Siete (7) consejos para un matrimonio maduro y feliz
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Por Ricardo Ruvalcaba, Aciprensa
equipogama@arcol.org
1. El matrimonio es para amar. Y amar es una decisión, no un sentimiento.
Amar es donación. La medida del amor es la capacidad de sacrificio. La
medida del amor es amar sin medida. Quien no sabe morir, no sabe amar. No
olvides: amar ya es recompensa en sí. Amar es buscar el bien del otro:
cuanto más grande el bien, mayor el amor. Los hijos son la plenitud del amor
matrimonial.
2. El amor verdadero no caduca. Se mantiene fresco y dura hasta la muerte, a
pesar de que toda convivencia a la larga traiga problemas. El amor, ama hoy
y mañana. El capricho, sólo ama hoy. Los matrimonios son como los jarrones
de museo: entre más años y heridas tengan, más valen, siempre y cuando
permanezcan íntegros. Soportar las heridas y la lima del tiempo, y
mantenerse en una sola pieza es lo que más valor les da. El amor hace
maravillas.
3. Toda fidelidad matrimonial debe pasar por la prueba más exigente: la de
la duración. La fidelidad es constancia. En la vida hay que elegir entre lo
fácil o lo correcto. Es fácil ser coherente algunos días. Correcto ser
coherente toda la vida. Es fácil ser coherente en la hora de alegría,
correcto serlo en la hora de la tribulación. La coherencia que dura a lo
largo de toda la vida se llama fidelidad. Correcto es amar en la dificultad
porque es cuando más lo necesitan.
4. Séneca afirmó: “Si quieres ser amado, ama”. El verdadero amor busca en el
otro no algo para disfrutar, sino alguien a quien hacer feliz. La felicidad
de tu pareja debe ser tu propia felicidad. No te has casado con un cuerpo,
te has casado con una persona, que será feliz amando y siendo amada. No te
casas para ser feliz. Te casas para hacer feliz a tu pareja.
5. El matrimonio, no es “martirmonio.” De ti depende que la vida conyugal no
sea como una fortaleza sitiada, en la que, según el dicho, “los que están
fuera, desearían entrar, pero los que están dentro, quisieran salir”.
6. El amor matrimonial es como una fogata, se apaga si no la alimentas. Cada
recuerdo es un alimento del amor. Piensa mucho y bien de tu pareja. Fíjate
en sus virtudes y perdona sus defectos. Que el amor sea tu uniforme. Amar es
hacer que el amado exista para siempre. Amar es decir: “Tú, gracias a mí, no
morirás”.
7. Para perseverar en el amor hasta la muerte, vive las tres “Des”: Dios.
Diálogo. Detalles.
a. Dios: “Familia que reza unida, permanece unida”.
b. Diálogo, para evitar que los problemas crezcan.
c. Detalles: de palabra y de obra. “Qué bonito peinado”. “¿Qué se te antoja
comer?” “Eres el mejor esposo del mundo”. “Hoy, la cena la hago yo”.
“Nuestros hijos están orgullosos de ti”. El amor matrimonial nunca puede
estar ocioso.