10 buenos propósitos para recordar y poner en
práctica en nuestras familias en el nuevo año
Estos diez principios se pueden aplicar siempre en la familia, pero el
inicio de año es una buena excusa para repasarlos y hacer propósito de
mejorar en ellos.
1- Disponibilidad
Consiste en dedicar tiempo (¡que es lo que menos tenemos!) a atender a
nuestros hijos y esposo/a. Con los adolescentes, por ejemplo, no vale lo de
"este tema ya lo hablaremos el sábado con tranquilidad, cariño". Para el
sábado, tu hija de 13 años ya se ha emborrachado con una amiga y van a hacer
lo que se les ocurra, porque el padre estaba deslocalizado, como las
empresas. Hay
que estar disponible, porque hay problemas que sólo se arreglan en el
momento en que el otro se anima a plantearlo y
pide ser escuchado. Recordemos que nuestros padres, al morir, sólo nos dejan
realmente el tiempo que pasaron con nosotros. Demos tiempo al otro.
2- Comunicación entre padres e hijos
Que los padres hablen menos y escuchen más. En muchas familias, cuando un
padre o madre dice "hijo, tenemos que hablar", el chaval piensa "uy, malo,
malo". ¿Por qué? Porquesabe
que los padres cuando dicen "tenemos que hablar" quieren decir "te voy a
soltar un discurso por algo tuyo que no me ha gustado". Esto
cambiaría si los padres se hicieran un propósito: dedicar el 75% a escuchar
y sólo el 25% a hablar.
Escuchar a los hijos (o al cónyuge, a cualquiera) es un esfuerzo activo. Hay
que soltar el diario, quitar el volumen de la TV, girar la cabeza hacia
quien te habla, mirar a los ojos, expresar atención. Eso es escucha activa,
que es la que sirve para mejorar la autoestima de tu familia.
3- Coherencia en los padres, autoexigencia en los hijos
Uno es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y
misma cosa. No
tiene sentido decirle a los niños desde el sofá: "eh tu, ayuda a mamá a
quitar la mesa". Hay
que dar ejemplo primero.
Tú, padre, has de quitar la mesa durante 5 días, que te vean. El quinto día
dices a tu hijo: "venga, ahora entre los dos". Y dos días después: "estoy
orgulloso de ti, ahora ya has aprendido y ya puedes quitar la mesa tú sólo".
Y él se sentirá orgulloso de quitar la mesa. Así aprenden
a autoexigirse, que es mucho mejor que tenerlos vigilados 24 horas al día. Esto
es un progenitor potenciador, motivador, animador y protector al mismo
tiempo.
También pedimos a los niños que estudien pero ¿nos ven a nosotros estudiar,
leer revistas de nuestro oficio, ponernos al día en nuestra especialidad? Hemos
de poder decir: "mira, hijo, nosotros también estudiamos".
4- Tener iniciativa, inquietudes y buen humor, especialmente con el cónyuge
Estos tres factores son útiles para la autoestima familiar. En España el
buen humor no suele escasear. Pero la rutina es un enemigo en las relaciones
conyugales y con los hijos. El punto clave es que haya creatividad e
iniciativa en la vida de pareja y eso se contagiará a toda la familia. Las
mejores horas deben ser para compartir con el esposo o esposa.
Ser papá o mamá no debe hacernos olvidar que somos "tú y yo, cariño,
nosotros". Creatividad e iniciativa protegen a la pareja de la rutina.
Cuando hay rutina, es fácil que uno de los dos busque la "magia" añorada
fuera, en otras relaciones. Por el contrario,
si la pareja va bien, los hijos aprenden su "educación sentimental"
simplemente viendo cómo se tratan papá y mamá, viendo
que se admiran, se halagan, se alaban, son cómplices. "Cuando
sea mayor trataré a mi mujer como papá a mamá",
piensan los niños entusiasmados. Eso les da autoestima.
5- Aceptar nuestras limitaciones y las de los nuestros
Hay que conocer y aceptar tus limitaciones, las de tu cónyuge, las de tus
hijos. Pero es importantísimo no criticar al otro ante la familia, no
criticar a tu cónyuge ante los niños, o a un niño ante los hermanos,
comparando a un hermano "bueno" con uno "malo". Eso hace sufrir al hijo y le
quita autoestima. Es mejor llevarlo aparte y hablar.
6- Reconocer y reafirmar lo que vale la otra persona
Seamos sinceros: no tiene sentido que andemos llamando "campeón" a nuestro
niño que nunca ha ganado nada. Si
ha perdido un partido de fútbol, no le llames campeón.Ha
de aprender a tolerar la frustración, acompañado, eso sí. También hemos de
saber (grandes y pequeños) que somos buenos en unas cosas y no en otras. "Hijo,
pareces bueno en A y en B, pero creo que C no es lo tuyo". Reafirmemos
al otro en lo que vale, y se verá a sí mismo como lo que es, una persona
valiosa.
7- Estimular la autoestima personal
Uno se hace bueno a medida que va haciendo cosas buenas. Es importante que
lo entiendan los hijos. Lo que se hace es importante: hacer cosas buenas nos
hace buenos a nosotros. Esta idea ayuda a tener autonomía personal, hacer
las cosas por nosotros mismos, para mejorar nosotros.
8- Diseñar un proyecto personal
No irás muy lejos si no sabes donde quieres ir. Quedarte quieto no es
factible, uno tiende a volver a quedarse atrás. Has de tener un proyecto
personal para crecer, y atender y ayudar a discernir y potenciar los
proyectos de los tuyos.
9- Tener un nivel de aspraciones alto pero realista
Hemos de jugar entre lo posible y lo deseable. Si aspiramos alto, nos
valoraremos bien, tendremos autoestima. Pero, ¿es factible? Debemos conjugar
un alto nivel de aspiraciones con la realidad de nuestras capacidades y
recursos.
10- Elijamos bueos amigos y amigas
El individualismo es el cáncer del S-XXI. Nosotros y nuestros hijos estamos
atados a máquinas gratificantes: el DVD, la TV, la videoconsola, Internet...
El trabajo en solitario va minando la amistad verdadera. ¡Los amigos
comprometen mucho y al individualista no le gustan los compromisos!
Sin embargo, necesitamos más que nunca amigos humanos, personas, grandes y
buenos amigos, con los que compartir muchas horas, conversaciones
sinceras y cercanas,
amistades de verdad, que te apoyen y te conozcan auténticamente, que
te acepten con tus fallos y potencien lo mejor en ti. Seleccionar
amigos así para ti y para los tuyos es la mejor inversión.
Una familia que trata de seguir estos principio contribuye a mejorar la
estima en sus hijos y la autoestima en ellos mismos. Hay finalmente 3 ideas
más a considerar:
1) Según Chesterton, lo natural tiende a lo sobrenatural mientras que lo que
no se sobrenaturaliza se desnaturaliza. Es cierto. Hemos de entender que la
autoestima, el amar y el amarse, es sobrenatural. ¿Has
pensado en cómo te ama Dios, en lo grande, lo sobrenatural de Su amor por
ti? Piénsalo.
Eres muy especial para Él. Cuando vivas este amor, comunícalo a tus hijos.
2) Buena parte del sufrimiento inútil en el mundo se produce porque en
algunas ocasiones en las que deberíamos dedicarnos a pensar, nos ponemos a
sentir;
y en ocasiones que son para sentir, nos ponemos a pensar. Evitemos este
sufrimiento inútil: hay momentos para pensar y momentos para sentir.
3) Si luchas, puedes perder, pero si no luchas ya estás perdido. Si
luchas por tu vida familiar, no estás perdido.
Recuerda esto: El Amor no es un sentimiento...es una actitud