).
4. The Women's Commission, A Pastoral Response to
Domestic Violence (Richmond, Va.: Catholic Diocese of Richmond, n.d.).
5. Commission on Women in Church and Society,
Pastoral Response to Domestic Violence Against Women (Buffalo, N.Y: Catholic
Diocese of Buffalo, n.d.).
6. United States Catholic Conference, Office of
Domestic Social Development, Violence in the Family: A National Concern, a
Church Concern. Barbara Ann Stolz, ed.
7. Ad Hoc Committee for the Pastoral on Women in
Society and in the Church, National Conference of Catholic Bishops, Called
to Be One in Christ Jesus, tercer borrado (Washington, D.C.: USCC, 1992),
46.
8. JAMA, ibid.
9. Ibid.
10. Juan Pablo II, Mulieris Dignitatem (Sobre la
Dignidad y la Vocación de la Mujer), Carta Apóstolica en ocasión del Año
Mariano, 1989.
11. Ibid., 15.
12. Ibid , 7.
13. National Coalition Against Domestic Violence,
1990.
Cuando Pido Ayuda: Una Respuesta Pastoral a la
Violencia Doméstica contra la Mujer es una declaración con la colaboración
del Comité de Obispos sobre el Matrimonio y la Vida Familiar y el Comité de
Obispos sobre la Mujer en la Sociedad y en la Iglesia, ambos de NCCB. Fue
preparada por el Secretariado de la Familia, los Laicos, las Mujeres y la
Juventud bajo la dirección de dichos comités. Fue aprobada por el Comité
Administrativo en septiembre de 1992 y affirmado por los miembros de la
NCCB/USCC en noviembre de 1992. Su publicación ha sido autorizada por el que
firma.
Monseñor Robert N. Lynch, Secretario General,
NCCB/USCC
Copyright © 1992 de la United States Catholic
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