eLa Familia, Transmisora de la Fe: LA PERSONA DE JESUCRISTO, CENTRO Y SÍNTESIS DE LA FE CRISTIANA
V. Encuentro Mundial de la Familia (2006)
CATEQUESIS TERCERA
LA PERSONA DE JESUCRISTO,
CENTRO Y SÍNTESIS
DE LA FE CRISTIANA
Lectura bíblica: Mt 1, 18-25.
Enseñanza de la Iglesia:
1. "Jesucristo es el Hijo eterno de Dios". Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas
en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles… todo fue creado
por él y para él… Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
para que sea él el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en
él toda la plenitud y reconciliar por él y para él todas la cosas,
pacificando, mediante la sangre de la Cruz, lo que hay en la tierra y en los
cielos" (cf. Col 1, 15-20).
2. Hecho hombre, por obra del Espíritu Santo en el seno de María, nos
manifestó al Padre en su Persona y en su predicación. Nos dio el mandamiento
nuevo de que nos amáramos los unos a los otros como él amó; nos enseñó el
camino de las bienaventuranzas: ser pobres en espíritu y mansos, tolerar los
dolores con paciencia, tener sed de justicia, ser misericordiosos, limpios
de corazón, pacíficos, padecer persecución por la justicia. Padeció bajo
Poncio Pilato. Murió por nosotros como Cordero inocente que quita el pecado
del mundo. Fue sepultado y resucitó por su propio poder, y por su
resurrección nos llevó a la participación en la vida divina. Subió al Cielo,
de donde ha de venir de nuevo con gloria, para juzgar a los vivos y a los
muertos, a cada uno según sus propios méritos. Y su reino no tendrá fin.
3. Por tanto, Jesucristo es el Centro del mundo, de la historia, y de la
vida de todos los hombres; y su único Salvador. Sólo en Él está nuestra
salvación sin compartirla con otros mediadores o fundadores de religiones.
La Persona de Jesucristo, Hijo de Dios y verdadero hombre entre los hombres
es, por ello, el centro y la síntesis de la fe cristiana. En él encontramos
el programa de la Iglesia y de la familia cristiana, "iglesia doméstica". En
consecuencia no hay que inventar un nuevo programa. El programa ya existe.
Es el de siempre, recogido por el evangelio y la tradición viva; se centra
en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar para
vivir en él la vida trinitaria y transformar en él la historia hasta su
perfeccionamiento en la Jerusalén celestial. Es un programa que no cambia al
modificarse los tiempos y las culturas, aunque los tiene en cuenta para un
verdadero diálogo y comunicación eficaz.
4. El conocimiento de Jesucristo nace y crece, sobre todo, mediante el
encuentro con su Palabra en la escucha y lectura del Evangelio, la
participación en la vida, sobre todo en la Eucaristía, el trato en la
oración personal y comunitaria, y el servicio y preocupación por los pobres
y necesitados. Este conocimiento lleva al amor a su Persona y a practicar el
mandamiento del amor al prójimo, que él nos dio como distintivo y que es el
comienzo de toda imitación de su vida.
5. Por tanto, la lectura de la Palabra de Dios y el Evangelio en familia, la
participación, como familia, en la eucaristía dominical, la oración en común
y las obras de caridad tienen un lugar preponderante en el hogar cristiano.
Estas manifestaciones son parte esencial de la catequesis familiar.
5. Reflexión del que dirige:
6. Diálogo:
¿Se puede amar a Jesús sin conocer su vida y doctrina?
¿Cómo pueden los padres hacer cercanas a sus hijos la vida y enseñanza de
Jesús?
¿Cómo hacer descubrir a los hijos que Cristo vive entre nosotros, aunque ya
está gozando de Dios en la gloria del Padre?
9. Oración por la familia: Padre de bondad y Dios de todo consuelo, que
tanto amaste al mundo que le diste a tu Hijo Unigénito: haz que las familias
cristianas sepan presentárselo a sus hijos como el camino que nos lleva
hasta ti. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.