Iniciación de los Niños en el arte de Meditar: La 'hora de San Juan'
Parte segunda: La "hora de san
Juan"
¿Cómo llegué a tenerla?
La preparación
La "hora de san Juan"
A. La explicación
B. La narración del evangelio
C. El cuadro contemplado con los ojos
D. Oración pidiendo luz
E. El cuadro contemplado con el corazón
F. Un canto de expansión
G. Jesús y tú
Los resultados
Reflexión
Lo esencial y lo accidental en la hora de san
Juan
Ejemplo
segundo: La resurrección de la hija de
Jairo
A Lectura del evangelio
B. Consideración
C. Canto de expansión
D. Nuestra respuesta
E. Palabras finales
Ejemplo tercero: Jesús ora en la montaña .
A. Ambientación
B. Consideración ante un cuadro mural .
C. Canto
D. Jesús mira a nuestra parroquia .
E. Nuestra respuesta
F. Palabras finales
Parte segunda: LA
"HORA DE SAN JUAN"
La experiencia que voy a referir a continuación la tuve unos años
antes de haber consignado por escrito los pensamientos expuestos en la
primera parte de esta obrita. El lector lo tendrá benévolamente en cuenta al
encontrar en esta segunda parte algunos pensamientos y sugerencias apuntados
en las páginas anteriores. Aquí los hallará con la originalidad y el frescor
de las primeras experiencias y extensamente aplicados al caso especial de la
"hora de san Juan".
¿CÓMO LLEGUÉ A TENERLA?
Fue en una clase de muchachos del sexto curso. Estábamos rezando
las oraciones con que se abre la clase. Los jóvenes recitaban las oraciones,
De repente, al mirarlos, vino a mi mente, con la claridad de un relámpago,
su estado anímico, lo que sucedía en su interior. Recitaban las palabras;
esto era, pensaban ellos, el culto que debían rendir a Dios. Parece ser esto
y sólo esto lo que pensaban de la oración la mayor parte de ellos, y no
hacían más que eso.
Al recitar tan superficialmente la oración, daban a entender con bastante
probabilidad que no habían vivido todavía lo que constituye el proceso
interior propio de la oración, el dirigirse a Dios y hablarle, Eran como una
emisora de radio, que emite sus ondas al mundo sin saber adónde van ni el
mensaje que cifran. Así decían su oración, y daban fe a su profesor de
religión cuando éste les decía que si lo hacían bien Dios les oiría, y que a
Dios le agrada el ejercicio de la oración,
Y, siguiendo mis reflexiones, pensé si habría en la vida de estos muchachos
algunos resortes psicológicos que, bien utilizados, pudieran llevarlos a una
verdadera oración. Desde luego, sería muy difícil hacerlos orar antes y
después de la clase, Probablemente re-citarían las oraciones de la mañana y
de la noche de la misma manera que lo hacían en la clase. En la parroquia se
celebraba muy ordenada y seriamente el culto divino para los niños, pero sin
deparar apenas oportunidad para la interiorización, Casi no les quedaba otra
coyuntura para orar que la preparación para comulgar y la acción de gracias
después de haber comulgado. Pero aun entonces podía observarse que los
niños, recibida la comunión, se quedaban mirando cómo se iba repartiendo a
los demás. No parece que sucediese algo en su intimidad. ¿No tenían tampoco
nada que decir al divino Salvador, después de recibirle en la comunión?
Acaso nunca se había despertado en ellos la chispa de una oración auténtica;
su vida de oración estaba muerta,
Ahora bien, si la vida de oración no está encendida, la instrucción
religiosa es como arrojar leña a un horno apagado. No comienza a arder, y es
vano seguir amontonando y echando más leña.
Era pues necesario que los niños, sobre todo los más susceptibles y mejor
dotados, llegaran a tener una experiencia de la oración. Había que
comunicarles la vivencia de ese fenómeno espiritual interior. Para
conseguirlo había que lanzarlos a una labor intensiva espiritual. Y opté por
el siguiente camino.
LA PREPARACIÓN
Un día en que teníamos la "hora de los monaguillos" llamé, además
de a éstos, a otros varios jóvenes que me parecieron mejor dispuestos. Los
busqué en la clase y les dije que tenía un bonito plan para realizarlo con
ellos por la tarde. Vendrían a la iglesia a las cuatro y no dirían nada a
nadie sobre el asunto. Así evitaba que asistiera al primer ensayo alguno que
pudiera estorbarnos. En la iglesia tenía yo preparado el gran cuadro mural
de Fugel: Jesús cura a los enfermos. Los niños entraron todos juntos en la
iglesia y se colocaron en los bancos de delante.
LA "HORA DE SAN JUAN"
A. La explicación
Comencé por decirles que íbamos a celebrar la "hora de san Juan",
San Juan, les dije, reclinó su cabeza sobre el pecho del Salvador en la
última cena. Tenía una sensibilidad especialísima para comprender los deseos
íntimos del Salvador. Él podía servirnos de modelo, Nosotros íbamos este día
a sondear el corazón de Jesús, espiar sus deseos, mirarle y hablar con Él.
Jesús está cerca de nosotros, como lo estuvo en otro tiempo de sus
discípulos, y sería muy hermoso que pudiéramos mirarle y escucharle alguna
vez sin que nadie nos molestara,
B. La narración del
evangelio
Se leyó Lc 6, 17b-19: "Con Él estaba una turba numerosa de sus
discípulos y gran muchedumbre del pueblo, venido de toda la Judea y de
Jerusalén y de la marina de Tiro y de Sidón; los cuales habían venido a
oírle y a ser curados de sus enfermedades; y toda la turba procuraba
tocarle, porque salía de Él una virtud y sanaba a todos." En seguida les
enseñé el cuadro de Fugel de modo que todos pudieran verlo bien.
C. El cuadro
contemplado con los ojos
Para llegar a hacer una meditación religiosa es útil ver y comentar
todo lo que de interesante se refleja en un cuadro. Luego no se distrae uno
con el cuadro. Hay que ir de lo exterior a lo interior. Así observamos en cl
cuadro: el cielo azul, el sol, el día caluroso, El gran muro; detrás, un
fresco jardín. Los enfermos yacen en largas hileras. La turba se oprime.
Aquí marcha uno curado; allí vemos a una mujer que besa la orla del manto
del Señor; Jesús está en medio. Está curando a un hombre. Los dos fariseos
están mirando con incredulidad. Los demás enfermos esperan ansiosos; uno
completamente desfallecido, una madre con su hijito, un ciego. Así fuimos
notando todos los detalles y contemplándolos. La curiosidad quedó satisfecha
y los sentidos se saturaron de observaciones.
D. Oración pidiendo luz
Después nos arrodillamos, Oramos al Salvador más o menos de la
siguiente forma: "Señor, queremos verte no solamente con los ojos del
cuerpo, sino también con los del corazón. Queremos comprenderte y saber lo
que tú quieres; tu virtud divina y lo que mediante ella quieres decirnos."
Les recité una oración parecida a ésta a base de notas
E. El cuadro
contemplado con el corazón
Luego seguimos contemplando el cuadro, Y les propuse el siguiente
material para su consideración :
I. Los que esperan
1. Las ataduras de la enfermedad. ¿Qué siente el ciego? (describir y
sugerir); ¿el sordo?, ¿el paralítico?, ¿el desfallecido?..,
2. Han oído hablar de Jesús, y brota la esperanza y la posibilidad de la
curación. El ciego y el paralítico lo oyen, el sordo ve los milagros. Todos
ellos saben que solamente en un lugar está la salud, en Jesús. Él es la
fuente de la que fluye la corriente de la misericordia de Dios. Los hombres
saben que Dios, presente en todas partes y omnipotente, quiere ayudarnos por
medio de este hombre. Todo esto hay que describirlo con viveza y colorido,
cautivando la atención y los sentimientos de los niños.
3. La curación no se restringe solamente al cuerpo. La cercanía de Jesús
hace pensar en Dios, en su grandeza, santidad y bondad infinita, que llama a
los hombres. Los enfermos se dan cuenta de que sus almas son ante Dios
ciegas, sordas, paralíticas y están desfallecidas. "Pero este Jesús está
cerca de Dios, ¡Cómo habla Él de Dios! Yo, en cambio, soy pobre y miserable.
Un mendigo de cuerpo y alma."
II. Jesús ha venido
1. Jesús ha orado, En la soledad: "Padre, yo sé que tú siempre me has oído"
(Ioh 11). Ahora está muy recogido, Ninguna palabra superflua, Ninguna
distracción.
2. El paralítico, Jesús se mete entre los hombres, No solamente ora por
ellos. Los abraza. Una virtud sale de sus manos, Un torrente de bendiciones
y de curaciones. Toca al paralítico, Los músculos consumidos recobran vida.
El paralítico puede mover las piernas, se pone de un salto en pie, anda. El
Dios omnipotente ha hecho un milagro, ¡Allí le veis vosotros marchar
llevando al hombro el lecho en el que hasta ahora había yacido!
3. La mujer del flujo de sangre, ¡Qué sufrimientos! Continuamente sufriendo
por el flujo de sangre, Jesús la coge de la mano. La mujer se siente
estremecida. La sensación de salud y bienestar. Más todavía: Dios ha tocado
mi alma, ¡Qué amor! ¡Qué dicha! Su fe está puesta enteramente en Jesús. ¡Mi
alma está limpia! Una palabra de Jesús: " ¡Ve y da gracias a Dios!" Una
mirada más y se va. Casi no cabe en sí de gozo. ¿Cómo va a agradecerlo a
Dios? Va a aquel por cuya mediación la ha curado Dios y besa la orla de su
manto con todo respeto, ¡Miradle ahí, en el cuadro!
4. El hombre curado por Jesús. Parece que sufre de exantematosis, Jesús se
acerca. ¡Qué mirada! Penetra hasta el alma. El hombre de Dios está cerca. Un
santo sentimiento embarga al enfermo: Estoy manchado, soy mundano; su
presencia es para mí como la de un juez. Su santidad me quema. Estoy
indefenso. Pero: Él es misericordioso. Ved cómo Jesús le da la mano, Y
sucede el milagro.
5. Los fariseos que están a un lado. Lo ven todo pero no piensan más que
esto: " ¡Es inaudito lo que hace este hombre! " No quieren creer. Se salen
por la tangente: "Tiene pacto con el diablo." Blasfeman de las maravillas de
Dios.
6. Los que esperan. Están llenos de esperanza y tienen la seguridad de que
también a ellos ha de curar. Jesús va acercándose. En seguida me toca a mí.
Estas consideraciones no las hice en forma dialogada con los niños. Los
niños oían y miraban al mismo tiempo al cuadro. Yo les iba describiendo los
detalles casi con las mismas palabras que he empleado en describir la
escena. Me servía para ello de unas notas que había preparado de antemano.
Los niños escuchaban con atención y unción religiosa.
F. Un canto de expansión
Los niños se levantaron y cantaron con entusiasmo y de corazón el
Erde singe (Canta, tierra). Esta interrupción es necesaria para que los
chicos de esa edad puedan concentrarse durante la segunda parte.
G. Jesús y tú
En este momento se hicieron las aplicaciones prác-ticas de lo que
habían visto y oído, tratando de traducirlas en su propia vida, Para ello
nos servimos de la siguiente introducción:
I. Si nosotros preguntamos a Jesús, que está en el cielo: "¿Quién eres tú?",
nos dirá:" ¡Ved la vida que llevé sobre la tierra!" Es lo que acabamos de
hacer. Ahora sabemos mejor quién es Jesús.
II. Jesús quiere salvar también a nosotros. No solamente el día del juicio
final. Ahora mismo está frente a nosotros.
Los niños deben llegar ahora a la oración personal. Ya cs fácil después de
la fuerte impresión que han recibido de lo visto y lo escuchado. A pesar de
todo, hay que darles con detalle y exactitud el tema sobre el que van a
orar; en caso contrario, dada la abundancia de materia, no sabrán por donde
empezar.
Con cada uno de los grupos de material hicimos un ejercicio de oración que
tenía los tres grados siguientes: a) El sacerdote menciona el tema y la
materia. Los niños están sentados. b) Se les da tiempo para una oración
personal en silencio. Para esto se arrodillan todos. El sacerdote se pone
detrás de los niños y ora también arrodillado, como ellos, No ha de estar en
plan de vigilancia y como una persona de autoridad, ni conviene que los
niños le estén viendo, Su presencia detrás del grupo evitará que los
inquietos caigan en la tentación de molestar a los demás durante este rato
de silencio, Antes había dicho yo a los niños que debíamos orar en este
momento con la misma devoción que después de la comunión, Además, debían
tener las manos recogidas delante, tapándose la cara. Este rato de silencio
duraba unos dos minutos. Casi siempre se nota cuánto tiempo pueden estar los
niños ocupados con la materia de la oración, c) Como conclusión, el
sacerdote reza en voz alta tal como los niños pudieran haber orado en
relación con la materia propuesta. Esta oración del sacerdote tiene que ser
absolutamente más breve que el tiempo empleado por los niños para orar en
silencio.
Este ejercicio, estructurado en tres fases, se hizo sobre los cinco puntos
siguientes:
1. Mi ceguera. Dios, infinitamente santo, está presente, y yo le olvido con
gran frecuencia. Mostré a los niños cuán hermoso sería si tuviéramos una fe
viva de que Jesús está junto a nosotros, si habláramos con Él, si viviéramos
con Él. Pero ¿cómo nos portamos en realidad? Se puede también preguntar a
los niños qué quieren pedir en la oración, qué motivos tienen para dar
gracias, qué luces hemos recibido hasta ahora, A continuación viene el
momento de silencio para orar personalmente, terminando con la oración en
voz alta del sacerdote, como hemos dicho.
2. Mi sordera, Dios me infunde muchos buenos pensamientos. Me llama también
muchas veces con su gracia a hacer una buena obra, a orar, a servir al
prójimo. Él no nos dice más que esto: " ¡Hazlo por mí!" Pero yo no le
escucho, me burlo de sus gracias. ¿Qué es lo que vamos a pedir? ¿Por qué
motivos daremos las gracias? ¿Qué le diremos? Y viene la oración.
3. Mi parálisis e inacción. Estamos paralíticos. Oímos hablar del amor
infinito de Dios, pero le correspondemos mezquinamente. ¿Cuándo se deja ver
nuestra languidez? ¿Cómo debía ser? ¿Dónde está el fallo?
4. Estoy desfallecido. Es bien miserable todo lo que yo ofrezco a Dios,
Después de confesarme, vuelvo con buenos propósitos. ¿Por qué los dejo de
cumplir tan a menudo? Porque estoy sencillamente des-fallecido, sin fuerzas.
Y entonces prefiero hacer caso omiso y seguir mis antiguas malas costumbres.
"Divino Salvador, ¡dame fuerzas para obrar el bien!"
5. ¿Adónde iremos? ¡A Jesús! Vamos a declararle todas nuestras fechorías, Le
dirás que muchas veces no puedes orar, que tu corazón está con frecuencia
frío, que haces a menudo lo contrario de tus propósitos y lo que no
debieras.
Se puede terminar todo esto por medio de una serie de invocaciones que el
sacerdote reza y a las que los niños van respondiendo, al estilo de las
letanías, He aquí unos ejemplos, El sacerdote dice: "Ahora voy a recitar una
oración, y vosotros iréis respondiendo: "¡Jesús, ten misericordia de mí!""
El sacerdote comienza: "Hemos considerado el estado del paralítico; hemos
considerado el estado del ciego; de la mujer enferma; del desfallecido..."
Los niños responden a cada una de estas frases, Luego se puede rezar del
mismo modo enunciando pequeñas frases tomadas de la vida de los niños. Y los
niños responderán: "Te damos gracias, ¡oh Jesús! Te alabamos, ¡oh Jesús! ¡Te
rogamos que nos escuches!" Después se ponen todos de pie y se canta.
Los RESULTADOS
Los resultados específicos de estos ejercicios no pueden
controlarse, A juzgar por las apariencias, los niños estaban satisfechos y
conmovidos, y salieron de la iglesia con expresión de dicha y alegría.
Algunos preguntaron más tarde si íbamos a tener otra vez la "hora de san
Juan". Y casi todos volvieron a tomar parte las veces siguientes.
REFLEXIÓN
A quien conozca el método de oración de san Ignacio no le será
difícil descubrir un paralelismo entre la "hora de san Juan" y el método
ignaciano, La "aplicación de los sentidos" al alcance de los niños se
realiza en la ahora de san Juan" comenzando por los sentidos exteriores. Los
niños ven la imagen y escuchan el comentario sobre ella. Para facilitar el
diálogo con Dios en la oración, lo que es absolutamente necesario tratándose
de los niños, se les da con todo detalle y precisión la materia de la
oración, la cual aprenden a manejar viendo real-mente cómo lo hace el
sacerdote después del mo-mento de silencio.
Este método puede también aplicarse con grandes ventajas en muchas
"meditaciones" de los jóvenes que practican los ejercicios. Muchas veces se
dan a los jóvenes largas conferencias, dejando luego que las mediten en
silencio. Pero ¿llegan realmente a una oración meditativa? Acaso quedan
cansados por la conferencia, no se ha desencadenado en su interior el
proceso espiritual de la meditación y, ante la abun-dancia del material que
se les ha presentado, se encuentran sin saber por dónde empezar. La
considera-ción propiamente dicha queda entonces en mantillas, Se reduce
solamente a ciertas resonancias generales de lo que se ha oído, Adoptando,
en cambio, la for-ma de la "hora de san Juan", los niños y los joven-cillos
van guiados por la mano, por así decirlo, y avanzan paso a paso en la
meditación, Se comunican al niño las propias vivencias y se los deja al
mismo tiempo en libertad para desenvolver su oración personal. De este modo
llegan a experimentar el fenómeno interno de la oración. Y, una vez que han
sentido y gustado este fenómeno vital interior, es muy fácil repetirlo y
desarrollarlo. La educación y la formación propiamente dichas en el arte de
orar no pueden tener otro punto de partida que el de la viven-cia íntima de
lo que es hablar con Dios. Sin esta vivencia son vanos todos los demás
empeños, y el inculcar la obligación de orar como algo indispen-sable para
la salvación será también casi siempre infructuoso, porque no se ha
despertado la vida de oración ni puede, en consecuencia, desarrollarse.
La distribución que hemos recomendado de estos ejercicios de oración en tres
fases, en la segunda parte de la "hora de san Juan", se recomienda también
por el hecho de que la antigua Iglesia seguía la misma marcha en sus
plegarias del culto divino. Esto lo vemos en las oraciones del viernes
santo. En estas oraciones se comienza por designar el objeto de la plegaria:
"Oremos por la santa Iglesia de Dios...", dando a continuación la materia:
"., que nuestro Señor la colme de paz sobre toda la faz de la tierra, la una
y la proteja..." Luego, en el segundo tiempo, viene la oración en silencio.
El diácono canta el Flectamus genua (= doblemos las rodillas), La comunidad
se arrodilla y permanece así un momento dirigiendo una oración personal a
Dios. Y viene ahora la tercera fase, o tercer tiempo, en la que el
subdiácono canta el Levate (= levántense) y el sacerdote recita la oración
que todos los fieles han hecho en silencio, El método de la "hora de san
Juan" parece, por tanto, tener buenos fundamentos.
LO
ESENCIAL Y LO ACCIDENTAL EN LA "HORA DE SAN JUAN"
Es una característica esencial de la "hora de san Juan" el ser una
hora de vida religiosa. No es una instrucción doctrinal ni una clase de
estudio. Por eso el lugar más adecuado para celebrarla es una iglesia o una
capilla. Y los niños deben saber en todo caso desde el principio que se
trata de una hora de oración.
Es además esencial que se susciten los grandes fenómenos primordiales de la
vida psíquica del niño: recibir y responder. Se recibe en la consideración
de la imagen, al escuchar un texto bíblico y las explicaciones del
catequista. Y tanto ver como oír han de hacerlo los niños con los sentidos
externos y los internos. Se trata de un proceso anímico inducido, pero al
mismo tiempo autónomo y personal, En el fenómeno de recepción entra también
la consideración de lo que Dios ha hecho por nosotros en nuestra vida, lo
que Él espera de nosotros y cuál ha sido hasta ahora nuestro comportamiento
para con Él, La consideración de estas verdades es esencial en la vida de
los niños y no debe faltar jamás.
A la contemplación y recepción de la verdad sigue la respuesta, Ésta tiene
que brotar ya durante la primera parte, puesto que el niño sigue activamente
la descripción de la imagen y del tema, participa con gozo, compasión,
sentimiento de dolor, emoción, etc., Pero la respuesta ha de aflorar expresa
y plenamente en el momento de la oración, Reflexionamos primera-mente lo que
vamos a orar, viene luego la oración personal en silencio, y el sacerdote
recita finalmente la oración. Éste es el momento más adecuado de la
respuesta, de la oración personal, porque en ninguna otra ocasión se ofrece
tan vivamente ante los ojos del niño la realidad sagrada, a no ser en el
momento de recibir la sagrada comunión. Por consiguiente, la "hora de san
Juan" es a un tiempo un ejercicio de meditación y de oración,
Es, en cambio, accidental la forma en que se produzcan en el alma del niño
la recepción y la respuesta, Quizás la imagen escogida como punto de partida
de la consideración no refleje más que un momento del hecho o historia a
considerar, En ese caso no comenzaremos por la consideración de la imagen,
sino que la insertaremos en el decurso del hecho o historia que vamos
exponiéndoles meditativamente. Lo que debe evitarse siempre es el peligro de
reducir la consideración a mero conocimiento racional o intelectual, Hay que
meditar realmente, de modo que se viva lo visto y lo oído, que se llegue a
sentir y gustar las palabras y las acciones consideradas, el estado anímico
y los fenómenos internos de la meditación.
Las formas de la respuesta, en la oración del niño, pueden ser distintas. Lo
esencial es que se desarrolle en las tres fases mencionadas: indicación del
tema y de la materia, la oración personal en silencio, la oración recitada
por el sacerdote tal como los niños debieran o pudieran haberla hecho, Poco
importa que el sacerdote dé la materia elaborada o que ésta lo sea en un
diálogo; que la oración del sacerdote sea en forma de letanías o una oración
resumida que repiten los niños. Pueden ser asimismo diferentes los
contenidos objetivos de las tres fases de la oración respuesta, que pueden
centrarse en las personas que aparecen en la imagen (el paralítico, el
ciego, el sordo...) o en actos de oración (gratitud, amor, petición...).
Quien organice el acto buscará siempre las formas que mejor se adapten a las
materias de meditación, que faciliten más su elaboración y conside-ración y
convengan más a los niños.
Los dos ejemplos siguientes servirán para distinguir más claramente lo
esencial y lo accidental de la "hora de san Juan". Estos ejemplos difieren
en varios puntos del primero, que hemos desarrollado en las páginas
anteriores.
EJEMPLO SEGUNDO: LA RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO
A. Lectura del evangelio
El cuadro bíblico de Fugel está a la vista de los niños, Leemos en
voz alta: Mc 5, 21-24 y 35-43. Aquí ven los niños claramente lo que
pertenece a la narración evangélica y lo que pertenece al ornato de la
invención pictórica.
B. Consideración
1. Descripción de la plática: Las turbas esperan; Jesús está
rodeado de la multitud, Un hombre se abre paso. El presidente de una
sinagoga. ¿Qué querrá?, ¿qué tendrá? Excitado y pálido, cae de hinojos a los
pies de Jesús. Inaudito, abrirse así paso en la apiñada multitud! Habla..,
Jesús quiere acompañarle, pero es detenido por una mujer... Tiene que ir
adelante, Pero viene un emisario. Tira del vestido al presidente de la
sinagoga y le dice: "Es inútil. Ha muerto. No molestes más al Maestro. Ya no
hay remedio." ¿Qué ha pasado al padre en su interior?... Pero Jesús le dice:
"No temas."
Jesús va con el presidente de la sinagoga a la casa de éste. Desde lejos se
oyen las chirimías y los gritos de las plañideras. Jesús entra. Manda salir
a las plañideras. Va a ocurrir un milagro, una obra santa de Dios. Jesús no
dice más que una palabra con todo su poder: "La niña no está muerta,
duerme.. Los necios y los incrédulos se mofan. Jesús manda a los curiosos
que salgan, (Señalando el cuadro: "Mirad. ahí, detrás de la verja, están
ellos.") El cuarto está en silencio y hace fresco en él. Arde la lamparita
mortuoria, La niña lleva la corona de los muertos, y su cara está pálida
como la cera. No respira. El pecho no se mueve. Las manos se han vuelto
frías y rígidas, Su madre está llorando en una esquina de la habitación.
Reina un gran silencio. Jesús se acerca al lecho de la muerta. Coge la mano
de la niña y dice a ésta: "Muchacha, yo te lo mando, ¡levántate! Ella mira
estupefacta al desconocido; y entonces Jesús le da confianza diciéndole:
"Ven, levántate, ahí está tu madre." La muchacha se siente llena de fuerzas,
Vuela a los brazos de la madre, y luego abraza al padre, Éstos están
emocionados. Indican a su hija dónde está Jesús, ¿Qué tenía que hacer ella?
¿Coger sus manos y cubrirlas de besos? Durante toda su vida lo recordaría:
"Yo estaba muerta y éste me ha vuelto a la vida. Por Él vivo yo. Me ha
regalado mi vida." (Parece que Jesús le había quitado el recuerdo de sus
momentos entre la vida y la muerte.) No podía olvidar jamás a Jesús. Jesús
era la fuente de su vida, gracias a Él vivía.
2. Aplicación a la vida de los niños. Jesús está del mismo modo ante ti,
También a ti te ha tocado, en el bautismo. Allí te comunicó una vida nueva,
Tú posees la vida eterna. Tú vives por Eres sostenido por su vida, por su
bondad, por su amor...
¿Cuánto le ha costado darte la vida? Su encarnación, su muerte, su
resurrección: todo por ti,
Y no solamente te la ha dado una vez. Te está llamando continuamente,
dirigiéndote, fortaleciéndote, ofreciéndote su gracia.
C. Canto de expansión Inclúyase aquí un canto apropiado al tema.
D. Nuestra respuesta
Se dará la respuesta en el orden de los cristianos primitivos:
acción de gracias, penitencia, amor, petición.
1. Acción de gracias,
a) Los niños están sentados. Sc les explican los motivos que tenemos para
dar gracias a Jesús,
b) Los niños se arrodillan y dan en silencio las gracias.
c) El sacerdote recita la oración y todos responden: "Te damos gracias, ¡oh
Jesús!" El sacerdote:"Tú viniste al mundo por nosotros..." Para las
invocaciones siguientes bastan las siguientes notas: "La buena nueva del
Padre traída por Jesús; llamados a la vida eterna; nos ha mostrado el amor
de Dios; nos ha traído la verdad; ha buscado a los pecadores; sudó gotas de
sangre por nuestros pecados; padeció por nosotros; murió; resucitó; nos ha
dado la vida divina; nos ha preparado una mansión en el cielo. Tú siempre
piensas en nosotros, cuidas siempre de nosotros; eres siempre nuestro
Salvador."
2. Penitencia.
a) Si Jesús es tan bueno con nosotros, ¿cómo ha de ser nuestra vida?
Debiéramos pensar en Él, hacerlo todo por Él, hablar a gusto de ÉI... Hacer
una visita en secreto a la iglesia, luchar valientemente contra el mal,
defender el bien, ser veraces, evitar la mentira, Confesar acaso que soy
egoísta, perezoso, no me gusta orar, soy pendenciero, no ayudo de buen grado
al prójimo.
b) Cada uno reflexiona sobre sus culpas y pide perdón,
c) El sacerdote recita la oración y todos respon-den: "Perdónanos, ¡oh
Jesús!" El sacerdote puede emplear los siguientes datos para hacer la
oración: "porque pensamos tan poco en ti; porque te somos tan poco
agradecidos; porque hablamos tan pocas veces contigo; porque te amamos tan
poco, Rezamos distraídos; con frecuencia rezamos a disgusto; rezamos sin
amor. Olvidamos lo que tú has hecho por nosotros; lo que haces continuamente
por nosotros; lo que tú deseas hacer por nosotros, Porque pecamos contra ti;
no cumplimos tus mandamientos.
Porque hacemos tan poco por ti y por tu reino; te damos tan poca gloria...
"Perdónanos, ¡oh Jesús!
3. Amor.
a) Pensemos en el corazón de Jesús y en que el Salvador nos pide que amemos
a todos los hombres. Nos alegramos porque Jesús nos ama. Jesús me ve, me
mira y me muestra su corazón.
b) Los niños reflexionan sobre la dicha que es el ser amados por tal
Salvador,
c) El sacerdote recita la oración, sin que los niños respondan, con los
siguientes pensamientos: "Tú eres bueno. Tú conoces todo lo mío, ves mi
corazón; yo no quiero ocultarte nada, Guíame como tú quieras. Tú lo sabes
mejor que nadie, Nadie me ama tanto como tú, que eres mi mejor amigo. Quiero
contártelo todo a ti. Quiero hacerlo todo contigo y por ti. Tú te alegras en
mis recreos y juegos, en mis risas, en toda mi vida de niño si yo no cometo
injusticias ni pecados, Tú quieres hacerme dichoso y feliz. Yo quiero buscar
tu dicha. Ayúdame a que persevere en el bien. Quiero ir conociéndote cada
vez mejor, conocer tus planes, tus pensamientos, tus deseos. Quiero estar
cerca de ti, a la sombra de tu amor".
4. Petición,
a) ¡Tenemos que pedir! Podría ser de otro modo si Jesús lo hubiera
dispuesto. Pero tenemos que pedirle. Jesús tiene las manos colmadas de
gracias. Nosotros pediremos cosas grandes, importantes. Jairo fue escuchado,
y nosotros lo seremos también. ¿Qué es lo más importante? ¿Cuáles son las
cosas grandes? (¡comentarios con los niños!)
b) Cada uno hace en silencio sus peticiones más importantes.
c) El sacerdote va diciendo la oración y los niños responden: "Te rogamos,
Señor, que nos oigas., "Que aumente cada día el número de los que te
conocen; de los que llegan a tu verdad. Que se propague tu Iglesia; crezca
el amor en los corazones. Que haya muchos valientes que luchen por ti. Que
te glorifiquemos en todo tiempo; te demos alegría. Danos sacerdotes buenos;
santos misioneros; el pan cotidiano, la paz en las familias; la paz en el
mundo; la redención del odio y de la envidia; de todos los pecados y de
todos los males. Que estemos en todo tiempo unidos a ti. Que seamos siempre
tuyos".
E. Palabras finales
Hemos tenido una hora grata de oración. Esto ha alegrado a nuestro
Señor, Vamos a terminar entonando un canto.
EJEMPLO TERCERO:
JESÚS ORA EN LA MONTAÑA
Este ejemplo es más apropiado para los niños mayores, porque es de
mucha interiorización, Consideramos aquí no tanto un acontecimiento externo
o algo que ocurre a los ojos del cuerpo, cuanto las cualidades y
disposiciones del corazón del Señor, En la respuesta, que debe surgir del
corazón de los niños, hay que ir muy al detalle y muy concretamente, si bien
el catequista ha de evitar el recurso a medios arbitrarios por obtener un
éxito aparentemente mejor, Se darán más brevemente las indicaciones, siendo,
por tanto, necesaria una mayor labor personal.
A. Ambientación
Comenzamos en forma parecida a la primera "hora de san Juan",
tratando de captar y considerar los deseos del corazón de Jesús, lo que
ocurría en su corazón.
B.
Consideraciones ante un cuadro mural
Jesús ora, Todo está oscuro. La noche se cierne sobre los campos y
los prados. En la aldea toda la gente está durmiendo. Una luz sigue
centelleando. Jesús está en el monte y velando por todos. Consideremos un
momento todo lo que durante el día ha hecho Jesús.
1. Jesús ha curado a muchos enfermos, ha hecho el bien para gloria de Dios,
Pero no se siente del todo dichoso,
a) Unos le buscaban solamente por conseguir la salud. No les interesaba
oírle. Jesús, sin embargo, es el mensajero de la buena nueva del reino de
Dios que se aproxima. Piensa: "He venido a traer fuego a la tierra..."
b) Otros escuchan el mensaje de Jesús, pero son torpes e inconstantes.
2. Jesús sube al monte.
a) Los enfermos se han dispersado, la gente ha ido a dormir. Jesús los ve
partir. Él sabe bien que solamente le puede ayudar la oración.
b) Sus ansias de estar con el Padre, de estar en silencio y calma con Él, se
despiertan en Jesús, Quiere vaciar su corazón en Dios. Allí todo es tan
puro, tan santo, tan amplio y grande...
3. La oración, Jesús llega a lo alto de la montaña, Está cerca del cielo. El
silencio y la soledad le rodean. Un sentimiento de profunda reverencia se
apodera de Él. Se postra de hinojos. Una santa aspiración le embarga.
Levanta los brazos.
a) Jesús mira al Padre, Salta una torrente de su corazón divino. Conoce la
gloria, la pureza, la bondad del Padre, Como llamas invisibles de fuego
brotan de su corazón, Se entrega al Padre. Éste es su refrigerio, su
descanso, un santo desprendimiento y vaciamiento de sí mismo,
b) Jesús ve la invitación de Dios. Si comprendieran los hombres lo que Jesús
le ha ofrecido... ¡El reino de Dios! ¡Una meta, una vida, una eternidad!
Todos se verían embargados de entusiasmo.
c) Jesús mira a los hombres; mira hacia abajo. Aquí, en el cuadro, la aldea
está en la oscuridad, Allí están los hombres, entre los que se encuentran
los apóstoles, a los que Jesús había dicho: "¿Cuánto tiempo he de soportaros
todavía?" Allí están los hombres mundanos, que apenas saben otra cosa que
comer y beber; los malos, los que están contra Jesús. Éstos son otras tantas
espinas clavadas en el corazón de Jesús. ¿Merece la pena hacer todavía algo
por esos hombres? Jesús ve la caza espectacular que Satán hace de ellos.
d) Jesús se ofrece como víctima expiatoria. ¿Acaso dirá Jesús: a ¡Estos
hombres no quieren, no lo merecen! "? No, Jesús se ofrece al Padre. Todas
las espinas de los pecados han de punzarle, se clavarán en su corazón
sagrado, Jesús piensa: "Las cogeré todas y las quemaré en mi corazón." Un
fuego santo nos asedia a todos los hombres. Se apodera de todos los pecados
y los funde en su amor. ¡Qué hermoso que Jesús esté presente y pueda y
quiera obrar así!
C. Canto
Inclúyase aquí un canto apropiado al tema que estamos meditando.
D. Jesús mira a nuestra
parroquia
Hay que procurar aquí que los niños reflexionen sobre cómo el Señor
se preocupa de su parroquia y ve sus virtudes y defectos, Al considerarla
con los niños, se utilizarán solamente trozos escogidos del material
presentado.
El mismo Señor sigue todavía mirando al mundo; hoy lo hace desde su gloria.
¡Mira también a nuestra parroquia! Ora por nosotros al Padre. ¿Qué le dirá?
El sacerdote enumera aquí algunas cosas que son gratas a los ojos de Dios y
algunas otras que constituyen el desorden y la culpa.
1. Jesús mira a las familias creyentes. Ve la oración de los niños, cómo por
las tardes echan una mirada retrospectiva sobre el día, examinando lo que
han hecho de bueno y de malo ante Dios; ve a los padres que rezan. Se alegra
de que su redención dé buenos frutos en la familia.
2. Jesús mira a los que asisten tibiamente a la misa del domingo: ve su
indiferencia, su falta de devoción, cómo llegan tarde, ¡Qué bueno sería que
todos pidieran grandes gracias para toda la comu-nidad parroquial!:la
conversión de los pecadores, de los incrédulos, de los paganos. Pero son
pocos los que oran verdaderamente. Por eso, ¡cuánto tiene que sufrir el
Señor!
3. Jesús mira a las asociaciones de los jóvenes, Todos ellos tenían que
saber orar bien, ser buenos auxiliares. De ellos tenía que salir un fuego
sagrado, Hay muchas cosas buenas en ellos, pero no basta. ¿Qué desea el
Señor?
E. Nuestra respuesta
1. Acción de gracias y alegría.
a) Indicación de la materia: El Señor vela por nosotros, piensa en nosotros,
expía por nosotros, ora por nosotros, nos acoge en su amor, Nos atrae con su
gracia a la oración, toca nuestros corazones, nos socorre en la tentación,
nos brinda alegría en la práctica del bien,
b) Oración en silencio,
c) Todos responden: "Tc damos gracias, ¡oh Jesús!" El sacerdote recita:
"Porque tú siempre te acuerdas de nosotros; nos amas; no nos olvidas y velas
por nosotros; pides por nosotros; eres solícito por nuestra vida; nos
perdonas; no nos abandonas, ni siquiera cuando pecamos, ni aunque seamos
desagradecidos; porque nos amonestas; porque nos conservas; nos llamas." "Te
damos gracias, ¡oh Jesús!"
2. Expiación,
a) Indicación de la materia: Muchos hombres son fríos, tibios e
indiferentes... En nuestra parroquia se peca también mucho, ¿Cuáles son
nuestras propias faltas? ¿Falta de caridad, egoísmo, falta de fe, pereza en
la práctica del bien...?
b) Oración en silencio.
c) Todos responden: "Te rogamos, Señor, que nos perdones." El sacerdote
recita: "Porque pensamos tan poco en ti; olvidamos tu amor; agradecemos tan
poco tu amor; somos con frecuencia tan indiferentes; tan perezosos; oramos
tan mal; nos esforzamos tan poco; nos preocupamos tan poco de tus deseos.
Porque no oramos por otros; somos tan poco celosos, Por tantos hombres que
te abandonan; tantos en que tu amor se ha enfriado; tantos que son tan
mundanos. Por los que son traidores a tu reino; inducen a otros a pecar."
3. Peticiones.
a) Indicación de la materia: Dios puede transformar nuestra debilidad, hacer
florecer bien en lo oculto, encender la alegría en el corazón. Muchas veces
un pequeño grupo se convierte en fuente de grandes cosas, muchas parroquias
son una bendición para toda la Iglesia. ¡Si fuera éste nuestro caso!
b) Oración en silencio.
e) Todos responden: "Te rogamos, Señor, que nos oigas." El sacerdote recita:
"Haz que te conozcamos cada día más; que te amemos; dígnate encender en
nosotros el fuego de tu amor. Haz que te confesemos con valor; que seamos
capaces de sacrificarnos por ti; que pidamos de buen grado por otros.
"Haz que los pecadores se conviertan; que los caídos vuelvan a levantarse;
sostiene a los hombres
que son tentados; fortalece a los misioneros; atrae a tu corazón los pueblos
paganos; convierte a Rusia; convierte al Japón; que ninguno de nosotros te
sea infiel; que crezcamos siempre en tu gracia; nos alegremos siempre en ti;
te complazcamos todos los días."
F. Palabras finales
Con unas palabras salidas del corazón, el sacerdote expresa cuán
hermoso sería que tomáramos parte en las preocupaciones del Salvador, cuánto
se alegraría de ello y cuánto bien podemos hacer a los demás hombres por
medio de la oración. Hay que evitar que esta hora deje a los niños
impresiones dolorosas o de aburrimiento, Por el contrario, todo debe
llevarlos a la alegría, que es el clima del corazón juvenil, y a la acción.
PERSPECTIVAS
Desde principios de siglo hemos avanzado mucho en el conocimiento
del niño y de su receptividad y evolución religiosas, Actualmente está en
boga la doctrina de los métodos intuitivos y de los ejemplos concretos;
damos más lugar a la actividad personal del niño en su instrucción;
utilizamos los cuadernos de notas, los ejercicios preparatorios y los
subsiguientes a la instrucción; estudiamos las posibilidades de expresión y
de asimilación que tiene el niño en las escenificaciones catequísticas y en
las actividades de dibujo, pintura, etc.
Si nosotros nos hemos esforzado por despertar y encarrilar las facultades
religiosas de los niños, mostrando cómo pueden activarse en las distintas
formas de la meditación, es porque creemos que todo ello debe computarse
entre los fundamentos de la formación religiosa y de los métodos de la labor
catequística.
¡Ojalá todos comiencen por aquí su propia práctica! ¡Ojalá la
interiorización aparezca en los manuales como la forma normal de enseñanza y
de formación! ¡Ojalá lo aprendido influya también en que los catequistas
mismos desarrollen más su propia interioridad, comunicándose a los niños,
para que aprendan a creer y a vivir de la fe en medio de este mundo
tecnicista y alejado de Dios!
Versión española de José Luís ALBIZU, O.F.M., sobre la edición original
alemana Die Führung der Kinder zur Meditation de KLEMENS TILMANN, publicada
en el año 1960 por Echter Verlag, de Wurzburgo,
NIHIL OBSTAT: el censor, Dr. JUAN TUSQUETS, Pbro., Prelado Doméstico de S.
S,
IMPRÍMASE: Barcelona, 5 de noviembre de 1960 t GREGORIO, Arzobispo-Obispo de
Barcelona
Por mandato de Su Excia, Rvma. ALEJANDRO Peal, Pbro., Canciller-Secretario
Editorial Herder, Barcelona (España) I961 N° regto, 142-61